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La Piscina

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LA PISCINA

Era una tarde calurosa de verano. Habían acabado ya las clases en la universidad. Como todos los veranos, me había ido a pasar unos días, no más de 10, a la casa que mis tíos tienen en el campo. Era una casa pequeña, rodeada de vecinos y con una pequeña parcela al aire libre donde había una piscina rodeada de césped.

Mis tíos trabajaban todo el día así que me pasaba el día allí solo, tomando el sol y bañándome relajadamente.

Me llamo Toni y tengo 24 años. Como os he contado estudio en la universidad Ciencias físicas y del deporte y por las tardes trabajo como monitor en un gimnasio de mi ciudad. Acabo de terminar una relación con una chica que ha durado cerca de dos años. Ha sido bastante doloroso, por eso me vino bien pasar esos días en la casa de campo de mis tíos. Pude pensar tranquilamente y relajarme. Al fin y al cabo no se acababa el mundo por terminar una relación, tenía muchas otras chicas, clientas del gimnasio, dispuestas para lo que quisiera.

Como habréis podido comprobar me encanta el deporte. Soy moreno de pelo y de piel, tengo el pelo muy corto y estoy bastante musculado ya que mi deporte favorito es el fitness.

En el campo de mis tíos aprovechaba para hacer nudismo y que me tomara bien el sol en todos los rincones de mi cuerpo. A pesar de que las viviendas estaban separadas por una valla y un seto verde, aprovechaba para tomar el sol desnudo cerca de un claro que había entre el seto, con el objetivo que la vecina, que estaba buenísima, pudiera verme. La chica en cuestión tenía unos 30 años, era una policía rubia, guapísima, con una figura impresionante y unos pechos que me volvían loco. Solía mirar por la valla cuando ella se bañaba en su piscina, con un diminuto bikini e incluso a veces haciendo top less, cosa que me excitaba terriblemente y que acababa en una paja desesperada.

Esta chica vivía con su novio. Yo lo conocía ya que era monitor de una piscina que pertenece al mismo dueño que el gimnasio en el que trabajo. Era un chico alto, también de 30 años, con un gran cuerpo esculpido por la natación: piernas fuertes, espalada amplia y marcada por multitud de músculos, brazos grandísimos y unos ojazos azules impresionantes. Nunca he ocultado que aunque me gustan las mujeres y prefiero mantener una relación con ellas, me siento atraído físicamente por los hombres, sobretodo si son como el vecino de mis tíos.

Una tarde de las que estaba solo, a eso de las 6 me puse el bañador para tomar el sol y luego a la piscina. Era un bañador rojo que se ajustaba bien al cuerpo. Extendí la toalla en el suelo, como de costumbre junto a la valla. Me puse bronceador por todo el cuerpo de modo que mi piel morena se puso brillante. Tenía algo excitante el ponerme el bronceador, sobretodo cuando pasaba mis manos con la crema sobre el duro pecho y me apretaba los pezones. Cuando terminé de ponerme el bronceador el bañador ya parecía que iba a reventar por la parte delantera, de la erección que tenía.

Me tumbé en la toalla boca arriba. Arqueando la espalda y separando el culo del caliente suelto, tiré del bañador hacia abajo, terminando por sacármelo por los pies. Mi polla quedó libre apuntando al sol desafiantemente. Me unté un poco de bronceador por la zona, más blanca que el resto del cuerpo puesto que hacia pocos días que me había depilado entero y me puse las gafas de sol.

 

No tardé mucho en oír ruidos en la casa de al lado. Me asomé a la valla, era el vecino. Iba con el torso desnudo y depilado al igual que yo. Llevaba un bañador azul claro que le hacía un culito delicioso. Se tiró al agua con un estilo impecable y salió rápidamente. Con el bañador pegado al cuerpo su polla se marcaba perfectamente, una polla larga para no estar erecta. Asomaba por encima del bañador un poco de vello púbico, que terminó por excitarme del todo.

