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Lo pasé bien

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LO PASÉ BIEN

Siempre fantaseé con poder follar con un hombre negro, pero lo que me sucedió aquel día fue demasiado.

Hola me llamo Alicia tengo 27 años, me considero una mujer guapa, soy morena de pelo, mido alrededor de 1,65 y peso 55 kilos, todo ello aderezado con un buen par de tetas talla cien, mis ojos son marrones. Como os digo en conjunto estoy bastante bien.

Hace poco me he mudado de piso, encima mio viven un chico, muy atractivo y además de color, vamos que es negro como el azabache.

Muchas noches le escucho follar y por lo que oigo gritar a sus parejas debe de tener una buena polla, en las últimas ocasiones cuando empiezo a oírle follar yo comienzo a masturbarme pensando en como sería tenerlo entre mis piernas.

El chaval la verdad que no está nada mal, negro como el tizón, un metro ochenta, fuerte y cuando coincido con el en el ascensor tiene un olor penetrante que hace que me moje las bragas.

Una tarde estando en casa tirada en el sofá me decidí subir a su casa. Cogí un tarro vacío con la excusa de pedir azúcar. Según iba subiendo la verdad que me empezaron a entrar unos calores tremendos.

Llamé a la puerta, al momento abrió el moreno, estaba bien bueno y lo tenía delante de mí y quedé paralizada como si fuera una quince añera, al fin me dijo que si quería algo, y roja como un tomate le alargué el tarro y le dije si me podía dar algo de azúcar.

Me presenté como la vecina de abajo, el me dijo que sabía quien era y me invitó a pasar mientras me iba a echar algo de azúcar en mi tarro, cuando hubo terminado me mostró el tarro medio lleno y me dijo si quería algo más, me quedé paralizada un momento y le dije que no, cuando me dio el tarro mi mano cogió la suya sin querer y noté como mis bragas se humedecieron, parecía una perra en celo en busca de un macho. El negro se dio cuenta, me agarró por el brazo tiró de mi y agarrándome por el cuello me dio un beso en la boca, noté como su lengua entraba llena de saliva en mi boca, el cabrón me dijo que todas las blancas eramos igual de putitas, que no nos podíamos resistir a un falo negro, se desabotonó la camisa que llevaba y dejó al descubierto su torno musculado y bien formado, le empecé a agarrar de su pecho fuerte y viril buscando sus pezones para lamerlos y mordisquearlos, no me di cuenta que yo ya tenía

las tetas fuera y el negro también las estaba chupando y lamiendo, mis pezones estaban tiesos por la excitación. Me cogió en volandas y me puso encima del sofá me sentó y siguió lamiendo mi cuello y mis tetas. Yo estaba fuera de si y necesitaba coger su falo para comerlo y sentirlo dentro de mi boca, mi coño mojado no aguantaba más y quería ser rellenado de carne negra en barra.

El tío tenía buenos músculos y yo seguía excitadísima, en cuanto pude me lancé a su entrepierna y abrí la cremallera, me quedé sorprendida al ver lo que tenía delante y lo que se me venía encima. De allí salió una enorme polla, la agarré con las dos manos y aún así sobraba rabo, sin pensarlo me lo metí en la boca y el empujó, me llegó hasta la campanilla y me dieron nauseas.

Seguía pajeandole mientras se la chupaba, a medida que aquello aumentaba de tamaño me entraba menos en la boca, mientras se la chupaba el negro me decía que me preparara para la follada que me iba a pegar, me apartó su pene de la boca con brusquedad, me volvió a sentar en el respaldo del sofá, esta vez me subió las piernas dejando mi coño al aire como si de una diana se tratara, agarró su polla tiesa con una mano y de un solo golpe me la metió hasta el final y sin piedad, se me escapó un chillido, había sentido aquel falo entrar en mí y desgarrarme por dentro, nunca había tenido algo de aquel calibre en mi coñito y sus embestidas me estaban doliendo, le insinué que parara que me iba a reventar, el riendo me decía que no lo pensaba hacer. El dolor de las embestidas dejaron paso al placer y notaba como me iba a correr en cualquier momento y noté una oleada de placer que hizo que mi cuerpo se estremeciera de placer. El negro, mientras yo me corría el seguía dándome mi medicina de falo, me agarraba con fuerza mis pechos y pellizcaba mis pezones, ahora más sensibles por el orgasmo obtenido, su lengua recorría mi cuello mientras al oído me decía obscenidades y groserías, estaba siendo follada como nunca antes lo había hecho nadie, el negro seguía bombeando su barra infernal dentro de mi y notaba como me iba a volver a correr, aceleró la marcha y noté de nuevo como me venía otro orgasmo, el tío era bueno y lo hacia bien además de estar dotado.

Salió de mi, yo estaba exhausta y no me podía apenas mover, me dio la vuelta y supe que me iba a dar por detrás me gustara o no, nunca nadie me había dado por detrás pero no tenia fuerzas para oponer resistencia, trajo un poco de gel y me unto y masajeo el ojete y se echó una buena cantidad en su glande.

Me dijo que eso me iba a doler pero era el pago por el azúcar que me daba, me empezó a taladrar con su falo y noté un dolor indescriptible, me estaba rompiendo el culo y no iba a tener piedad de mi. Notaba como aquello entraba y salia de mi sin piedad, comenzó a acelerar la marcha y echaba más lubricante en mi culo, ni con eso cesó el dolor, mis gritos los debía de estar escuchando todo el bloque, era un cabrón negro y me estaba haciendo polvo. Salió de mi me dejó el culo echo polvo, acercó su polla a mi cara y descargó su semen en mi cara, estaba muerta y con el culo reventada pero.... lo pasé bien.