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Volvimos a repetirlo

en Gays

Mi verdadero nombre es David, no John. Ahora ya me da lo mismo que sepan quién soy porque ya he salido del armario y hace unos años que salgo con Ness (Mike en el primer relato, este es su nombre real).

La relación con Rachel iba cada vez peor. Cada vez mostraba menos interés en tener sexo con ella, y muchas veces lo hacía incluso viéndome obligado a cumplir. Pero mi verdadero deseo era Ness. Cada vez que podíamos poníamos cualquier excusa para vernos a solas en su casa o en la mía. Rachel, por supuesto, no sospechaba nada. Jamás se hubiese imaginado que yo era bisexual. Os voy a contar la dos siguientes veces que Ness y yo tuvimos sexo.

Dos semanas más tarde de lo ocurrido la primera vez era el cumpleaños de Ness. Organizamos entre todos una fiesta en su casa para celebrarlo, pues tiene una buena azotea para hacerlo y una barbacoa de mármol. Al cumpleaños íbamos ya Rachel y yo como pareja formal, lo que a Ness no le gustaba demasiado. Fuimos en mi coche, recién heredado de mi padre, un Saxo. Cuando llegamos ya había bastante gente en la casa, nosotros nos retrasamos un poco porque habíamos estado toda la noche preparando las cosas en casa de Ness, y nos habíamos ido tarde a dormir. A eso de la 1 de mediodía empezamos a beber. Yo no bebí mucho por el tema del coche. La fiesta pasó sin más, solo noté algunas miradas de enojo de Ness hacia Rachel y yo cuando nos besábamos o estábamos en posturas cariñosas. A él le gustaba de verdad. Yo no intenté disimular, en ese momento jamás pensé en verme saliendo de manera estable con un chico, como ya dije tenía 18 años y una buena reputación en cuanto a ligar. Cuando llegó la noche la gente empezó a marcharse y Rachel me pidió que nos fuéramos, pero yo no tenía ningunas ganas de irme y una amiga suya se ofreció para llevarla. Ella me dijo que me quedara si quería que no había ningún problema, por lo tanto me quedé. Una hora más tarde ya se habían ido todos y Ness y yo empezamos a recoger. Nos habían dejado un buen desastre montado. Aproveché para preguntarle a qué venían esas miradas, y me contestó sinceramente que era por celos, que no soportaba verla pegada a mi. Yo le contesté que tenía que acostumbrarse, que ella era mi novia y que quería estar con ella.

- Lo que pasó estuvo muy bien, y me encantó Ness. Pero no creo que vuelva a repetirse - Le dije.

- Pero si te encantó - replicó - ¿por qué no se va a repetir? Es lo que no entiendo.

- Porque no soy gay, métetelo en la cabeza. Lo siento. - Alcé un poco la voz.

Nos quedamos callados un rato y seguimos recogiendo. Cuando ya estábamos terminando me acerqué a él.

- Lo siento tío, no quería hablarte así. De verdad que me encantó lo del otro día, pero no me veo ni saliendo con un chico ni siendo gay ni nada por el estilo.

- No importa.