Tuve que dejar de mirar cuando vi que se acercaba a la valla por donde le estaba mirando. Pensé que me había pillado, corriendo disimulé y me tumbe sobre la toalla como si nada hubiera pasado. Vi como se asomó y se quedó mirando mi cuerpo, no sabía como reaccionar, mi polla si, ya que seguía bien dura apuntando al cielo. Me moría de la vergüenza, era una situación muy incomoda.

¡Hola vecino! Me ha parecido que te habías asomado a la valla…

Si, eh…hola…eh….Si es que me ha parecido conocerte…¿tu no trabajas en una piscina? – le dije aunque sabía la respuesta de sobra.

Si, si. ¿has estado alguna vez?

No, es que la piscina en la que trabajas es del mismo dueño que el gimnasio en el que curro.

Ah! ¿Trabajas en un gimnasio?

Si, y además estudio ciencias físicas y del deporte…

Se nota, se nota…tienes muy buen cuerpo….A mi también me encanta el deporte. ¿Porque no pasas a mi casa y hablamos?

Claro hombre, un segundo y voy para allí.

Durante la corta conversación estuve tapando con las manos mi polla. No había pasado nunca tanta vergüenza, pero por lo menos había conseguido que me invitara a su casa. Me puse el bañador rojo ajustado y me fui para allí.

Cuando me abrió la puerta no pude evitar quedarme paralizado mirando su cuerpo. Ahora que lo tenía más cerca me parecía que estaba mucho más bueno si cabe. Su cuerpo parecía aun más grande, aun mejor definido. Su voz era también tremendamente atractiva, fuerte, varonil.

Tras estrecharnos la mano me invitó a pasar a una mesa cerca de la piscina donde había servido ya un par de refrescos con mucho hielo. No vendría mal el hielo para el calor que hacía y lo caliente que estaba.

Estuvimos un rato charlando sobre nuestros trabajos, sobre nuestro jefe. Durante la conversación no podía evitar clavar la mirada sobre su gran paquete que parecía metido a presión en ese bañador azul. El calor era insoportable. A los cinco minutos estábamos sudando.

Yo con tu permiso me voy a dar un baño. Si quieres puedes acompañarme. –me dijo.

Claro, me acabo el refresco y me tiro al agua.

Él se levantó de la silla, se ajustó el bañador y se fue a la ducha que había junto a la piscina. Encendió el grifo y el agua fría empezó a recorrer su cuerpo. Se frotaba con las manos su robusto cuerpo. Finalmente se quitó el bañador lentamente. Cuando se agachó para recogerlo de sus tobillos me dedicó un primer plano de su culito. Un culito redondo, moreno, a primera vista duro, seguido de unas fuertes pantorrillas. Al agacharse su culo se abrió y pude apreciar su delicioso ano. Aquella imagen casi hace que me atragantara con el refresco. Después fue tan rápido su salto de la ducha a la piscina que no pude entretenerme con la deseada imagen de su verga.

Saltó a la piscina de manera impecable. Su cuerpo se arqueó y sus grandes brazos se abrieron paso entre el agua. Llegó enseguida al extremo de la piscina más cercano a la mesa donde me acababa a pasos agigantados la bebida.

¿Vienes? Está realmente buena – dijo él.

Me levante. El me miraba desde dentro de la piscina, apoyado en el borde de piedra. Dude si quitarme el bañador. Le miré y me hizo un gesto con la cabeza que interpreté como una petición de que me lo quitara. Me puse de espaldas a él y me bajé el bañador. Cuando me di la vuelta no pudo evitar lanzar una sonrisa.

Me lancé a la piscina justo por encima de él y llegué al extremo opuesto. Él se acercó nadando con grandes y potentes brazadas. Estuvimos un rato hablando. Él constantemente se llevaba la mano a la polla como si estuviera estirándosela. Por los efectos del agua no se la podía ver bien, pero me parecía exageradamente grande.

Pude apreciarla bien cuando se impulsó sobre el borde de la piscina y se sentó en el borde, con los pies dentro del agua. Realmente era la polla más grande que había visto. Para no estar empalmada, era tremenda. Morena, solo con un poco de vello en la parte superior, gorda, gordísima y con un capullo sonrosado y brillante. Me invitó a que me acercara a él y yo obedecí.

¿quieres probar algo rico?

