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Enigma

en Dominación

Mientras ellos esperaban ansiosos en el recibidor, yo me desnudé completamente y vestí con la bata. Antes de salir a su encuentro estaba sumamente nervioso, sentía el estómago revuelto, pensaba salgo o no; pensaba, ojala todo vaya bien. Ellos eran tres, mucho mayores que yo, muy experimentados, además mucho más fuertes, para colmo todos centrados en su papel de machos, de activos, sin duda sería una faena muy desigual.

Estaba tan nervioso que sentí un fuerte deseo de ir al baño, un dolor de estómago, me senté en la taza de baño pero no hice nada.

Finalmente decidí a salir, me dije a mi mismo, tengo que relajarme, no va a pasar nada malo.

Llegue a la sala descalzo, sólo con la bata, los tres me miraron pero lo extraño era que el unico que estaba desnudo era  Benito. Cuando pasé frente a Benito me pidió que me quedara de pie, su mano entonces fue subiendo por mi muslo hasta llegar a mis nalgas, las acarició y masajeo con gusto.

No me permitió sentarme en el sofá, me hizo sentar en sus piernas, luego, pasaba su dedo anular exactamente por mi ano. Sentí en mi pierna como su verga se hinchaba.

Benito no me gustaba para nada este tipo era bastante gordo, tenía pinta como motociclista que aparece en las películas, con barba, pelirrojo y muy blanco, me intimidaba mucho.

Me sentía tan avergonzado, pienso el hecho de tener que entregarme así, a quien apenas había conocido una hora atrás, sumado al hecho que los otros dos hombres observaban cómo este otro me manoseaba, me hacía sentirme muy presionado, nervioso y humillado.

- ¿Sigues nervioso?

Alberto uno de los amigos dijo

 - Quien no va a estar nervioso en su situación.

Benito dijo.

 - No tengas miedo, no te voy a hacer daño, te voy a dar una buena cogida, pero nada más.

Yo supuse que seria el primero y luego vendrian los demas. No sabia nada de lo de sexo grupal. Me abrazo con fuerza empezando a besarme con ansias. Después mientras hacia eso note que los otros hombres se levantaban para irse. Yo no queria que me dejaran con este hombron pero no me lo podia sacar de encima. No entendia que pasaba. No ibamos a hacer sexo grupal o que era esto.

Cuando la puerta de calle se cerro Benito empezo a besarme los labios. Luego me alzo y me llevo a la cama.

- Esta tarde vas a saber lo que es bueno.

Estaba en esa cama bastante enojado  por lo que me habia echo Luis. El pene de Benito estaba medio erecto, sus bolas colgaban y estaba totalmente rasurado.

La verga quedo a la altura de mi cara, la tenía bien parada, larga, gruesa, venosa.  Mas larga y más gruesa que la de mi pareja. Parecia la de un burro. Me detuve un momento a mirarla.

 - Bueno, qué esperas, una invitación?

- Cómo?

- Si estás esperando una invitación para ponerte a mamar.

Yo trate de negarme y me pego una trompada.

- ¿Pero como? No era sexo grupal.

- Metete lo que más puedas. - Me ordeno mirandome con odio.

Lo introduje hasta el límite. Entonces el empujó la verga, sentí su cabeza en mi garganta, sentí que me ahogaba, el sostenía mi cabeza y un minuto después me libero.

- A ver hacelo otra vez.

Cuando me dispuse la tomé con mi mano, la introduje en mi boca. El colocó su mano en mi cabeza para controlar un poco el ritmo empujo para llegar hasta el fondo, sentí la cabezota de su verga en mis amígdalas.

En un momento, me tomó de la cabeza y hundió el miembro a fondo, sentí me ahogaba y como reflejo lo aparte con la mano.

Un minuto después, se repitió la situación. Entonces me dio un par de cachetadas, no con toda su fuerza, pero si suficiente para lastimarme.

Seguido hundió nuevamente la verga hasta hacerme toser. Irrumpió con una carcajada.

- Chupala como si fuera un helado.

Ante esa orden yo la lamia por los lados, de arriba abajo como una perra. El gemía de gusto.

Su rudeza me preocupaba, pensaba me va a reventar cuando me lo meta. Pensé, en darle una mamada fabulosa y tal vez hacerle acabar evitando la penetración.

De pronto comencé un mete y saca rápido en mi boca, con la intensión de hacerle acabar.

- Ya basta, ponte en cuatro patas.

- No quiero que me lastime.

- Mejor te callas.

- Es que tengo miedo – Quise negarme y me pego.

- Ponte en cuatro patas.

Al ver mi negacion me puso en cuatro, el untó mi ano con vaselina y metió un dedo. Entonces mientras apuntaba la verga en mi culo.

- Bueno putita, ¿estás lista?

Su verga  entro lentamente, me ardía un poco, mi recto estaba cerrado y me ardía mucho en la entrada, el comenzó a moverse enérgicamente, clavándome a fondo, en lo más hondo de mis entrañas su cabeza se estrellaba contra mis órganos, haciéndome sufrir, traté en vano de detenerlo con una mano, me sometió, clavándome salvajemente, yo gritaba.

 - Ayy, uyy, no, no, te lo suplico,  no.

- Esta cogida es para  que aprendas quien manda.

Me decía, al tiempo que me follaba sin piedad. Me lastimaba, cuando me clavaba  a fondo, sentía dolor.

- Por favor no. te lo suplico, me duele.

De cuando en cuanto el se clavaba con todo, me hacía daño, yo daba un saltito hacía adelante y me quejaba por el dolor.

Bastante tiempo después se clavó muy fuerte, gruño y descargó su abundante semen dentro de mí, luego, se relajó un poco y terminó por sacarlo. Sentí como liquido salía de mi culo, me quedé así un rato, extenuado.

Cuando me incorporé, vi que dos “hilos” de sangre bajaban por cada uno de mis muslos, el ataque había sido total, el piso, estaba salpicado con una mezcla de baba, sangre y semen. Me ordenó que limpiara todo y lavara bien el culo y las nalgas.

Cuando salí del baño, comencé a vestirme, pensando que ya lo había complacido, ademas que yo estaba enojado con mi pareja porque me dejo a merced de este tipo, Benito  dijo.

 - Deja todo allí, te falta mucho todavía, por lo menos tres polvos te voy a echar hoy.

- ¿Pero no me puede explicar que pasa aqui?. ¿Adonde fue mi pareja?

- Tu no te tienes que preocupar por eso. Es un asunto entre tu marido y yo. Conformate con saber que lo ayudaste mucho a el.

Me quede mas intrigado que antes pero no dije nada mas. Me acosté junto a él a mirar la televisión, mientras él se recuperaba para el segundo polvo.