I

Amante mío, estoy desnuda, más fresca que el agua azul

para tu noche de amor.

Cada extremo de mi boca,

cada esquina de mis miembros

se apresuran como ágiles peces

hacia tus tibias aguas.

Amante mío, yo deseo la mordedura de tus dientes

y me encamino temblorosa hacia cada uno de tus dedos,

me detengo a mirar tu cuerpo a través de oscura cerradura

e incontenible deseo se posa en mis húmedos senos.

Por ti se escapa la sequedad de mi boca,

mi mirada de brújula perdida en tus rincones,

floto voluptuosa en tus profundas aguas

y me abro como flor nocturna a tu plácida noche.

Mi cuerpo, fiesta fértil y lasciva.

Poséeme solitaria, desnuda ante tu noche,

siémbrame semillas olorosas a sal.

Mírame desnuda

con la hermosa sospecha

que mi vientre será fértil a tu salada lluvia.

Mi caverna, tibia y silenciosa, guarida perfecta

de tu solitario cuerpo,

Mi boca es suave entre tus dientes,

mi lengua, pájaro que anida en tu boca.

Por mi carne fluye sudor de hierro

y me prendo

como alga marina a tu confuso mar.

Soy la obra inconclusa

con infinitas posibilidades para un final.

Me entrego fácil a tus brazos,

con el misterioso encanto de un ritual.

II

Mi sensualidad esta muy marcada y siempre quiere entregarse a una libido continua... en la dulzura de tus brazos me encontraba amándote, abriendo cada una de mis pasiones y entregándome a todos tus delirios. El placer de tu cuerpo aprendió de mi, de todos mis fuegos internos, te socavada de placer con mi mirada y mis movimientos eróticos continuos.

Te daba fuerza en mis pasiones vehementes, hacia estremecer tus venas en los recipientes de los temblores de mi cuerpo, mime tu miembro con cada uno de mis besos, caricias y fluidos, acaricie cada una de tus partes y gustosa me entregaba a tu carne.