Nos quedamos mirando y le di un abrazo. Al separarnos dejó su cara pegada a la mía, y comenzó a besarme suavemente. Al principio yo me quedé quieto, no respondí, mientras el rozaba sus labios con los míos. Se separó, y me preguntó que si ya no me atraía. Le respondí con un efusivo beso. Empezamos a acalorarnos y nos empezamos a desabrochar el uno al otro las camisas. Ness comenzó a lamerme los pezones, pasando la lengua lentamente en circulos alrededor de ellos. Yo tocaba su pecho, bajando la mano hasta llegar al borde del pantalón. Empecé a desabrochar los botones de su pantalón y metí la manó dentro de su paquete. Estaba duro como una piedra. El empezó a bajar su boca de mis pezones por mi abdomen, llegando al ombligo, donde desabrochó mi pantalón de un tirón fuerte, que me excitó mucho más de lo que ya estaba. Mi pene quedó justo a la altura de su boca y empezó a besuquearlo por la zona trasera, pegado al cuerpo, mientras masturbaba el resto. Lamió mis huevos mientras yo ardía por dentro. Poco a poco fue subiendo su lengua hasta la punta del glande, eso hacía que mi desesperación se convirtieran en excitación y ya no podía aguantar más. Se la metió entera en la boca, lo que me puso más y más, y empezó a comérmela de una forma pausada sin ninguna prisa, de vez en cuando metiéndosela hasta el fondo. Lo levanté y empecé a besarle el cuello, el pecho, los abdominales para finalmente llegar a su pene ya desnudo. Empecé a besuquearlo suavemente, sin prisas por metérmelo en la boca. Me lo metí despacio, no pude llegar hasta el final porque me atragantaba, no tenía la habilidad que tenía él. No duré mucho chupándosela porque me levantó y me dio la vuelta enérgicamente, me inclinó hacia adelante apoyándome en la pared de la cocina y empezó a tocarme el pene mientras introducía sus dedos en mi ano. El placer recorría todo mi cuerpo, estaba deseando sentir su miembro dentro de mi. En ese momento me vino a la cabeza Rachel, y me eché a reír. Me preguntó que de qué me reía, y le contesté "Si Rachel supiera", con lo que él también se echó a reír un poco. Siguió metiendo sus dedos en mi trasero, cada vez más y más adentro. Empezó a rondar con su pene los alrededores de mi ano, hasta que le dije "métemela ya por favooooor!". Me la metió despacio, yo no sentí ningún dolor, solo placer. Estuvimos un rato en esa postura hasta que le dije "fóllame aquí, en la encimera" y me acosté sobre la encimera de la cocina. Empezó a embestirme como una bestia y sin tocar mi pene yo tenía ganas de correrme. Él empezó a besarme mientras me penetraba salvajemente. Le pedí que se corriera en mi pecho, que cuando estuviera a punto la sacara y apuntara a mi pecho y mi boca. No lo dudó un instante y cuando estaba apunto de correrse después de un buen rato dándome en esa postura, la sacó y, con sus muslos pegados a mis nalgas, empezó a masturbarse hasta que se corrió sobre mi pecho, llegando a caer algo de su semen en mi cara y mi boca. Se agachó y estando yo todavía en la misma postura, con las piernas levantadas, empezó a lamer desde el ano hasta la punta del pene una y otra vez, a la vez que me masturbaba, hasta que le dije que me iba y puso su cara sobre mi pene mientras metía dos dedos en mi ano y me masturbaba. Le corrí todo alrededor de su boca.

Nos fuimos a la ducha juntos, y en la ducha estuvimos hablando de Rachel, de lo nuestro, de lo que haríamos, llegando al acuerdo de que de momento seguiríamos así, yo no quería salir del armario, él no quería forzarme, y además yo no era gay, era bisexual, porque también me gustaba el sexo con Rachel.

Al día siguiente en el instituto, llegó la hora de gimnasia. Me había pasado todo el día y toda esa hora pegado a Rachel, besándola, mimándola e intentando ponerla cachonda.

- Ayer me dejaste con las ganas.

- ¡¡PAARAA!! Estamos en el instituto.

- ¿Y qué? Vamos al baño.

- ¡¡DAVID, PARA YA!!

Después de gimnasia, los chicos nos fuimos al vestuario masculina y las chicas al suyo.

- ¿Ahora qué toca?? ¿Matemáticas? - Pregunté.

- Sí - Me contestó un compañero.

- Bah, pues yo paso de ir, raya que no veas la profesora, me quedo aquí dándome una ducha todo agusto.

Se fueron todos mientras yo estaba en la ducha. El profesor me dijo que cerrara la puerta cuando saliera, pero contestó otra voz aparte de mi. Pensaba que estaba solo. Pero se había quedado duchándose también Ness. Cuando el profesor salió por la puerta éramos los únicos que estábamos en el gimnasio, y Ness se pasó a mi ducha. Al principio fui un poco reacio, diciéndole que estaba loco mientras él intentaba agarrarme el paquete. A pesar de estar rechazándolo, estaba muy empalmado y muy cachondo. Me agarró y me pegó contra la pared, pegó su cuerpo contra el mío, notaba su pene erecto rozando mis nalgas y me susurró "¿seguro que no quieres? pues tu cosita no dice lo mismo" cogiéndome el paquete en ese momento. Me dio la vuelta y empezó a chupármela de una forma que nunca ninguna chica lo había hecho, me estaba volviendo loco de placer, entre la situación de estar en el gimnasio y su forma de hacerlo, no podía aguantar más y a los pocos minutos me corrí en su boca. Se lo tragó todo y me dijo "Sí que venías cargadito. Ahora me toca a mi ¿no?" Me agaché y empecé a comerle el pene apasionadamente, parecía que llevaba toda la vida haciéndolo. Me hizo gestos para penetrarme pero le dije que no tenía ganas de eso. Seguí chupándosela hasta que apartó mi boca de su pene y empezó a masturbarse unos segundo mientras me cogía del pelo poniendo mi cara delante de su pene, hasta que se corrió en toda mi mejilla mientras el semen bajaba hacia mi boca. Me dio un cachete en el culo y me dijo "Cada vez lo haces mejor" con una sonrisa de oreja a oreja. Estábamos vistiéndonos cuando me dijo "Ahora corre y que Rachel se coma toda mi corrida" a lo que los dos nos reímos y yo agregué un "La pobre, ni se imagina lo que estoy haciendo."