miprimita.com

Mi Experiencia en el mundo del porno (1)

en Grandes Series

Mi Experiencia en el mundo del porno. Capitulo 1

Durante el mes de vacaciones que tenía en mi trabajo como azafato de vuelo, aprovechaba para ir a la playa todas las mañanas. Después de todo el año viajando forzosamente rodeado de gente, en vacaciones me apetecía hacer una vida sedentaria y solitaria. Por ese motivo me desplazaba a un pueblo costero de Levante donde alquilaba un pequeño apartamento en primera línea de mar. Todas las mañanas bajaba a la playa. Era una playa bastante grande, de unos 2 kilometros de arena fina que acababa con un pequeño cabo rocoso. Los primeros días bajaba al tramo de playa que caía justo enfrente de mi apartamento pero el exceso de gente y de ruidos me obligaron a buscar otra alternativa. Así que un día me fui andando hasta el cabo y cuando lo atravesé me encontré con una playa nudista de la que desconocía su existencia. Me sorprendió que hubiera tanta gente y que la tranquilidad fuera tanta, sin carreteras cerca, ni chiringuitos, ni apartamentos…era un auténtico paraíso.

Así que el día siguiente cogí la toalla, el bronceador, un libro y me fui andando hacia la playa nudista. Era muy pronto, las nueve de la mañana, y en la playa apenas había gente. Soy bastante vergonzoso así que opte por no hacer nudismo. Nada me obligaba a ello, estaba en mi perfecto derecho de quedarme con el bañador puesto. Me tumbé en la toalla, algo alejada del mar y me puse a leer. La playa se iba llenando poco a poco. La mayoría de gente que iba eran jóvenes. Grupos de chicos, grupos de chicas, parejas, gente que iba sola…Aunque estaba allí con toda naturalidad no podía evitar levantar la vista del libro para ver a algunas chicas impresionantes, esculturales totalmente desnudas y morenas. Era realmente excitante ver sobretodo como se quitaban la ropa nada más llegar o como se secaban delicadamente el cuerpo al salir del agua.

Empecé a sentirme incomodo al ver que era el único o de los pocos que no iba desnudo en la playa. Pensarían que era un mirón y esto no me hacia concentrarme en la lectura del interesante libro que llevaba entre manos. Cuando me estaba bañando pensé que en esa playa no había gente a la que conociera y además no tenia un mal cuerpo como para avergonzarme a enseñarlo. Había pasado todo el año en el gimnasio y la verdad es que había logrado tonificar bastante mi cuerpo y coger bastante volumen. Además iba totalmente depilado, una amiga me lo hacía por lo menos una vez al mes. Por cierto, ahora que caigo, me llamo Toni y tengo 24 años. Soy moreno, con el pelo muy corto, ojos negros y mido 178 cm. Así que dentro del agua me quité el bañador y salí totalmente desnudo luchando porque las olas no me tiraran. Lógicamente nadie me miró, el ambiente era de naturalidad total.

Cuando llegué a la toalla cogí el bronceador y me di bastante por las partes…ya sabéis cuales, que estaban bastante blancas. No voy a negar que estar desnudo, rodeado de gente desnuda y untándome de crema la poronga, era lo suficiente excitante como para que mi pene de 19 cm creciera algo. Me tumbé boca abajo en la toalla, una postura bastante incómoda si eres hombre y estas desnudo, por aquello de donde colocar el bulto. Hice un pequeño hoyo en la arena a la altura de mis genitales para estar más comodo.

Paso el día bastante bien. Me fui relajando y me lo tome con mucha naturalidad. Me atreví incluso a dar un pequeño paseo por la orilla sin poder evitar echar la vista a algunas espectaculares mujeres y porque no decirlo, también a la poronga de algunos chicos, por aquella manía que tenemos los hombres de comparar tamaños…

 

