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Amor, lujuria y sexo en Tenerife (II)

en Hetero: General

…me levanté después de una noche para enmarcar, pero me sentía cansado y con pocas ganas de ir a los cursos para los que había venido a Tenerife.

El curso lo realizaba mi empresa y yo tenía que presentar mi proyecto en el segundo turno de la mañana, me había dado poco tiempo para prepararlo, menos mal que ya lo tenía muy bien estudiado desde Sevilla.

La primera exposición de mi compañero fue amena y rápida; el instructor nos dio tiempo para ir a desayunar, eran poco más de las 10 de la mañana y me pegué un gran festín ya que la noche anterior no cené, esa mujer me había dejado sequito en todos los aspectos y tenía que recuperar la energía.

Ahora iba Yo, todos estaban muy atento no se veía a nadie bostezar y eso me daba más seguridad. Cuando de repente comencé a sentirme mal, empecé a tener unos dolores estomacales, que me estaba desconcentrándome, hice de tripas corazón y pude terminar con éxito mi exposición, había gustado mucho pero en ese momento los dolores eran insufrible. El instructor se percató de mi estado y me preguntó que me sucedía, yo le conté lo que me ocurría, y si necesitaba ayuda, el médico del hotel acudió para hacerme un chequeo, y viendo mi estado me mandó a una clínica que se encontraba cerca. Cogí un taxi y llegué rápidamente.

Todo fue muy rápido, nada que ver con Sevilla, entré por urgencias y al poco tiempo estaba en la consulta del médico, me dijo que tenía una fuerte inflamación estomacal debido a un alimento que había ingerido, que se encontraba en mal estado. Hubo  que  hacerme unas pruebas para descartar otros síntomas, simple rutina, tenía que esperar un momento porque las enfermeras estaban cambiando de turno y no podían atenderme.

Al poco tiempo entre en una sala y al recibirme la enfermera me quedé pasmado…era Rosi, la mujer de la noche anterior, llevaba una bata corta, blanca y unos pantalones verde, la verdad que nada sexi, pero ni me fijé en eso, ya que solo con mi mente la había vuelto a desnudar. Ella aun no había levantado la cabeza, llevabas unas gafas de ver, miró rápidamente a mi persona, pero no se percató de quien era.

Empezó hacerme una series de pregunta sobre mis datos personales, nombre, apellidos, fecha de nacimiento, ciudad… al decir Sevilla, si levantó la cabeza, ya que Rosi era de allí, al verme bien se dio cuenta de quién era, se puso nerviosa, y se le cayó el bolígrafo con el cual estaba escribiendo.

Yo le volví a saludar, y una sonrisa salió de mi cara…ella aún seguía estupefacta, pero pronto volvió a su estado profesional y siguió con las preguntas para terminar…al pedirme un número de teléfono le di mi tarjeta personal y le cogí el boli y escribí que me gustaría volver a quedar con ella. No me respondió y siguió con su trabajo. Cuando termino el test me dijo que me quitase la camiseta que tenía que pincharme para hacerme unos análisis. Yo le provoqué y le dije que fuera ella misma la que me quitase la camisa…pero con desprecio me dijo que dejase de hacer el tonto, que tenía algo serio y que seguramente tendría que pasar la noche allí…todas mis tonterías se acabaron viendo que hablaban en serio y yo no quería pasar una noche en el hospital.

Después de todas las pruebas me dijeron que me dejarían en observación que no era nada grave y dependiendo de las siguientes horas tendría que pasar la noche allí o me iría a casa (raro porque estaba en un hotel).

Estaba durmiendo en mi habitación, tenía un sueño profundo, no sentía ningún dolor, así que esperaba a que me diesen el alta para seguir con mi vida normal.

En la habitación entró Rosi, yo estaba dormido, ella se acercó sigilosamente hacia mí, me quitó la sabana. Como llevaba una bata solo tuvo que abrírmela, la levantó y descubrió que no llevaba el bóxer, me miró si seguía despierto, comprobó que dormía plácidamente, se desabrochó los botones de su bata y miró mi pene que se encontraba muy relajada. La mano se posó sobre mi pene y empezó a subir y  bajar tranquilamente, y con su otra mano se iba sobando sus pechos. Su movimiento cada vez era más rápido y mi polla empezó a crecer, yo seguía durmiendo, no me coscaba de nada, pero en mi estado sentía que estaba comenzando a mover a mi amiguito. Un rato después de que mi polla tuviese una gran erección, Rosi empezó a dar una mamada de campeonato, tragaba mi polla como si fuese una piruleta, era capaz de introducirla hasta la mitad, soltaba saliva a mansalva, sus labios engullía con fuerza y con una de las manos frotaba mis testículos. Tragaba y tragaba, daba lengüetazos, usaba la mano para subir y bajar, en ese momento me di cuenta que no era un sueño y que era real lo que Rosi me estaba haciendo.

Ella se quitó su bata y dejó los pechos al aire; yo todavía aturdido acercó sus tetas a mi boca y yo lujuriosamente comencé a mamar como recién nacido succiona a su mamá, ella con la otra mano me masturbaba…estaba viendo el cielo y en mi boca tenía la golosina más rica. Se retiró otra vez y volvió a abalanzarse contra mi polla, usando sus pechos contra mi aparato, sus ubres lo cubrían todo, solo salía la cabeza para comerme la cabecita con sus labios, que manera de chupar, que manera de frotar sus pechos contra mi polla y que manera más placentera de despertarme.

