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Angela - Amor imposible (3)

en Sexo con maduros

Gracias por sus comentarios a mis relatos anteriores, aquí otro capítulo con Angela.

Salíamos de trabajar y como siempre me dirigí hacia su casa, ese día vestía ella unos pantalones negros entallados que resaltaban su trasero de una manera espectacular y mientras platicábamos iba acariciando su pierna. Entre parada y parada nos íbamos besando cada vez con mayor pasión y las caricias se volvían mas atrevidas. Casi llegando a su casa, mi mano ya se encontraba acariciando su vulva sobre el pantalón y comencé a sentir la humedad. Ella comenzaba a abrir más las piernas permitiéndome sentir el contorno de sus labios y como éstos se empezaban a abrir, signo inequívoco de su creciente excitación.

Sin pensarlo, no paré en su casa y seguí manejando buscando algún rincón donde continuar nuestras caricias, ella entendió de inmediato mis propósitos y en respuesta comenzó a acariciarme la entrepierna, que para entonces mostraba ya una erección considerable. Comenzamos a zigzaguear entre las calles hasta que encontramos una calle solitaria en donde había una casa en remodelación, lo que garantizaría que no habría testigos, aprovechando además que la noche se cerraba sobre la ciudad.

En cuanto apagué el coche me acerqué a ella y nos fundimos en un beso muy apasionado, nuestras lenguas se buscaban y exploraban con urgencia cada rincón de nuestras bocas. Mis manos nada ociosas inmediatamente levantaron su blusa y subiendo su brassiere comenzaron a masajear sus senos, los pezones ya estaban erguidos, ella respondió reclinándose completamente en el asiento y abriendo más sus piernas.

Mientras dirigí mis labios a sus senos para besar los pezones y dándoles grandes lametones provocando sus suspiros y que comenzara a mover las caderas, ella aprovechó para comenzar a desabrocharse los pantalones y quitárselos sacándose las bragas en el mismo movimiento. Una vez que quedó desnuda de la cintura para abajo, abrió aún más las piernas, situación que aproveché para dirigir mi mano izquierda a hacia su vagina que ya emanaba líquidos en buena cantidad, mientras mi mano derecha se ocupaba de uno de sus senos y mi boca de el otro seno.

Después de unos segundos, introduje uno de mis dedos dentro de su vagina, logrando inmediatamente un suspiro profundo de su parte arqueando la espalda hacia atrás, lo que hizo que sus senos se pegaran aún más a mí. Introduje un segundo y tercer dedo y comencé a girarlos lentamente, la humedad se incrementó y sus caderas comenzaron a girar. Ella mantenía los ojos cerrados disfrutando de las caricias que estaba recibiendo, con cuidado, colocó sus dos manos sobre mi cabeza y lenta pero firmemente me fue empujando hacia abajo; al encontrar un poco de resistencia de mi parte, ya que me encontraba muy ocupado disfrutando de sus senos, alcanzó a murmurar las primeras palabras desde que comenzáramos a besarnos.

Mámame la panocha

Sin más y con algo de pesar, ya que me encantan sus senos, fui descendiendo por su abdomen besando toda la piel a mi alcance, me detuve un par de segundos en su ombligo, pero sus manos me indicaron que dejara de jugar y continuara e descenso. Besé el área justo arriba de su vello púbico y lentamente me acerqué a su pubis. Mientras tanto, mi mano izquierda, que no había dejado de entrar y salir de su vagina salió un momento y acariciando sus bello comenzó a abrir más los labios, para hacer espacio a mi boca. Al llegar a esa zona, restregué mi cara con sus bellos, aspirando el aroma que emanaba, un aroma que me encanta y llena los sentidos. Aprovechando mis dedos medio e índice, separé lo labios vaginales para exponer el clítoris que a esas alturas ya sobresalía en buena medida. Hice una pausa, saqué la lengua y lentamente comencé a darle lengüetazos en el clítoris, después lamí toda la zona, concentrándome en la parte superior de su cloris, sabiendo que es donde más le gusta.

Tuve que detenerme un poco para enderezarme y corregir la postura, al hacerlo no pude evitar ver la, tendida sobre el asiento, con la cara reflejando la excitación que sentía, los ojos cerrados, la blusa casi en el cuello, la ropa interior sobre los senos, los senos subiendo y bajando rápidamente con su respiración, los pezones erectos, el vientre plano, su vello púbico con los labios abiertos por la excitación, su vagina muy mojada y brillosa, el clítoris despierto y expectante, las piernas desnudas y muy abiertas, era un espectáculo para excitar a cualquiera.

