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La película...

en Hetero: General

 

La verdad, es que nunca le había gustado...

Ni le gustaban las películas románticas... Eso de llorar como una Magdalena porque muere el héroe de la nena guapa, o la abandonan, o se va con otra nena más guapa que la heroína y... la heroína se la chutan los drogatas, mejor hablar de los protagonistas de la película.

O aun mejor... hablar de ellos dos: a él aquellas películas no le gustaban nada de nada, solo le gustaban los besos que recibía de ella, entre escena y escena que no le interesaba a la nena. La verdad, es que ya ninguno de los dos cumplirían los 18 años. Él no los cumpliría porque los pasaba de sobra, tenía 25 años, ella seis años menos que él, tenía 19 años.

Pero a ella... le gustaban aquellas películas y a él le gustaban los besos de ella, él no era romántico pero si muy cariñoso y muy servicial a la hora de dar placer, no se guardaba nada para él. Así que se aguantaba viendo o mejor dicho aburriéndose horas y horas por un beso, alguna que otra vez, ella le había pajeado su polla, pero eso sí que si, siempre con besos... los besos en los labios de él. En esos momentos a él los besos le hubieran gustado que se los dieran en la polla, por aquél motivo siempre vestía pantalón deportivo y camisetas o jerseys a la moda, con chaqueta de chándal si hacía frío o sin chaqueta si no hacía frío. Lo mejor de todo era que no usaba calzoncillos, ni slip, ni boxers, debajo del pantalón, así que si a ella le apetecía pajearle la polla o mamarle la polla lo podía hacer a gusto.

Mamarle la polla... a ella, no le gustaba demasiado mamarle la polla, tenía arcadas cuando se la metía un poco más profunda la polla de él en su boca. Así que procuraba chupársela lo menos posible. Pero de besos no le escatimaba ni uno, a ella lo que más le agradaba era besarlo en los labios, él se iba todo caliente para casa y tenía que rebajar la tensión haciéndose una paja o tomando una ducha por separado. Otras veces no se le pasaba haciéndose solo la paja, también se tenía que dar la ducha.

A él le gustaban... las películas de acción, de combate, de esas que el protagonista se tiraba casi toda la película pegando sopapos y cuando ya esta harto de pegar a diestro y siniestro, va y se follaba a la señorita guapa de la película. Esas le gustaban a él, las películas y las señoritas, las señoritas cuanto más guapas más le gustaban y lo de repartir ostias... lo había puesto en práctica más de una vez en la calle. Aquellas películas de lloros no le gustaban a él, muchas veces había salido con su camiseta nueva, llena de lágrimas de ella. Se recostaba en su pecho y no hacía nada más que llorar viendo la película. A él le reventaba un montón que se pusiera a llorar encima de él, sin dejar de ver el motivo de sus lágrimas, LA PELÍCULA. Sobre todo que le mojara sus camisetas chulas a la última moda, pero por un simple beso de ella, hacía lo que fuera, por ese simple motivo llevaba un par de pañuelos, uno en cada bolsillo del pantalón deportivo.

Ella era muy sentimental... aparte, casi ni follaban, solo unos roces, una que otra paja de cuando en menos cuando y muchos besos, ella se cuidaba mucho su cuerpo, quería ser famosa… por ese motivo de ella, pasaba el tiempo sin follar y él cascándosela más que un mono. A ella, por cualquier motivo se le saltaban las lágrimas, no podía ver morir ni siquiera un repugnante bichito. Un día le dijo ella a él.

- ¡Mira, una cucaracha, que asco!-

Él, ni corto ni perezoso, le dio un pisotón a la cucaracha, no quedó nada de la cucaracha, se le pego a la suela del zapato deportivo y no quedó ni una sola patita de la cucaracha... luego se arrepentiría de su acción instintiva.

- ¡Ves! Ya no hay asco, se acabó el asco.-

Ella, lo abrazo y se echó a llorar en su pecho, estuvo así más de diez minutos.

- Bestia, animal, pobrecito animalito.-

Le dijo ella a él, llorando sobre su pecho.

