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Pasión adolescente Parte 3

en Confesiones

Eran las siete de la mañana, el despertador rompía el silencio de la casa, ni tan siquiera la mascota había intentado levantarse buscando a su ama, para el paseo matutino.

En ese instante Carmen abrió los ojos, al principio no quería salir de su letargo, se arropo con el edredón asta el punto de que tan solo se la veía el flequillo de su larga cabellera.

            Tras unos minutos de pereza en la cama, unas pisadas se comenzaron a oír por el pasillo y llegaban hasta su habitación, la puerta que permanecía entreabierta se abrió un poco más, tan solo unos centímetros, los pasos siguieron acercándose hasta la cama, era su perra, la que irrumpía allí para que su paz y tranquilidad fueran perturbadas.

La perra de la profesora, era como ella presumida y conocedora de que la prestaban mayor atención, quizás de la que merecieran, y evidentemente como su ama, se percataba de aquella situación, y de quien no se paraba a admirarla, por lo que también recurría a llamar más la atención, sintiéndose humillada y rechazada por quien no fijase su atención en ella y su dueña.

Convirtiendo de esta forma aquel tópico de que las mascotas se parecen a sus amos, en una verdad verdadera y en este caso muy clara, para cualquiera que se fijase dos minutos en ambas.

Cata que se llamaba la perra, subió por encima del cuerpo de Carmen hasta llegar a su cara y procedió a darla los buenos días como de costumbre, con un buen lametazo en toda la cara.

           

            - ¡¡CATA, no me chupes!!- dijo carmen limpiándose la cara, para acto seguido tirar de las mantas y desarroparse.

Aun con las legañas en la cara, se estiro, mientras su perra salía corriendo pasillo adelante, se dirigía hasta su cuenco, que se encontraba vacío, el hambre comenzaba a dar señales en su pequeño estomago.

Detrás de sí llegaba la dueña, con la bolsa de pienso para perros en la mano, volcaba el saquito sobre el comedero y lo llenaba, la perra se lanzo sobre la comida, mientras la profesora pensaba para sus adentros – como la puede gustar tanto esa comida si huele a rayos y seguro que sabe peor –.

Sin más, se incorporo del suelo y se fue a la cocina, para prepararse el desayuno, con un café entre las manos vería todo con otros ojos, su cabeza la decía que anoche se paso con el vino y el estado del salón de la casa la daba buena cuenta de ello, varias botellas de vino encima de la mesa, una copa en la mesa, cristales por el suelo y una mancha de vino en el suelo.

Mientras, buscaba en la mesa el tabaco y el mechero recordó todo, el sueño que había tenido, la visita de su querido rapado, las copas en el salón, y sobre sensación de que su alumno la llenaba con sus flujos, aquella sensación parecía tan real que sino hubiera sido porque al estar tan profundamente dormida, se le callo de las manos la copa de vino, probablemente la historia hubiera tenido otro final, pero bueno, si en aquel sueño todo parecía tan real y placentero, la realidad que estaba por llegar sería aun mucho mejor.

Mientras se sentaba en la mesa de la cocina y apuraba su café y el cigarro matutino, por su mente solo pasaba la idea de que a las diez se daban las notas de los alumnos, y a que antes de esa hora debería estar en el centro para ver si acudían sus presas, que eran Dafne y David, la chica no entraba en sus planes, pero David era otro cantar, desde hacia demasiado tenia la cabezonería de que ese era el único hombre que la ignoraba, ni tan siquiera la veía como una mujer sino como una profesora, indiferente a si se arreglaba más o menos, tan solo hubo una sola vez que reparo en ella y no fue por su aspecto sino porque olvido la chaqueta en clase y al entrar la encontró llorando, en ese momento el chico se acerco a ella y sin mediar palabra simplemente se acerco a ella la dio un abrazo.

