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Calentando pajeadores

en Voyerismo

Calentando pajeadores.

 

Ese día se había problemas con las rutas de transportes, habían quemado autobuses en la ciudad y varias rutas había suspendido sus servicios, así que tuve que caminar bastante para llegar a casa. Pasé por lugares peligrosos del centro que después de las 10 de la noche no es recomendable recorrer. Crucé el Agua Azul y pasé frente al cine porno donde había cojido con mi novio, y los recuerdos me calentaron bastante, me hubiera gustado entrar, pero sería peligroso, así que seguí andando. Ni un taxi, por un momento pensé que tendria que caminar hasta la casa, crucé los terrenos de la antigua central y comenzaba a ver llegar las chicas que trabajaban en sus alrededores en diferentes lugares. Me apresuraba para llegar a un sitio de taxis conocido con la esperanza de tomar uno para mi casa.

De pronto al dar vuelta en una calle me encontré con un grupo de cuatro chamacos que estaban muy concentrados en una esquina y no notaron mis pasos, al verlos me imaginé lo que estarían haciendo, drogas o sexo; finalmente ¿qué otra cosa podría ser? La curiosidad me ganó y me acerqué despacio a mirar lo que pasaba. Transcurrieron unos segundos antes de que notaran mi presencia, y pude notar que estaban viendo una revista porno. En cuanto el primero me vió gritó y los demas se asustaron y me dieron una divertida escena de niños regañados, aunque esos ya no eran niños; se trataba de jovencitos de unos 15 años aproximadamente con la mirada lujuriosa y algo asustada. Les dije: “No prefieren ver algo más real” al tiempo que levantaba mi falda y acariciaba una teta, y ellos me contestaron con tristeza que no tenian dinero. Plop, me estaban confundiendo, y es que con la falda que llevaba no era para menos. Les dije que yo no me dedicaba a eso, y que el precio que pedía lo podría pagar sin problema. Así que me agaché y tomé la revista. Al hacerlo puse mi culo al alcance de ellos y levanté la falda, los de atrás pudieron contemplarme sin problemas, mientras los de adelante se deleitaban en mi escote. Comencé a hojear la revista y les comentaba -- ¿así que esto es lo que les gusta?--, ellos estaban mudos sin saber qué contestar. Luego de un par de minutos entre “que rico” e “ interesante”, les volví a preguntar si no les gustaría verme. Uno de ellos contesto de inmediato ¡claro!, más para él mismo que para los demás, sobretodo porque al escucharlo se puso rojo y se quedó callado viendo el suelo. ¿y cuál es el precio?--preguntó otro. No es dificil, les dije, no se preocupen por eso. Ya verán que hasta les va a gustar pagarme. Veia los bultos adolescentes en sus entrepiernas y estaba muy caliente, fuera de control. Comencé a desabrochar mi blusa, mostrarles mi escote los animó, veia risitas nerviosas y miradas de vigilia buscando posibles mirones. Apretaba mis pechos mientras abria mi blusa y ellos se movian nerviosos alrededor de mi como no creyendo lo que pasaba. --¿que pasa, no les gusta?--les pregunté. --sí claro que si--me contestaron. ---Pues quiero ver como se la jalan para mi.

Como por arte de magia tenia frente a mi a cinco vergas juveniles duras como la roca, con sus manos subiendo y bajando por ellas. Yo estaba muy excitada y me olvide del mundo. Abrí mi brassiere por el frente y comencé a besar mis pezones, me mordia, los apretaba con ambas manos, y sentía electricidad recorerme, baje una mano y levanté la falda subiendola a mi cintura, dezlice mi tanga y comencé a frotarme frente a ellos. Mis piernas estaban perdiendo mi fuerza, me recargué en la pared e introduje mis dedos a la vista de ellos. Dos vergas comenzaron a expulsar su leche y me excité tanto que comence a correrme yo tambien. Como buenos adolescentes no perdieron su dureza y siguieron cascandosela mientras mi cuerpo sentia un orgasmo delicioso. No pude más y luego de ese segundo orgasmo , mi cuerpo perdió su fuerza y me tuve que sentar en un escalon para no caerme. Peligrosa posición, mi cara quedo a la altura de cinco vergas calientes listas para explotar. Los muchachos me rodearon y me quedé viendo sus armas, esperando su leche, abierta de piernas con mi concha brillando de mis flujos y mis tetas al aire apretandolas frente a ellos. Estabamos en un extasis increible, aún ahora al recordarlo me excito y me asusto de ver a lo que he sido capaz de llegar. El más aventado de ellos, que se veia con cuerpo ya muy desarrollado, se arrodillo a mi altura y trato de meterme la verga, yo estaba en un delicioso extasis masturbandome la concha y apretandome un pecho mientras los ojos cerrados dejaban a mi cuerpo sentir a placer cada minuto, me imagino que en esa posición a cualquiera se le hubiera antojado metermela, y la verdad es que sí tenia ganas de tenerlas adentro. Tenerlas, así en plural. Cuando sentí su verga tocar mis labios me llegó una ola de exitación tan intensa que me asustó y reaccioné. Por unos instantes recobré la cordura y lo separé de mí. Fuí tan brusca que todos nos asustamos. Yo tenia miedo, cinco adolescentes calientes y fuera de control me podrían forzar a lo que ellos quisieran, y entonces me di cuenta de la estupidez que estaba haciendo, un terror exitante se apoderó de mí, me dio miedo pero comence a imaginarme esas vergas violarme y me gustaba la idea; me levanté, me acomodé la falda y salí a paso veloz de ahí acomodandome la blusa mientras caminaba, tenia miedo que me siguieran, pero no fue así.

Seguí hasta el sitio de taxis y afortunadamente había uno así que lo tomé, llegué a casa cerca de la media noche, asustada y muy excitada todavía. La verdad es que hay cosas de mi que me estan dando miedo, pero me esta gustando. No sé en que va a acabar esto, pero he descubierto que no sólo me gusta que me vean, sino que me gusta ver a los adolescentes masturbarse por mi, me exitan esas vergas jovenes, pero cada vez me atrevo a más y me doy miedo.