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El vestuario de mis sueños

en Fantasías Eróticas

Era una noche cualquiera. La hora de cerrar habia llegado y me dediqué a apagar los ordenadores. Entré en la sala de fitness y apagué la música y las luces. Todo estaba muy tranquilo. Me acordé de que me faltaba apretar unos tornillos en el despacho, así que cogí las llaves de la galería, que es donde guardo las herramientas.

A la galería se accede por pleno vestuario, así que me dirigí hacia allí. Me sorpredí mucho cuando entré en el vestuario y escuche ruido de agua. Parecía que alguna ducha se habia quedado en marcha. Eso pensé, así que fui a ver.

Pero antes dellegar a entrar en la zona de duchas, me di cuenta que sobre unos de los bancos había ropa y una bolsa.

Por un momento me quedé quieto y sin saber que hacer. No sabía quien era. Pensaba que ya estaba sólo y se habían ido todos a casa.

Rápidamente tome la decisión de abrir la puerta de una taquilla que daba hacia el vestuario y me fuí a su parte trasera, justo en la puerta del vestuario. Es una suerte que estas taquillas tengan su fondo con una lámina de material lleno de agujeros para poder transpirar el interior de la taquilla. Los agujeros son lo suficientemente grandes para poder ver bien el otro lado sin que se pueda percibir mi presencia.

De repente me dí cuenta de que el ruido de la ducha había cesado, así que me quedé inmovil. No sabía muy bien si quedarme o salir. Tenía justo la puerta del vestuario a mi lado, pero estaba cerrada, y el ruido de abrirla me descubriría.

Tampoco sabía quien era. Pensaba que ya estaba sólo.

De repente la vi. Envuelta en una toalla blanca. Se quedó delante del gran espejo contemplando su cuerpo. Era ella. La chica que tantos sueños me traía a la cabeza.

Se fue secando muy lentamente. Era muy sensual sus movimientos. Se notaba que pensaba que estaba sola, y no tenía ninguna prisa. Acariciaba su cuerpo más que secarlo.

De repente, hizo algo que me congeló la sangre. De hecho, algo entre mis piernas se estaba alzando. Había dejado caer la toalla al suelo, mientras cogía un secador de mano para secarse su pelo.

Por fin había llegado la hora. Ese cuerpo lo tenía ante mi. Era precioso.

Seguí sin ninguna prisa toda su longitud. Tenía unas piernas perfectas, como es de suponer de una persona que trabaja en un gimnasio. Su culo me hizo estremecer. Era perfecto. El sueño de cualquier mujer. No le sobraba nada ni le faltaba ninguna curva. Soñaba con agarrarlo entre mis manos.

Su cintura bien delgada. No sé que medidas tiene pero tiene que estar muy cerca de la perfección buscada. Estaba de espaldas, pero cuando se giró y quedó totalmente frente a mi, no me lo podía creer. Era la perfección. Unas tetas, que sin ser enormes, se veían perfectas. Duras, bien puestas, y unos pezones que marcaban en punta.

"No sabía que hacer. Así que probé a entrar como si no supiera nada de que alli había alguien. Cuando entré ella estaba de espaldas secandose el pelo. Supongo que el ruido le impidió el escuchar que yo habia entrado y estaba en medio del vestuario y a escasos metros de sus curvas.

Entonces me vió por el espejo. Su primera reacción fue de sobresalto, pero se quedó inmóvil siguiendo su acción como si fuera lo más normal del mundo.

Ante tal invitación me acerqué y le dije en el oido en un tono muy bajo e íntimo que no sabía que estaba allí, pero me alegraba de verla.

Simplemente esbozó una sonrisa. Viendo su invitación me arriesgué y le bese la nuca. Un beso muy lento y dulce, recorriendo mis labios por sus hombros. Noté que suspiraba, así que me animé a continuar. Fui bajando por su espalda. Todavía la tenía empapada. Mi lengua iba recorriendo su figura, bajando muy lentamente, dando gracias al universo por aquel regalo. Cuando llegé a la altura de su culo, me quedé observando aquella maravilla. Le puse las manos en las caderas, y incliné mi cara hacía su culo. Era perfecto, olía delicias.

Escuchaba su respiración cada vez más continua y fuerte. Desplace mi cara por un lado para observar sus ojos. Eran preciosos. Me miró con cara de complicidad y los cerró como invitándome a continuar mi labor.

La cogí y en un movimiento rápido la puse sentada encima del mármol de cara a mi. Le hice un beso en su cuello, y fui bajando. Llegué a sus tetas. Tenía los pezones muy duros. Hacía tiempo que no veía unos pezones así. Invitaban a ponerselos en la boca, así que lo hice. Mis labios se hundieron en sus pezones. Con las manos le acariciaba toda la extensión de sus pechos. No sólo se veían bien, sino que al tacto aún eran mejor. Los apretaba, movía, ummm. Se me hacía la boca agua.

Me cogió con sus manos la cabeza y me la apretaba como signo de su excitación. En unos momentos me empujó la cabeza hacia su coño. Tenía muy poco pelo, el perfecto para que aquello se viera muy apetecible.

Y me empujó mi cara hacía su sexo. No sabía si la humedad que encontré era por la ducha o la había producido ella misma, pero me encantó su sabor. Era un sabor dulce y agradable. Y con el tacto humedecido no pude sino enseñarle todo lo que sabía hacer con mi lengua.

Me quedé muy sorprendido porque al cabo de muy pocos segundos se corrió en mi boca. Empezó a mover compulsivamente sus piernas, y a gritar de placer. Su rostro se veía en pleno cielo. Le miraba su cara mientras ella estaba gozando de su orgasmo.

