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Esto es lo que yo quería?

en Voyerismo

Me dedico a una actividad relacionada con el mundo editorial y a veces coincido en reuniones con colegas de otras casas, pero nos llevamos bien: no nos hacemos la competencia porque cada uno lleva su lista de títulos.

En una de mis reuniones fuera de casa coincidí recientemente con Ale, un colega de la "competencia", al menos diez años más joven que yo pero y del que soy casi amiga ya, al salir charlamos y decidimos almorzar juntos, normalmente no lo hago porque suele ir con de Ramón, su compañero de trabajo y de piso de empresa, que es un capullo pretencioso y arrogante.

El almuerzo fue muy agradable, así que quedamos en repetir para la cena.

El resto de las reuniones de mi jornada las pasé distraída pensando en Ale como nunca lo había hecho, ahora le veía con nuevos ojos, después del viaje de empresa último en que tuve "casi" sexo con un desconocido mi idea acerca de la fidelidad se había modificado e incluso me hacía preguntas que nunca antes me había surgido: ¿me sería fiel mi esposo en mis ausencias?. En estas reflexiones anduve distraída durante todo el día mientras pensaba en Ale hasta que por fin llegó la anhelada hora de la cena.

Llegué primera al restaurante, me tuve que contener para no llamarle al móvil, estaba nerviosa como en una primera cita: que tonta pensé; al verlo entrar en el restaurante sentí alivio, se disculpó por su retraso. Mientras cenábamos me fijaba en él y me preguntaba si sería capaz de acostarme con él, la idea me generaba ese agradable vértigo que ya conocía y que me deja sin apetito, por lo que con el estómago casi vacío el Rioja me afectaba de un modo evidente lo cual que a Ale le hacía gracia.

Pensé que el vino sería mi coartada esa noche y me dejé llevar tratando de insinuar que estaba "receptiva"… me di cuenta de que Ale captó mis indirectas porque él mismo creó una ocasión muy pero que muy forzada para hablar de su esposa y que estaba muy contento y bla bla bla… ni si quiera el vino me salvó de sentirme avergonzada, me había puesto en evidencia, el resto de la cena la pasé tratando arreglar mi metedura de pata y bebiendo más vino, lo que me hizo sentir triste pero a la vez acalorada.

Salimos del restaurante y fuimos a por mi coche, él había venido en taxi.

Ale: dame las llaves anda, no estás para conducir- se las di sin rechistar.- ¿En que hotel estás?

Y mentí: aún no he reservado - dije, lo cierto es que no había tenido tiempo de ir al hotel a dejar la maleta pero si que tenía reserva.

Ale me miró y dudando un momento: te vienes a casa anda… - La empresa de Ale concentraba gran parte de su actividad en la ciudad y tenía un apartamento en alquiler que compartía con su pretencioso compañero.

Yo: no quiero molestar

Ale: no seas tonta… Ramón no está, sé que es eso lo que te molesta.

De nuevo me encontraba en situación de "ataque", la excitación se apoderó de mi, aunque sabía que la timidez de Ale le convertía en una fortaleza casi inexpugnable.

Llegamos a su apartamento, era un estudio con una habitación con dos camas, el baño aparte, una cocina americana con barra minúscula y par de banquetas y un salón de escasos metros en el que apenas entraba el sofá, una mesita de centro y de milagro la tele.

Ale me animó a una última copa, lo quise interpretar como una invitación para que insistiera.

Tuvimos la típica conversación en que me ofrece su cuarto para dormir, me negué.

Yo: de ninguna forma!!! , yo duermo en el sofá! - dije poniéndome digna - anda ve a ponerte el pijama- y lo mandé al cuarto, yo en el baño me puse el mío, la parte de arriba era una camisa de botones algo más de una cuarta por debajo de mi entrepierna y que bien podía parecer un camisón corto, así que no me puse los pantalones para mostrar mis piernas y quizás en algún "descuido" mis braguitas...

