Virtualidades
Encontré tu mensaje en mi bandeja de entrada te sentiste tocado por la
sensualidad de mis palabras, ellas se metieron en la intimidad de tu espacio,
acariciando tu imaginación, excitando tus sentidos. Y tu mensaje ahí, hacia que
tus sensaciones llegaran a mí transformadas en letras, eran ahora tus palabras
las que se estrellaban en mi mente erizando mi piel.
Puedo ver lo que escribiste así como ves lo que escribo, entonces realmente
estas allí, existís más halla de estas palabras. Y estás ahí del otro lado del
mundo dejándote arrastrar hacia el universo privado de mis historias cada vez
que me lees. Y yo te recibo aquí desde mi espacio dejando que entres para
transformarte en uno de los personajes que habita este universo mágico de mi
mente.
Te sientas frente a tu máquina y lees mi relato, sientes el aroma que describo y
puedes ver mis ojos y recorrer con los tuyos cada una de mis curvas, en tu mente
podría ser tantas; un ángel sutil o una diosa apocalíptica, puedo ser permisiva
y dulce o una perra dominante, todo dependerá de lo que decidas hacer de mi.
Mientras tanto yo leo cada cosa que me decís y sonrío, te imagino leyéndome, te
imagino imaginándome. Puedo sentir tu mirada recorriendo la imagen que creaste
de mí y también yo te hago corpóreo.
Una pantalla nos separa y nos une, entablamos un nuevo contacto gracias a una
pequeña ventana de chat, quién diría, ahora tus palabras son mas reales, ahora
tienen reacción espontánea frente a las mías. Y aunque ahora conocemos nuestras
caras seguimos sin conocernos.
Somos seres con vidas hechas en dos mundos distintos, vos en el tuyo yo en el
mío, pero una fuerza poderosa nos unió y ahora estamos acá sentados frente a
frente a kilómetros infinitos de distancia, diciéndonos cosas, llenando nuestras
mentes, acariciándonos virtualmente. Un instante mágico derribó las distancias y
nos transportó a una dimensión paralela, ahí estabas parado mirándome directo a
los ojos, no pude evitar sonreírte, tenerte tan cerca me dio pudor y tuve que
bajar la vista, mi impulso de timidez despertó tu voracidad masculina, te
acercaste tanto que podía sentir tu aliento en mi frente, y cuando levanté mi
rostro para verte, vi en tus ojos que llegaría nuestro primer beso; y así fue,
cerré los ojos dejando que tu boca saboreara mis labios que recibían los tuyos
apenas entreabiertos , para sentirlos carnosos y tibios y dedicarme a
succionártelos delicadamente.
Acercaste mi cuerpo al tuyo, se sentía tan agradable el calor de tu abrazo; y
tus besos, que ricos tus besos ambos empezábamos a sentir como el deseo crecía,
el tuyo se manifestó súbitamente, sentí tu miembro golpearse contra mi abdomen,
queriendo escapar de tu pantalón. Mi entrepierna hervía de deseo y podía
percibir la humedad bajo mi ropa.
¿Dónde estábamos? Imposible saberlo nuestro ambiente parecía mutar
constantemente, cambiaba la iluminación, los colores, los aromas, los sonidos,
solo vos y yo permanecíamos constantes suspendidos en esa realidad virtual,
tocándonos lamiéndonos, restregándonos. Cuando cada una de nuestras prendas
terminó de abandonar nuestros cuerpos y solo rozábamos piel con piel, todo a
nuestro alrededor se había acomodado para nuestro deleite, una música enérgica y
sensual llenaba un entorno tenuemente iluminado, unas sábanas de suave satén
acariciaban mi espalda y vos exquisito amante, era como si habitaras mi mente,
supiste exactamente lo que tus labios producirían en mi piel, besaste con pasión
húmeda mis clavículas y el huequito que ellas forman en mi cuello, bajaste con
tu sabrosa lengua recorriendo mi esternón lamiendo ese espacio que se forma
entre mis redondos pechos mientras tus manos los apretaban uno contra el otro
para que tu cara entera quedara sumergida en ellos, dejaste un camino brillante
con tu saliva que cruzo por mi ombligo y siguió bajando atraído por el aroma
seductor de mi feminidad. Y allí con tu rostro ardiente frente a mi vagina
empapada me miraste yo apoyando mis codos sobre la almohada te mire y con una de
mis manos acerque tu rostro a mi depilado monte de venus, tu nariz se rozo por
mis pelitos provocándome un pequeño estremecimiento y valiéndote solo te tu
poderosa lengua te colaste por entre mis labios haciendo que se mezclen tu
saliva con mi miel, formando una exquisita mezcla de humedad plena, dos de tus