¿de que se trata? – le contesté disimuladamente

pues es algo gordo, gordo y grande.

Tienes muchas cosas gordas y grandes – le dije con una media sonrisa

Ya, pero ninguna como esta – dijo mientras señalaba con un dedo su verga.

¿quieres que te la mame?. Nunca me he mamado una polla

No quiero que me la mames, quiero que te la comas entera. Es toda tuya, te la mereces por haberme puesto tan caliente esta tarde.

Me acerqué a él. Metí la cabeza entre sus piernas. Cogí su polla por la base y empecé a dale pequeños besos por su capullo. No tardó en empezar a gemir y su polla en empezar a crecer. Me asustaba pensar que tamaño cogería aquella verga cuando estuviera empalmada.

Recorrí su polla con la lengua, la bañe entera de mi saliva y finalmente me la llevé a la boca. Era algo delicioso, su capullo casi llenaba mi boca entera. La verga crecía y crecía dentro de mi boca y yo cada vez mamaba a más ritmo mientras me cogía fuerte a sus piernas para no hundirme en el agua. Mi mano recorría todo su pollón cubierto de gruesas venas. Cada vez sus gemidos eran más fuertes. Me cogió de la cabeza y comenzó a controlar él el ritmo de la mamada. Era difícil metermela entera en la boca.

joderrr….la comes mejor que mi novia, estas hecho un experto – me decía entre gemidos…

Yo tenía la boca muy ocupada como para poder responderle. Esta disfrutando muchísimo de aquella mamada aunque no tuviera saliva suficiente para bañar entera tan gran polla. Tras varios minutos me dio la sensación que iba a correrse. Aparto suavemente mi cabeza de entre sus piernas. Se recostó en el suelo y agarrando fuerte su polla comenzó a meneársela. Ahora si que eran los gemidos bastante fuertes. Arqueó la espalda, contrajo su culito y en pocos segundos su fuerte pecho y vientre quedo inundado de su caliente leche. Nunca había visto a nadie tener un orgasmo igual, tan brutal. Se agarraba al césped, su mirada estaba perdida y le daban unos fuertes espasmos.

Quedó tumbado en el suelo, aun con los pies dentro del agua, con los ojos abiertos y la mirada perdida mirando el azul cielo. Salí de la piscina y me tumbé encima de él. Enseguida mi pecho se baño también de su leche. Le besé el pecho, el cuello y estuvimos un buen rato comiéndonos la boca mientras que con sus fuertes brazos me apretaba contra él y acariciaba mi culo. Nuestras pollas se rozaban, la suya sin erección y la mía completamente dura.

Empecé a comerle la oreja mientras le susurraba:

Ahora me toca disfrutar a mi…

¿Y que vas a hacerme?

Nunca te han follado ese culito?

No, joder…

Pues vas a probar algo rico. Me encanta tu culo, se ve tan duro…

Dame suave tio, que es la primera vez

Tu tranquilo, seré cuidadoso. Date la vuelta y enseñame ese culito que me voy a follar

Me quité de encima suya y el se puso a cuatro patas. Su culo quedo entero para mi. Lo acaricié. Pase mi mano por su raja, masajeado su ano. En una de esas suaves caricias acerque mi dedo pulgar a la entrada de su ano. Bastó hacer un poco de presión para que su culito se dilatara y se tragara entero mi dedo. El soltó un suave gemido y su cuerpo se puso en tensión.

Realmente era excitante la escena, aquel tio tan bueno, encima del verde césped, a cuatro patas dispuesto a ser penetrado por mi.

El dedo ha entrado muy bien. ¿te ha dolido?

No tio…méteme algo más gordo.

Metí la cara entre sus nalgas y comencé a comerle el culo. Pasé la lengua por toda la longitud de su raja, haciendo movimientos circulares en la entrada de su ano. Pronto la lengua empezó a entrar en él. No recordaba haberme comido nunca un culo tan rico. Su respiración mostraba lo excitado que estaba.