Él no entendió la postura de ella... antes tanto asco y luego tanto llorar. Él no la entendía, si no fuera por lo guapa que era para él y para muchos, ya habrían cortado su relación, que no iba a más ni a menos, de hecho él, ya había cortado con ella más de cuatro veces, pero siempre lo llamaba y él, volvía a ella como un perrito faldero. A él, solo le gustaban los finales de algunas películas románticas, aquellos que terminan yéndose el protagonista con otra nena más guapa que su amante, él se identificaba mucho con aquél final ¿Cuántas veces había deseado cortar con su amiga? Un montón. O el otro final, aquél que el protagonista abandona a la nena, o se va por tabaco y no vuelve más, aquellos finales no le gustaban tanto a él. El de dejarla plantada aun tenía un pase, pero si encima de dejarla plantada la dejas abandonada, eso no le gustaba a él, no era de aquella clase de tipos de hombres. Él prefería afrontar los problemas.

Pero de aquella película romántica... si que se acordaría para el resto de sus días. Estaban viendo la película y su amiga se giró hacia él, empezó a besarlo como una desesperada cerrando sus ojos, él la abrazo e hizo lo mismo, cerrar los ojos y besarla. Él medio se empalmo con las caricias, de pronto sintió una mano dentro de su pantalón jugando con su polla, aquello se la empinó aun más, la mano no paraba de acariciarle la polla y los huevos, se volvía más atrevida, bajó aún más, casi que llegaba a su inicio del ano, pero volvía otra vez a los huevos y volvía otra vez al inicio de su ano, jugando con él, con su mente. Él pensaba que en cualquier momento le introduciría un dedito, aquello le estaba gustando del juego de la mano... ¿A que te acaricio? ¿O te meto el dedito?

A lo que no hizo nada de las dos cosas... le cogió el prepucio con tres dedos, el pulgar, índice y medio. Empezó a bajárselo y a subírselo suavemente, así unas secuencias de veces, con los otros dos dedos, anular y meñique, le rascaba y acariciaba sus huevos. Unas veces más rápido otras más lento, otras veces, la mayoría de veces, cerraba la mano sus dedos y los hacía chocar con sus huevos, a él aquella forma de pajearlo le gustaba, se derretía de gusto cuando se decidía su amiguita a pajeársela como en aquél momento, a él aquella forma de pajearlo hacía que se corriera de gusto, se corría no en gran cantidad solo chorreante, poco a poco, aquellos dedos terminaban por recoger su semen, luego ya no sabía él donde los depositaba. Lo que sí sabía es que su polla se la dejaba bien limpia sin indicios de haberlo pajeado, luego volvía el pantalón a su sitio normal.

- Gracias, ya hace muchos días que no me hacías una paja.-

Le dijo él a ella en su oído, con voz suave.

- ¿Pero qué dices chalado? ¡Si yo nunca te he pajeado, menos aun hoy!-

Le respondió ella a su oído, también en voz baja.

- ¿En serio? ¿Nunca me has hecho una paja?-

Le volvió a preguntar él.

- ¡Besitos, todos los que quieras! ...Que asco, yo no hago esas guarradas.-

Ella se enfadó con él. Él se quedó mosqueado y sorprendido, se preguntó... ¿Si no ha sido ella, quién ha sido?

Siguió viendo la película... dejó pasar un tiempo prudencial e intentó hacer las paces con ella. Ella no se dejaba convencer, hasta que empezó a darle besitos en la nuca, aquel gesto la derretía, a ella le encantaba sus besitos en su nuca. Entonces ella empezó a besarlo apasionadamente, la mano volvió a empezar a hacerle otra paja a él, empezó otra vez a darle placer, entonces... la dejó hacer a la mano, la dejó que terminara. La mano terminó de pajearlo y empezó a recoger su semen, él se giró un poco besando a su amiga, hasta poder ver de reojo de donde salía y de quién era la mano experta en pajearlo. A él aquél rostro le era conocido, lo había visto en más de una película de amor, al lado de él, precisamente a su izquierda, como ahora. Era de una señorita que estaba sentada a su lado, la dejó que terminara a gusto y que terminara de darle gusto a él.

