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Fotos

en Hetero: General

Foto Uno

El buzón está hasta arriba de propaganda, para variar. El noventa por ciento va directo a la papelera que alguien, muy oportuno, puso al lado de los buzones. El diez por ciento restante aguantará hasta la papelera de casa.

Mientras espero el ascensor llega mi vecina. Nos saludamos y entramos en el ascensor. Advierte que llevo una pequeña bolsa y pregunta:

- Qué, ¿de compras?

- Bueeeno, una cámara digital. Este verano se me rompió la que tenía y me he comprado otra. Caprichoso que es uno.

Vivimos en un octavo, pero el ascensor sube rápido y la conversación da para poco más. Salimos, nos despedimos y nos metemos en casa. Somos vecinos de toda la vida, pero nunca hemos hablado mucho. Tiene más o menos mi edad y no está mal.

Me voy a mi cuarto y abro ansioso la caja de la cámara. Igual que un niño con zapatos nuevos. Quito todos los plásticos, tiro al suelo el libro de instrucciones y la enciendo. Por suerte viene con algo de batería y podré hacer unas fotos.

A los dos minutos de moverme por los menús recuerdo que la mejor forma de aprender es actuar, así que empiezo a tirar fotos como un loco. Monedas, llaves, cd’s, libros, sillas, cara, manos, piernas. Todo lo que veo es objeto de una foto.

Conecto la cámara al ordenador y las reviso. Me llama la atención uno de los autorretratos que me he hecho. Tengo detrás de mí la ventana que da a la habitación de Lucía, la vecina que me he encontrado antes en el ascensor. Le meto caña al zoom del photoshop y veo que sale al fondo. Está paseando, como yendo hacia el armario y no lleva ni camiseta ni sujetadores. Sonrío.

Creo un nuevo documento sólo con su imagen y la envío a imprimir. En el folio escribo ‘Se te ve todo’ y añado mi dirección de e-mail. La meto en un sobre y pongo: ‘Para Lucía’. Bajo a la calle y lo meto en su buzón, el octavo tercera.

 

Foto Dos

Martes por la mañana. Sin duda, el peor día de la semana. Voy al trabajo y lo primero que hago es mirar e-mail. Lo habitual es encontrar spam, virus y forwards de chistes vistos mil veces, pero hoy tengo la esperanza de encontrar algo más. Un ‘Hijo de puta destruye esa foto o te mataré’, un ‘cuanto quieres por los negativos’ o un ‘por favor, haré lo que sea con tal de evitar que esa foto salga a la luz’. Bueno, en realidad espero sólo un ligero enfado o un comentario gracioso. Lo que no espero es encontrarme lo que me encuentro: un e-mail con el asunto: ‘Faltaba esto’ y con una foto de un primer plano de su sexo adjuntada.

Me despierto de golpe y me pongo bastante cachondo. Evidentemente, sabe que soy yo. La foto delata claramente la posición desde donde se ha tirado y esa posición no puede ser otra que desde mi ventana. Y como tiene ganas de jugar, jugaremos.

Busco en Internet fotos de nubios en pelotas y escojo la de uno que la tiene muy grande y gorda. Está masturbándose así que está empalmado a tope. Recorto sólo la zona central, incluyendo polla, mano y culo. Pego la foto en un nuevo e-mail y pongo en el asunto: "si aquello es tuyo, esto es mío". Envío.

Foto tres

No me contesta el e-mail en toda la mañana. Le doy una importancia relativa, porque no tengo ni idea de donde trabaja y quizá no tiene e-mail. Me voy a casa a comer, me echo una mini siesta, me cambio y vuelvo a salir rumbo al trabajo.

Mientras espero el ascensor se abre la puerta de su casa. Sale corriendo y me dice "¿Tienes la cámara?". Asiento y se la dejo. Entramos en el ascensor y pulsa el botón cero. Se sube la falda de colores que lleva y levanta el pie hasta apoyarlo en la pared del ascensor. Yo quedo bloqueado entre su pierna y la otra pared. Dirige el objetivo hacia su entrepierna y dispara.

Al llegar abajo me devuelve la cámara y me susurra: "A ver si este ya te parece el mío". Abro la puerta y salgo del ascensor. Ella no sale y vuelve a subir.

 

Foto cuatro.

La tarde se ha hecho eterna pero a las seis y media vuelvo a estar en casa. He tenido tiempo de sobras para pensar lo que haría y ya lo tengo claro. Podría emocionarme y enviarle alguna foto a saco, pero de momento seguiré la pauta fotográfica que me marque.

Pongo la cámara para que dispare con 10 segundos de retraso y la coloco encima del escritorio, que más o menos queda a la altura deseada. Me desnudo y, como estoy bastante caliente por la parafernalia esta de hacerme las fotos, no hace falta casi ni tocarme para que alcanzar la erección máxima.

Me sitúo enfrente del objetivo y aprieto el botón. Me cojo la polla por la base con las dos manos y dirijo el glande al centro de la cámara. Salta el flash.

Vuelvo a darle al botón, me alejo un poco y me sitúo de perfil. Esta vez me pongo las manos en la nuca para que no tapen nada. Salta el flash.