Decidí no avisarle cuando fui a penetrarle. Acerqué la polla a su culo y sorprendentemente entró entera, de un golpe, sin la menor dificultad. Él soltó un grito y mi polla se hundió dentro. Cogiéndolo de la cintura comencé a follarle, se la metía entera, hasta que mis huevos golpeaban en su culo. El me pedía que le diera más fuerte y así lo hice. Cada vez le embestía mas salvajemente. La presión sobre mi polla era tremenda y él gritaba de dolor y de placer.

Le follé lo más fuerte que jamás había follado a nadie. Con unas ganas tremendas de destrozarle el culito. Era una maravilla el tener a aquel pedazo de tío totalmente sumiso para mi. Me corrí dentro de él. Mi cuerpo se tensionó con cada chorro de leche, más de lo que lo había hecho nunca. Nunca había tenido un orgasmo tan fuerte. Me quedé medio inconsciente con una sensación de placer tremenda. Saqué la polla y me tumbé al lado de él, también roto por el dolor y lleno de placer.

Debimos pasar así varios minutos. Hasta que nos repusimos. El se levantó, se arrodilló al lado mío y me beso. Nos besamos durante muchos minutos. Finalmente se fue para la piscina. Mientras andaba, mi leche le resbalaba por los muslos. Se tiró a la piscina. Durante el salto pude apreciar como su gran verga se balanceaba libremente. Yo me fui a la ducha. Me limpié bien y me puse el bañador. Nos despedimos con una mirada de satisfacción mientras su mano masajeaba bajo del agua su dolorido culito.

 

El día siguiente, y a la misma hora, volví a salir a la piscina a tomar el sol. Desnudo y con un deseo increíble de que el vecino se asomara a verme. Él a la misma hora salió a su piscina y también desnudo se tiró al agua. Cuando salió se acercó de nuevo a la valla.

buenas tardes! ¿Cómo has pasado el día?

Muy bien, muy tranquilo y relajado. Pensando en ti –me atreví a contestarle

Yo tampoco me puedo quitar de la cabeza lo de ayer.

¿te gustó?

Mucho…

Espero que no te doliera mucho – dije en tono de disculpa

No tio. Me encantó, jamás había sentido nada igual. Follas muy bien, sabes. Muy muy bien…tanto que me muero de ganas de que lo repitas…

Y por que no cambiamos los papeles. Tienes una gran polla, me encantaría que me follaras tu a mi.

Te gustó mi rabo, a que sí?

Ya ves, fue una suerte que mi primera mamada fuera a un aparto tan grande y sabroso. Tu novia tiene mucha suerte.

La verdad es que me muero de ganas de destrozarte el culito, te voy a encular como nadie lo ha hecho nunca. Pero tendrá que ser mañana, hoy mi novia está a punto de llegar.

No se si voy a aguantar a mañana. Mira como me has puesto la polla solo de pensarlo.

Pues si quieres correrte bien a gusto mira la follada que le voy a pegar a mi novia aquí en el jardín dentro de unos minutos.

 

No se si me alegró más que me fuera a follar el día siguiente o que hoy pudiera ver cabalgando a la tremenda rubia que tenía por novia.

En efecto a los pocos minutos llegó la rubia. Imponente, con unos pantalones blancos que marcaban su delicioso culo y una camiseta roja ajustada con los dos pezones bien marcados. Él la esperaba en la piscina, tumbado en el césped, con el bañador azul que tanto me excitaba. La posición de sus manos tras la cabeza hacía que sus grandes bíceps resaltaran sobre todas las cosas.

Ella se acercó a él. Con una voz muy suave le preguntó que tal había pasado el día. Se arrodilló y le dio un beso mientras su mano se colocó directamente sobre el paquete. Yo estaba mirando tras la valla, por supuesto con el consentimiento de mi vecino, o mejor dicho, mi nuevo amigo.

Ella no tardó ni un segundo en quitarse la camiseta roja argumentando el tener un calor asfixiante. Sus pechos quedaron justo sobre la cabeza de su novio. Unas tetas deliciosas, grandes, redondas, firmes y sobretodo con unos pezones gordos como garbanzos. Él se avalanzó sobre su teta derecha y empezó a comersela. Le daba grandes lametones y pequeños mordiscos estirando el pezón. Dedicaría 5 minutos a comerle la teta derecha y unos 3 minutos en comerle la izquierda. A esas alturas la verga de mi amigo ya salía bien dura por el camal y era masajeada por su novia.

