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Le gusta mamar verga - final

en Sexo Oral

Gracias al comentario de un lector, el que me lo hizo llegar a mi correo este mismo día 5 de abril de 2013, sentí el impulso de recordar y escribir para su placer lo que ocurrió con Claudia en encuentros posteriores, en particular el último que llegué a tener con ella.
 
Tengo que decir que con ella me reuní en 3 o 4 ocasiones, las situaciones casi que se repitieron, algo con lo que ella era bastante reservada era con llegar a tener una relación propiamente dicha, para ella sentirse penetrada por una verga es algo que admite solo con alguien con quién esté realmente confiada y totalmente entregada, lo hace solo por estar completamente segura de que quiere hacerlo.
 
Con eso en mente, (lo que me quedó claro desde la primera cita que tuvimos, cuando me explicó acerca del error que habían tenido en la redacción del anuncio) jamás le llegué a pedir que me permitiera penetrarla, sabía que aun no era tiempo, sin embargo, la penúltima vez que nos vimos, sí le dije que me gustaría que la siguiente ocasión me permitiera devolverle las atenciones, dejándome no solo ver sino probar su rica vagina, ella lo pensó un momento y accedió.
 
De modo que en la siguiente ocasión había un motivo adicional para desear estar con ella y es que por fin iba a probar ese delicioso manjar, no es que me queje de las ocasiones anteriores, porque yo las disfruté muchísimo, pero no parece justo que en una relación así solo uno llegue al orgasmo y explote en un millón de sensaciones deliciosas, y esta vez eso iba a cambiar, por fin podría hacerla gozar y escucharía como ella disfrutaba de un orgasmo... Así que en esta ocasión, yo la visité como de costumbre al finalizar la tarde en su apartamento, ella con su cabello ondulado y largo me recibió con un beso en la mejilla, me hizo pasar a la pequeña sala de siempre y me hizo ubicar en el mismo sofá, yo le recordé lo que habíamos acordado la vez anterior y ella asintió, indicándome que no lo había olvidado, después de unos minutos, nos pusimos más cómodos (nos desnudamos) y en esta ocasión la hice acostarse sobre el sofá, su vagina depilada completamente, estaba adornada por unos preciosos labios que se levantaban como pétalos de flor, emanando y despidiendo el aroma característico de una mujer, de mujer deseosa de ser consentida, de ser tocada, de ser amada... poco a poco fui bajando desde sus senos con mi boca, pasando por su delicado ombligo... y sin perder tiempo, mientras mi mano izquierda seguía acariciando sus senos, mi boca por fin llegó a su delicioso coñíto, saqué mi lengua ensalivada por completo y suavemente lamí esos delicados pétalos, ella emitió un pequeño gemido, sin alejar mi boca, miré sus ojos y estos estaban completamente cerrados, poco a poco hice que el toque de mi lengua fuera más fuerte, más seguido y que no se quedará solo en sus labios, con mi lengua los abrí y busqué su clitoris, lo toqué suave con la punta de mi lengua, ella gemía más y mas, al principio el toque de su clitoris fue casi solo un roce, pero luego lo hice más firme, de modo que ya lo lamía por completo y alternaba con lamidas alrededor de este, succionando sus labios, y aprisionando con mis labios su clitoris, dándole asi una pequeña y muy suave mordida, seguida de una chupada del mismo, a la que acompañaba un movimiento rápido sobre ese apéndice de amor y placer, ella gemía y se movía cada vez más violentamente sobre el sofá, yo no detenía mis embestidas, y logré penetrarla con mi lengua en esa rica vagina que estaba devorando cada vez con más avidez. Pasamos un buen rato en esta posición, ella recostada en el sofá, con sus lindas piernas abiertas y yo arrodillado e inclinado comiendo ese delicioso coño, y escuchando sus gemidos y pequeños grititos, ¡Qué delicia recordarlo!
 
Ella tuvo no se si uno o varios orgasmos, pero después de un rato de estar comiendo ese manjar de dioses, me dijo que estaba cansada, que me detuviera porque ya no aguantaba más, y que ahora era mi turno, y aunque se quejó de estar realmente agotada y de que hubiera sido mejor que ella me hubiera mamado primero mi verga, hizo un esfuerzo adicional y me chupo y masturbó hasta hacer que yo me viniera con tanta fuerza y tantas ganas, que la bañé como nunca antes, ella estaba sentada cuando me vine y en esta ocasión mi leche cayó sobre su cara, su cabello, sus senos, pero fue tanta que aunque quiso evitarlo con sus manos, parte de mi semen se deslizó por su vientre y llegó hasta su vagina, así que se levantó rápido para ir a asearse.
 
Al regresar hizo un comentario al respecto de la cantidad de leche que recibió esta vez, diciéndome con algo de excitación que al parecer me estaba preparando para esta ocasión, y la verdad era que de alguna manera así había sido, pues llevaba varios días sin tener sexo, de modo que realmente estaba necesitando descargar todo lo que había acumulado durante varios días.
 
Lamentablemente esa fue la última vez que la vi, aunque hablamos telefónicamente días después como lo habíamos hecho antes, pues desde el comienzo hablamos de que lo que buscábamos no era solo una relación de sexo, sino una amistad, así que no era extraño que yo la llamara y habláramos de otros asuntos, me dijo en una de las llamadas que estaba en embarazo, ante lo cual yo quise no insistir por algunos días en algún encuentro, finalmente, la última vez que logré llamarla, me dijo que hacía unos días había perdido al hijo que esperaban... no se si eso les hizo realizar algún cambio, pero luego de eso cuando la llamaba ni el teléfono de su casa respondía y al parecer el número de su teléfono celular lo cambió.
 
Jamás la volví a ver, solo me quedan los recuerdos de 3 o 4 noches en que recibí unas fantásticas chupadas en mi verga y el de una en la que degusté la miel que se encontraba tras los pétalos de Claudia.
 
Espero de nuevo sus comentarios.