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Enigma de sol

en Dominación

El viernes después de almorzar  Luis,  mi pareja me dijo.

- Bueno vamos. Te tengo un regalo de cumpleaños.

- Está bien. - Sonrei. Cumplia veinte años. Subí a su auto una vez dentro me dijo.

 - Te voy a llevar a un  apartamento. Vas a conocer unos amigos. Allí van a estar tranquilos, nadie va a molestar.

Llegamos al lugar, no era muy grande. Sobre las 6 de la tarde llamaron a la puerta, eran los amigos de el llamados Alberto, Benito, Juan y Nicolas nos saludaron con mucho entusiasmo. Benito. Este después de darme la mano, dijo,

 - Vamos a ver que me trajeron.

 Me hizo dar una vuelta.

 - Si está rico, jovencito y blanquito como me gustan.

Cuando terminé de girar y vi su cara, no pude sostener su mirada, irradiaba deseo, sadismo, no sé bien, pero me inspiraba miedo.

Era un hombre con una barba muy poblada, alto, gordo y fuerte. Parecía un oso.

Nos sentamos en el sofá, mientras bebíamos y ellos se preguntaban los unos a los otros por gente que conocían en común.

De inmediato mi pareja sirvió unos tragos y brindamos por las nuevas amistades. Yo venía tranquilo en el auto, pero una vez en el apartamento me puse nervioso, sentí miedo.

Pasaron unos minutos y Benito se dispuso a servir un segundo trago, yo aún no terminaba el mío, pero mi pareja me dijo que apurará el trago para que me sirvieran el otro.

Ya la conversación había tomado otro rumbo, empezaron a relatar entre sí comentarios de experiencias o incidencias sexuales que habían tenido.

Entonces miré a Luis.

- Me voy de aquí.

- El muchacho se te rebeló, no te hace caso. – dijo Benito.

El rostro de Luis cambió, reflejaba furia, molestia por mi desobediencia. Me llevó al cuarto para hablar en privado.

Una vez en la alcoba, a puerta cerrada, me miró fijamente y me dijo.

- Qué te pasa, conmigo no se juega, como te atreves a dejarme en ridículo  frente de ellos.

- Tengo miedo.

Entonces me acorraló contra la pared y dijo.

- Por si no te has dado cuenta, aquí te podemos hacer lo que nos dé la gana y no puedes hacer nada.

- Es que no es justo.

- Cállate – Me grito - No tienes que hacer nada del otro mundo, sólo lo que te gusta, mamar pija y dar culo. ¿Te vas a portar bien?

Me sentí muy impotente, tenía deseos de huir.

- No conoces a Benito le gustas bastante, no se va a quedar tranquilo hasta que le des el culo.  Entonces es mejor por las buenas.

- Es qué si digo que no me van a obligar.

- Ya te dije que aquí nadie te va a lastimar, pero tú querias hacerlo. Querias tener sexo grupal. Ahora que te consegui hombres te vas a echar atraz. 

El  salió al recibidor y me dejó en la habitación. Les comentó a ellos que ya estaba listo. Entonces se acercó al cuarto Benito me entregó una bata negra de satén, corta, de mujer.

 - Póntelo sin nada abajo y luego nos acompañas para empezar la fiesta.

Al fondo estaba Luis al cruzar la mirada con él hizo un gesto de aprobación, indicando que debía hacer lo ordenado por Benito.