Le dejó los pechos brillantes con tanta saliva. Metía la cara entre ellos y los besaba desesperadamente. La rubia se quitó los pantalones blancos y el minúsculo tanga también blanco que protegía su depilado chochito. Hicieron un sesenta y nueve sobre el césped. Él le comía el chochito con unos lametones que hasta yo oía desde mi casa y ella le mamaba la polla con una maestría increíble. Me fijé para tomar buena nota. Era increíble que se metiera casi toda la verga en la boca, con lo grande que era.

La visión de la mamada que le estaba haciendo, de la polla dura, durísima a punto de reventar y de las tetas de ella balanceándose sobre el cuerpo de mi amigo casi hace que me corra sin apenas tocarme.

La rubia se dio la vuelta y se fue a sentar para ser penetrada. Pero en ese momento se inició una conversación que me tenía a mi como protagonista.

Espera un momento cariño – le dijo él

¿Qué pasa? No me hagas esperar, estoy muy caliente…

¿Quieres que probemos algo nuevo? Solo si tu quieres

A ver…

Tengo un amigo que está dispuesto a venir…

Un amigo?

Si, de hecho ahora mismo nos esta mirando

Que?! Donde?!

No te preocupes. Solo entrará si tu quieres que entre…

Lo que quiero es que alguien me folle ya, estoy realmente cachonda.

¡Pasa! – me gritó él.

 

Yo no me lo podía creer. Salté la valla y en un segundo estuve allí. Sin presentaciones me abalance a besar a la rubia. Besaba igual de bien que su novio. Mientras nos besábamos de pie, mis manos recorrían su espalda y su culito que tantas veces había soñado y me frotaba fuerte contra sus pechos, duros como me los había imaginado. Le arrime el paquete al chochito y también me froté todo lo que pude.

El placer era aun mayor porque el vecino recorría con su humeda lengua y sus manos mi espalda y mi culo.

Ella se separó de mi y se puso en la misma postura que su novio había estado el día anterior. A cuatro patas, todo su culito para mi solo. Sin ningún tipo de preliminares se la clavé de un golpe. Ella gimió pero no mostró ningún síntoma de placer.

Te gusta? Me moría de ganas de follarte el culo rubia. Me has puesto bien cachondo todo el verano, la de pajas que me he pegado pensando en ti…

No hables tanto y follame más fuerte.

 

Sus pechos se balanceaban salvajemente en cada empujón que le pegaba. Mis pelotas chocaban contra la entrada de su culo. Ya no se la podía meter más hondo ni más fuerte. El ritmo era frenético, al igual que nuestros gemidos.

Pero el placer fue aun mayor cuando la lengua del vecino entró en mi ano. Me quedé paralizado. Mi culo se abrió todo para él y él no dudó ni un instante en meterme su pollón también de un solo golpe. Dolió, mucho, pero tardo poco ese dolor en convertirse en placer. Pensaba que literalmente me iba a destrozar entero. Notaba cada vena de su polla dentro de mi ano y sus fuertes envestidas casi nos tiran al suelo en más de una ocasión.

Era un gustazo sentir sus pelotas golpeando contra mi y fue un gustazo cuando los potentes chorros de leche me inundaron el culo. Noté cada chorro, cada contracción de su polla. Yo casi me corrí al mismo tiempo en el culo de la rubia.

Acabamos de nuevo en el suelo, su novia y yo nos abalanzamos a su polla, nos peleamos por tenerla, por comerla, por limpiar cada rastro de semen que en ella quedaba. Mi ano tardó en cerrarse varios minutos, por lo que pude apreciar, el de la rubia también. Nos metimos en la piscina para refrescarnos. Hay fue cuando nos presentamos. Se llamaba Lucia y con ella me repartí los apasionados besos que su novio, quizás el tío más bueno y atractivo que he visto nunca en persona, nos dio mientras jugábamos en la piscina.

Un verano inolvidable.

 

 

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