miprimita.com

Silvana se pajea conmigo

en Autosatisfacción

Como les conté en el relato anterior, aquella madrugada entró Silvana a mi pieza, se desnudó y comenzó a pajearse, parada delante de mi cama, mientras yo estaba tirado boca arriba con su body puesto y mi pija grandota saliendo por el costado izquierdo.

Silvana era una preciosa chica de 22 años, rubia, bonita de cara, rasgos de adolescente con mirada pícara y un cuerpo maravilloso: de tetas 91, cintura 58 y cadera 89, y su estatura era de 1.65. Me pajeaba mientras escuchaba como culeaba, pues su cuarto estaba al lado del mío, en la casa que compartíamos como estudiantes universitarios.

Yo solo la miraba deseándola. Y esa noche estaba masturbándose desnuda dándome un espectáculo que ni siquiera en mis sueños pajeros había visto. Cuando se había acercado a mi lado me di cuenta que estaba borracha, y muy caliente…

¿Y?, ¿te gusta?, esta noche no te vas a pajear solo, nos vamos a pajear juntos, ¿si?, mmm..., agarrate la pija y movela para mi, yo no soy una revista, sentí, esta conchita es de verdad… dijo entre gemidos y me acercó su rayita de pelitos rubios bien delineados a mi cara.

¡Ay Silvanita!, ¡cómo te deseo! – atiné a balbucear

¡Entonces mostrame, quiero ver esa pija grandota como se mueve!, ¡no sabía que la tenías tan linda sino ya la hubiera metido dentro mío!

¡Mmm...!, amorcito, ¡lo que más deseo es cogerte! – y liberé mi amigo colorado del body

Entonces detuvo su masturbación, me miró a los ojos, a la pija, y con mirada sensualmente peligrosa dijo

Pará, no vamos a coger, esto es lindo, esto de pajearse juntos, me gusta ver tu pedazote, así, moviéndose en tus manos, así está genial, yo me pajeo delante tuyo y vos te la seguís tocando, con mi body sobre vos, sigamos hasta acabar los dos…

¿Qué?, ¿no te voy a culear? – dije espantado, y se me bajó la pija

¿Para qué?, yo cogo cuando quiero y con quien quiero; nosotros vamos a pajearnos, me encanta verte con mi body puesto, me fascina ver a un pajero que se la mueve por mi, delante mío, y pajearme con vos, dale, sigamos y acabemos y derramá tu leche en mi body…

¡Yo no soy pajero! –reaccioné ofendido- bueno, me hago la paja, ¡pero porque quiero cogerte como te cogen los otros! – Sin que yo lo quisiese conscientemente, la verga se me alzó de nuevo

Mira querido, no quiero coger con vos – Le costaba pronunciar las palabras, entre el alcohol que tenía encima y la excitación. Dejó de tocarse las tetas hermosas y la conchita preciosa y se sentó en el piso, con las piernas soñadas abiertas – Tenés dos opciones: o te seguís haciendo la paja solo, o te la haces conmigo…

El planteo parecía indiscutible. Yo quería meter mi pija en ese cuerpito, chuparlela las tetas y mordisquear su clítoris, pero mi deseo no iba a ser, al menos esa noche. Y entre acabar solo y acabar mirándola, desnuda, delante mío, era mejor que ver una revista porno.

¿Y esto va a quedar entre nosotros?, ¿después no vas a andar contando que me ando pajeando por vos, usando tus bodys y tanguitas? – pregunté

¡Ahhh!, ¿o sea que hace tiempo que te hacés la paja poniéndote mi lencería? – y su mano derecha regresó a moverse suavemente en su hermoso canalcito rosado y rubio – - Bebé, ¿vos creés que voy a contar que me hago la paja delante de un macho? – Yo se que me dicen putita, pero no me gustaría que me dijesen perversa. Esto es mi secreto, nuestro secreto…

Suficiente. La pija parecía una morcilla de 20 por 5, hablaba por si misma, sin que yo la tocase, apuntando hacia ella.

Pero, ¿vos vas a acabar también?

Ay nene, ¡es lo que más quiero! Mirá, yo empiezo… - y se incorporó y comenzó a moverse como una bailarina de strip tease, como las que miraba en los videos porno que alquilaba, con la diferencia de que esta puta hermosa estaba delante mío..., refregándose unas tetas de ensueño y una conchita maravillosa

¿Y no puedo aunque sea tocarte un poquito…?

Vos te tocás a vos, y yo me toco a mí. Dale, sino, me voy a mi pieza y sigo sola…

Mi respuesta fue agarrarme la pija y empezar a moverla con mi mano derecha, pero ahora con los ojos bien abiertos para mirar el cuerpo precioso y deseado de Silvana. Ella siguió mis movimientos y comenzó a gemir y respirar agitada. Yo dominaba mis movimientos (ya sabía como pajearme y demorar la acabada), gozando como Silvana cerraba sus ojos y se pajeaba y movía sus manos por toda esa piel. A los diez minutos yo seguía con la pija dura y ella se tiró boca arriba, mirando de tanto en tanto mi paja.

¡Mmm..., ya llegó, esto es hermoso, que linda pija, acabá bebé, acabá, quiero ver tu leche saltando!

¡Si amor, preciosa, putita, dale, que paja te estoy dando!

¿Sabés qué? – apenas podía hablar- todos los días te voy a dejar alguna prendita mía, usalas todas las noches; cuando entré a tu pieza quiero verte vestido así, y nos pajeamos…

Lo que dijo Silvana me excitó doblemente y empecé a darle más duro. A los pocos segundos vi que ella se agitaba como epiléptica, sus manos estaba brillantes, mojadas con sus juguitos, y me dí cuenta que estaba teniendo un orgasmo tras otro. Entonces acabé, apreté la pija, me senté en la cama y lancé la leche hacia ella. Un chorro le llegó hasta su vientre dorado.

¡Mmm..., esto no estaba en mis planes, pero que rico! – dijo Silvana y con su índice derecho recogió mi leche y se lo llevó a su lengua.

Se fue desnuda a su pieza. A los diez minutos volvió y me pidió el body que mojado de semen que tenía puesto. Me dijo que se lo iba a poner para dormir. Me dejó a cambio una tanguita rosa.

Esta todavía no la lavé. Ponetela y cuando me despierte, vuelvo

(Continúa)