            En aquella ocasión la hizo ver que no era tan solo un chico rebelde, un inadaptado como muchos profesores creían sino que era distinto, pero tras esa apariencia, en el fondo de él había una persona que miraba más allá de todo lo físico, de todo lo material y veía que la gente necesitaba a veces un hombro en quien apoyarse.

            En otro tiempo a ella, si la hubieran visto así la hubieran atosigado con preguntas, en ese momento solo recibió aquel gesto, ni una sola pregunta, puede que la indiferencia que le creaba al chico diariamente, pero tras aquella muestra de afecto, fue lo que la hizo verle con otros ojos, y más tarde convertirle en una obsesión.

El reloj de cuco de la cocina sonó, mientras apagaba el cigarro en el cenicero de la cocina, había perdido tiempo pensando en todo aquello, debía de darse una ducha rápida, arreglarse como de costumbre, no podía permitir que nadie se fijase de que aquel día, se había arreglado ni más ni menos que de costumbre.

***

Mientras en la otra punta de la ciudad, en un barrio más humilde, la actividad ya era latente en la calle, un trasiego de coches y gente por las aceras con prisas y carreras, gente con ropa de trabajo y botas de seguridad corría hacia sus coches, otros hacia la parada del autobús. Mientras toda aquella actividad a ras de suelo, en lo alto de uno de sus edificios en el cuatro piso, y para ser más concretos en una habitación, la ventana aún abierta, se podía ver como una cabeza rapada asomaba por encima de las sábanas de una cama, era David, aun dormido, su despertador aun no había sonado y yacía placidamente, en aquel preciso instante el equipo de música comenzó a sonar, una mano salía de entre la ropa de cama y buscaba en la mesilla el mando para  apagar la música, tras apagarlo, se incorporo de un salto y mientras buscaba sus zapatillas con la mirada por la habitación, se levantaba de la cama, subió la persiana de la habitación para que entrase más claridad a la estancia.

Una vez con las zapatillas puestas avanzo por el pasillo, asta la cocina, el café estaba hecho y aun caliente en la cafetera, tras tomar una taza entre sus manos, la lleno y añadiendo una buena dosis de azúcar, se dispuso a desayunar, la rutina volvía a empezar, tras todo el verano sin apenas madrugar el volver a despertar tan pronto se le hacia difícil, sus ojeras eran latente, sabía que solo serían unos meses más y acabaría por fin de estudiar, pero se le planteaba un nuevo reto, realizar prácticas y más tarde encontrar un trabajo, cosa complicada la verdad, pues no abundaban y los pocos que había eran muy precarios.

            Aunque el prefería no pensar demasiado en ello, pues era algo que no podía controlar y aunque quedaban cerca, aun estaban a cierta distancia, como para darle vueltas a la cabeza.

           

Su mirada volvió a la pared contraria y en el reloj puedo observar que su tiempo de reflexión llegaba a su fin, pues en una media hora debería estar en el instituto, volviendo sobre sus pasos llego a su habitación, allí se vistió y salió de casa a toda prisa.

***

La puerta del centro estaba llena de personas que se agolpaban allí esperando a entrar, era el día que daban las notas de recuperaciones, miradas de preocupación, otras de resignación y muecas de alegría se entremezclaban, David vio al llegar a aquella calle que el coche de su profesora estaba allí aparcado, esperaba que no hubiera problemas por aquello que paso días atrás, sabía perfectamente que si hubiera querido hacer algo, ya le hubiera llegado una amonestación o alguna carta, pero aquello no había pasado, por lo que había hablado con Dafne en su casa tampoco, así que aquello quería decir que lo dejaría pasa correr o que les esperaba una reprimenda en cuanto se encontrasen con Carmen, sobre aquel tema todo era incertidumbre y divagaciones al respecto.

Al llegar a la puerta, encontró a varios compañeros, los cuales entraban en el edificio, como sabía que Dafne no podía ir a por las notas, decidió entrar sin más.

