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Orina enlos bolsillos

en Fetichismo

Orina en los bolsillos

El estridente sonido del despertador, hacía que mis ojos se abrieran, para, casi al momento, volver a cerrarlos debido a los rayos de sol de primavera que se colaban por mi ventana. Las agujas del reloj marcaban las siete y treinta y dos de la mañana, y auguraba un día tan caluroso, como sofocante.  Ese siete de abril comenzaban mis vacaciones y lo único en lo que llevaba pensando durante toda la semana, era que, hiciera un día con calor para disfrutar de mi primer día de paseo por la playa.

Me llamo Gabriel, y hace treinta y cinco primaveras que me dio a luz, la autora de mis días. Tengo una altura de casi el metro setenta, y si, estoy gordito, no me gusta el deporte, me cansa mucho. Lo único que me gusta es pasear. Mi vida sexual es muy pasiva, pero cuando consigo estar con una mujer, me desvivo por ella. No le hago ascos a nada en lo referente al sexo, y cuando digo a nada es nada, (supongo que por el titulo del relato os haréis una idea).

Pero volviendo a mi primer día de vacaciones, estos hechos ocurrieron hace ya tres años, después de un café con tres o cuatro galletas, tomé la bicicleta y conduje dirección a la playa, una muy bonita situada en el norte de España, con una ilusión y tranquilidad enorme.

No había nadie en la playa, ni un alma, pensé claro esta, que a las nueve y media no habría nadie. Estire la toalla en la fina y seca arena, con dos puñado de arena construí lo que parecía una almohada para estar mas cómodo y me tumbe boca arriba, así estuve aproximadamente unos veinte minutos cuando cogí un cigarro y me levante para fumármelo mientra daba un paseo.

Al volver hacia el lugar donde había dejado mis enseres, observe que a unos tres metros de mi, una mujer de unos treinta años estaba dándose crema por los brazos y piernas, unas piernas bonitas para mi gusto, blancas y con unos muslos rollizos, llevaba un bikini de dos piezas, braga y sujetador normal y corriente de color amarillo cadmio. Me quede observando por un momento su figura, tenia una cara preciosa, era algo gordita, con ciertas pequillas, de pelo castaño claro, tirando a rubia, ojos color miel, y con unos pechos sugerentes se le marcaba un canalillo importante, debido a la grandeza de sus tetas. Sus muslo como decía eran rollizos, marcados por cierta celulitis, su culo al estar sentada no lo veía bien, pero insinuaba amplio, de grandes nalgas. Pero lo que me llamó la atención, e hizo que mi pene empezara a tomar una consistente erección fue ver asomar unos incipientes pelos por las costuras de la braga de su bikini.

Así es, mis gustos en lo relativo a la depilación púbica va en dirección contraria a lo que marcan las tendencias de la moda, me gusta un coño con su matita de pelos, ese triangulo de las bermudas que hace que  mi pequeño y apreciado miembro, así como mi lengua,  desaparezcan entre ellos.

Solo de pensar en ese esplendido culo, en esos pechos, en ese coño peludo, y en esa boca de labios carnosos, hizo que mi polla tuviera una completa erección, y menos mal que estaba ya sentado sobre la toalla, aun así creo que ella se percató de la situación.

La situación era de lo más caliente, estábamos solos en la playa, yo no hacia más que fumar, por intentar no levantarme, pues mi erección no mermaba.  Necesitaba follar, hacia por lo menos tres meses que no tenia relaciones, salvo con mi mano.

Pero, en un momento ocurrió algo inesperado por mi, a la chica  la note durante unos minutos inquieta, rebuscaba en su bolsa de playa, buscando algo, y al no encontrarlo me miro, se levanto y se acerco a mi.

—Hola, perdona, resulta que llevo un rato buscando un paquete de pañuelos y resulta que no los debí poner en la bolsa, y me preguntaba si tú tendrías. — Su voz era preciosa, cuando me dijo esas palabras.

—Si, creo que por aquí tengo un paquete de kleenex, un momento. — Le contesté

—Y ya, si eres tan amable, me darías un cigarro, hace mucho que no fumo y me apetece. — añadió.

—Claro, como no. — Le respondí, mientras le entregaba el paquete de kleenex. — ¿Fuego?

