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Isabela (I): Le necesitaba a él, pero me apaño sola

en Autosatisfacción

Hace tiempo que no escribo, y no porque no me hayan sucedido cosas, he pasado unos meses repletos de emociones.

Hace unos meses sucedió algo que comenzó a cambiar mis gustos o quizás a despertar necesidades que no sabía que tuviera. 

El pasado mes de abril, por mi cumpleaños, mi esposo me propuso comprar algún juguetito erótico nuevo, de vez en cuando renovamos para reavivar emociones.. entramos en una tienda erótica on-line y estuvimos mirando, en esta ocasión compramos un par de cosillas de tema fetichista (me estaba acabado de leer 50 Sombras de Grey) y también un huevo vibrador con mando a distancia (mi juguete favorito desde entonces), el caso es que esta tienda, tiene una sección de fotografías eróticas, a mi no me atrae especialmente el porno (soy más de relatos), pero mi esposo entró a curiosear y para mi sorpresa me excité enormemente (os la recomiendo, sobre todo a las chicas: laisladegreta.com , aparatado: inspirations) el caso es que hicimos el amor a lo salvaje.

Una semana más tarde yo salía a uno de mis viajes de empresa… y ahí comienza esta historia. Por supuesto llevaba mi nuevo juguetito.

Me hospedé en mi hotel, las reuniones y rutinas durante el día, y a la tarde-noche llegaba, me duchaba, me colocaba mi huevo y me iba a cenar con mi mando a distancia, suelo cenar en el hotel, así que cuando acabo, ya estoy excitadísima y a punto de caramelo, me tomo un ron y subo a mi habitación, pongo la web de la isla de Greta y acabo teniendo el orgasmo que se ha ido cociendo a fuego lento durante la cena con ayuda de mi amiguito secreto… esta era mi planificación para la larga semana que me quedaba por delante.

Pero el tercer día, mientras cenaba me di cuenta de que era el centro de atención de un hombre que cenaba como yo, solo en el hotel, trajeado, con corbata impecablemente colocada a pesar de la hora, me miraba disimuladamente, pero en dos ocasiones alcé la vista y lo pillé in fraganti clavándome sus ojos, él retiraba la mirada pero no ocultaba una sonrisa en sus labios. Comenzó a aparecer en mi cuerpo la sensación del morbo, me gusta sentirme deseada por desconocidos y especialmente si son ejecutivos trajeados a lo Christian Grey. Cogí mi bolso con la excusa de mirar mi móvil y accioné el mando a distancia para aumentar levemente la intensidad de las vibraciones de mi juguetito; el hormigueo me subía desde mi vulva llegando disiparse en la boca del estómago, tuve que morderme los labios, pero no fue suficiente para ahogar un leve suspiro que escapó de mi boca, ¿me habrá oído? pensé…

Al dejar de nuevo el bolso y levantar la vista, el hombre había desaparecido. Desilusionada me quedé inmóvil unos segundos, hasta que las vibraciones que provenían de mi vagina me hicieron volver a la realidad, me había dejado en un terrible estado de excitación, pedí la cuenta y me fui a mi habitación sin terminar de cenar, abrí mi portátil y busque en la galería de la web, sé que hay muchos hombres trajeados, dominadores… me quedé completamente desnuda, con el portátil frente a mi, abrí las piernas todo lo que fui capaz, puse las vibraciones al máximo y fui pasando fotos de la galería, sin tocarme, mi excitación iba en aumento, las vibraciones me hacían gemir, ardía literalmente, sabía que en el momento que me rozara el clítoris tendría mi orgasmo inmediatamente, pero lo posponía, luchaba con la voluntad propia que parecían tener mis manos, que instintivamente hacían una y otra vez amagos de aproximación a la entrada de mi sexo, quería que aquello durara, quería sufrir de deseo, mezclaba en mi mente las imágenes de la web con las de aquel ejecutivo del restaurante, miraba mis pezones erguidos y mi vello púbico humedecido, me gustaba verme así, tan sexual, tan ardiente…

Aunque me libero cuando estoy muy excitada, no logro atravesar la barrera de la palabra, mi esposo se queja que que folló en silencio , que no pido lo que deseo, que tiene que adivinarlo, pero es que cuando escucho mi voz diciendo obscenidades, se apodera de mi inevitablemente una sensación de vergüenza… sin embargo en ese momento me sentía distinta, muy… caliente, liberada quizás, a solas en aquella habitación de hotel, abierta de piernas frente al portátil, con un vibrador en mi sexo mientras pensaba en un desconocido, me apetecía decir cosas, me apetecía oír mi propio pensamiento.

-Mmmmm siiii… mmmmm

Comencé a gemir, pasaba las fotos y me fijaba en aquellos miembros, tan viriles, tan erectos.