Ahora... había una escena interesante de la película. Ella lo notó en el gesto del público, así que dejó de besar a su amigo. La señorita de al lado de él, se introducía los dedos. Él lo notó, porque él llevó su mano a la entrepierna de la señorita, otra mano atrapó su mano. Esta vez la que se hacía el dedito, cogió su mano y la llevo a su almeja, él empezó a explorar aquella cueva en la oscuridad, empezó a acariciar la deliciosa raja de la señorita. La señorita en un momento dado, sacó la mano de él y se la llevó a sus tetas, la señorita cambió de mano para estar más cómoda, él estaba incómodo en aquella posición. La señorita se dio cuenta de la mala postura de él. Sacó la mano de él de sus tetas, se levantó, con la mano de él, cogida. Él se pensó que algo quería decirle. Ella soltó su mano y se fue a los aseos de señoras.

- Me apetece unas palomitas y un refresco ¿Quieres que te traiga algo?-

- No no, quita de en medio, que ahora está interesante la película... haz lo que quieras.-

Él, no digo nada… pero se fue detrás de la señorita que se sentaba a su lado, la señorita se retrasaba para ver si él la seguía. Él la vio de perfil, era casi todo lo contrario que le gustaba a él a simple vista, era de piel tostada por el sol y de pelo negro, ni muy guapa ni muy fea, ni muy alta ni muy baja, ni muy gorda ni muy flaca. Era normal sencilla y corriente, no destacaba en nada, ni por sus grandes pechos, ni por poco pecho, ni por tener un gran trasero o por no tener nada de trasero, ni por tener unas hermosas piernas o por tener unas piernas esmirriadas. Era normalita, como aquella señorita, había allí en el cine una inmensa mayoría de señoritas. Si no hubiera sido por que ella era la única allí que le hacía las pajas tan divinas, no se hubiera fijado en ella nunca.

La señorita... siguió  andando hasta los servicios de señoras. Lo esperó a él, en el pasillo que divide los aseos de señoras y los aseos de caballeros, él llegó casi a la altura de la señorita, la señorita lo cogió de su mano y se lo llevó con ella al aseo de señoras. Entraron en un compartimento.

Estando dentro... en ese momento, lo rodeó el cuello con sus brazos y empezó a besarlo, él estaba nervioso, por si entraba otra señora, los veía y empezará a escandalizar, pero con las caricias que le hacía en el pelo, mientras saboreaba su lengua se fue tranquilizando, él se dedicó a disfrutar de aquello tan rico. Así, que la rodeó con sus brazos y bajó sus manos hasta agarrar bien fuerte aquellas nalgas del trasero de la señorita.

- ¿Te gusta mi culo, cielo?

- Me encanta, es perfecto...

- Ya me lo parecía a mí, sino tu polla no estaría tan dura, jajaja...

- ¡Quiero chupártela...!

Lo empujó suavemente... hasta que quedó apoyado en la pared del baño y llevó su mano a su erección, le bajó el pantalón, con una expresión divertida en la cara y le sacó la polla, empezó a acariciarla con su mano, se acercó a besarlo otra vez, entonces le cogió bien la polla y empezó a masturbarlo, él estaba en la gloria. Entonces, mirándolo con una cara de vicio increíble se puso de rodillas lentamente, él ya estaba deseando sentir como su boca lo recibía, entonces lo miró, miró su polla unos segundos, lentamente se la metió entre los labios. Dios, cuanto placer le daba...

- ¿Te gusta cielo?

- Siiiii, eres increíble...

- A mí también me gusta y solo acabo de empezar...

Empezó... a hacerle la mamada de su vida, le lamía el capullo, se la metía en la boca, recorría con su lengua desde los huevos hasta la punta, buff, lo estaba volviendo loco... Entonces se puso de pie y le indicó que se sentara en el wáter... mientras la señorita, empezó a subirse con dificultad la falda, hasta que pudo bajarse las bragas, se las quitó con una mano, mientras con la otra sujetaba su falda arremangada, se acercó a él abriendo las piernas para poder ponerse encima de él y soltó la falda, ni siquiera le vio el coño, cogió su polla con la mano, apuntó y mientras iba bajando le susurró al oído:

- Allá vamos cielo...