—Si, por favor. —dijo ella. —Mira, ¿me puedes vigilar, las cosas? voy detrás de esas rocas, me estoy meando.

—Como quieras, pero como ves, no hay nadie en la playa y no creo que un cangrejo te vaya a robar nada. — le contesté, y añadiendo. —Pero lo haré gustoso, y si quieres te vigilo a ti. —La dije riendo.

Lo que no me esperaba fue su contestación.

—Por mi no hay problema, pero no quiero que vuelvas a sufrir como lo has hecho antes. —Supuse que refiriéndose a mi anterior estado de plenitud. —Ahora, que si quieres me encantaría que me vigilases.

—Ufff..., no me digas esas cosas cielo, que ya con ese cuerpo tuyo me puse a cien. Por mi te hago hasta de servicio. Además con ese culito y ese coñito que se intuye peludito eres mi debilidad. —la respondí armándome de valor.

— así que,  te gustan los coños peludos, pues conmigo vas sobrado, soy de las antiguas, me gusta estar en estado puro y natural, ¿por que no me acompañas? O mejor, túmbate sobre la arena, no quiero mojar tu toalla.

Y acercándose más a mi, mientras yo me desplazaba a la izquierda, tumbándome sobre la arena, se coloco encima de mi y de frente poniendo un pie a cada lado de mi cuerpo y bajando su cuerpo hasta que su coño estaba a tan solo diez centímetros de mi boca, se aparto la parte inferior del bikini, pudiendo admirar la cantidad de vello que tenia en su coño, y diciéndome.

—Corazón, vas a probar el santo grial de mi cuerpo, así que abre la boca que ya no me aguanto.

A los dos segundo un hilo fino algo viscoso mezcla de lo mojada que estaba por la situación y de la orina fue cayendo sobre mis labios al principio, para que después un chorro mayor, cayera dentro de mi boca. Mi polla tenia una presión descomunal, jamás me había pasado esto así, de esta manera. Me dolía de la excitación, necesitaba corredme. Ella se dio cuenta, y alargando su mano, me tomo mi paquete por encima del pantalón y me dijo.

—Nene, me parece que voy a pasar una mañana esplendida contigo. —mientras las ultimas gotas de su meada caían en mi boca, y la cual yo tragaba como podía, por cierto estaba deliciosa.

Cuando terminó se puso en pie, se dio la vuelta y se puso sobre mí en un maravilloso 69.

—Chupame y límpiame bien el coño, y de paso cómeme el culo. —Me pidió.

Que mujer pensaba, es toda ella, lo que mas me gustaba, como si por fin alguien hubiese escuchado mis suplicas y hubiese encontrado a  mi media naranja, la cual pensaba que estaba exprimida.

Me dedique a sus peticiones con gran entusiasmo, el olor que desprendía, me embriagaba, sudor, orina, y el que de su culo desprendía, su ano el cual descubrí al abrirle sus grandes nalgas era de un color sonrosado, y como en su coño, con ciertos pelos alrededor, mientras lamia con mi lengua su coño, y con mis dos manos abría su culo, mi nariz se introdujo en su culito, ella mientras me estaba pajeando con una mano, mientras notaba su lengua en la punta de polla, y seguido se la engullía entera en la boca, hasta tocar con sus labios mis huevos. Notaba que de vez en cuando acariciaba mis nalgas, y como quien no quiere la cosa acercaba su dedo a mi esfínter, e instintivamente yo mismo abría mis piernas como dándola permiso para lo que al final sucedió, introdujo, mientras tenia mi polla metida al fondo de su garganta, un dedo en mi culo.

No es la primera vez que algo se introduce en mi culo, alguna vez mientras me masturbo introduzco mi dedo, o algún objeto de forma fálica en mi agujero anal, y siento placer la verdad.

Nada mas hacer dos pequeños movimientos en mi culo con su dedo, y debido a su gran mamada, así como a una cosa extraña que jamás me había pasado, me corrí. No me dio tiempo a hacérselo saber, pero no la importo, por como se dedico a chuparme y tragarse toda la leche que llevaba varios días sin descargar. El hecho que diera punto y final a mi éxtasis, fue que en el momento que ella hizo el segundo movimiento en mi culo son su dedo, de su culo, salio un pequeño sonido y con un olor que no me desagrado del todo, una ventosidad se le escapó, del placer que sentía, según me dijo después debido a mi lengua en su coño, y también a que yo también había estado metiendo de vez en cuando un dedo en su ano.