-Necesito que me toquen, que me follen, ummmm.

Me retorcía moviendo las caderas y frotando mi culo contra las sábanas…

-Si, quiero que me follé alguien… quien sea… me da igual… pero que alguien me folle ahora mismo.

Me estaba gustando oírme, me calentaba, me estaba recreando en mis pensamientos, que surgían al margen de mi voluntad y sacaban a flote deseos de una intensidad desconocida para mi… en este abandono estaba cuando de pronto la siguiente imagen de la galería me excitó sobremanera, una mujer hermosa, dulcemente serena, desnuda, esposada con las manos a la espalda, estaba arrodillada frente a un hombre de chaqueta y corbata; el hombre, con la misma mano con la que sostenía una cadena a la que estaba sujeta la chica, la acercaba hacia sí suavemente. La mirada sumisa de ella estaba complacientemente fija en el pene erecto del hombre, que asomaba, saliendo casi por completo, de sus pantalones. 

Era la combinación de sumisión y abandono de ella, la seguridad dominante mezclada con la amabilidad de él, la belleza de ella y la hermosura de aquel hombre del que me faltaba dolorosamente la visión de sus huevos, acariciando con su polla suavemente la mejilla, boca y hombro de ella… era una combinación con una casi insoportable carga erótica. La cara del hombre no se veía, me fue fácil imaginar que era mi admirador del restaurante, y yo me identifiqué con ella, mi vibrador seguía trabajando implacable, las ondas me llegaban a los pezones, seguía sin querer correrme, seguía sin querer tocarme, pero no pude evitarlo…

-Mmmm, te deseo… (salió de mi boca)

Succioné mi dedo imitando el abandono de aquella hembra, dejé que mi saliva fluyera mientras gemía y succionaba, unas gotas cayeron de mi boca a mi torso, las recogí con mis dedos y la extendí por mis pezones, mis caderas se movían solas, buscando alivio en el roce con la cama, mis ojos no apartaban la vista de la imagen, la sensualidad de ella, la dureza del pene, las manos esposadas, la polla de aquel hombre. Mi mano dejó de obedecer y bajó a buscar mi clítoris, como lo hace ahora, mientras escribo recordando aquel momento, dios! que escena!, que rica, que dulce, que excitante, que caliente…

-Que POLLA!!!- Grito de pronto.

El orgasmo se acerca, está ya a las puertas, me agito, acaricio mi clítoris, gimo y gimo, quiero tirarme de espaldas en la cama y correrme pero no lo hago, quedo hipnotizada, quiero que el orgasmo me sorprenda mientras miro aquella foto…. ya viene… me entran ganas de hacer pis… mmmm no puedo parar ahora… es orgasmo ya está aquí… ahhhh  se me escapa un poco de orina, me contengo pero el orgasmo no espera, sigo vibrando fuera de mí… ahhh

me corroooo, me corrooo…. ahhhh!!!… me meoooo… no puedo parar, me corro intensamente…

-Dame tu leche!!! - Grito mientras me abandono totalmente… me estoy orinando en la cama pero ya no me importa, no se si es un orgasmo larguuiísssimo o varios seguidos, me tiro de espaldas en la cama y me sigo corriendo, en sucesivas oleadas de placer puro que recorren mi cuerpo, con cada una, un espasmo, con cada espasmo un chorro de pis, y con cada chorro un gemido… cinco, seis, siete, no sé cuántas veces… me corro!! me meo!! y me vuelvo a correr!! el último gemido se prolonga, mi vientre se contrae mecánicamente, mi tronco se semi incorpora mientras mis piernas se estiran y se vuelven rígidas como el mármol, mis dedos frotan con desesperación el clítoris… un alarido interminable empalma con un grito ahhhhhhhh… todo mi cuerpo está contraído, éxtasis y un gran orgasmo final, se ahoga mi grito, se relaja mi cuerpo y caigo de espaldas, por fin quedo derrotada en la cama exhausta, aturdida, mojada; empiezo a recuperar la respiración, las vibraciones, me recuerdan la presencia de mi juguete dentro de mi, me doy cuenta de que mis dedos aún sostienen apretando mi pezón, lo libero despacio, está dolorido, suspiro y alcanzo el mando, apago el vibrador, me pongo de pie y me voy al baño, me tiemblan las rodillas, me saco el juguete y termino de hacer pis… 

Retiro las sábanas, ahora me siento extraña, pasada la lujuria, me invade la vergüenza… pero me ha gustado, y un poco he cambiado… me gusto así, me voy a dormir, que mañana trabajo; y me abandono al sueño, desnuda, boca abajo, notando en mi sexo la aspereza del colchón desnudo y sonrío.