El notar como su polla iba entrando en su coño poco a poco era indescriptible, se la metió entera y empezó a mover su culo arriba y abajo, mientras lo rodeaba su cuello con sus brazos y apoyaba su nariz en la de él, sus ojos clavados en los de él, que mirada, puro vicio... Y entonces empezó a volverlo loco con su lascivia:

- ¿Qué decías de tu novia?

- ¿Qué?

- No sé... ¿Era algo como que te lo hacía mejor? ¿O decías que sus besos son mejores que los míos?... ¿Quieres que pare?

- Ni de coña... Sigue cabalgando, que lo haces de puta madre...

- ¿Te gusta? ¿Tu novia te cabalga así?

No sabía si lo ponía más cachondo, que le hablara jadeando, o lo que estaba diciéndole, le daba un morbo añadido

 a la situación...

- Dímelo. ¿Te cabalga así? ¿O yo lo hago mejor?

- ¿Y tu marido qué? ¿Tiene una buena polla o te gusta más la mía? ¿O no tienes marido?

- No tengo marido cielo, así que me gusta más la tuya, te estaría follando todo el día...

- Yo también prefiero como me cabalgas tú... Y como me la chupas también...

Alguien entró en el baño... se quedaron callados, pero no paró de follarlo ni un momento, solo bajó el ritmo mientras lo miraba fijamente, podía sentir como cada centímetro de polla entraba y salía de su cuerpo, la intruso echó una meada, usó el lavabo y se largó, así que la señorita empezó a bombear rápidamente de nuevo...

-¿Te falta mucho cariño?

-Noo ¿Y a ti?

Lo miró riéndose y le enseño dos dedos de su mano, joder con la tía, se había corrido dos veces y ni se había inmutado, una palabra le vino a la cabeza: "ninfómana"...

-Venga cielo, quiero que te corras, dame tu leche...

- ¿Tomas algo? ¿O estás operada?

- Córrete dentro cielo, que no pasa nada, soy tuya, solo tuya...

Sus deseos... fueron órdenes para él, la agarró fuerte del culo y empezó a guiarla... Se acercaba el momento, sintió como le subía la leche y entonces se corrió dentro de ella, le llenó el coño con su esperma, se estuvieron besando un rato y no se movió mientras su polla aun palpitaba dentro de ella, entonces se levantó y cogió sus bragas del suelo, mientras él se subía los pantalones...

-Ha estado bien ¿Eh, cielo?

-Cojonudo nena, eres una bomba...

Se besaron... salieron de los aseos cogidos de la mano, se fueron a sentarse en sus butacas, ella delante y él detrás, su amiga al verlos casi juntos le mosqueó aquello, ya estaba algo mosqueada con la pregunta de él, verlos casi juntos receló un poco. Lo empezó a besar, él llevó la mano a la almeja de la señorita y la señorita llevó su mano por dentro del pantalón a coger el chorizo de él, estaban tan a gusto que él se descuido un poco de su amiga, su amiga llevó su mano a la polla de él a contentarlo un poco, se tropezó con una mano intrusa, la sacó la mano y vio que no era la de él que era la mano de una extraña. De rabia, quiso imitar a las protagonistas de las películas que le gustaban a él. Fue a darle un guantazo con toda su fuerza a la extraña, él retiró un poco a la extraña y la cubrió con su cuerpo, el sopapo se lo llevó él, pero no de lleno, se lo llevó de refilón, su amiga toda cabreada, porque una mujer no tan hermosa como ella le había birlado el novio, fue a soltarle un sopapo a él. Él le cogió la mano a tiempo, su amiga se echó a llorar.

- No te quiero ver más degenerado, que te vas con la primera zorra que encuentras.

Le dijo dando media vuelta, yéndose del cine y sin ver el final que tanto le gustaba a ella. Él se tuvo que contentar, con el pollo que le montó ella en el cine. Esa fue la gota que colmo el vaso, ya estaba harto de sus genios, de sus lloros, de ver películas románticas, de cascársela solo y... De no follar.

A partir de aquél mismo momento, le dio un vuelco a su vida, ahora iba a follar... Así que cogió de la mano a la señorita y también salieron del cine sin ver el final de la película. ¿Para que? Si él, con LA PELÍCULA de su vida ya tenía de sobra. Así, que al final no se quedó con la más guapa pero si... Con la que follaba más.

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