Ahora se quitó los pantalones del uniforme y pude comprobar que no llevaba ropa interior, se subió encima de mi cama, se puso frente a mí, cogió mi polla y se lo introdujo en su coñito. La penetración fue llevaba por mí, con un movimiento pélvico podía bombear fácilmente toda su vagina. Mi polla golpeaba en la zona del perineo, y los huevos rebotaban cada vez que la zumbaba, yo apoyaba con mis dos manos en su caderas para que el movimiento fuera más rápido, ella gemía como una loca, su gemido estaban siendo acompasado, ahora frotaba la polla agarrando sus cachas para que sintiera como se movía por dentro.  Los dos comenzamos a movernos conjuntamente porque estábamos disfrutando de esta cogida, ella estaba en éxtasis, movía su caderas para poder notar mi polla dentro de su tesoro.

Rosi quería más…quería llevar el mando, se dio  la vuelta dándome la espalda, volvió a colocar mi polla dentro de su coño, echó los brazos hacia atrás, subió un poco el trasero, y otras vez a bombear su vagina. Esta vez era ella la que botaba, cada embestida fuerte que daba era un grito sordo en la habitación;  su mano derecha se la llevó a la boca chupó sus dedos que lo impregnó de salivas y se la llevó a su clítoris, para masturbarse a la vez que la penetraba.  Me gritaba que le diese más fuerte; su movimiento de cadera era espectacular, botaba y botaba una y otra vez, su cara reflejaba mucho placer, arqueaba la espalda para darle mayor profundidad. Ahora era yo quien hacia el movimiento para bombear con más fuerza y así sentir como golpeaba sus paredes vaginales.

 Se bajó de la cama y rápidamente su boca se introdujo en mi pene otra vez, con sus dos manos agarraba mi aparato, para que no se le escapara de sus labios, me miraba y mostraba una mirada pícara. Qué manera de succionar, parecía arrastrar mucha hambre, pero era solo para darme otro calentón a mi polla. Esta vez me pidió que me bajase de la cama, y no discutí  la decisión. Rosi apoyó una pierna encima de la cama, yo me coloqué detrás de ella y vuelta a penetrarla. Parecía que le estaba dando en un punto muy placentero porque sus gemidos eran más fuertes, mi mano se apoyaba en su culo y le giré la cabeza para darle un beso por lo bien que se estaba portando. Cogía mi polla con mi mano y la penetraba lentamente para después bombearle fuertemente, sus gemidos se entrelazaban uno a uno sin compás de espera. ahora le agarraba con las dos manos en sus caderas para que el vaivén fuese más dinámico, ¡¡¡ Qué manera de follar!!!! Ella se giraba para pedir que le diese con más fuerza, yo la besaba para que no pudiese hablar y así seguir bombeándole el coño, de arriba abajo y de abajo arriba. Cambiando de movimiento ahora le masturbaba a la vez que la penetraba, ella se había corrido, estaba teniendo un orgasmo, pero yo no paraba, que gritos ¡¡¡madre mía!!! parecía relajarse, porque se echó un poco más en la cama, en la que solo la pierna derecha estaba apoyada en el suelo. La dejé descansar solo el instante de cambiar de postura.

Le di la vuelta, la abracé y la subí en la cama, nos miramos a los ojos y empezamos a besarnos sin dejar de observar nuestra mirada, jugábamos con nuestras lenguas, disfrutábamos besándonos apasionadamente pero solamente para coger un poco de aire. Ella estaba tumbada sobre la cama, le agarré su pierna derecha y me la puse sobre mi pecho. Con mi mano izquierda sujeté mi pene, golpee su coñito que estaba completamente depilado y otra vez pude introducir mi polla dentro de su concha. Empecé esta vez más tranquilo, me agarraba a su pierna para  ayudarme a penetrarla hasta el fondo, ella con su mano comenzaba a frotarse su coñito, y otra vez los gemidos de ella se empezó a escuchar en la habitación, se daba golpecito en su clítoris para aliviar las palpitaciones que estaba sintiendo…cada vez el ritmo fue aumentando, y su nivel de masturbación también se aceleraba, usaba dos dedos y yo aceleraba más y más…me encantaba oírla gritar de placer, ver esos pechos moviéndose por cada bombeo de mi polla al destrozar su coño. Su cabeza se reposó al final de la cama, necesitaba coger aire, pero yo no la dejaba respirar. Ahora le abrí las piernas para poder ayudarme mejor a la hora de hacer fuerza, le agarraba de los tobillos , mi movimiento era mucho más rápido; me lamí la mano para refrescar su coñito que ya estaba seco después de tanto bamboleo que le estaba dando, podía besarla a la vez que seguía follándomela. Sus gritos cada vez eran más fuerte, mi embestida cada vez era mayor, ella estaba teniendo un orgasmo inimaginable, y yo también estaba a punto de correrme, pero quería hacerlo encima de sus pechos así que justo cuando ella se terminó de irse, saque mi verga de su coño y  me corrí en sus pechos, salpicando algunas gotas en la comisura de sus labios…después de esta gran follada nos dimos un gran abrazo.

Ella se vistió rápidamente, me tapó con las sabanas en mi cama y me dejó una tarjeta con su número de móvil y yo me volví a quedar dormido otra vez en la habitación antes de que me diesen el alta hospitalaria. Nunca un dolor estomacal tendría unas curas tan maravillosas.