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El corredor de seguros

en MicroRelatos

Le apretaba la cabeza contra la almohada. Con fuerza, con su pelo enmarañado entre mis dedos.

  • ¿No tienes suficiente zorra?

Balbuceaba algo que no logre entender entre sus jadeos. La cogí del pelo y le levante la cabeza.

  • ¿Te gusta así verdad?
  • Si, si no dejes de follarme, me vuelve loca
  • Te gusta que te folle así, ¿eh?
  • ¡Empuja carbón!

Mi polla entraba y mis muslos golpeaban sus nalgas haciéndolas vibrar. Tenia la polla brillante de su flujo. Se estaba corriendo.

  • Ah, sí, sí.. sigue no pares
  • Así, córrete zorrita mía
  • Joder, me encanta como follas

La cogí de los hombros y empuje con todas mis fuerzas hasta notar el cuello de su útero presionándome el glande. Ella se apretaba las tetas con fuerza, manoseándolas. Giraba la cabeza y jadeaba mas fuerte.

  • ¡Vas a partirme en dos!
  • Es lo que deseabas desde que he entrado..
  • Te follo mejor que tu maridito, ¿verdad?
  • Sí. Me encanta
  • Voy a llenarte el coño con mi leche ardiente..
  • Córrete dentro, quiero sentir como me inunda tu semen

De un golpe aseste mi ultima embestida y descargue todo mi esperma dentro de ella, seguí follándola con fuerza mientras mi polla perdía consistencia. Las saque y ella quedo tendida sobre la cama rezumando mi semen entre sus muslos. Respiraba agitada.

Me dirigí al baño y en apenas cinco minutos salí limpio, vestido y perfumado con una de las colonias de hombre que encontré.

Ella permanecía en la cama tendida enroscada entre la sabana. La habitación olía a sexo.

Me senté junto a ella y le cogí de los mofletes acercándola a mi boca para darle un beso con lengua que ella aceptó de muy buen grado.

  • ¿Volverás?
  • No lo sé, tal vez.
  • Siempre que quieras, pero por las mañanas hasta las doce.
  • Puede ser.

Cerré la puerta tras de mí y me dirigí a la escalera siguiente. Presione sobre el 1º3ª

  • ¿Sí? Me respondió una voz femenina
  • Soy Pedro Infante, de la compañía de seguros. Hable con usted ayer.
  • Si, adelante le esperaba.

El timbre de apertura sonó y accedí al interior del edificio.

Otro duro día de trabajo pensé.