Sin poder resistirlo, me acerqué a su rostro y le di un profundo beso que correspondió abriendo la boca y besándome con igual intensidad. Me separé un momento y susurrándole – te amo – comencé a descender nuevamente. Esta vez me encontré con sus manos en su vagina, ella misma tenía una mano de cada lado abriendo los labios, exponiendo todo su interior. Saqué la lengua y continué mi labor, saboreando sus jugos, lamiendo suavemente todo el contorno, excitando el clítoris sin tocarlo, provocándolo, nuevamente me dirigí hacia abajo y hundí la lengua en la abertura profunda, lamiendo y succionando todo lo que me proporcionaba, sacándola nuevamente para lamer los labios exteriores y recorriendo el estrecho camino hasta su ano, de regreso nuevamente y esta vez en dirección a su botón, el cual ataqué sin piedad, con lametazos rápidos, como se que le gustan.

Méteme un dedo

No fue uno, sino tres los dedos que regresaron a explorar y comenzar un mete saca a una buena velocidad, no muy rápido, sé que la velocidad la prefiere con otra cosa. Sentí como se hinchó la vagina y continué con el ejercicio, la lengua incrementando el ritmo hasta que ella misma me retiro, traté de permanecer los mas posible, hasta que me empujó completamente, lejos de esa zona tan sensible en ese momento. No tardó mas de un par de segundos para decirlo.

Cójeme

Rápidamente me enderecé en mi asiento y comencé a desabrochar y quitarme los pantalones, los calzones siguieron en un rápido movimiento, mientras ella no perdía el tiempo y se volteaba recargándose en el asiento y levantando el culo hacia el parabrisas, exponiendo su vagina y ano en todo su esplendor.

Lanzando una mirada rápida en todas direcciones para comprobar que seguíamos solos, me incorporé, me acomodé enfrente de su asiento contemplando su culo expuesto y listo, expectante. Ella recargó la cabeza en el respaldo del asiento, agarrándose de los costados. Me acomodé y apunté mi pene hacia su vagina. Que vista aquella, todo su trasero listo para ser penetrado. Dando un último vistazo, apunté a su vagina y coloqué la cabeza de mi verga en la entrada, muy lentamente hundí la cabeza y me quedé quieto solo un par de segundos, disfrutando de la sensación y la vista. Su espalda arqueada que siempre mue ha gustado se inclinó un poco mas hacia abajo, exponiendo mas su hermoso trasero.

La toma de la cintura, de ese punto justo donde comienza la cadera donde se forman lo "colchones del amor" y empujé la cadera hasta el fondo. Ella gimió y se dejo hacer. Ya sin contemplaciones , comencé a moverme con fuerza, con toda la pasión que nos invadía, sintiendo como se chocaban los huevos con su pubis y mi vientre con sus nalgas, cada vez mas fuerte, como le encanta.

No aguantamos mucho y en unos cuantos minutos sentí que terminó, pocos segundos después me salí de su vagina y me senté en mi asiento. Conociéndome, rápidamente se giró y tomando mi verga con una mano, se la metió en la boca, justo en el momento en que comenzó a brotar el esperma. Sin perder una sola gota, la mamó hasta que no salió nada mas, permaneció unos instantes mas hasta que no salió nada mas y terminó de limpiarlo. Se incorporó en el asiento y nos quedamos quietos gozando del momento.

Estuvo delicioso – atiné a decir

Me encantó – fue su respuesta – creo que hacerlo en estas situaciones es muy excitante

Habrá que repetirlo

Sin decir mas, comenzamos a vestirnos, al terminar, un último beso selló el momento. Encendí el auto y nos dirigimos a su casa. Con un "buenas noches" nos despedimos hasta el día siguiente.

Al día siguiente trabajábamos medio día, el cual transcurrió sin mucha actividad, en lo que terminaba algunas tareas pendientes, la gente se fue retirando. Cuando se fue el último, Angela entró a mi oficina y se sentó en una silla. Vestía sus vaqueros favoritos que realzan su cadera de una manera espectacular, recargó las rodilla en mi escritorio y sin querer abrió las piernas. Comenzamos a platicar de coas del trabajo y lo que haríamos el fin de semana, estando en eso, una de sus manos abrió el escote de su blusa y descubrió uno de sus senos.

Te gusta – interrumpió y comenzó a acariciar el pezón

Sabes que me encantan

Pero están muy pequeños

No necesito que estés tetona para que me gustes y lo sabes

No te gustaría darle un beso ? – preguntó con cara de inocente malicia mojando uno de sus dedos y pasándolo por el pezón, que inmediatamente se encogió y paró.

Con ello, abrió un poco mas las piernas dejándome ver como se le enterraban los jeans dentro de su raja. Para esto ya estaba medio erecto y llevé una mano hacia mi pene. Desabroché el pantalón, y saqué mi pene para comenzar una lenta masturbación.

Me tienes muy excitado

De veras ?

