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El placer de mostrar y de ver

en Voyerismo

Soy Juan tengo 43 años y vivo en una localidad costera española con mi mujer Rosa de 42 y mi hija Montse de 16 años, tengo una asesoría para pequeñas empresas turísticas junto con Antonio, mi socio y amigo desde el colegio. Él esta casado con Eva, de 40 y tiene dos hijos, Laura, también de 16 y José de 14.

Nos llevamos todos muy bien, Eva y Rosa son muy amigas y les encanta ponernos verdes (¿lo normal no?), les gusta ir de compras, al gimnasio y de vez en cuando se van de marcha solas. Las chiquillas, Laura y Eva, comparten sus secretitos de la edad del tonteo sobre sus primeros novietes y sus coqueterías.

Antonio y yo llevamos 20 años de socios, nos hemos tenido siempre mucha confianza Y nos lo contamos todo pero sin llegar al tema sexo (entendámonos, quiero decir cosas personales) también nosotros nos vamos de vez en cuando a tomar copas por ahí pero sin ligoteos, como mucho algún tonteo para hacernos los machitos. Yo de vez en cuando me regalo algún homenaje pagando, Antonio como he dicho antes no sé si tiene sus pecadillos pero sospecho que sí..

Respecto al sexo he sido siempre muy normal, con mi mujer todo bien, pero si de algún pie cojeo es,sin duda, el voyeurismo. No hay nada que me ponga más aunque no soy voyeur muy practicante, sólo he tenido pequeñas experiencias del tipo vecina de enfrente.

Nos gusta el deporte, sobretodo salir los fines de semana en bicicleta de montaña. No puedo evitar mirarle el culo a Eva, que es grandote pero fibroso. Este último invierno tiene competencia, Laura a la que se le están ensanchando las caderas y se está convirtiendo en un aténtico bollicao. A mi mujer ya la tengo muy vista y sobre Montse, que quereis que os diga, no me gustan los relatos de la categoría filial, con esto creo que lo digo todo.

A Antonio ya le he pillado varias veces mirandole el culo a mi mujer que tiene una figurita perfecta, incluso sé que Eva ya tuvo un cabreo con él una vez que le pilló embobado (escuché la bronca accidentalmente). Yo nunca le he comentado nada sobre eso, ni sobre el culo de su mujer ni hemos comentado nunca lo bien que les quedan las mallas, simplemente evitamos hablar de ello, aunque supongo que nos gustaría a los dos nos daría vergüenza.

El caso es que este verano hemos fichado a laura y a Montse en la oficina para que nos ayuden con el papeleo, grabar albaranes, archivar documentos y estas cosas para que vayan aprendiendo cómo funciona una oficina y de paso se ganen un dinerito ahora que ya empiezan a salir por ahí.

Los primeros días la nueva presencia en la oficina ha sido normal, yo le pego alguna miradita al cuerpo de Laura, no puedo evitarlo, me gusta lo sexi que viste o cuando deja entrever sus sostenes, el escote y las braguitas que se le salen de los pantalones. A Antonio lo veo en la misma linea con mi hija, que también esta de muy buen ver y viste en la linea de la otra.

El caso es que hace dos semanas vinieron por la tarde a trabajar directamente de la playa y se fueron a tomar una ducha en el baño de la oficina. Fueron quince minutos de silencio tenso entre Antonio y yo, y es que sólo oir correr el agua e imaginarnos sus cuerpos desnudos duchándose creó un silencio que lo dijo todo, en veinte años en esa oficina nunca se había escuchado ese silencio...

El baño de la oficina es pequeño y la ducha no tiene cortinas, la puerta está justo enfrente y tiene una cerradura por la que se puede mirar, está claro que los dos queríamos mirar, el silencio del escurrir del agua era un ruido insoportable pero nuestra posición de padres y señores decentes no nos dejaba levantarnos de la silla para mirar,.

Las dos chicas salieron y nos pusimos a trabajar normalmente pero estaba claro que allí habían ocurrido cosas.

Al día siguiente las chicas volvieron a venir de la playa, al verlas entrar e imaginar lo que íba a pasar de nuevo decidí dar un pequeño paso pero que iba a ser definitivo: le dije a Antonio que me iba a tomar un café. Nunca había ido a tomar un café!!! En veinte años!!!! Estaba clarísimo le dejaba la pista libre para mirar....

Fueron veinte minutos inacabables, me imaginé la situación de las dos chicas desnudándose, duchándose y vistiéndose para Antonio. Al volver todo parecía normal, las chicas ya estaban en su lugar de trabajo, Antonio en el suyo, en su trono, era el rey, sin duda, lo había visto todo. Yo me puse a trabajar, estuve pensando toda la tarde en lo que había pasado allí, envidiaba a Antonio.

A los dos días volvieron a venir las chicas de la playa, entraron en la oficina como dos diosas, entonces pasó... Antonio dijo que se iba a tomar un café!!!!!!! Me cedía el puesto, él tampoco iba nunca a tomar café, me devolvia la pelota, estaba clarísimo no importó decir nada, fue un pacto de caballeros en silencio, un pacto no escrito ni siquiera pronunciado. Se fue, las dos chicas entraron en el baño, yo apresuradamente me fui hacía la puerta sin hacer ruido y eché el ojo.

Montse, mi hija, se estaba quitando la ropa, a laura no la podía ver, estaba sentada en la taza esperando su turno o mirándose al espejo. Me fijé en Laura, estaba muy orgulloso de mi hija, se empezó a duchar, estaba guapísima, se estaba convirtiendo en una mujer, nunca la había visto desnuda y más que deseo, sentí admiración y orgullo, pensé en Antonio, en su mirada hacia ese cuerpo recién formado, le entendí, estaba contento de compartir esto con él.

Le tocó el turno a Laura, ella era la que me interesaba, el corazón me latía completamente desbocado mientras ella se desvestía, su cuerpo aparecía ante mí como quien abre un regalo sorpresa, yo saboreando cada centímetro de piel que veía la luz hasta quedar completamente desnuda para mí, entro en la ducha, dio un par de vueltas completas que me permitieron verla completamente varias veces, con calma, saboreando el momento. El agua se escurría por todo, mis ojos le besaron todo su cuerpo, yo estaba excitadísimo, al fin apagó el agua y se empezó a vestir, abandoné mi lugar cuando se hubo colocado las braguitas y el sostén, me senté en mi sitio, a los dos minutos salieron, las miré sin que se dieran cuenta, eran mis reinas,

Antonio no tardó en entrar, ni me miró, el sabía como yo supe en su dia lo que había pasado allí, de nuevo silencio.

He descubierto que el voyeur dando el placer de mirar como mirando. Antonio y yo compartimos algo más, lo más grande creo yo.

Estoy eufórico por todo lo ocurrido, voy a dar otro paso más mostrando a mi mujer, yo sé que él interiormente la desea igual que yo deseo a su mujer, los dos lo sabemos, otra vez no hará falta decir nada.

Voy a grabarla en vídeo y se lo dejaré en la red de la oficina para que Antonio lo vea, espero que de nuevo él me devuelva el favor.

Deseo que os haya gustado, para mi ha sido muy emocionante y también lo he querido compartir con vosotros, es la primera vez que mando un relato aunque ya hace años que os leo. Si queréis hacerme sugerencias estaré encantado.