Él hizo como si no se fijara, pero se notaba nervioso, el camisón era lo suficientemente transparente para que fijándose un poco se pudieran adivinar mis pezones que se estaban poniendo duros.

Sirvió las copas y las dejó sobre la mesita, nos sentamos en el sofá, tomó el mando de la tele, pero se lo fui a arrebatar, forcejeamos de broma y me empezó a hacer cosquillas mientras me rozaba disimuladamente los pechos y yo me dejaba, la situación me estaba sobreexcitando, ¿hasta donde quieres llegar Ángeles? me preguntaba a mi misma, sólo quiero saber que me desea, tener la certeza de que se acostaría conmigo, sólo saberlo me bastaría me contestaba sabiendo que en el fondo no era del todo cierto mmm lo cierto es que sus caricias me encienden de un modo que no se si podré parar… ¿pero qué soy? ¿una calientapollas? si le llevo hasta el extremo ¿cómo pararle? y ¿cómo pararme yo? el momento de parar es ahora … o nunca… paré el juego y me dejé caer en el sofá para ganar unos segundos y pensar.

Él me mira.

Yo: no, en serio, si quieres pon la tele, es que no suelo tener compañía y prefería charlar Ale-

Él sonríe, deja el mando sobre la mesa, toma su copa y me acerca la mía; es un caballero y mono y tiene un cuerpo atractivo; charlamos de cosas banales no puedo evitar pensar en su pene, en cómo será , se nota que no estamos centrados en la conversación, hay tensión entre los dos, sé que él no dará nunca el primer paso, y yo no sé si quiero darlo, me gustaría decirle que me gusta, que me excita y recordarle que tengo marido, aunque él lo sabe, que no suelo hacer estas cosas pero que él es diferente que no quiero ser "la típica infiel" pero que me gustaría masturbarnos juntos, que quiero tomar su pene, notarlo vivo entre mis manos como un objeto precioso y notar que derrama su deseo entre mis dedos, que no quiero que me toque, sólo que me desee que se deje hacer, que se abandone a mis manos, que no sé como decírselo, que sé que es extraño pero que me deje masturbarlo… es la primera vez que lo pienso con tanta claridad, me atraen los penes de desconocidos y ver cómo me regalan sus agradecidos chorros de semen …

Me dejo caer abatida en el sofá me agota esta situación, no sé cómo seguir adelante, quizás es el momento de retirarse que aún estamos a tiempo… miro de reojo su entrepierna

Él: ¿que te pasa?

Yo: Estoy cansada

Él: te dejo dormir?

Le miro, la decisión es mía, sólo tengo que decir: "si" y se irá a la cama, me dejo caer hacia el lado y coloco las piernas sobre su regazo.

Yo: quizás sea abusar pero ¿me das un masajito en los pies? … anda porfaaaa - le digo poniendo mi mejor cara de niña buena-

él sonríe y me comienza a masajear los pies, en mis muslos noto su pene a través del pijama, está claramente excitado, Ale se pone colorado, sabe que lo noto y sabe que no hago nada por retirar mi pierna, aprovecho el vaivén de su majase en mis pies para rozarle rítmicamente el pene, noto como el calor de su sexo sube por mi muslo y como se "cuela" por mis nalgas hasta llegar a el esfínter de mi ano y mi vulva uufff, estoy realmente caliente, deseo palpar su paquete y confesarme, noto su respiración agitada, no se atreve ni a mirarme.

Yo: no te preocupes- le digo tranquilizadora- es algo involuntario y normal en los hombres - y mientras lo digo le froto ahora de un modo evidente con mi pierna haciendo hincapié en su erección. Él sonríe con esfuerzo y me mira a los ojos.

Dejo caer mi mano en su pierna, él ha abandonado su masaje y me sigue mirando, me tiembla el pulso y gano terreno poco a poco en dirección a su entrepierna, miro su cara buscando en sus ojos su consentimiento, me encantaría masturbarlo tal y como estamos, mirando sus ojos y notando su humedad derramarse sobre mi culo y manchando mi camisón y mojando mi piel.