Yo no hace falta que os explique como tenía os pantalones de chándal que llevaba. Llevaba unos boxers que apretaban bastante pero se notaba un bulto fuera de lo normal.

Ella, de un salto se bajó del marmol y me dijo en el oido, ahora sientate tu.

Me puse sobre el mármol, y me saqué la camiseta que ya me estaba sobrando.

Me acarició el abdomen, y cogió los pantalones y los bajó. Tenía una super erección. Me empezó a pasar su lengua por la parte superior de los boxers, mientras me miraba con ojos de vicio.

Con sus dos manos me sacó muy lentamente los calzoncillos. Se quedó observando. La imagen de una polla totalmente depilada sin ningún pelo en sus huevos, imagino que le gustó porque se quedó observando muy de cerca.

Llegó el momento que estaba esperando. Me besó la punta y observó que estaba tan mojada que un hilillo seminal se quedó entre sus labios y mi polla. Esa imagen me volvió loco. Sacó su lengua y se la pasó por los labios.

Que cosa más dulce, Dios mio, pensé. Eché mi cabeza hacia atrás cuando ella se introdujo muy lentamente toda la polla en su boca. Lo hizo muy lentamente, casi percibiendo cada milímetro de avance.

Sabía lo que hacía y se notaba. Con una mano me estaba acariciando los testiculos. Estaba muy encendido. Deseaba que no acabara nunca.

Al poco me indicó que me pusiera en un banco en medio del vestuario cara arriba. Lo hice y ella se acercó y se puso al revés para hacer un maravilloso 69.

Observé que su coño todavía estaba más húmedo que antes, lo que significaba que le excitaba mucho estar chupando mi polla. Estuvimos un rato así. Mientas le chupaba su coño, con las manos le abría su culo, y de vez en cuando se lo chupaba muy suavemente. Que imagen más caliente.

Era una experta en chupar la polla. Se notaba que le gustaba.

Lo que pasó me sorprensió hasta a mi. De repente, noté que iba a correrse, así que seguí con mi lengua trabajando en el punto donde estaba, y no tardó muchos segundos en lanzar un gemido inundando mi boca de su orgasmo. Creo que no hay nada que recargue más a un hombre que un orgasmo femenino en su boca.

Yo no tardé nada en tener un orgasmo brutal. Estabamos corriéndonos los dos a la vez, aunque observé que se quedó paralizada cuando vió que no había eyaculado. Lo había conseguido en algunas ocasiones, y es brutal la energía que te queda en tu cuerpo. Su primera reacción fue de mirar mi polla y ver donde habia ido a parar lo que suponía debería haber salido. Cuando ya se dio cuenta de lo que estaba pasando, continuo su labor.

No es muy normal, aunque cada vez se oye más, que el hombre tenga un orgasmo sin eyacular, pero desde luego es algo que todos los hombres tendrian que esforzarse en probar. Digo esfozarse porque no es fácil el separar mentalmente la eyaculación del orgasmo, aunque a nivel fisiólogico está demostrado que son dos procesos separados.

Cuando mi orgasmo fue descendiendo de intensidad, se levantó, y se dio la vuelta. Me miró con cara de agradecida y alucinada. Mi polla seguía con la erección total, así que se sentó encima mío y ella mismo se la penetró. Ahora podía verle sus tetas mientras ella se movía arriba y abajo.

Esa imagen es para plasmarla en una foto y guardarla en algun lugar secreto. Que cuerpo! Estuvo un rato follando hasta que tuvo un nuevo orgasmo. Era insaciable. Y cada vez más potentes. La sabiduría oriental dice que cada nuevo orgasmo te va regenerando algún aspecto de tu cuerpo.

La cogí por las cederas y la puse de espaldas contra el marmol y el espejo. Esa situación excita mucho porque puedes ver todo su cuerpo. La parte trasera y el resto por el reflejo. Le abrí un poco las piernas y la follé asi mismo. Era un movimiento muy rápido. Le iba abriendo su entrepierna a cada segundo varias veces. Estaba como loca, me pedía más y más. No iba a dejarla asi.

Creo que se corrió dos veces seguidas o fue un orgasmo muy largo, pero su rostro era de una belleza y excitación máxima. Su cara que siempre me habia parecido super sensual, con su expresión, estaba al limite del placer.

Estaba tan alucinada de esta experiencia que me pidió que me corriera ya, pero con mi leche. Le dije que me parecía muy bien, y que me dijera donde queria recibirla. Debía estar muy caliente, y a mi no os voy a contar como me puso cuando me dijo que me corriera en su boca. Que queria probar mi sabor.

Se puso de rodillas delante de mio y abria su boca. Yo me masturbaba delante de ella. Que imagen tan sensual, su cara delante de mi polla. No tardé casi nada en indicarle que ya llegaba, y se puso la boca en la boca. Me la chupó como pocas veces. No pude aguantar y me vino un super orgasmo. Mis contracciones estallaban en su boca. Por entre sus labios dejaba salir un poco de mi leche, y esa imagen aun me producia más excitación. Me enseño su boca abierta llena de mi leche. Que imagen. Esa imagen me serviría solo para mis momentos de aburrimiento. Se levantó y me besó. Dejaba caer su leche entre mis labios, sus pechos."

Estuve un poco más tras la taquilla. Ella ya se había vestido y maquillado. Me habia quedado embobado alli tras la taquilla. Abrí la puerta y entré en el vestuario. Se sorprendió y me dijo que pensaba que estaba sola. Le dije que yo tambien lo pensaba. Me dijo, pues un poco más y me pillas en bolas. Le respondí en confianza, que vaya mala suerte, que otra vez avise.

Su respuesta me dejó estremecido..

"Estaba pensando en ti".