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Volviendo a Casa

en Fantasías Eróticas

Mi marido es un pesado. Su obsesión por que le sea infiel no tiene limites. Reconozco que a mi me excita la idea, pero de ahi a llevarla a la practica hay un mundo.

Pero siempre que tenemos sexo, fantaseamos con ello. Le agradezco que nunca me haya empujado a hacer nada que yo no quisiera. 

Pero ayer fue toda una sorpresa. Hacía días que no teniamos sexo, y le notaba muy "cargado" tal como nosotros lo llamamos ciando hace días que no practicamos.

Aquella noche estábamos solos porque los hijos se habian quedado con sus primos, y era una buena ocasión para tener una velada romántica. Había ido a la peluquería y estaba Top.

Pero cuando llegué a casa, me estremecí. 

Había recibido un mensaje en el móvil que decía "Sube a tu habitación".

Los nervios se inundaron de mi nuevamente. Siempre me había dado miedo sus misterios, pero reconozco que siempre habían sido peores en mi imaginación que en la realidad. Alguna vez habia pensado que me habia traido a una tercera persona, pero no. Ahora se que nunca lo haria a espaldas mias.

En el ambiente sonaba una música chillout, y las luces estaban suavemente encendidas.

Entré en mi  baño. Estaba con velas, y la bañera llena con una ligera espuma y un agradable olor. 

Me desnudé completamente y entré en el agua para relajarme un rato. A veces estos regalos se agradecen más que otros regalos más caros. La temperatura era perfecta. Al recostar la cabeza en el cabezal de la bañera, vi una nota roja apoyada en la esponja.

La tarjeta decía " disfruta del baño. Tócate lo justo y necesario. Cuando salgas de la bañera abre la caja. Te amo"

Me fije que en un rincón del baño había una caja. Fuí obediente y aunque tenía curiosidad, no la abrí.

No pude evitar tocarme. Primero suavemente. Un poco los pechos. Luego mis labios. Que os voy a contar. La situación me superó y tuve que acabar alli mismo. No me cuesta mucho llegar al orgasmo. Ni tampoco repetirlo. Normalmente tengo entre 3 y 5 seguidos. Depende del día.

Así que cogí la toalla y me levanté y me sequé toda. Inquietada por lo que habría en la caja, la cogí.

Hice una respiración profunda y la abrí. Desde luego, la sorpresa fue máxima. Me esperaba algún juguete, algún regalo, no sé que pero eso no, pero realmente me sorprendió. Había otra pequeña nota donde decía "Haz realidad mi fantasía. Te amo".

La idea inicial de sorpresa me introdujo durante unos segundos una sonrisa en mis labios. "Si esto es lo que quiere, asi lo haré".

Me vestí con delicadeza. Me vestí de calle,  con zapatos altos, y un vestido. Me pinté los labios rojos, y mi perfume sensual. Sólo debía bajar un piso pero valia la pena.

No pasó mucho para que saliera preparada. Bajé las escaleras y llegué al salón. Justo antes de entrar hice un saludo a viva voz "Ya estoy en casa, cariño".

Entré en el salón. Mi marido estaba sentado en el sofá viendo un documental en la televisión.  Me dirigí con decisión hacia él, y justo de pié delante le dije:

- Hola. Ya estoy en casa.

- Hola mi amor. ¿Qué tal todo?

- Bien. Te traigo un regalo. Creo que te gustará. Me lo has pedido muchas veces.

 Se lo dije mirándole a los ojos para observar en todo momento su reacción. Una sonrisa diabólica se esbozaba en mis labios.

- ¿De qué se trata?

Me senté en el otro sofá. Cruce mis piernas y le pregunté :

- ¿Lo quieres?

- Si

- Pues ven. Dije mientras abría las piernas en un claro acto de invitación.

Se levantó de su sillón y se acercó.

- Bésame y chúpame toda si quieres tu regalo.

Esbozó una sonrisa mientras se arrodillaba a mis pies, y me empezó besando en los labios. Luego bajó a los pies, y me los chupó suavemente desde los pies hasta por encima las rodillas.

Yo le cogí suavemente la cabeza, y le hice el movimiento para que la pusiera cerca de mi sexo.

Se acercó a él, y vi por primera vez aquel rostro mezcla de excitación, humillación, y satisfacción.

- Aquí está tu regalo. Disfrútalo.

Me saqué las bragas y se las puse en su cara. Las olfateó como un animal en celo. Pude observar sus pantalones como se hinchaban.  No me podría creer lo que estaba viendo. Le había puesto unas bragas mojadas en su cara y eso le había excitado.

Estuvo unos segundos olfateándolas, pero realmente la excitación total le vino cuando me vió mi sexo. Mojado, con rastros blancos de leche masculina. Y mi sexo con signos de haber disfrutado previamente.

Abrí mis piernas bien abiertas y le ofrecí a modo de regalo mi sexo chorreante.

- Toma. Tu regalo. Lo he traido para ti. Límpiame toda que estoy muy sucia.

Nunca le había visto tan ido y excitado. Me chupó como nunca antes lo había hecho.

En aquel momento, pensé, quizás si que lo disfrutaría si se lo trajera lleno de otro macho. Quizás un día si se produjeran las circunstancias correctas, lo disfrutariamos los dos.

Porque normalmente tarda un rato en recuperarse para poder repetir, pero creo que no habrían pasado más de 20 minutos entre que me debería haber dejado el regalo de las bragas llenas de corrida suya en la caja. Cuando las vi, me produjo una mezcla de excitación y verguenza, pero tenía que probar que tal le sentaba a él tener el regalo que tantas veces me había pedido. Le amo.