Lo deseo, mi respiración se acelera más que la suya, me siento viva y ardiente, casi en éxtasis, el sexo me hace sentir tan viva…¡Suena la cerradura de la calle!!!, Ale activado por un resorte invisible, de un salto se coloca de pie junto a la tele y toma su copa, aún no tengo tiempo de procesar que ha ocurrido cuando aparece tras la puerta Ramón!

Me recompongo como puedo, casi me dan ganas de llorar.

Ramón: hola! vaya sorpresa Ángeles! - le devuelvo un saludo forzado.

Ale: no tiene hotel, se queda esta noche con nosotros, espero que no te importe, no contaba contigo hoy….- Ale trata de disimular su erección, Ramón conoce a la esposa de Ale y a veces coinciden en cenas de empresa, es una situación comprometida, por suerte Ramón está mas pendiente de mi que de su amigo.

Ramón se suma a la fiesta y se sirve una copa, se sienta a mi lado en el sofá, Ale me mira nervioso y se toma su copa a grandes sorbos, me siento fatal, excitada, humillada allí en camisa con el buitre de Ramón a mi lado en el sofá, la conversación se vuelve surrealista, Ale no atina decir nada coherente y yo hago hincapié en mi cansancio, Ale termina su copa en tiempo récord y recuerda a su compañero de piso la reunión mañana.

Ale: deberíamos irnos a la cama- y se va al baño - voy a cepillarme los dientes -

Ramón no deja de hablarme, me mira las tetas cada vez con menos disimulo, la dureza de mis pezones no remite, la situación es humillante, me cuenta sus batallitas tratando de impresionarme. Ale sale del baño sin su erección, se ha masturbado, pienso, y me pone caliente la idea impidiendo que vuelva a un estado "normal", me disculpo y entro en el baño, por suerte mi maleta la dejé allí, tengo el pantalón del pijama pero no puedo salir ahora con él, me pongo un sujetador, el sólo roce de la prenda en los pezones me molesta de lo excitada que estoy, salgo.

Ale y Ramón conversan junto a la puerta de su cuarto y acuerdan ir a la cama, Ale me desea buenas noches y entra en su cuarto, pero Ramón se vuelve hacia mi ...

Ramón: me termino la copa y te dejo descansar- se sienta a mi lado de nuevo- ¿no te importa?

yo: estás en tu casa- me mira las tetas, noto una expresión de decepción primero que cambia a sonrisa después, me mira a los ojos y me doy cuenta de que ha sido un error: ahora sabe que no me importaba enseñar mis pezones a Ale y que interrumpió algo entre Ale y yo, y sabe que debo estar excitada, lo que no sabe es cuánto!

Mientras charla conmigo deja su mano apoyada en el sofá cerca de mi pierna y me roza, me siento acosada, ¿sentiría lo mismo Ale conmigo hace un rato? tendemos a pensar que sólo las mujeres se pueden sentir así ahora ya me toca la pierna con el envés de su mano, siento escalofríos pero no me retiro aunque me repugna la idea de que me sobe.

Ramón ya me acaricia el muslo sin reparo, es en estos instantes de vértigo cuando conecto conmigo misma y soy sincera, desnudo mi cerebro para mi, Ramón mete su mano bajo mi camisón y acaricia mis bragas, haciéndome despertar de mi ensimismamiento, no quiero que me toque, me late con fuerza el corazón, echo el culo para atrás y protejo mi pubis con las manos.

Miro su abultada entrepierna y por un segundo olvido que es Ramón el dueño de este pene y me concentro en mirar su paquete mmmm, la promesa de verlo desnudo, libre y alzándose para mi me hace olvidar el mundo.

Hace rato que sólo puedo oír nuestras respiraciones que son ya casi gemidos uufff, de nuevo su mano acosadora llega a mi pubis, con un movimiento rápido echa a un lado la tela de mis bragas, mi temperatura corporal contrasta con el aire fresco que entra y recorre mis labios íntimos… me arranca un gemido imposible de reprimir mmmm, cierro los ojos y me muerdo los labios para no gemir más, me tapo con mi mano la entrepierna, no quiero exhibir mi intimidad a los ojos de Ramón.

