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Mis relaciones sexuales limitadas al sexo oral

en Sexo Oral

Durante una etapa de mi relación con mi novia, llegamos a un punto donde el sexo se había convertido en algo totalmente rutinario. Yo siempre intentaba que ella disfrutara al máximo, y siempre conseguía que llegara al orgasmo (uno como mínimo), por lo que mi novia no tenía queja alguna de mí, pero con el tiempo iba notando que sólo yo me esforzaba por tener relaciones, cuando me apetecía tenía que calentarla, y hacer yo todo el trabajo ante su pasotismo, y poco a poco fui aborreciendo el follar con ella, ya que consideraba que era algo de dos, y, en mi caso, no era así.

Antes de nada os pondré en situación. Mi novia tiene 25 años, es morena, media melena, ojos castaños, una bonita sonrisa, con un buen tipo aunque algo rellenita, un buen par de tetas que me volvían loco, y un culo por el que daba gusto abrazarla por la espalda cada vez que nos acostábamos, para así restregar mi polla en él. En resumen, una chica normal, no muy destacable, pero con buenas curvas. El problema es que siempre ha sido bastante convencional, y costaba sacarla de las mismas posturas, de los mismos preliminares, en resumen, de la misma tónica de siempre (si por ella fuera lo haríamos siempre en la postura del el misionero, y me costó mucho convencerla para hacerlo a cuatro patas, o ella encima, así que ya ni os podéis imaginar la odisea que era intentar probar algo nuevo).

Aunque nuestras relaciones sexuales no eran del todo satisfactorias para mí, nos queríamos, así que en principio intentaba cumplir con ella cuando lo pedía, y el resto de tiempo me desahogaba yo solo mediante el porno. Pero desde luego me iba frustrando el tener que contentarme con una vida sexual tan poco placentera, así que empecé a buscar formas en las que ella tuviera que tomar la iniciativa e implicarse más en mi disfrute, sólo se me ocurrió el sexo oral, uno de mis mayores fetiches, pero tampoco se puede decir que se le diera muy bien. El sexo oral por su parte se limitaba a hacerme un par de mamadas antes de hacerlo para lubricarme y sólo si yo se lo pedía, y las pocas veces que me ofrecía una sesión entera de sexo oral era porque yo le insistía mucho y aún así pocas veces me corría porque tengo bastante aguante y ella al cabo de poco rato se cansaba. Pero mi intención era cambiar esto.

Como una de tantas noches, cuando nos fuimos a acostar, yo estaba bastante cachondo, y la busqué, como la noté algo receptiva le pedí que me la chupara, y sin muchas ganas bajó. No se podía imaginar que esta vez iba a ser diferente. Se tumbó a mi lado, me pegó un par de lametones en el tronco de mi polla, se metió la mitad en la boca, y con la mano me masturbaba ligeramente, después de un par de minutos chupándomela vi cómo empezaba a incorporarse con el cuerpo, y entonces le cogí la cabeza, y le impedí que sacara mi polla de su boca. Ella comprendió que quería que siguiera, y siguió, pero no se esperaba que yo empezara a hacer presión en su cabeza para que se la metiera más al fondo, lo que le provocó más de una arcada (no es que mi polla sea muy larga, es bastante normal, pero ella tiene la boca bastante pequeña), para que no intentara zafarse de mí cuando esto ocurría le permitía tomarse un respiro, pero al momento volvía a invitarle a seguir comiéndome la polla, hasta que decidí que era momento de cambiar el ritmo, ya que con sus ligero movimiento sólo servía para calentarme más pero no para lo que yo quería. Sujetándole la cabeza la puse a la distancia perfecta para empezar a mover mi cintura y así follarme su boca al ritmo que yo quería. Mi novia al principio no oponía mucha resistencia (bastante tenía con respirar al mismo tiempo que intentaba no atragantarse), por lo que poco a poco fui forzando más la situación, metiéndola hasta el fondo y obligándola a aguantar unos segundos así, le daba después unos segundos de respiro, y de nuevo volvía a metérsela en la boca y a bombearle con buen ritmo, así durante un buen rato, disfrutando lo indecible de su linda boquita llegué al momento del clímax. Habitualmente a ella no le gusta que me corra en su boca, y las pocas veces que me permitía terminar ahí me pedía que le avisara (en muchas ocasiones para sacársela a tiempo y poner la mano para que no la manchara, en otras para estar preparada para el primer chorro), pero en esta ocasión no le dije nada, penetraba su boca con velocidad hasta que noté que llegaba al orgasmo, paré en seco y le retuve la cabeza, el primer chorro salió disparado a su garganta, ella intentó zafarse de mí pero no pudo, el segundo chorro, con menos intensidad no le resultó tan violento, pero aún así pude ver en su rostro cómo lo recibía e intentaba contenerlo, y el resto de espasmos de semen los fue distribuyendo por su boca como pudo. Estuve así durante un minuto, dejando que mis testículos descargaran todo en su boca, y mi polla se fuera desinflando. Cuando empecé a sacarla y aflojé la presión que ejercían mis manos en su cabeza para evitar que se escabullera salió corriendo hacia el baño para escupir todo el semen que pudo evitar tragarse. Sin duda una experiencia inolvidable.

Cuando volvió me recriminó mi falta de tacto, lo que no sabía era que esa no iba a ser la única vez que iba a follarme así su boca, ni tampoco que a partir de ahora iba a disfrutrar de su cuerpo como nunca lo había hecho, y lo que se había convertido en una rutina, iba a empezar a cambiar porque ahora ya no era yo el que quería follar y probar cosas nuevas, ahora me bastaba con su boca, o con sus tetas (perfectas para varias cubanas), y con el control que tenía me permitía correrme a mi placer como quisiera: dentro de su boca, en su cara, en su pelo... había veces que incluso de lo excitado que estaba las corridas salían disparadas manchando la pared o lo que se terciara, incluso alguna vez corriéndome en sus tetas un chorro fue directo a su boca abierta sin que ella pudiera hacer nada. Obviamente, cuando ella quería placer entonces veía a pedírmelo de forma más atrevida, así que gracias al sexo oral la calidad de mis relaciones sexuales creció lo indecible.