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La mejor película

en Hetero: General

LA MEJOR PELÍCULA…

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Los mejores de “Mis recuerdos”, se hallan relacionados con un cine...

No, no. No era por aquél entonces el acomodador, ni tampoco era el que pone y pasa las películas, ni tampoco era el que os sirve las palomitas. No, no señor. Me encontraba de cliente, “El clientecomo cualquiera que va al cine a ver una película. Bueno... algunos irán a algo, más que ver la película, creo yo. Pero yo solo iba a ver la película.

Ya en la fila para sacar la entrada, tuve la impresión de que alguien me miraba, si, diréis “a cualquiera lo miran en una fila”, si, pero era una mirada muy insistente que se me clavaba en la nuca. Como cuando alguien te mira muy lascivamente, como cuando sientes la mirada de una mujer que te está quitando los calzoncillos solo con la vista, como si te miraran con “Rayos X”. Así sentía yo aquella mirada. No le hice caso, al rato, casi al momento, siento unos roces en mi cuerpo, tampoco le hice caso, es normal en una fila, rozarte con alguien, lo que ya no es normal después de varios roces es que te acaricien el trasero. No fue una caricia superficial no, no señor, se deleito en acariciar mi nalga por encima de mi pantalón, hasta que sentí un apretón, como cuando alguien tiene deseos de ti.

Me giré inmediatamente en plan “Rocky”, como para soltarle un sopapo (guantazo)  al primero que encuentre y esté detrás de mí, me encuentro a una hermosa y bella Dama detrás de mí, lo que me reprimí y muy mucho de soltarle el sopapo, mucho más me reprimí incluso de levantarle la mano. Me dijo algo en alemán regalándome una bella sonrisa que deslumbraba. Yo no la entendí lo que me quiso decir, claro, yo no hablo alemán, de alemán ni papa. Solo hablo castellano (español) y també parlo el català a mitges (también hablo el catalán a medias). Me encogí de hombros, al no saber lo que me quería decir y le solté las mejores de mis sonrisas.

A mí, los roces con aquella hermosa y bella Dama, ya me hizo su efecto trasmitiéndomelo en mi pene, lo cuál se notaba en el bulto de mi pantalón. “El secreto de sus ojos” lo trasmitía en la mirada, al írsele tras mi bulto, sonriéndome, yo a lo que me sentía poco más o menos que desnudo ante ella, a lo que instintivamente mi mano derecha se me fue a mi pantalón a lo Michael Jackson, pero más, mucho más disimuladamente, en un vano intento de taparme mis atributos masculinos. Luego me enteraría que ella interpreto erróneamente mi postura, ya que se vendría a la fila que yo pedí. Pedí que la butaca me la dieran de las últimas filas, a ser posible la última, es una manía muy acertada mía. Así cuando termina la película sales de los primeros y no tienes que soportar el agobio de salir como “Bichos”, como las hormigas, todas apelotonadas o apiñadas.

A mí aquellos roces, con la hermosa Dama,  ya me habían subido la temperatura. Pero me fui a la sala, a la fila que me correspondía y a mi butaca, a ver mi película. En las últimas filas de butacas, no había nadie, la mayoría de asientos estaban ocupados desde el medio hacia delante, hacia detrás solo habíamos 5 o 6 personas diseminadas aproximadamente. Me siento, me acomodo en mi butaca, a lo cuál es “La Sorpresa”, la bella y hermosa Dama, viniendo por la fila de butacas que yo estoy, llega a mi altura lo cuál yo galantemente me levanto para darle paso. Ella tardo más de la cuenta en pasar restregándose, rozándose, pero está vez como cuando vosotros os rozáis con una amiga/o que os queréis cepillar (follar) o hacerle el amor. Pues así, más o menos. Esta vez ni me miró, pero sé que se sonrió, “La Pantera Rosa” se relamió como cuando una fiera que está al acecho de la presa y esta está, ya está prácticamente cazada, como si yo fuera su trofeo.

Me senté en mi butaca y mayor aún fue mi sorpresa cuando se sienta a mi lado y muy disimuladamente desliza su mano izquierda, empieza a acariciarme el pene, viendo la película. Con el subidón yo tampoco me quedé atrás, le echo mi mano por encima sus hombros como si fuéramos una pareja de “Amantes” onovios, viendo una película. La Dama, toda caliente va y que me introduce su mano por dentro del pantalón y la noto rebuscando, como cuando se te cae una moneda y no la encuentras, pero la Dama si que encontró, encontró el “Camino recto”, encontró mi pene prácticamente todo tieso o casi todo.

