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El mejor amigo de mi novia

en Gays

Hola, en esta historia me voy a llamar John, soy un chico de 18 años, mido 1’80, de cuerpo definido y 20 cms. de "instrumento".

Iba a 1º de bachillerato cuando ocurrió esto, me llevaba muy bien con toda la clase, y salía con la chica que me gustó a principio de curso. Mi estrategia para acercarme fue hacerme muy amigo de su mejor amigo, Maikel, un chico gay de 18 años también, y más o menos el mismo cuerpo que yo. Tanto me esforcé por caerle bien a su amigo que acabé gustándole, y me lo confesó, pero yo ya me había enrollado con Rachel (la chica) y no quería perder el rollo por una discusión entre Maikel y yo, por lo que le dije que me sentía alagado pero que yo era heterosexual.

Rachel era una chica de 1’70 de estatura, delgada, con una 85 aproximadamente y un buen trasero.

Todo comenzó en un día normal de clase. Entramos a la clase de lengua, y la profesora manda un trabajo en grupos de tres. Rachel decidió que lo hiciésemos los tres, y quedamos en casa de Maikel ese fin de semana porque sus padres se iban e íbamos a estar solos.

Llegué a casa de Maikel ese sabado, aún no había llegado Rachel. Me confesó que se sentía dolido por las cosas que le contaba Rachel, y me pidió que hablase con ella. Yo accedí. Estuvimos esperando por Rachel unos 10 minutos. Cuando llegó nos pusimos a hacer el trabajo.

Todo transcurrió con normalidad hasta que Maikel fue el baño. Rachel se abalanzó sobre mí besándome con lujuria hasta que oyó la cisterna del baño y volvió a su sitio. A partir de eso volvió la normalidad.

Rachel se fue antes de tiempo porque sus padre no podían venir a buscarla más tarde, por lo que nos quedamos Mike y yo solos.

¿Estás cansado? – me dijo. - ¿Quieres descansar un rato y vemos la tele?

Vale – contesté inocente.

Puso la tele y, haciendo zapping, llegó al canal de porno gay. Lo dejó puesto y me dijo.

¿Cómo puedes decir que no eres gay si no lo has probado?

Cámbialo – Contesté

Voy al baño – Dijo llevándose el baño sin que yo me diese cuenta.

Mi pene se estaba empalmando poco a poco. Pensamientos eróticos pasaban por mi cabeza, en ese momento pensaba en Mike como algo más que un amigo.

Cuando volvió yo disimulé mirando a los cuadros, pero no pude disimular el bulto de los pantalones. Se sentó a mi lado y me dijo.

¿Seguro que quieres que lo cambie? A mi me parece que te gusta – Señaló mi paquete.

Venga ya Mike, cámbialo tío.

Empezó a tocarme el paquete a través del pantalón mirándome a los ojos y yo me dejé, no podía aguantar las ganas que tenía.

Acercó su boca a la mía y me besó, cerré los ojos y disfruté del momento. Empezó a desabrocharme el pantalón, me los bajó y siguió tocándome a través de los calzoncillos. Ahí tomé la delantera, le quité la camiseta y empecé a desabrocharle los pantalones. Su pene estaba totalmente exaltado. Le bajé los pantalones y los calzoncillos y sin pensarlo dos veces bajé mi boca hasta su pene. Deslizaba su pene adentro y afuera con gusto. El gemía de placer. Finalmente agarró mi cabeza, me la levantó y me besó durante unos segundos, me bajó los calzoncillos y empezó a chuparme mi pene. El gusto de sentir mi pene en la boca de otro macho es indescriptible. Siguió durante unos minutos, hasta que se levanto, me bajó del todo los pantalones hasta quitármelos, y me dijo que me pusiese a cuatro patas, accedí un poco con miedo, pero quería probarlo.

Su pene empezó a introducirse muy poco a poco en mi ano, ante algunos suspiros de dolor. Cuando la metió por completo, fue sacando y metiendo lentamente, hasta que no sentí nada de dolor, simplemente un placer inexplicable. Siguió dándome por detrás durante un buen rato, cambiando posturas de vez en cuando, hasta que estuvo a punto de correrse. Entonces me di la vuelta y puse mi boca justo debajo de su pene. Empezó a disparar semen hacia mi boca. Estaba caliente, pero su olor y su sabor me ponían aún más cachondo, me lo tragué todo y le pedí que siguiera chupándomela. Me la chupo hasta que me corrí, estaba totalmente caliente después de todo lo que ocurrió y hasta que no solté todo no me quedé aliviado. Cuando me corrí, mi pene estaba dentro de su boca, por lo que no pudo impedir tragarse todo lo que solté.

Se levantó, me plantó un beso y empezó a vestirse.

¿Te ha gustado? – Me preguntó.

No más que el sexo heterosexual, pero si me gustó. – Contesté un poco evasivo al teme "ser gay".

Tranquilo que no se lo voy a contar a nadie. – Me dijo.

Eso espero, me hundirías. Gracias por darme la experiencia.

Terminamos el trabajo y me fui a mi casa sin dejar de pensar en lo que había pasado. Cuando llegué a mi casa le envié un mensaje: "¿Cuándo lo repetimos?".