Mientras me limpiaba con su boca y lengua mi polla de mi recientísima corrida, yo seguía trabajando su culo y coño dándole lamidas largas desde un agujero a otro, y en un momento soltó un grito a la vez que estaba notando un tibio liquido en mi boca, y no sabia a orina, se estaba corriendo de una manera descomunal, como nunca había visto, ni sentido.

—Sigue, sigue, sigue…. No pares, por favor, cabrón, sigue chupando. —Me grito, mientras gemía.

Mientras sus nalgas, convulsionaban como si de un flan se tratara. Se agitaba fuerte, en cierto modo me estaba haciendo daño, pues apretaba fuerte su coño contra mi boca y mi mandíbula estaba dolorida, pero estaba extasiado, me fascinaba su manera de practicar el sexo sucio.

Mi polla aún seguía en plena erección, no se había bajado ni un ápice.

—Yo sigo, preciosa, pero tú también que mira como estoy y tengo mas leche esperando. —La dije mientras con fuerza metía y sacaba dos dedos de su culito tragón.

—Espera, Gabriel, vamos a cambiar de posición que me duelen las rodillas. —Me dijo.

Se puso tumbada boca arriba sobre mi toalla, levanto las piernas, y abriéndola dijo

—Cómeme un poco más el coño cariño, tienes una lengua espectacular. Me he corrido dos veces y necesito un poco más.

—Claro cielo, encantado.

Me dispuse a ello y justo cuando mis labios tocaron los suyos vaginales, otro chorro de orina choco en mi boca, estaba vez no pude tragar, pues no lo esperaba.

Cuando terminó, me levante, la cogí por los brazos, la hice ponerse de rodillas sobre la arena, y la puse mi polla sobre su boca, ella imaginando lo que iba a hacer, abrió la boca

—Mmm...…. Quieres que me lo beba ¿verdad? Dámela cerdo, me encanta saborear tu polla con tu meada. Estoy cachonda.

La orina que yo expulsaba caía sobre su boca, algunos chorros los apuntaba a sus enormes tetas, cuando termine se metió mi polla en la boca y la saboreo, la limpio, casi, hasta la masticó, y cuando termino, se dio la vuelta se puso a cuatro patas, se abrió las nalgas  e imaginando lo que quería, apunte mi capullo a la entrada de su culo.

—Vamos, rómpeme el culo, llénamelo de leche, y cuando lo hagas, te la limpiare de tu leche y lo que sea.

Después de unos cinco minutos follandola el culo, sacándola de vez en cuando para admirar el gran agujero que le quedaba abierto, pues eso me encanta, me corrí dentro de su culo, el semen rebosaba de su ano.

Cuando saque la polla de su enorme culo, ella se dio la vuelta, y debido al movimiento, unos sonoros pedos salieron de su culo, se fijó en mi polla, la admiro, y tenía restos de semen y un líquido viscoso marrón, pero decidida, se la metió en la boca, la lamió y así durante unos segundos, mi polla quedo limpia.

Estuvimos hasta las dos de la tarde, y en ese tiempo no había aparecido nadie por la playa. Charlamos, me dijo su nombre, hablamos sobre los gustos sexuales, de nuestras vidas. Y lo que más me sorprendió fue cuando me dijo que le gustaba el sexo sucio, pero que jamás de los jamases lo había practicado hasta hoy, pero una fantasía. La cual cumplió y yo fui el afortunado.

—Lo único que no ha ocurrido es que no me has follado por el coño. —Me comentó

—Pues mi soldado en nada esta dispuesto.

—No, lo dejamos para mañana, ¿Aquí a la misma hora?

Y si hubo un mañana…

…pero eso será otra historia, con sorpresa incluida.

Por favor comentad si os ha gustado, y si alguna chica esta interesada en intercambiar palabras sobre este tipo de sexo. Mi correo:  cantabro1976@hotmail.com

Muchas gracias