La fría tarde, de torrencial lluvia
pinta en las calles un triste paisaje.
Antes, en ellas se veía niños
jugando con barquitos de papel.
Yo evoco mis tiempos de marinero
cuando dirigía enormes navíos.
El gran capitán surcaba los mares
¡ y no le temía a la tempestad !
Hoy - época de niños sin ilusiones -
ya no existen chiquitos navegantes
pues sus sueños han sido perturbados.
¡ Cuánto anhelo salir a navegar
por estas caudalosas avenidas
para animar esta tarde de invierno !