Quien rie último rie mejor
El bufón del castillo cuatro décadas llevaba sirviendo a su tirano amo, el cual en recompensa a cada función, le gratificaba con el supuesto gran honor, de ingestar de su propio plato las sobras de su señor.
Reprendido en más de una ocasión, por su haraganería y falta de tesón, para el bufón no había opción, pues por el abandono de su función, la pena de muerte esperaría, por desobediencia a su señor.
En las áreas privadas del castillo, encontró a una bella dama, a quien con su encantadora palabrería, enamoró desde aquel día.
La dama en cuestión, era la amante de su señor, quien desaprobaba la pedante desconsideración, de su amante protector. Entre la dama y el bufón, arraigó la pasión y como en un juego de ajedrez, la dama y su peón, hicieron jaque al gran señor.
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Dama de Noche
Lucía un vestido muy provocador que dejaba muy poco a la imaginación de los hombres. Era una dama, pero una dama de noche. Salía de su casa sin rumbo fijo y devoraba calles con su andar sinuoso. No era guapa pero si enormemente atractiva, los hombres al verla pasar quedaban hipnotizados de sus curvas y de su sensualidad. Cuando estaba cansada entraba en algún bar nocturno sentandose en algún taburete cercano a la barra. Solía pedir ron con limón, reservando un centimetro de la mezcla para posteriormente y sin reparo alguno sacar sus pechos al aire y enjugarlos y al finalizar relamia sus labios. Los tipos del bar hasta el más timido no dejaban de mirarla, sus pechos mojados con aquella bebida eran muy apetecibles, durante unos minutos hasta que se secaban permanecían turgentes a la vista de todos. Algún osado se acercaba a ella invitandola a tomar lo que desease pero nunca aceptaba invitaciones.Una noche mientras sus pechos estaban secando un hombre se situó detras de ella y ni corto ni perezoso agarró sus pechos masajeandolos, para el asombro de todos los presentes, ella sonrió, había estado esperando encontrar a ese hombre que sin remilgos la hiciese suya. El caballero soltó un pecho y le agarró y tiró con fuerza de su hermosa melena. Ella se dejaba domar, la otra mano del caballero dejó el pecho y acarició el cuello de la dama. Sus labios se acercaron al oido izquierdo de ella y le susurró alguna cosa que a ella la hizo reir. dejó su pelo y su cuello y giró el taburete posicionandola justo frente a él, todo el bar estaba observando a aquella pareja y para el asombro de todos mientras separaba sus piernas, relamía y besaba sus pezones. Luego la vistió y cogiendola de la cintura se la llevó. Nunca mas se la volvió a ver por los bares, al parecer aquel caballero la tenía muy ocupada, y de la dama de noche tan solo quedó el recuerdo en las mentes de aquellos que la habían visto convirtiendose en una leyenda.