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Mentes curiosas entre las sabanas Cap.8

en Intercambios

CAPÍTULO 8

LA NOCHE NO ACABA

 

A pesar de la gran actividad física de la tarde, las dos parejas decidieron salir a dar una vuelta por la noche, al fin y al cabo era sábado y ya que Sara y Santi habían venido de propio, había que aprovechar el viaje.

Al principio, cuando salió cada pareja de su habitación, se sintieron raros, pero pronto empezaron a hablar sin más, y sin tocar el tema pero si insinuarlo. Según avanzó la noche la cosa fue relajándose de nuevo. Los temas se caldearon y empezaron a comentar lo ocurrido, las conversaciones eran de lo más tórridas imaginables.

–Me ha encantado ver como se la comías a Santi.– le dijo Sara a Elizabeth aprovechando una visita al baño.

–La verdad que me ha dado morbo hacerlo, y sobretodo porque Jaime me miraba. No me había imaginado en la vida que haría algo así.–

–Es que para ser la primera vez y sin tenerlo planeado... no ha estado nada mal eh.–

Elizabeth asintió algo sonrojada.

–Y ¿qué te ha parecido la cola de Santi?–

–Jo que vergüenza...–

–Bah, que no pasa nada mujer, estaba rica a que sí.–

–La verdad que estaba bien, aunque prefiero la de Jaime, lo siento.– respondió Elizabeth poniendo una expresión de es lo que hay.

–Jaja, ya imagino que la de Jaime te gusta más, es normal, a mi me pasa con la de Santi, aunque me viniera una enorme me seguiría gustando más la suya.–

–Pues sí, creo que me pasa lo mismo, aunque tener la cola de Jaime en el chichi y la de Santi en la boca mmm, supera una sola eh, bueno, pero porque una de las dos era de Jaime que si no ni de coña, y si me dan a elegir me quedo la suya sola, aunque para una vez no ha estado mal, jiji.–

–Hay algo mejor... que son las dos colas a la vez dentro, eso te volvería loca.–

–Ufff no creo que pudiera, por atrás me cuesta bastante, y dos a la vez me mataría, y además me correría en un segundo.–

–Bueno, pero no tiene que ser una delante y otra detrás, yo prefiero las dos por delante, es una pasada.–

–¿Qué dices? Eso me reventaría más todavía. A mi no me caben dos por ahí, y luego además no me iba a enterar de nada con una sola.–

–Qué dices, no mujer, que no es así que se estira mucho y luego eso se cierra y se queda como siempre. Otra cosa es que siempre lo hicieras así, pero no te preocupes.–

–Bueno, de todas formas eso ya si que no lo probaré, porque Jaime me mataría solo por pensarlo.–

–Pues después de lo de esta tarde quién sabe, que al final le has comido la polla a Santi sin haber planeado nada, y no parece que le haya molestado.–

–Ya... Pero son cosas muy diferentes, no creo que le hiciera gracia que otro me follara.–

–Bueno, pero ahora que te ha visto después de lo otro, y que sigues prefiriendo su cola, también ha podido cambiar de opinión.–

–Sí, a ver, ya sabía que otro no me iba a gustar más, pero ahora ya me he dado cuenta que como hacerlo con Jaime no nada en el mundo.–

–Claro, es eso. Aún estás a tiempo de probar lo otro, y ya verás que si lo hacemos con morbo te deja probar, que tienes a Santi para que os ayude a cumplir la fantasía.–

–Jo, pero no quiero que nadie toque a Jaime, que me pondría celosa.–

–¡Qué morro! Jaja. Bueno, que yo ya lo experimenté, te dejo a Santi, que el pobre esta que se muere por probarte y ahora más, así se lo regalo.–

–Pero que no he dicho que sí eh.–

–Bueno deja a ver que pasa, tú ya sabes que tienes mi permiso.–

–Vale, vale.– dijo Elizabeth pensando para sí misma que eso no iba a pasar ni en broma.

La noche siguió su curso, y las dos parejas bebieron un poco más y mantuvieron las bromas sexuales. El morbo era notable durante toda la noche, y aún más cuando volvieron a casa andando, entre bromas las dos parejas iban comentando lo ocurrido ahora que nadie les oía.

 

–Yo me creía que estaríais más cortados, pero si que imaginaba que algo más de lo que teníais pensado haríais, aunque me he sorprendido.– dijo Sara.