Yo también me puse a buscar, algo encontré, ya que introduje mi mano por dentro de su escote, encontré una de sus tetas, la cuál me puse a acariciar frotando su pezón y dándole pellizquitos. A lo que la Dama ya no pudo aguantar más, estábamos “Enredados”, ahora ya no veía la película, solo veía mi pene. Dedicaba toda su atención a mi pene. Así que se puso entre mis piernas debido a que había suficiente espacio, ella me desabrochó los pantalones y se dejo cautivar por el grosor de mi pene.

Tomó el pene con sus dos manos y lo dirigió hasta el interior de su boca, enseguida cerró los labios alrededor del glande, a la manera de un cepo suave, sin querer demostrarme toda su experiencia en esta cuestión, para mí que se estaba reservando para “La Gran Ocasión”. Levantó los ojos para mirarme a los míos, pero yo del gusto que me estaba dando ya los tenía cerrados. Se apoderó de mis huevos y los sopesó durante un rato, lo que comprobó que estaban repletos y formidablemente dotados. Aquello le gusto, la animó tanto como ver mi pene tan gordo como una estaca, lo que hizo que se esmerara en la felación, en chupármela y lamerla, sin reprimirse en nada estaba lanzadísima en “Caída Libre”.

Pero de vez en cuando paraba en las succiones, con la única intención de comprobar si yo estaba reaccionando. La sujeté la cabeza sobre mi entrepierna. En un segundo muy preciso, cuando notó que mi cuerpo se estremecía, sacó mi pene de su boca y señalándose la boca con los deditos, entendí que quería que me corrieran en su boca. Ella, se volvió a introducir mi pene otra vez en “La Gruta de la Rosa de Oro· aquél agujero que me estaba dando placer, la boca de tan hermosa flor, que tenía allí plantada a mis pies.

Yo me encontraba totalmente Sumergido: Alerta Total”  en gozar de la esplendida mamada, tenía tal sensación como si me hiciera la felación una experta star porno o una golfa comedora de penes. Mi pene terminó por verse recorrido por los espasmos característicos, mis huevos escaparon de entre sus dedos y de pronto, mi “Instinto” me hizo descargarme en el interior de su boca. No pudo tragarse todo, lo que hizo que parte del semen se escurriera por las comisuras de sus labios, sorbió hasta la última gota de “El Placer”. Después abrió su bolso, sacó unos clínex y limpió sus labios. Tuvo que frotarse con ganas la barbilla, donde habían quedado unas gotas que parecían auténtico engrudo.

Yo estaba con una “Satisfacción” erótica y un gusto que ya no podía más, lo cuál se reflejaba en mi cara. Ella volvió a sentarse en su butaca, esperando la segunda secuencia de la película en aquél cine, la segunda sesión de nuestro encuentro. Súbitamente empecé la segunda sesión sin que ella me lo pidiera, me agaché y me metí “Entre tus piernas”, deslicé mi cabeza bajo su falda, le bajé las bragas y empecé a lamerle la almeja. El contacto de mi lengua le pareció tan dulce y a la vez placentero, le producía tan delicadas cosquillas en las zonas más sensibles, que se creyó ser trasportada al “Paraíso”.

Esto me hizo ser merecedor de sus caricias, lo cuál me lo agradeció poniendo sus delicadas manos en mi cabeza, atrayéndome hacia ella, intentando introducirme en su flor. Y yo allí en la “Gloria”, deshojando la margarita... La lamo la almeja si, introduzco mi lengua también, la chupo la almeja si, la masajeo también, mientras tanto sus tetas se levantaban o bajaban obedeciendo al ritmo del placer que estaba obteniendo. A los pocos minutos ya estaba soltado unos gemidos porque yo casi que le trituraba sus carnes vaginales y el pequeño botón que llama al “Climax”. No pasó mucho tiempo para ella saber que mi lengua contaba con la ayuda de mis dedos, era un doble trabajo sobre su clítoris y el interior de su almeja.

Las “Caricias” las extendí a todos sus muslos, con lo que la dejé levitando sobre la butaca. Estaba estimulándola a que ella se corriese nuevamente, lo que provocaría, lo que la incapacitaría para contener sus gritos de placer. Cogió un pañuelo de seda, se lo sacó como los magos de la manga de su mano, a lo que yo allí estaba dándole placer a su conejo, se lo metió en la boca para atenuar los efectos audibles, del climax que no iba a tardar en apoderarse de ella. En el momento que taponó su garganta, se desencadenaron “Las Olas” del placer, como si su mente estuviera comportándose igual que el acantilado en las que golpeaban.