Ve por ti misma

Se levantó, dió vuelta al escritorio mientras yo me hacía hacia atrás y se acercó. Viendo que no mentía se inclinó y sin mas se lo metió en la boca, comenzando una deliciosa mamada, sentía la humedad de su boca y me volvía loco. Llevé una de mis manos a su trasero y comencé a acariciarlo, mientras la otra la llevaba a su seno descubierto y comenzaba a manosearlo.

Tan solo estuvo así unos segundos y se incorporó.

Voy a cerrar la puerta, sácalo

Se alejó y comprobando que no había gente cerca cerró las puertas regresando de inmediato. En cuanto cerró la puerta de mi oficina, comenzó a bajarse los pantalones mientras yo hacía lo propio con los míos. Se puso junto a mí y se recargó en el escritorio separando las piernas y dándome un espectáculo con su conchita lista para recibirme, sin necesidad de decir palabra alguna.

Me arrodillé detrás de ella, tomé los cachetes de su culo con cada mano y abriéndolos, pasé mi lengua por toda su raja, desde el clítoris hasta su ano un par de veces hasta que sentí como se abría mas y se mojaba.

Me levanté y sin mas apunté a su vagina y se la metí hasta el fondo. Ella solo suspiró y se relajó. Después de un par de empujones, la tome de las caderas y comencé a cojérmela con fuerza, ella solo se recargaba mas sobre el escritorio y gemía en silencio, teníamos que cuidarnos de que no nos escucharan por aquello de que algún rezagado pasara por ahí.

Mientras sentía sus nalgas rebotar en mí, me recargué un poco en su espalda y alargando los brazos levanté su blusa y saqué sus senos para masajearlos, ella se levantó un poco para darme mas espacio y se dejó hacer.

Sintiéndo que no duraría mucho con lo excitado que estaba, me salí de su cuevita y la jalé con cuidado para levantarla.

Que pasó, por qué paraste ?

Ven

Hice que se volteara viéndome de frente y suavemente la empujé hasta sentarla en mi silla. Abrí sus piernas colocando cada una en los descansabrazos y me arrodillé entre sus piernas, jalándola para que su vagina quedara en el borde de la silla, dándome mas espacio. Estando en esa posición tenía acceso a todo, su panocha, ano, piernas, puesto que tenía las piernas bien abiertas. Pasé mis brazos por debajo de sus piernas y acerqué mi boca.

Viendo mis intenciones, se relajó y abrió un poco mas las piernas.

Dame panocha

Con sus manos, abrió sus labios, dejando todo a mi disposición. Me acerqué, saqué la lengua y comencé a mamarle todo, insertando la lengua en su entrada, los labios y después el clítoris. Al instante reaccionó y comenzó a mover las caderas, yo solo me dediqué a sacar la lengua rápidamente y ella misma se movía para recibir la mamada donde mas le gustaba. Sintiendo que le gustaba lo que estaba haciendo, solté una de sus piernas e introduje dos dedos, cosa que agradeció moviéndose con más ganas.

Continuamos así hasta que explotó, mojándome toda la cara mientras yo chupaba todo lo que me entregaba tratando de no desperdiciar nada. Cuando sentí que comenzaba a relajarse me incorporé y tomado mi verga con una mano, me fui acercando a su vagina, apunté a la entrada y la penetré, con lo mojada que estaba y la cojida previa, estaba lista, así que entró hasta el fondo. Nuevamente bajé mis manos y tomando cada una de sus nalgas, comencé a bombear con fuerza. Pasó sus piernas y brazos por detrás de mí y me siguió el ritmo, asegurándose que cada vez el contacto fuera los más profundo posible, que fue fácil lograr gracias a la posición.

No hizo falta mucho, entre lo excitado que ya estaba, lo mojado que estaba y lo medio incómodo de la posición, pues yo estaba medio agachado para alcanzarla, no tardaría mucho en llegar. Dejé sus nalgas y le tomé un seno con cada mano firmemente utilizándolos como apoyo para cojerla fuerte. Eso fue suficiente, le avisé que terminaba y me salí de su cueva haciéndome hacia atrás.

Dame de comer.

Ella se enderezó en el asiento, se metió rápidamente mi verga en su boca, dándome una mamada final con lo que empecé a arrojar chorros de semen en su deliciosa boca que tragó sin problemas. Terminó de tragar y dando unos últimos lametones para limpiarme bien se dejó caer en la silla. Yo caí de rodillas y me recosté en su vientre, oliendo su vagina.

Una vez que recuperamos la respiración, me enderecé y lentamente me levanté. La oficina olía a sexo, que delicioso aroma. Comenzamos a vestirnos y después de revisar nuevamente que nadie estuviera cerca, salimos de la oficina, la cerramos y nos dirigimos al coche.

La llevé a su casa no sin antes darnos un último faje de despedida.

Jonas - jonasleeea@yahoo.com