–¡Pues anda que yo!– añadió Santi.

–Pues sí, la verdad que ha sido raro. Yo tampoco tenía en mente llegar a tanto, me imaginaba que dejar que tocarais un poco a Elizabeth sí, pero ya está.– respondió Jaime.

Sara echó una mirada cómplice a Elizabeth y preguntó,–Pero, ¿Te ha gustado verla hacer eso?– Elizabeth se quedó de piedra al pensar por donde iba la frase, pero no perdió detalle de la respuesta de su novio, realmente quería saber que pensaba pasadas unas horas.

–Bueno... ha sido raro, pero en el momento es que me daba morbo la idea, y ya puestos pues dije, venga... y la verdad que me ha molado, estaba supermorbosa chupándole la polla a Santi, además desde ese ángulo nunca la puedo ver a menos que la grabe.–

Elizabeth se sonrojó y aunque en el pasado pensar que su novio pudiera disfrutar viéndola así le molestaba e incluso enfadaba, ahora le resultaba de lo más morboso.

Sara ya no dijo nada más del tema, ni siquiera preguntó si querría verla hacer más, simplemente se acercó a Elizabeth y la agarró del brazo para cuchichearle al oído, –Ya verás como si lo hacemos bien te deja que te folle Santi.–

Al oír esto la chica se sobresaltó, le parecía que ya no era una idea tan descabellada, y por un momento le dio mucho morbo.

 

Al llegar al piso, estaban indudablemente animados, aunque la conversación siguió por otros derroteros, siguió siendo sexual, y el contenido había pasado a ser las fantasías sexuales de Sara. No paraba de hablar de sexo en grupo con muchos chicos, esa era su preferencia claramente, aunque ya había probado a una chica al fin, lo cual desarrollaba algo más sus fantasías, mientras entraban por la puerta Sara comentaba su nuevo sueño.

–Pues con tres o cuatro chicos para mi molaría, pero después de hoy se me ocurre que molaría que estuviéramos Elizabeth y yo con cuatro chicos para cada una.–

–Alaaa, ¿Qué dices?– dijo Elizabeth.

–¡Ni de coña!– contestó Jaime.

Sara rió, –Venga hombre si después de lo de hoy no debería molestarte, que te ha gustado que se nota.–

–A ver, una cosa es una cosa, pero la otra implica mucho más.– defendió Jaime

–Pero, ¿Qué diferencia hay? ¿Qué es una cosa y qué es otra?– insistió Sara.

–Pues no es lo mismo que le coma la polla a un chico así estando solo los cuatro, a que tenga cuatro pollas queriendo entrarle por todo el cuerpo.– respondió el chico.

–Yo eso tampoco querría eh,– interrumpió Elizabeth, –más de dos ya es demasiado.– Tras decir la frase Elizabeth se percató de que no había dicho una, si no dos, así que para disimular su desliz de pensamiento decidió reír como si bromeara.

–Ah con dos sí quieres ¿No?– dijeron Jaime y Sara casi al unisono. Aunque cada uno con un tono muy distinto.

–Que es broma chiqui.–

–Ya, ya...– balbuceó Jaime.

Elizabeth rió levemente y Sara lo hizo más.

–Bueno, entonces quedamos en que comerle la polla a Santi estando los cuatro sí vale ¿No?– dijo Sara.

Jaime veía venir por donde iban las preguntas, contestó muy retórico, –Bueno, eso valió antes dada la situación.–

–¿Entonces ahora no le dejarías hacerlo?– insistió Sara.

–No ya no, eso antes que estaba cachondo, pero ya solo se tiene que comer la mía.–

Sara sonrió con malicia, –¿Y si te ponemos cachondo de nuevo?–

La chica tomó a Elizabeth de la mano y la llevó a la habitación grande, allí empezó a besarla.

–¿Esto ayuda para calentarte?– dijo mientras mordía la boca de Elizabeth.

–Ayuda, pero no vas a conseguir más.–

Santi y Jaime se acomodaron para ver a las dos chicas en acción, Sara no se cortó y rápidamente desnudó a Elizabeth y se volvió a desnudar ella, quedando ambas de nuevo solo con las medias. Elizabeth no puso impedimento alguno, realmente iba algo cachonda y el ímpetu de Sara hacía que le hirviera el chichi, así que simplemente se dejaba llevar.