Paso las fotos al ordenador. Han quedado bien. En la primera se ve el glande púrpura y un poco del resto de polla porque no estaba perpendicular del todo a la cámara. En la segunda se ve toda la polla de perfil, los testículos y el culo. También se ve un poco de cintura y piernas, pero las recorto porque no es lo que interesa de momento. Había pensado en poner una regla para que se hiciera una idea de las medidas, pero como no son nada del otro mundo lo descarté de buen comienzo.

Las adjunto a un e-mail y le escribo: ‘Estamos empatados. A ver que haces’.

Sigo desnudo y el estado de mi polla indica sin lugar a dudas que para relajarse va a tener que ser vaciada. Me estiro en la cama y me la cojo. Aprieto fuerte y muevo arriba y abajo. Tengo en mente sus piernas, su cinturita, sus pechos desnudos de la foto, su carita. Me corro encima del abdomen a los pocos segundos.

 

 

Foto cinco

Después de tomar unas cervezas vuelvo a casa, ceno y reviso el correo. Tengo un e-mail suyo por leer. Esto es como ‘Tienes un e-mail’ pero en versión porno. Y sin Meg Ryan ni Tom Hanks. No hay color, vamos.

- ‘Mírame bien. Ponte cachondo y ponme a mi."

 

En la foto adjunta sale estirada en la cama. Es una foto vertical tomada de forma que arriba queda la cabecera. El pelo le cubre la cara pero el resto del cuerpo se ve perfecto. Posa con las piernas abiertas, mostrando su coño depilado en primer plano. Tiene las manos debajo del culo, separando las nalgas. Se ven también las tetas, no muy grandes y con los pezones erectos. En dos palabras: foto porno.

Me pongo a mil. Me desnudo y cojo la cámara. La pongo en una estantería de forma que enfoque la pantalla del monitor y se me pueda ver a mí de lado. Pulso el botón de foto y me siento en la silla. Tengo diez segundos. Me aparto de forma que se me vea al lado de la foto que muestra el monitor. Me cojo la polla con la mano y salta el flash.

Ahora bajo la cámara para que apunte y quede a la altura de la cama. Pulso el botón de foto y me estiro en la cama, estirando la piel de la polla para abajo lo más fuerte posible para que se vea el capullo rojísimo e hinchadísimo. A diferencia de la foto de Lucía, la mía es lateral y se ve mi perfil echado en la cama.

Sombreo mi rostro en el editor y escribo un mensaje: ‘Esto es lo que has conseguido’

Miro por la ventana y veo que se enciende la luz del cuarto de Lucía.

 

Foto seis

Once minutos más tarde me llega un nuevo mensaje. Esta vez no tiene asunto ni texto, pero sí foto. La abro y veo su pubis afeitado y un mensaje escrito a bolígrafo: "Te espero ahora"

Cojo la cámara, me visto con lo primero que veo, cruzo el rellano y llamo a su puerta. Abre y me susurra "¿Querías algo?". "Me están esperando", le contesto.

Me toma la mano y me lleva a su habitación. Me detiene en la puerta para que vea quietecito como se baja las braguitas y se quita la camiseta. Se tumba en la cama y abre las piernas como en la segunda foto que me envió. "Vamos, que te están esperando", me dice.

Me desnudo y voy con ella. Acerco la cara a su pubis y escupo encima del mensaje. Lo borro con facilidad frotándolo con los dedos. Luego los bajo y le entreabro los labios. Acerco la boca y empiezo a mamarle el clítoris. Lo chupo, lo chafo, lo lamo. Ella intenta reprimir los gemidos, como si le diera vergüenza. Quiero que grite como una loca así que acelero la lengua y le meto un par de dedos en el coño. Y así, follándomela con lengua y dedos, grita como una loca y se corre por primera vez.

No hablamos. No nos conocemos.

Me tumbo encima y enfoco la verga hacia su coño. Muevo las caderas hacia delante y entro despacio, saboreando lentamente el placer de estar en ella. Vuelve a gemir tímidamente. Empiezo a bombear. Al principio no cojo el ritmo adecuado, no sintonizamos bien. Ella lo nota y me pone las manos en el culo. Aprieta para comprobar la dureza de mis nalgas. Después, comienza a marcar el ritmo de las embestidas. Lentas pero profundas. Es como si quisiera que le entraran también los testículos. Al poco veo que acelera el ritmo de suspiros y ya vuelvo a tomar el mando. Ella me pone las manos en la espalda y yo aumento la velocidad y dureza de mis embestidas. Vuelve a gemir como cuando le chupaba todo el sexo y de nuevo se corre. Entonces me dejo ir y también me corro.

 

Foto siete

A la mañana siguiente me despierto empalmado. Me levanto y al notar que me muevo entreabre los ojos y murmulla: "¿Marchas?". "Sí, es miércoles y tengo que ir a trabajar. Pero antes quiero hacernos una foto"

Cojo la cámara y vuelvo a la cama. Está tumbada mirando al techo. Le separo las piernas. Me pongo en medio y la penetro de forma que entre el glande. En la pantalla de la cámara se ve su sexo depilado y el tronco de mi verga penetrándolo. Los dos sexos juntos. Salta el flash.

- Nos faltaba esta. – le digo

- ¿Volverás?

- Claro. Sólo tienes que enviarme una foto.