“A tiempo” adelantó el estómago, deseaba que mi lengua la llenase, yo no paraba de lamerle el conejo, hasta que sintiéndose incapaz de aguantar tanto, por culpa de sus convulsiones orgásmicas, tuve que retirar mi cabeza con otras pretensiones más placenteras para ella y para mí, para los dos. Lanzó “Suspiros del Corazón” al tener que sujetarse en los apoyabrazos de la butaca, porque no podía aguantarse ni un segundo más. Ella allí medio recostada, en aquella pose me dio la idea de follármela allí mismo, a lo que ella se dio cuenta de lo que me proponía.

Me agarré a sus caderas con una mano y con la otra mano agarré mi pene, lo apunté a su vagina e hice el intento de introducírselo, yo no tuve que pedir “Déjame entrar”, lo cuál no conseguí ni al primer intento ni al segundo, ella se corrió, como estábamos suponiendo los dos que pasaría. Yo pensé para mi mismo: Menos mal, al fin se corrió. Lo que yo aproveché para darle un empujón a mi pene, esta vez si que entró, le di el empujón para que entrara tan fuerte que casi tocó “A fondo”. Lo que le provoqué un grito de guerra, un grito de dolor y de placer, enorme placer. Lo que se le escapó de su garganta a aquella hermosa y bella “Afrodita” del placer.

Yo suponiendo que gritaría, fui a taparle la boca con mi mano derecha y con mi mano izquierda seguía agarrado a la cadera de aquella Diosa del Placer. Y allí estaba yo dándole el cambio con mi pene a la extranjera. 10 céntimos derecha, 20 céntimos izquierda, 10   euros adelante, 20 euros atrás y yo seguía con la suma, 10 céntimos, 20 céntimos, 10 euros, 20, euros, hasta que me cansé y dije fuera calderilla, 10 euros, 20, euros, 10 euros, 20, euros. Así estuve por un buen rato. Ahora que ella tampoco se estaba quieta su almeja, su cosita, “La Cosa” me estaba exprimiendo, más que una almeja me daba la sensación de un escualo, un “Tiburón” de que me estaba devorando. Su vagina me daba la sensación de “Arenas Movedizas” cada vez que mi pene se acercaba a la salida, me volvía a succionar, a tragar hacia dentro, estaba más perdido dentro su conchita que “Lawrence de Arabia” en pleno desierto.

Me dio la impresión, yo ya no sabía quién se follaba a quién, pero no me importó, a mí lo que me importaba era complacerla dándole placer, satisfacerla con cariño, agradarla y que quedara llena por entero, a lo que decidí alimentar a su conejo, me corrí dentro de su vagina depositando mi semen dentro de ella. Ella depositó un tierno y dulce beso en mis labios, a lo que empezó otra vez a suspirar, como si le viniera otro orgasmo, yo decidí otra vez volver a su conejo, a embarcarme en mi segundo viaje de placer “Viaje 2: La isla misteriosa” que era su almeja.

Lo cuál llegué a tiempo de beberme sus jugos, lo que para nada me hizo falta copa. Me bebí aquella “Tormenta Perfecta” sus sublimes jugos, me sentía más contento que Fred Astaire en “Cantando bajo la lluvia”. Yo me dispuse a limpiarme la boca con la manga de la camisa, claro, lo hombres no solemos llevar pañuelos, solo los llevan los petrimetres. Ella va y me ofrece su pañuelo de seda, yo no lo desprecié, al revés lo cogí, me limpié con su pañuelo y acto seguido me siento en mi butaca y me guardo su pañuelo en mi bolsillo.

Yo pensé, bueno aquí se acabó el acto y veré lo que falta de película, me equivoqué, que equivocado estaba. Ella echó la cara hacía mí como si fuera a besarme, yo también me giré hacia ella y le di un beso, más que beso le di un morreo, de esos que te absorben hasta las ideas y yo ni idea de lo que ella estaba haciendo con su mano derecha que tenía debajo del cuerpo. Estaba haciéndose un dedito  en su culito y dos deditos, aquella belleza de mujer, aquella “Valkiria” se estaba preparando para otra lucha de placer, allí solo había un enemigo a combatir, yo, me encontraba “Acorralado” me sentía como “El Último Mohicano”.