–Santi ven.– dijo Sara.

Santi se acercó a su chica y esta le sacó la polla para comérsela, mientras indicó a Elizabeth que le comiera el coño, quedando Sara a cuatro patas sobre la cama con la lengua de Elizabeth en el chocho y la polla de Santi en su boca.

–¿No te gustaría ver así a Elizabeth?– dijo Sara con tono sinuoso.

–Creo que estás muy bien tú en esa posición.–

Sara miró con descaro a Jaime mientras hundía la cabeza de su chica contra su coño, sonrió y siguió chupando la polla de Santi.

 

Jaime comenzó a desnudarse, Santi hizo lo propio, y se colocó tras Elizabeth para comerle el chichi. Los cuatro quedaron en una depravada fila sexual, donde el placer estaba garantizado.

 

Sara se dio media vuelta quedando boca arriba en la cama, indicó a Santi que bajara un poco para seguir chupándosela, mientras que Elizabeth metía la cabeza entre sus piernas para saborear su vagina.

Sara masajeaba la cabeza de Elizabeth mientras lamía las pelotas de su novio, Jaime pasó a una posición más activa y comenzó a follar a Elizabeth a cuatro patas.

Entre las lamidas de polla, Sara paraba para acercarse a Elizabeth y besarle los labios como si no hubiera otros en el mundo, cada vez que lo hacía el beso era más intenso que el anterior, hasta que terminó por besarla tan apasionadamente, que ambas se abrazaron y manosearon como si no hubiera nadie más en la habitación. Elizabeth quedó sobre Sara, entre sus piernas que la abrazaban con fuerza, y enrollándose morbosamente para su chico y el de ella. Sara aprovechó para liberar una mano y comenzar a acariciar la cola de Santi, a la vez que la atraía hacia ellas, cuando estuvo lo bastante cerca agarró con fuerza la polla y la llevó a su boca, metiéndosela por completo en ella. Sara miró a Jaime, quien se había tumbado sobre la espalda de Elizabeth para seguir follándosela, volvió a besar a la chica y cogió la polla para ir acercándola a las bocas de ambas. Jaime veía claramente las intenciones de Sara, cualquiera las hubiera visto, así que tiró de Elizabeth hacia él, separándola de Sara, que se quedó a solas con la cola, pero no le importó, se sentó y comenzó a comerla mientras miraba a la pareja.

–Ala, que no me dejas enrollarme con ella.– dijo Elizabeth.

–Es que eso no es lo que intentaba ella.– respondió su novio.

Elizabeth la besaba con los ojos cerrados, con lo cual no había llegado a ver lo que Sara planeaba, pero al decir Jaime eso rápidamente se dio cuenta de lo que intentaba, –Jojo, no me había dado cuenta.–

–Bueno, se va a quedar con las ganas, hoy ya se ha llegado al límite.–

Sara puso la mayor cara de zorra que supo, –Venga, si lo estas deseando, deja que lo hagamos, las dos comiendo la cola... seguro que te encanta ver eso.–

–No, no, que si no aquí tenéis ventaja unos sobre otros.– contestó.

–No, porque yo solo tengo una cola y querría dos.– replicó Sara.

–Para nada, tienes una cola y un chichi, que es lo que querías, así que no te quejes.– sentenció el chico.

Sara se vio perdida, así que agarró la cabeza de Elizabeth de nuevo para meterla entre sus piernas, de nuevo pasaron a una escena mucho más sexual y menos hablada.

Estaba claro que con razonamiento no iba a conseguir lo que pretendía, además Elizabeth no parecía inElizabethda en el tema, antes la había llegado a provocar con insinuaciones, tocamientos, ahora tenía que buscar algo similar.

 

Sara tomó una mano de Elizabeth y la dirigió por su cuerpo, para que le tocara las tetas, luego sacó su cabeza del coño e hizo que empezara a lamerle los pechos, la polla de Santi volvía a estar a su alcance, pero era como si estuviera a kilómetros, así que pensó en lo que pasó antes, en como Jaime terminó cediendo a esa mamada, y tuvo una idea.