dedos se introdujeron fácilmente dentro de mi mientras tu lengua impaciente
danzaba en mi clítoris logrando que mis latidos se mudaran solamente a ese
rincón deleitado, ya casi no podía respirar de gozo y supiste que me acabaria en
tu boca eso basto para que aumentaras el ritmo para que me llevaras al limite
total del orgasmo deseado
pero paraste, te incorporaste mirando mi rostro
hirviente sacando de mis genitales tus dedos bañados y me acariciaste la boca
embadurnándome de mi propio placer, me mirabas con esa mirada de bestia
perversa
-¿queres que te la meta?- dijiste
-sí- respondí
-ahora no- me dijiste mientras te retirabas el prepucio del glande dejándome ver
esa cabeza rosada y brillante
-dejame conocer tu boca primero-
Mi conchita hervía de deseo, el orgasmo deseado había quedado ahí concentrado,
esperando, y quería tenerte adentro mío; pero me gusta tu juego, me gusta que
quieras que te la chupe, me gusta que me hagas desear. Caminando como un gatito
sobre la cama me acerque a vos, que estabas parado más lejos con la pija en una
mano y cuando la tuve delante de mi cara, te miré, la apuntaste directo a mi
boca y la bese con un beso bien apretado y mojado y seguí besándola sin darte
todavía el gusto de metérmela en la boca, mi lengua jugueteaba con tu punta
hirviente mientras una de mis manos recorría todo el tronco distribuyendo saliva
para que sientas mucho mas rica mi caricia, te miraba, te sentía deseoso. Y la
tenes tan rica, tan dura, tan caliente que no pude más que tragármela entera,
succionándola cada vez que me acercaba a la punta. Sentía como crecía en mi
boca, como latía, como quería explotar
.pero paré. Me incorporé mirándote y
parándome frente a vos, enfrentando tu mirada de bestia con mi mirada de
domadora, te reíste entendiendo mi provocación y me empujaste suavemente en la
cama, sin darme tiempo a nada de una pierna me tiraste hacia vos y me diste
vuelta dejándome aplastada contra la cama y con todo tu peso encima de mi, tu
cara sobre mi mejilla me lames la oreja y susurras
-hoy sos mi perra privada, ¿no te haces una idea de cómo te voy a cojer?
Y empujando mis piernas con tus rodillas me las abriste penetrándome de un solo
impulso, una de tus manos se deslizó debajo de mi levantando levemente mis
caderas y dejando que tu verga se metiera hasta el fondo mientras dos de tus
dedos estimulaban mi clítoris, bañándose con mis jugos, tus embestidas eran
cruelmente salvajes, entrabas y salías de mi, como si fuera la primera o la
ultima vez que cojias en tu vida. Mis gemidos pasaron de pequeños suspiros hasta
llantos de angustia, hacia tanto que te deseaba, te había soñado de todos los
colores, había imaginado tu piel, tus músculos, tu fuerza. Y estabas superando
mi poderosa imaginación con creces, estabas siendo todos mis personajes juntos,
estabas siendo lo que había esperado y mas. Todo mi cuerpo te gozaba y toda yo
me acababa en tus sacudidas, no fue un orgasmo, fue una cadena infinita, que se
diluyo de a poco.
Fuiste paciente y resististe bien mi vibración te contuviste para acabarme en la
boca, habías quedado prendado de mi boca y querías ver como me tragaba tu
explosión blanca. Pero sabias que mi cuerpo estaba demasiado aletargado para
moverme, así que vos mismo me la pusiste allí, ya estabas casi listo no necesite
lamerte mucho tenias todavía la sensación de mi conchita acabándose en vos,
apretándote en cada orgasmo. Te agarre con mi mano y la introduje en la boca
tragándome los restos de mi clímax que sabía a mucho. Mirándote con esa mezcla
de gatita satisfecha y de loba asesina, te la chupe hasta que te gozaste entero
y como un volcán hiciste erupción en mi llenándomela de golpe y aunque la trague
con placer algunas gotas se escaparon deslizándose por la comisura de mis
labios; sin dejar de mirarte los lamí tragando cada una de tus gotitas y viendo
como me mirabas.
Como me mirabas
como te miraba
nos mirábamos preguntándonos quiénes somos,
porqué podemos comprendernos tanto, que fuerza nos junto. Ninguno dijo nada,
acariciabas suavemente mis labios con la yema de los dedos
asi nos vimos
desvanecernos en forma de píxeles de color que flotaban por el aire
evaporándose.
Cuando reaccioné seguía allí frente a mi pantalla y vos ahí del otro lado frente
a tu pantalla respirando agitado con gotitas de sudor en la frente.