El resto de alumnos se concentraba en los pasillos cerca de las clases, donde esperaban a que llegasen sus profesores, al llegar a su aula, la puerta estaba abierta y su tutor dentro, sentado encima de la mesa, con un pequeño taco de notas, a su lado, según entraban les daba el boletín y los papeles para la matricula, al llegar a su altura el profesor se dirigió hacia él, - David aquí tienes, espero que veas que mereció la pena, estudiar en verano -  Cogiendo aquel folio que su profesor le tendía, y con voz incrédula dijo – Pero, si he aprobado todas y paso de curso –

            Su profesor puso cara de satisfacción pues la charla que mantuvo con él a final de curso había traído frutos para ambos, para el chico el pasar a curso, y para el profesor la satisfacción de que uno de sus alumnos comprobaba que todo esfuerzo tenia recompensa.

Con una sonrisa de oreja a oreja, salio del aula, no le dio tiempo a torcer el pasillo, cuando vio a su profesora, que salía de unote los baños de profesores, al vislumbrar al final del pasillo la cabeza de su alumno, se paro en seco y puso una cara de satisfacción, pues pensaba que ya no lo vería asta el inicio de curso, pues había visto como el resto de alumnos salían del centro, asta hacia dos minutos maldecía que la hubiesen entretenido en la sala de profesores discutiendo el temario del curso venidero; pero no se le escapaba le tenia delante y no podía volver sobre sus pasos, la profesora cruzo sus brazos, debajo de sus senos, los cuales se vieron aun más realzados, el chico se acercaba con cara de disimulo, en su cabeza pensaba en dar los buenos días y seguir como si nada, pero eso no sería tan fácil, pues la cuarentona no le dejaría marchar así como así.

- Hombre David, contigo quería yo hablar

            - ¿En serio?, pues tu dirás Carmen

- Mejor vamos a mi despacho, porque aquí las paredes escuchan y nadie tiene porque enterarse de lo que he de decirte

            - Esta bien, pero que sea rápido que debo dejar la matricula en secretaria

- Por eso no te preocupes, si se alarga, siempre puedo dejar tu solicitud yo personalmente y créeme que mis compañeros, la recogerán sin oposición alguna.

 

Al ver que no tenía escapatoria y ver que ella comenzaba a andar hacia delante, la siguió asta el despacho, ella abrió la puerta que permanecía cerrada con llave le invito a pasar y tras pasar ambos cerro con llave para que no los molestasen.

            David sabia que aquello pintaba mal, porque asta cerraba la puerta, sabía que algo serio se cernía sobre su cabeza, pero aun así pensó, que al menos Dafne no estaba allí para no aguantar el chaparrón, aunque siempre cabía la posibilidad de que a ella también la tocase más adelante.

Ella se sentó en su sillón delante del chico, abriendo antes la ventana y buscando un cenicero que tenía guardado en un cajón, encendió un cigarro y tiro el paquete encima de la mesa del despacho, ofreciéndoselo al chico, viendo el cariz que tomaba la situación, alargo la mano y acepto la invitación, mientras encendía el pitillo, comenzó el discurso de la profesora.

- Haber David tu sabes perfectamente, el motivo de porque esta conversación tiene lugar, quiero que me dejes hablar sin interrupciones, pues aquí quien tiene que hablar soy yo. Y espero que lleguemos a un acuerdo satisfactorio para todos.

            - Está bien, dime

- Pues evidentemente, no puedo pasar por alto el hecho de que hace unas semanas me encontrase con una visión que no es correcta en el centro, te encontré a ti con otra alumna encima de una camilla haciendo practicas inapropiadas para aquel aula y como puedes comprender no puedo dejar que esto quede sin amonestación. Aunque siempre podemos llegar a un acuerdo, que sea menos duro para vosotros, por cierto con tu pequeña amiga ya hablare más adelante pues me e cruzado con su hermana que venia para recoger sus notas.

            - ¿Y que me propones?