Sara se levantó en la cama, poniéndose de pie, y empezó a jugar con Elizabeth como si de una dominatrix se tratara, hacía que le lamiera las piernas de arriba abajo y luego le acercaba el coño a la boca. Elizabeth se estaba excitando mucho con ese juego, y a su vez Sara se empezaba a relajar y disfrutarlo más, con lo que sus flujos empezaron a brotar con más fuerza y embriagaron de nuevo a Elizabeth. Ahora ya la tenía a ella donde quería y en el estado que le inElizabethba, Jaime empezaba a disfrutar mucho la imagen, así que solo quedaba el siguiente paso. Sara hizo que Santi subiera a la cama y se colocara tras ella, entonces abrió las piernas y pasó la polla de este pegada a su coñito, dejándola empapada en sus jugos. La cola no sobresalía mucho, pero suficiente para que se viera la punta completa cuando Sara cerró las piernas.

–Bueno, no le dejas que se la chupe a Santi, pero ¿Y a mí?– dijo Sara con voz de zorra y mirada acorde.

Jaime se quedó de piedra, realmente volvió a darle morbo la idea de ver eso, aunque nunca se le había quitado pero quería contenerlo, ahora le resultaba más difícil, tanto que su polla se endureció aún más en el interior de Elizabeth, quien la notó al instante palpitar en su chichi, el morbo también creció en ella de inmediato, miró la polla y la vio bañada en los flujos que tanto le gustaban. Sara acariciaba la polla como si fuera suya y se estuviera haciendo una paja en dirección a la cara de Elizabeth, esta y Jaime estaban a mil mirando la escena y casi por magia se produjo un impulso combinado. Jaime no pudo aguantar el morbo y embistió con fuerza a Elizabeth que se desequilibró hacia delante debido a tal estimulo, y su libido la llevó a abrir la boca y lanzarse a comer esa polla frente a su cara. De repente Elizabeth tenía de nuevo la cola de Santi en la boca, y la lamía con ganas, mientras que Jaime lejos de molestarse empezó a follársela con mayor ímpetu.

Sara sonrió orgullosa, había conseguido su objetivo, ya solo tenía que dar un poco más de juego para que no se cortara. Agarró a Elizabeth por los pelos y la pegó bien a la polla, –Comemela zorrita.– decía una y otra vez.

Jaime y Elizabeth estaban a punto de caramelo, ya nada iba a detenerlos, así que Sara levantó la pierna y la pasó sobre la cabeza de Elizabeth dejando en su visual a Santi, se apartó de ellos y se echó en la cama a mirar la escena.

Santi le follaba la boca y Jaime el coño, era muy excitante, y aunque no fuera ella quien estaba en esa posición, le resultó incluso más morboso verlo que de haberla ocupado.

Jaime ahora era consciente de la mamada que su novia le estaba haciendo a Santi, al igual que Elizabeth también lo era, y volvió a ser chocante, pero a la vez morboso, incluso el morbo empezó a ser mayor que viendo a Sara, la verdad es que todo era más tórrido de esta forma, y dado el nivel de deseo que había en el ambiente, era justo lo que necesitaban.

Sara decidió ir un poco más lejos, se acercó a Jaime y le susurró al oído, –Tumbate tú y miranos.–

Jaime, algo traspuesto por el momento que vivía, hizo caso y se echó a contemplar la escena.

La chica se colocó detrás de Elizabeth y empezó a realizarle un cunilingus mientras esta seguía comiendo la polla de Santi.

–Ves como que nos cambiáramos ella y yo de posición molaba.– dijo Sara con una sonrisa perversa mientras clavaba su lengua en el chichi de Elizabeth.

Jaime vio entonces que era lo que Sara quiso hacer al principio, la misma posición pero con Elizabeth en medio, y era cierto, no le resultaba nada desagradable la visión, de hecho tuvo que empezar a tocarse mirando tal acontecimiento.

Sara sonrió orgullosa, y entonces se arrodilló tras Elizabeth para hacer como si se la follara, la imagen fue apoteósica para Jaime que soltó un alarido al verla, sin duda Sara iba por buen camino.

Acto seguido la chica se quitó de la trasera de Elizabeth y se puso junto a ella, acariciándola y besándole el cuello, hizo que esta se sentara y una vez así, Santi bajo de la cama y ambas empezaron a comerle la polla al unisono. Jaime se resituó para ver bien la escena, la rabia y los celos ardían en su interior, pero el morbo los aplacaba, la visión era digna de ser contemplada sin interrumpirla por nada.