Me agarra la cintura, me acerca hacia si, me besa, aparto mi boca, la suya huele a tabaco y alcohol; ataca de nuevo besando mi cuello al tiempo que toma mi mano y la aprieta contra su sexo mmmm me resisto pero noto su dureza, su tamaño, su calor, casi pierdo el dominio de mi misma, pero es mayor mi repulsa hacia Ramón que el deseo hacia su pene.

Pienso en rendirme y masturbarlo pero Ramón va a querer más, necesito sacar fuerzas y parar esto… él aprovecha mi indecisión para seguir, me quita los botones y me baja el sujetador, lame mis pezones… ahhhg me recorre un calambre hasta mi vientre, me arqueo involuntariamente ofreciendo más mis senos, los aprieta con tal ansia que me hace daño, me saca del clímax, aprovecho el momento de fuerza y me pongo de pie para frenar esta locura.

Ramón baja su cremallera, sólo el sonido basta para hipnotizarme, casi no puedo respirar, noto el sabor de mi excitación en el cielo de mi boca, estoy mareada, al fin saca su pene por el hueco de la cremallera mientras lo masajéa, acerca su cara a mi y noto su respiración caliente en mi sexo, me agacho y toco su pene duro, se pone de pie frente a mi y me comienza a bajar las bragas, mi sexo queda parcialmente descubierto y su miembro roza la entrada, Ramón empuja y comienza a entrar la punta, esto me devuelve a la realidad ¡no quiero ser penetrada por nadie que no sea mi esposo!! ¡y menos por alguien como Ramón!!! me giro de modo que su glande sale de entre mis bragas y se apoya en mi muslo, es una auténtica lucha.

Quiero parar, ya no me excita la situación, me empieza a perecer violenta, pero no él no parece darse cuenta, me toma de la cintura, me termina de girar, me empuja y haciéndome perder el equilibrio quedo apoyada sobre uno de los banquetes altos de la cocina, me dispongo a decirle que pare… entonces giro la cara y puedo ver la puerta semiabierta del dormitorio, la luz del salón entra y me deja ver a Ale, tumbado en su cama, estoy en su campo de visión, puedo distinguir su cara y cómo me mira, Ramón sigue en sus quehaceres y me baja completamente las bragas, la mirada de Ale clavada en mi me consuela en parte y en parte me excita, pero me hace sentir muy avergonzada también.

ahhhh! noto la polla de Ramón abrirse camino en mi vagina, que bruto! me la hunde de golpe y me duele, es la primera vez que alguien que no es mi esposo me penetra, tengo ganas de llorar, la polla sale di mi y la noto entrar de nuevo con violencia, casi me tira y la banqueta cae al suelo, me agarro a la barra de la cocina, levanto un pie para sacar las bragas de uno de mis tobillos y poder conservar el equilibrio, de nuevo miro a Ale, es mi consuelo mientras Ramón castiga mi vagina, me folla con furia, mientras pienso en Ale, él no me hubiera importado que me penetrara, pero lo que me está ocurriendo me da asco, mis pezones friccionan violentamente contra la encimare al ritmo de los embates de Ramón y me excito aunque no quiero, noto que me humedezco más y más, me avergüenzo de mi misma, no quiero excitarme pero lo estoy haciendo y mucho… Ramón alcanza con su mano a desabrocharme los botones que quedan y me quita la camisa y desabrocha el sujetador que colgaba de mi cintura.

La vergüenza que me invade no puede ser mayor, totalmente expuesta, excitada sin quererlo, y desnuda, siendo violentamente poseída por un hombre a quien desprecio y que ni se ha molestado en bajarse los pantalones para follarme ante la impotente mirada de otro hombre con el que me habría gustado acostarme… quiero cerrar los ojos y que todo pase, pero no dejo de mirar a Ale, mi cuerpo se hace autónomo y actúa sólo, mis caderas se mueven buscando acoplarme al ritmo de la follada, mi garganta emite gemidos que yo no ordeno, mi esfínter anal se dilata y contrae exigiendo una parte de placer que no encuentra, mis pezones duros buscan el roce de la encimera fría, la humedad puebla ya mi entrepierna incluso gotea… mientras cada poro de mi cuerpo está saturado de sensaciones de placer.

