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Buscando tu éxtasis

en Sexo Virtual

De: Argonauta

Para: Lectora

Asunto: Mi fantasía contigo

Buenas preciosa,

Mejor empiezo poniéndote en situación.

De fondo suenan los gemidos de una pareja mientras hacen el amor. Él la está penetrando y ella gime extasiada. Van camino del 2º orgasmo y parece que tienen aún cuerda. A él no se le escucha nada, así que no sé si se ha corrido o tiene mucho aguante, o es que no le acaba de poner tirarse a su novia.

Sí, intuyo que es su novia, porque aunque nunca los he visto suenan bastante jóvenes, y no es la primera vez que los escucho mientras lo hacen. Serán cabrones, seguro que esto lo hacen solo para ponerme los dientes largos.

En la soledad de mi cuarto trato de imaginármela. Se escucha como algunos de los gemidos son graves, pero en general son claros, altos y abiertos. Digamos que fundamentalmente la letra a la que se asemejan es la A, pero en ocasiones son más bien gorgoteos, no sé si me explico, gorgoteos con la boca abierta, como si se dejara llevar por el placer y no pudiera coordinar su respiración ni sus gemidos.

¿Será rubia?, ¿o tal vez morena? ¿Tendrá las tetas grandes, o cabrán perfectamente en la boca cuando se las chupa? ¿Estará gordita, o tendrá un cuerpo bastante estilizado? ¿Le gustará llevar el control, o preferirá que la follen? Todas estas preguntas pasan por mi mente, mientras te estoy escribiendo este correo.

La chica ya se ha corrido una segunda vez, y han parado un rato. ¿Habrán terminado? No estoy seguro porque desde que llegaron al primero de sus orgasmos hasta que empezaron a buscar el segundo también dejaron pasar un poco de tiempo.

Me estaban dando ganas de acompañarlos, ¿sabes? Me apetecía sacarme la polla y empezar a cascármela suavemente, al ritmo de su follada. Tenía pensado empezar a acariciarme poco a poco. Me iba a frotar ligeramente mi rosado glande, descapullándolo y masajeándome la puntita, para a continuación agarrar el tronco con mi mano derecha e iniciar los movimientos de vaivén. Arriba, abajo, arriba, abajo. Dime sinceramente, ¿e hubiera gustado que lo hiciera? ¿Quieres que lo haga?, creo que van a empezar otra vez. Puedo ponerme a pajearme si lo prefieres y dejar de escribirte.

Nuevamente suenan los muelles de la cama, y nuevamente se empiezan a oír leves gemidos, aún distantes entre sí, pero inequívocos de que el placer comienza de nuevo.

Tengo la polla completamente empalmada. El capullo sobresale ligeramente entre la piel y una gotita de líquido se insinúa justo en la punta. Sí, me han puesto muy cachondo, pero más me está poniendo el contártelo paso a paso, y el resistirme a las ganas de masturbarme con fuerza. ¿Preferirías que me la cascara? Dime, para que la próxima vez lo haga o nuevamente vuelva a escribirte otro e-mail pensando en que tú eres la protagonista y esos gemidos me entonen pensando el placer que recorre todos los nervios de tu cuerpo mientras que te la meto sin compasión, y no seas capaz de articular ningún sonido coherente.

Mi idea sería provocarte tanto placer que no puedas contenerte. Quiero llevarte al límite, hacer que una montaña rusa se te quede corta cuando la compares con una de mis folladas. Haré que delires, que me pidas más, que necesites sentirme más adentro y que en tu vocabulario solo exista una palabra.... "Éxtasis".

¿Te has animado? ¿He conseguido que introduzcas la mano por debajo de tus braguitas? Dime, ¿estás muy mojada? ¿Te cabría mi polla dentro de un solo golpe, o aún necesitas más para entonarte? Me da igual, estés como estés te ha llegado la hora, ábrete de piernas que voy a empitonarte de una sola envestida. Te voy a llegar hasta el fondo y estoy seguro que luego no querrás que te la saque. Sí, seguro que me abrazarás con tus piernas, afrentándome con fuerza con los muslos para que no me salga y poder sentirme tan adentro.

Joder, tus tetas, justo al alcance de mi boca, pobrecillas, van a ser castigadas de lo lindo. Empiezo por lamerte el contorno de la aureola de tu seno izquierdo. Hago círculos con mi lengua, acercándome repetidas veces a tu pezón, hasta que al final me decido a introducirlo en mi boca. Succiono suavemente como un bebé lactante. Quiero sacártelo todo, todo el placer que guarda tu cuerpo. Y muerdo, muerdo suavemente, aunque de vez en cuando me dejo llevar por la pasión y algún mordisquito se me escapa con un poco más de intensidad de la cuenta. ¿Te me vas a quejar ahora? Espero que no, por tu bien.

Empiezo a balancearme, adelante y atrás, adelante y atrás, haciendo penetraciones suaves pero profundas. Tus gemidos hace rato que inundan el dormitorio y tus manos masajean mis nalgas afrentándome con ellas para que profundice mis penetraciones. El sudor baña tu cuerpo y le da un brillo tan lujurioso que no me puedo contener y empiezo a chuparte y morderte ahora el pezón derecho.

¿Sabes?, me gustaría que me mordieras. Sí, me pone mucho. Me encanta que me claven los dientes en el cuello. Será algo de masoquismo que llevo dentro, no lo niego, pero es una sensación que me deja expuesto, rendido a ti. ¿Te animas? Eso es, clávamelos con fuerza.

No te preocupes, ya sigo embistiéndote.

La penetración se extiende en el tiempo, ha sido muy lenta y nos ha durado mucho. Pero siento muchas ganas de llenarte con mi leche. Quiero correrme dentro. ¿Me lo permitirás?

Sí, tu cara refleja lo que sientes. No me puedes negar nada, ¿verdad? Te voy a llenar de leche y lo sabes y es más, quieres que lo haga. Estás deseándolo. Pídemelo tú. Dime que quieres que me corra dentro. Eso es, dímelo otra vez.

Acelero mis embestidas, los muelles crujen con fuerza y tus gemidos aumentan de placer. Tus uñas dibujan surcos sobre mi piel y mis dientes te marcan con fuerza en el cuello mientras oleadas de placer recorren nuestros cuerpos. El final se acerca y el placer es total. Cuando llega el orgasmo me dejo llevar y sin detenerme ni un instante, me vacío en tu interior disparando mi carga una, dos, tres, cuatro veces con fuerza. Siento como las paredes de tu conejito me exprimen hasta la última gota de mi néctar y las contracciones de mi polla dan fe de ello.

Arriba los gemidos de la chica van calmándose. Ha llegado ya a su tercer orgasmo y sospecho que ya han terminado la tarea de hoy. Mañana seguramente empiecen nuevamente, y yo de nuevo pensaré en como será follarme ese conejito que aún no he catado ¿Será apretadito?, ¿Estará calentito? ¿Me dejará empapado? El tiempo será quien me pueda responder a estas preguntas.

Bueno, me despido ya. Espero que pronto pueda conseguir esas respuestas. Mientras tanto voy a ver si bajo esta calenura. Sí, espero que sepas que voy a hacerlo tan solo pensando en ti.

Un beso,

Argonauta.

PD: Relato dedicado especialmente a una amiga, muy, pero que muy perversa.