Los dos estábamos excitadísimos, los dos estábamos “A Todo Gas”. Cuando ella creyó que ya estaba preparada, va se levanta y me fastidio la visión de la película, pero no dije nada, menos aún le dije cuando se sentó en mis piernas, cogiéndome mi pene apuntando a la entrada de culito, con la otra mano se arremangó, se alzó la parte trasera de la falda y se sentó en mi pene con sus piernas por fuera de mis piernas. Y allí estaba mi pene cayendo en el “Abismo” del placer, aquella walkiria se puso a cabalgarme llevándome por las llanuras y estepas del placer. Yo con mis dos manos me puse a buscar “El Tesoro de los Nibelungos” a lo que encontré el tesoro, los tesoros enseguida, estaban ocultos bajo su sujetador.

Yo inicié “El Gran Robo”, acaparé enseguida sus tesoros, bueno, ya había me habían dado placer y le había dado placer a dos de sus tesoros, su boca y su conejo, su conejo me lo comí entero, hasta con pelos. Ahora estaba arrebatándole “El Tesoro” de su culito y el tesoro de sus pechos,  que deliciosos pechos tenía al tacto, como me hubiera gustado acariciárselos con mi lengua. Y ella seguía cabalgando, ahora más de prisa como si quisiera, llegar la primera en una carrera, como si quisiera ser “Campeón”. Yo que iba en segunda posición, empezó a animarme para que llegáramos juntos a la meta, empezó a decir; Ahh, ahhh, ahhhh. Y yo como “Oficial y Caballero”, no quise hacer esperar a la Dama. Claro que sí, tuvimos un orgasmo los dos casi que a la vez, segundos arriba o segundos abajo, me corrí en su recto.

Y se quedó en aquella posición un buen rato hasta que sintió que mi pene salió. Entonces se arregló un poco la compostura y se sentó en su butaca, echó su brazo izquierdo sobre mis hombros abrazándome, acariciándome la mejilla derecha, “Mejilla con Mejilla” y dándome besitos en mi otra mejilla, hablándome en alemán. Yo ni me enteraba de lo que me decía, me vuelvo mi cara hacia ella, empiezo a acariciarla su carita y su bonita cabellera. Diciéndole a su oído palabras bonitas, como lo guapa y bella que me parecía, empecé a requebrarla diciéndole, frases de amor, poemas cortos y versos.

Todo eso lo alternaba con “El Beso”, con pequeños besitos por todo su rostro, pero me hubiera gustado dárselos, depositárselos por todo su cuerpo. A lo que acabó la película, hago intención de levantarme, me coge de la mano y me hace sentarme de nuevo, me da una tarjeta de visita, supongo que con su número de teléfono y me dice;

- Qué bien que haces el amor, catalán. El sábado que viene te espero aquí a la misma hora, para ver otra película.- Y se echa a reír con una risa y sonrisa pícara.-

- Pero... Pero, entiendes el castellano, yo me suponía que eras alemana.- Le digo, aturdido y sorprendido, me quedé más sorprendido que “La Máscara”.

- Claro que entiendo el castellano, soy de Madrid. Pero también hablo alemán.- Me dice con una gran sonrisa.

- Que chasco, me he llevado. Esto es un timo, encima de que no eres alemana… No he visto la película.- Le digo, ella se echó a reír con una risa franca.

- Jajaja. No te olvides de la cita para ver la película el sábado que viene. Mi amor.- Me dice.- Y si no, llámame. Tienes mi número de móvil.-

Y me da “ El Último Beso” de despedida. Este beso me dejó más aturdido de lo que estaba y encima casi me dejó sin respiración. Se besó un dedito, para mí que fue el dedito travieso, el dedito que hizo las travesuras en su culito, porque aún olí su perfume a hembra salvaje en celo. Y depositó el besito de su dedito en la punta de mí nariz. Y se marchó contoneándose su culito, se marchó con unos movimientos mareantes como “Gilda”,en cuando en cuando se giraba la cara para ver si yo la miraba. Y yo allí embobado mirándola, sin moverme.

No me moví hasta casi ver salir a aquél “Caramelo”, entonces me fui al pasillo para verla como se marchaba… Pero pensando que tenía una película pendiente con aquella amazona. Fue “El Fraude” padre, encima de no ver la película, salí el último del cine, casi que tengo yo que cerrar las puertas...

Salí “El Último”, pero eso sí, feliz y satisfecho, recordando que tenía una película pendiente el próximo sábado.

¿El título de la película? No lo sé, pero seguro que será… “La Walkiria Cabalga de Nuevo”.

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© Sullyvan