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A Lucía

en Poesía Erótica

No puede haber respuestas sin preguntas,
y en este momento deseo hacerte tantas
que horas pasarían sin sentirlas ni gozarlas.

Ahora que decido estar de nuevo
recordando instantes ya pasados,
que el tiempo nos brindó estando juntas,
mi pecho se aprisiona y enmudezco
sin saber que decirte, amada mía.

¿Existe otro amor al que le otorgas
lo mismo que en las noches me entregabas?
No es posible olvidar aunque pretenda
el perfume a jazmín de tus cabellos,
el olor de tu piel a flor silvestre
ni el sabor de tus labios entreabiertos.

No es posible olvidar aunque quisiera
el recorrer de tus manos en mi cuerpo,
y el camino a seguir de mis caricias
hasta encontrarte agitada y predispuesta.

¿Existen otros labios que te ahoguen
gemidos de placer como yo hacía?
No es posible olvidar aunque me muera
el sabor de tu néctar, agrio y dulce,
tibio o frío, torrente o riachuelo,
que al final del orgasmo recibía
como una bendición en mi garganta.

¿Existe quien te dice que te ama
con la misma pasión que hubo en mi voz?
No es posible que olvides mis abrazos,
el latir de este amante corazón
susurrando palabras a tu oído:
“te amo y te amaré hasta el dolor”

¿Existe? Dime tú de su existencia
y te juro que no habrá más preguntas.
Si no existe y vuelas ya sin rumbo
y tus alas carecen de su fuerza,
no lo dudes, amor, que aquí en mi pecho
por siempre encontrarás una respuesta.



A Lucía.

Maganda. 7 de abril 2.010