A partir de ese día fui siempre a la playa nudista. Durante unos cuantos días coincidí cerca de una chica de unos 30 años. Era pelirroja, con el pelo largo y rizado. Siempre llegaba con una toalla naranja y un pareo tambien naranja. Siempre me quedaba embobado mirando cuando se quitaba el pareo y se quedaba con un minusculo bikini morado de un tejido brillante. Me encantaban sus pechos, eran bastante grandes como de una talla 95, perfectos, lo más seguro que operados. Eran redondos y estaban bien firmes de hecho. El culito era de infarto. Llevaba un tanga también morado y era el culo más respingón que he visto nunca y con una piel muy tensa. Siempre empezaba quitandose la parte el sujetador, que no cumplía función ninguna, pues con o sin él sus pechos seguían igual de firmes y a la misma altura. Para quitarse la parte de abajo se sentaba en la toalla y levantaba ligeramente sus piernas mientras deslizaba el tanga por sus largas piernas. Iba totalmente depilada, incluso el chochito. Cuando se agachaba a coger algo del suelo se me paraba el corazón al tener a escasos metros y en primer plano ese culazo totalmente abierto. Más de una vez le pille mirándome el bulto, con nada de disimulo, a lo que yo respondía con una provocativa mirada a todo su cuerpo y una sonrisa picarona.

Cuando salía del agua se ponía de espaldas a mi y metía suavemente su toalla naranja entre la rajita de su apetitoso culo mientras sacudía su melena pelirroja para quitarse toda el agua. Cuando yo salía del agua correspondía sus gestos provocativos pasando pegado a ella y acariciándome la verga mientras le miraba fijamente.

Estuvimos en esa actitud durante dos días. La verdad es que se llevaba todas las miradas de los chicos de la playa y el socorrita siempre apuntaba con sus prismáticos hacia ella. Al tercer día me saludó cuando llegó a la playa. Fue todo muy rápido. Me dio una tarjeta suya y me dijo que no se podía quedar porque tenía que trabajar. En la tarjeta ponía que era fotógrafa. Cuando se fue y di la vuelta a la tarjeta había este mensaje escrito: Esta noche a las 12 en este mismo sitio.

Y yo, como un clavo, estuve allí. A las doce llegué a la playa que estaba totalmente oscura. La luna se reflejaba en el agua que estaba totalmente calmada. Me encontré con un par de parejas que follaban apasionadamente en la arena. Pero mi pareja de esa noche no estaba…o por lo menos yo no la veía. De repente vi una mano que me saludaba desde dentro del agua. No sabía si era ella así que tuve que entrar al agua para comprobarlo. Me desnude quedándome solo con unos slips. Conforme me iba acercando vi que si que era ella. Me saludo efusivamente y me pregunto mi nombre, pero antes de contestar no pude evitar lanzarme desesperadamente a su cuerpo desnudo. Nos besamos apasionadamente y entre beso y beso le dije mi nombre. Ella me cogía del culo y me apretaba fuerte contra su cuerpo mientras seguimos besándonos. Por lo menos estuvimos así durante un cuarto de hora, momento en el que acerque mis dedos a su chochito y empecé a acariciarlo y poco a poco a introducírselos. Ambos teníamos la respiración entrecortada. Nos mirábamos fijamente mientras mis dedos le penetraban. La textura de aquel coñito totalmente depilado era muy suave y mis dedos entraban y salían sin ninguna dificultad. Con la verga a punto de reventar me dispuse a follarla. Primero le metí solo la punta y estuve así un rato. Poco a poco deslice mi verga entera dentro de ella mientras que Sofía, así se llamaba, me abrazaba. Realmente era difícil penetrarla en el agua, con las olas que no nos movían constantemente. Metí mi cabeza entre sus grandes pechos, los chupaba, los besaba, mordía sus pequeños pezones mientras mi polla le seguía taladrando. Termine corriéndome dentro de ella y los dos casi al mismo tiempo. Después estuvimos en el agua abrazados, recorriendo cada uno con sus manos el cuerpo del otro. Yo deteniéndome y explorando bien su culo y ella masajeando mis testículos.

Cuando salimos del agua nos sentamos en la arena. Estuvimos hablando de nuestras vidas. Ella era fotógrafa para una revista de moda muy conocida. Yo le conté por encima como era mi vida y que hacia en ese pueblo ese verano. Me invitó a ir a su casa a darnos una ducha y tomar algo. Por supuesto que acepté su invitación.