- Fácil, te ofrezco dos opciones; ahora debes elegir tú, una de ellas, la cual creo que no te gustara mucho, que es avisar de este hecho a jefatura de estudios, con la consiguiente sanción, la cual puede llegar a expulsión del centro y la otra sería mas para el anonimato, y es que como sabes llevo separada bastante tiempo y no encuentro a un hombre que me satisfaga plenamente y mucho menos que me excite tanto como tu el otro día con tan solo verte.

            - Vale, ya se por donde vas. Pero si accedo quien me dice que no me harías chantaje durante todo el curso, para que cada vez que te apetezca no me reclames

- Pues, en ese caso deberás confiar en mi, tu veras a que prefieres enfrentarte a una expulsión o un par de encuentros en la cama conmigo. Además seguro que siempre has deseado hacerlo con una mujer mayor que tú, esta es mi proposición, puede que te guste o no, pero las cartas están sobre la mesa ya, ahora quien decide eres tú.

            - Esta bien, ¿si accedo a ello el castigo lo pagare solo yo o también deberá pagar ella?

- Pues la verdad, que como  no me gustan las chicas, pues ella se salvaría

            - De acuerdo, si ella queda al margen de todo esto, accedo, pero con esa condición, tu pones tus normas yo las mías si no, no hay trato y creo que te interesa más que acceda a que me sancionen. ¿Y cuando he de pagar?

La profesora se desnudo en ese instante indicándole que ahora mismo, mientras hablaban ella se estaba poniendo malísima de lo excitante que se le hacia el hecho de que tenía la sartén por el mango, se quito la blusa y la falda y para sorpresa de David, no llevaba nada debajo, en ese instante ella se abalanzo sobre el chico, y desabrocho sus pantalones buscando en el interior de sus calzoncillos para encontrar aquello que deseaba tanto, una vez que lo encontró, y vio el pene del chico le pareció más jugoso que en el sueño del día anterior y como hacia mucho que no tomaba uno de esos para desayunar comenzó a lamerlo suave al principio, para ir acomodándole a su boca, tenía la mitad dentro de su boca, cuando el chico puso sus manos sobre el pelo de la mujer, aquello la puso más y siguió con el festín que tenia entre sus fauces, mientras gemidos de placer se escapaban por la garganta del chico, ella quería que eyaculase rápido para que aquella herramienta estuviera en su interior.

            Los segundos parecían minutos, la cara de excitación de ambos era extrema, ambos estaban disfrutando y eso que se suponía que al menos para uno de ellos sería un castigo, a los pocos segundos ella se la saco de la boca y grito

           

- Dame lo que quiero, quiero la leche de un jovencito para mí, ummm

           

Y tras decir eso, siguió con su tarea, el chico se aferraba a sus cabellos y en un instante la aparto de él, se levanto y ella poniéndose de rodillas en el suelo abrió la boca, sabia lo que venía ahora y mirándole con cara de deseo, el descargo su interior en el rostro de la profesora, la cual se apresuraba a lamer con su lengua, no quería que se derramase tan siquiera una gota, cuando el chico acabo se sentó en el sillón, para ella no había sido tan solo el principio se dirigió al miembro medio erecto y comenzó a lamerlo para limpiarlo y que volviera a erguirse para continuar, aun quedaban dos agujeros de ella que deseaban al chico.

            El teléfono del despacho, comenzó a sonar, no quería cogerlo pero sabia que era de dirección debía cogerlo o alguien iría al despacho, descolgó

            - Dime

- ¿Donde te metes, vamos a tomar café?

            - Estoy ocupada con un asuntillo

- Venga vente sino quieres que valla a buscarte y te saque del despacho de las orejas como si fueras una niña pequeña

            - Esta bien, dame cinco minutos y voy para allá

 

Tras colgar, el chico ya se había vestido y ella hizo lo mismo, una vez ambos vestidos, abrió la puerta y él salio de allí, en ese instante la profesora se dirigió hacia la estantería que estaba detrás de ella y tomo una pequeña cámara de video escondida , observo que seguía grabando, la paro y la guardo en un cajón bajo llave, sonrió y salio del lugar.