Unos minutos de mamada y Sara decidió hacer un nuevo cambio, quitó a Santi de se posición y puso a Jaime en ella, cambio que Elizabeth recibió con alegría, ya que tal como llegó empezó a lamer la polla de su novio con una pasión sin igual, sin duda la echaba de menos. Sara estaba cerca de ellos, y Elizabeth se temió que intentara chuparla ella también, así que la apartó antes de que a esta ni se le pasara por la cabeza. Sara no dijo nada, solo tomó la posición adecuada entre las piernas de Elizabeth para comerle el chichi.

Ahora era Elizabeth la que estaba sentada comiendo polla mientras a ella le comían el coño, Santi pasó a follar a Sara que se encontraba a cuatro patas, la fila se había vuelto a producir, pero esta vez con un cambio de posiciones.

Sara hizo que Elizabeth pasara a estar a cuatro patas y luego se tumbó boca arriba para comerle el coño. La visual había cambiado, y desde el punto de vista de Jaime, Santi estaba detrás de su chica embistiendo, aunque la perspectiva no llegaba a engañar. Sara dejó de comer el coño y se deslizó hacia arriba chupando los pechos de Elizabeth y luego simplemente tocándolos ya que se colocó completamente bajo esta. Cuando la posición fue la adecuada levantó las caderas tanto como pudo, dejando su coño lo más pegado posible al de Elizabeth, de repente la imagen si era mucho más completa, y parecía que Santi se la estuviera follando. El morbo recorrió el cuerpo de Jaime, y el semen se agolpó en su cola queriendo salir, pero pudo sacar la cola de la boca de Elizabeth para impedir esto. Sara aprovechó el momento para besar a Elizabeth y manosearla, y Jaime se apartó un poco para apretarse la polla y relajar la presión de sangre que había en ella. Dese la distancia aún parecía más real lo que veía, y eso no le ayudaba a bajar la excitación.

Sara se estiró como pudo y puso las manos de Santi en las caderas de Elizabeth, de repente la imagen era casi real, y la cola de Jaime soltó un poco de leche, tanto Sara como Elizabeth pudieron ver ese momento.

–Es el momento de hacerlo.– dijo Sara en voz baja al oído de Elizabeth, quien se puso nerviosa y excitada a la vez.

Sara salió de debajo de Elizabeth y se acercó a Jaime, –Me toca mirar a mi un poco, hacedle algo vosotros.– le dijo mientras lo llevaba hasta Elizabeth.

Después se acercó a Santi para inclinarlo hasta el coño de Elizabeth para que se lo comiera. Jaime estaba ansioso de ver como lo hacía, tanto que giró a Elizabeth para que se sentara y así poder ver como la lengua de Santi la acariciaba.

Elizabeth tomó la cabeza de Santi por los pelos y la refregó con fuerza en su entrepierna, si bien no era una comida tan buena como las que le hacía su novio, si que era muy excitante tenerla.

Sara volvió a tumbarse y masturbarse mientras observaba al trío que se había formado. Quizás era la más excitada después de todo, tanto por la visual como por estar consiguiendo lo que quería.

–Metémela.– suplicó Elizabeth a Jaime necesitada de sentir su cola dentro.

Jaime la volteó en la cama y empezó a follársela mientras que Santi pasó a colocarse junto a su boca para que se la chupara. Elizabeth estaba muy salida, se sentía a rebosar de placer, no se podía pedir más, pero entonces Jaime tomó la iniciativa. Se colocó de lado a Elizabeth levantándole la pierna y empezó a follársela así, acto seguido indicó a Sara que se acercara a comerle el coño.

–Espera no, eso no, que si no querrá comerte la polla.– dijo Elizabeth.

Jaime pensó una nueva situación, quizás que Santi se lo comiera, pero podía resultar violento en tal caso, aunque, por suerte, no hizo falta pedirlo, Santi se lanzó a hacerlo ante la negativa de que lo hiciera Sara.

–Tranquila que yo no se la querré comer, jeje.– dijo Santi.

Elizabeth y Jaime sonrieron y miraron expectantes al chico, este empezó a lamer el clítoris con cuidado de no tocar la polla.

–Si le das a la polla sin querer no pasa nada Santi, a ti te dejo jiji.– burló Elizabeth.

–Eso, eso.– añadió Sara ansiosa.