Su casa era una planta baja construida como local comercial. La mitad de la casa era una nave sin nada, solo habian algunos instrumentos típicos de fotografa. La otra mitad era muy simple. Con las paredes pintadas en gris y sin apenas muebles ni lamparas, había una cama muy grande, un baño y una pequeñisima cocina. Nada más llegar a la casa se desnudó y me volví a quedar impresionado al ver su cuerpo desnudo. Me desnudé yo también pero cuando me fui a meter a la ducha con ella, puso su mano en mi pecho y me echó para atrás, pidiendo que me quedara fuera de la ducha. Entró en la ducha y cerró la mampara de baño, yo me pegué a ella esperando intuir en la imagen borrosa de su cuerpo que ofrecía el plástico que nos separaba, su cuerpo enjabonado.

Le oía gemir, cada vez más fuerte, y no pude evitar llevar una mano a mi verga y empezar a menearmela escuchando como sus dedos o quizas los chorros de agua hacían el trabajo que a mi me hubiera gustado hacer. No entendía porque había decidido no dejarme entrar en la ducha una vez que me había invitado a su casa. Terminé corriendome en el suelo del baño al tiempo que ella cerró el grifo.

Salió de la ducha con una toalla blanca que rodeaba su cuerpo y me ofreció entrar a ducharme. No quiso que cerrara la mampara. Abrí el grifo y deje que el agua fria recorriera todo mi cuerpo. Ella cogió una esponja con jabón y recorrió suavemente mi espalda, mis brazos, mi culo, las piernas…Lo hacía estupendamente. Luego me di la vuelta y me enjabonó el pecho deteniendose en comprobar la dureza del mismo. Cuando llego a mi polla me dijo: "Ahora dejaré la esponja y probaremos otro sistema de limpieza". Hacía escasos minutos que me habia corrido y a pesar de lo excitante del momento tenía la verga en total estado de descanso.

Empezó a besarme las ingles, a lamer con toda su lengua mis huevos, hasta que se llevó toda mi polla dentro de su boca. EL agua seguía corriendo por todo mi cuerpo y me daban escalofrios del gusto que sentía con aquella mamada. Me la estuvo comiendo durante 15 o 20 minutos y acabé corriendome (por tercera vez en esa noche) dentro de su boca. Terminamos la ducha y nos acostamos desnudos en su gran cama.

Para dormir me abracé a ella, con mi mano puesta en su caliente y palpitante chochito y con mi rabo bien pegado a su culo.

Era una noche calurosa y aunque ella estaba profundamente dormida yo no podía hacerlo. Me deslice hacia la parte baja de la cama, coloque mi cara a la altura de su culo, lo abrí con ambas manos y empecé a comerselo. Estaba buenísimo. Sé que ella se despertó porque arqueó aun más su cuerpo para que mi lengua tuviera más accesible su agujerito. Creo que estuve más de media hora comiendoselo, le mordía, lo masajeaba agresivamente, lo besaba, lo chupaba con gran excitación. Acabé destrozado y por fin dormido.

Me despertaron los primeros rayos de sol, pero me negué a abrir los ojos tan prontos. Sin embargo me despertó una luz más fuerte. Abrí los ojos y allí estaba ella. No estaba sola, estaba con otra chica. Tenía su cámara profesional y no para de hacerme fotos. Yo estaba en la cama desnudo, la sabana apenas me tapaba la mitad de mi pierna derecha. Tardé en reaccionar, pero cuando le pregunté que hacía ambas contestaron: "Serás nuestro próximo modelo"

Mi relación con la fotografa duró durante cerca de una año. Deje de trabajar como azafato de vuelo y empecé mi carrera como modelo. Sobretodo me contrataban para desfiles y fotos en ropa interior para importantes marcas comerciales. Empecé a aparecer en muchísimas revistas de moda y estilo masculinas, y empecé a ganar mucho dinero.

Cuando acabó mi relación, más sexual que emocional, con la fotografa, me encontraba en Nueva York haciendo una sesión de fotos para la edición norteamericana de la prestigiosa revista masculina men’s health. Fue allí donde me hicieron una propuesta económica irrechazable, era cine, pero cine porno. Dude durante unos días, me invitaron a ver un rodaje y me decidí a probar…Así acabó mi carrera como modelo y empezó mi intensa vida como actor porno…

Continuará en el capitulo 2

Espero vuestras sugerencias, críticas y comentarios!!

Toni.