Detestando hacerlo, miro hacia atrás, veo la cara de mi amante no elegido, quiero dejar de mirar pero mi cuello se paraliza a la espera de su polla, quiero verla un instante antes de que vuelva a meterse en mi interior y apreciar a la vista la grandeza que me rellena y me enloquece involuntariamente de tanto placer, Ramón adivina mi deseo, hace mis caderas a un lado, saca su miembro orgulloso, lo deja quieto en el aire latiendo con violencia y lo mete sin compasión de nuevo en mi raja que lo espera con resignación y deseo, me hipnotiza el espectáculo, y contemplo mi cuerpo desnudo, rendido ante mi amante que repite una y otra vez la retirada de su miembro para mostrármelo mojado de mis flujos y devolvérmelo a mi interior con cada vez con más y más violencia

Vuelvo a acordarme de Ale y lo miro, sigue allí inmóvil, quiero que sepa que es él quien debía estar allí, pero por encima de la humillación que siento, la polla de Ramón exige con derecho legítimo mi placer porque me perfora literalmente el alma del modo más profundo y hancho que jamás he sentido, me folla sin delicadezas, me duele y quiero que sea así, que me duela, pagar con dolor y humillación tanto placer me ayuda a sentir que es menor mi culpa.

Ale me sostiene la mirada, noto su reproche, quiero romper mi silencio para hablarle, necesito hablarle, quiero gritar que me perdone por dejarme follar así y grito! grito! para decírselo de una vez pero de mi garganta sale: FÓLLAMEEEEEEEE!!!!, no puedo creerlo pero es lo que oigo en mi voz: Fóoooooollame!

Ramón me oye y se calienta más si puede ser, me agarra por las caderas arañándome con sus uñas, me posee como una bestia, noto sus testículos tras la tela del pantalón chocar con mi culo, casi pierdo el sentido de placer y grita:

Ramón: ahhh!!!!!

Noto que se corre dentro el muy cabrón, ahhhh me inunda las entrañas, noto su leche caliente en mi vagina, aminora su vaivén, miro a tiempo para ver como me la saca y derrama sus últimos chorros sobre mi espalda y sobre mi culo, su polla comienza presentar signos de flaccidez y yo sigo caliente, aún no tengo mi orgasmo, Ramón se guarda su polla y cierra la cremallera, me da una palmada en las nalgas y sin preocuparse de si he terminado me habla:

- ¿te ha gustado eh? - pregunta orgulloso-

Yo no dejo de masturbarme estoy cerca del orgasmo y quiero acabar con esto, Ramón se sienta en el sofá con su copa mientras yo desnuda sigo mi paja desesperada, se enciende un cigarro y fuma satisfecho, noto su semen que sale de mi entrepierna y gotea sobre mi pie, se acerca el orgasmo más y más, me tiemblan las rodillas, Ramón sigue fumando orgulloso, acomoda su polla dentro de los pantalones, noto su mirada sucia recorriendo mi piel desnuda, la humillación y la vergüenza me ponen la carne de gallina pero me excitan, por fin llega el deseado orgasmo, lo quiero alcanzar buscando la mirada de Ale, pero se ha girado en la cama, no me mira, me ha dado la espalda y me siento muy sola, miro a Ramón a los ojos y me corro con un grito sofocado y logrando por fin susurrar entre sollozos: … perdoname… mientras miro de nuevo a la cama de Ale.

A la mañana siguiente amanecí desnuda en el sofá, Ramón ya no estaba, me despertaron los ruidos de Ale preparando el desayuno, se había pedido el día libre, durante un rato me hice la dormida hasta que fui capaz de superar la vergüenza para decir:

-buenos días… -

Pero esto es otra historia.