Ambos chicos se miraron y pusieron cara de resignación, se rieron e hicieron caso omiso a los comentarios.

 

Elizabeth al fin pudo saborear una cola dentro con lamida simultanea, no era espléndida la lamida, sobretodo por culpa de hacerla con cuidado, pero era mucho más cómodo que tocarse e infinitamente más morboso.

 

Sara seguía tocándose mirando a los tres, sin participar más que con comentarios cerdos al oído de Elizabeth.

–Ahora, dos colas dentro, aprovecha, que estas en la postura perfecta.–

Esas frases hacían temblar las piernas de Elizabeth, ciertamente la curiosidad y el deseo se había apoderado de su coñito, y estaba ansioso de comer las cosas de dos en dos.

Jaime oyó a Sara susurrar a Elizabeth, y vio como esta se estremecía con cada frase, como se mordía el labio y se ponía más y más cachonda, eso hizo que él mismo empezara a estar más salido aún. Sabía perfectamente que Elizabeth jamás lo pediría, así que decidió dar el paso, miró a Santi y le indicó con la mano que se incorporara, su polla se mostró ante el chichi de Elizabeth erguida y hambrienta de coño, Jaime se excitó de sobremanera al verla, y Elizabeth tampoco quedó impávida.

Con un gesto de la mano, Jaime indicó a Santi que se acercara a Elizabeth mientras él sacaba un poco la polla para dejar paso. Ambas colas se situaron a la entrada del cuerpo de la chica y apretaron al unísono hacia el interior, haciendo que las paredes del coño se pegaran como lycra a ellas. Elizabeth sintió una gran presión en su chichi, un dolor desconocido pero muy placentero, y un gran alarido salio desde lo más profundo de su garganta.

Los dos chicos comenzaron a moverse cada vez más rápido y sincronizados, y el coño de Elizabeth empezó a recibir las colas con más aceptación cada vez.

Jaime veía como Santi miraba con ansia a Elizabeth mientras se la metía una y otra vez, deslizándose entre sus piernas, follándosela como si no hubiera mañana, el morbo de ver esto era mucho mayor de lo que fantaseando podría haber imaginado un día de los que su lado malo hacía gala, pero también era igualable al morbo que estaba viviendo Sara con la misma imagen. Elizabeth era la que sentía placeres nuevos y estaba más centrada en eso que en lo que pasaba, porque de hacerlo le hubiera sido imposible contener su orgasmo ni un solo segundo.

Jaime decidió cambiar la postura, dejó a Elizabeth a cuatro patas y colocó la polla en la boca de Elizabeth, dejando que Santi se la follara desde atrás. Sin duda al chico le habían quedado ganas de ver esa imagen de forma real, con tanto juego de antes.

Para Elizabeth tener una sola polla dentro fue un bajón de sensaciones, pero por otra parte que la polla fuera de otro mientras ella comía la de su novio, mantenía la libido en auge. Santi no se movía mal dentro de ella, le gustaba sentir esa cola nueva, y aunque no fuera la de su chico le daba placer suficiente, aunque era más que probable que a solas no le hubiera convencido, pero por ese día esa cola tenía suerte y se podía llevar buena nota sin quedar nada mal, aunque aún así no igualara ni de lejos a la de Jaime.

Jaime sacó la cola de la boca de Elizabeth y se acercó a ella, –¿Te está gustando cerdita?– preguntó antes de morderle la boca.

Elizabeth le respondió con un beso al ritmo de las embestidas que Santi le practicaba, besar así a su chico era sin duda algo que la ponía aún más cachonda, –Sí mi amor, pero quiero otra vez las dos colas.–

Jaime sonrió, –Que guarrilla... pues ahora lo vas a tener.–

Jaime se tumbó en la cama junto a Sara, esta se apartó para dejar sitio, indicó a Elizabeth que se le pusiera encima, esta lo hizo tan rápido como pudo, debido al ardiente deseo que tenía de sentir de nuevo las dos pollas dentro, inmediatamente Jaime le metió la cola y acto seguido Santi le siguió. De nuevo el coño parecía que fuera a reventar, se ajustaba tanto a las dos vergas que no podía distinguir donde acababa una y donde empezaba la otra. Elizabeth sin ni siquiera tocarse sentía un gran placer, pero sus dedos estaban locos por acariciarse y dejarla experimentar el máximo de los máximos.

