Atrapar un suspiro.
La libertad, descubrir el mundo, sentir en mi cara la caricia del viento, ir de puerto en puerto como un pirata, robando corazones y disfrutando del infinito.
Abrir nuevas fronteras, entrar en el desconocido y hacerlo mío. Soy la bandolera que atrapa tu mirada, la que sin permiso acaricia tu cuerpo y se funde en ti.
No podrás retenerme, soy arena que se escapa de tus dedos, soy el aire que a secas rozó tus pulmones en un aliento que no pudiste atrapar.
La brisa, esa soy yo, no me quedare, no importa cuántas amarras me eches, soy libre.
¿Qué me quieres?
¿Qué me necesitas?
¿Me quieres porque me necesitas? O ¿me necesitas porque me quieres?
Dejemos los eufemismos, no creo en el amor que se amarra, el que amordaza y has callar todas las palabras que deben ser dichas. ¿Por qué? Porque el amor debe ser por nada. Amar por nada, sin necesidad alguna.
Soy aire que vino con un suspiro ahogado por el deseo, lo intentaste amarrar pero se escapó, ya era tarde, ahora sientes la pérdida, pero cuando me tenías no me viste, no te faltaba.
Sopla.
Sin aire en los pulmones.
Sopla.
¿No puedes? Estoy aquí. Inspira.
No. No me retengas, déjame libre y me veras junto a ti.
No. Deja ya esas ataduras, sopla.
No me necesitas, sopla, también tu eres libre, mira la arena en tus pies, fúndete con ella, ama sin mí, amate a ti mismo por lo que eres y por lo que quieres ser. Sé tú el bandido, no el carcelero que me quiere atrapar.
Es fácil. Mírame.
Inspiro.
Te tengo, te siento, dejó que se tiemple mi corazón y soplo.
Eres libre y eres mío.
Ahora tú. Cierra los ojos. Inspira.
Me tienes, solo acaricio tu existencia. No me quieras porque me necesites, quiéreme por nada y sopla. Eres fortaleza sin mí. Estaré cerca, soy el aire.
Soy libre, y soy tuya.