Sara la miraba orgullosa, y Jaime no dejaba de tocar sus pechos con devoción, Santi apretaba su culo y la metía tan fuerte como podía. Las dos colas se hicieron una y el movimiento fue perfecto, los dedos de Elizabeth se soldaron a su chichi y se fundieron en un éxtasis continuo de minutos que parecieron horas. Sara se abalanzó sobre Elizabeth y le empezó a lamer las tetas y tocárselas, pero Elizabeth quería la boca de su chico, así que se echó sobre Jaime y empezó a besarlo mientras Sara le tocaba las tetas entre los dos cuerpos como podía.

Jaime aceleró el ritmo de sus caderas y Santi intentó seguirle, Elizabeth hizo lo mismo con su mano y de buenas a primeras el orgasmo sobrevino, y su coño se apretó con tal fuerza que pareció dejar hueco para una sola cola donde había dos, la presión era tan grande que ambas pollas estallaron casi a la vez dentro de Elizabeth, y la inmensidad de leche que salió, a pesar de haber descargado unas horas antes, hizo que el orgasmo de Elizabeth fuera aún más sabroso e intenso, sintió esa catarata de semen en su interior y sus gritos llegaron a todo el edificio. Beso con pasión a su chico, no quería separarse de su boca por nada, y luego descansó sobre su pecho mientras que las pollas terminaban de vaciarse en su interior haciendo que sus piernas aún temblaran.

Santi sacó la cola de dentro de Elizabeth y el semen salió a borbotones resbalando por las pelotas de Jaime, Sara se puso a mil al ver esto, y su instinto la incitó a lamer esa corrida de los huevos, pero sabía que no debía, así que simplemente se corrió mirando como el chichi de Elizabeth expulsaba la mezcla de sus novios sin parar.

Elizabeth quedó sobre Jaime sin decir nada y Santi y Sara entendieron que quería estar a solas con su novio. Ambos se fueron de la habitación despidiéndose.

Durante unos minutos hubo silencio, Elizabeth sentía muchas cosas y pensaba demasiado, le daba miedo mirar a los ojos de Jaime temiendo no ver amor ya en ellos, pero fue este quien levantó su cabeza y la besó, –Te quiero preciosa.–.

Elizabeth miró a Jaime y vio esa luz de siempre en sus pupilas, vio que a pesar de todo, solo había sido sexo, y lo que tenía allí abrazándola no iba a cambiar.

–Hazme el amor.– susurró Elizabeth al oído de Jaime, este empezó a moverse lentamente y a pesar de que el chichi de Elizabeth estaba algo cedido en ese momento, sentía con toda claridad la polla de su novio, y le sabía a gloria, mejor incluso que con las dos dentro.

Jaime volteó a Elizabeth y se colocó sobre ella, siguió moviéndose en su interior mientras que los últimos fluidos masculinos que quedaban en ella se escurrían hasta la sabana pasando por su precioso culito.

Elizabeth ni siquiera se tocaba, solo sentía a Jaime, el amor con que este la besaba y tocaba, el amor con que le hacía el amor. No pudo tardar mucho, había tanto sentimiento que un intenso orgasmo llenó por completo su ser, y con su mirada hizo que Jaime la acompañara en tan delicioso momento. Ambos volvieron al clímax, más intenso y puro, mucho mejor que ningún otro orgasmo del día, y al fin Elizabeth rompió a llorar de alegría, como solo la cola de Jaime podía hacerla feliz.

La pareja quedó sobre la cama, sin moverse, abrazados hasta dormir, y así se mantuvieron toda la noche. Había sido un día intenso y ahora tocaba el descanso de los reyes en los brazos del ser amado.

 

A la mañana siguiente Elizabeth y Jaime se levantaron pegajosos en todos los sentidos. Los fluidos corporales estaban secos en sus cuerpos, pero era el amor que se procesaban lo que los hacia más adherentes.

Salieron de la habitación rumbo a la ducha y allí se amaron un poco más, eran como dos niños con juguetes nuevos del que no quieren separarse ni un momento.

A la salida del baño se encontraron a Sara y Santi, hablaron y rieron, luego estos se asearon y marcharon los cuatro juntos rumbo a la estación.

Era hora de dejar ese fin de semana atrás, pero los cuatro sabían al despedirse que no lo olvidarían.