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Mamá montando a papá

en Voyerismo

Mamá montando a papá 

O de la primera vez que los vi teniendo sexo.

Y cómo me calentó recordar esa ocasión.

 

No creo ser la primera, ni la última, en vivir la experiencia de ver a tus padres teniendo sexo. Y más cuando se es niña, cuando no conoces mucho del tema, o que es la primera vez que lo vez de forma tan explícita. Como saben, si es que han leído mis demás relatos, en diciembre cumplí la mayoría de edad y desde esas fechas me he dedicado a escribir estos relatos. Lo que voy a contarles sucedió hace un sexenio, o sea, cuando tenía doce años recién cumplidos.  

Eran vacaciones decembrinas. Por lo regular, y gracias al trabajo de papá, tenemos la oportunidad de viajar una vez al año. Los destinos han sido distintos y en varias ocasiones hemos repetido lugares. Uno de ellos es la playa. En esta última ocasión que fuimos, en vacaciones de semana santa, me quedé por vez primera en una habitación diferente, contigua a la de mis papás. La primera noche estaba conectada desde mi celular, no concebía el sueño y preferí ver qué había en mis redes sociales. Pronto cayó la madrugada y, quizás porque pensaron que ya me había dormido, comencé a escuchar movimiento en la habitación contigua. Pudo haberse tratado de cualquier otra cosa, si no fuera porque a los pocos minutos el movimiento en la cabecera de mi recamara era fiel eco del movimiento de la habitación contigua. Por si fuera poco, comencé a escuchar algunos gemiditos que atravesaban la pared entre las habitaciones. No tenía la menor duda: mis papás estaban cogiendo.  

En un primer momento me pareció extraño. Hacía tiempo que no los escuchaba tener sexo, aunque eso no significaba que no lo tuvieran. Además, era la primera vez que dormía separada de ellos. Quizá y las otras veces, en vacaciones, lo hacían sin que me diera cuenta, cuando de verdad ya estaba dormida. El hecho es que la extrañeza pronto se convirtió en curiosidad. Sentir la resonancia del movimiento de la cama donde cogian mis papás, imaginarme las embestidas que mi papá le daba a mi mamá, y cómo ella gemía cada vez con más intensidad y fuerza. Me los imaginé cogiendo de forma salvaje, mi papá colocando a mi mamá en cuatro, y ella recibiendo todo el miembro de él. No podré negar que imaginar aquella escena no me excitó. De pronto sentí que mis labios vaginales se humedecían. La excitación también se debió a que, para mantenerme despierta, estaba enviando correos a una persona que no conocía, pero que le pareció fantástico cuando comencé a decirle lo que estaba haciendo mis papás en la otra habitación. Entre lo que me decía y lo que me imaginaba, mis dedos pronto se acercaron a mi vagina para rodearla y tocar por encima de mi tanga los labios y el clítoris que comenzaba a ponerse duro, placentero, orgásmico. 

Dejé la conversación de correo interrumpida y comencé a concentrarme más en lo que sucedía en la otra habitación. El movimiento parecía ser distinto, ahora mi madre gemía con más placer. Ese sonido lo reconocí casi de inmediato. Me recordó la ocasión en que, por accidente, los vi teniendo sexo. Como dije en un principio, estábamos de vacaciones y en aquel entonces aún me quedaba con ellos en la misma habitación. Ahora sé que son habitaciones dobles (por las dos camas matrimoniales) y en una me quedé dormida mientras mis papás se dormían en la contigua. Para ese entonces tenía una idea, distorsionada, sobre eso que se decía sexo. La verdad es que nunca lo había entendido tan claramente. Aún no pasaba lo que me pasó en la secundaria, aunque sabía ya la diferencia bilógica entre un hombre y una mujer. Esa noche me quedó claro cómo es que "papá colocaba una semillita en mamá" para hacer a los bebés. Así de estúpido me lo explicaron, pero bueno, lo que no sabían es que tuve la osadía para verlos hacer el amor. 

Esa noche mis papás se veían contentos. Los veía felices y eso me alegraba bastante. Estábamos en el bar del hotel y los vi tomar. A esa edad no me llamaba la atención el alcohol y pronto me dieron ganas de dormir. Mamá subió conmigo y me durmió en la cama, me dijo que bajaría con papá, pues se la estaban pasando muy bien. Yo no tuve miedo de quedarme sola, sabía que sólo ellos podían entrar, así que caí en el sueño a los pocos minutos. Al salir, mi mamá apagó la luz y sólo se quedó la luz de la luna, y de una de las lámparas del exterior, mismas que se reflejaban por el ventanal de la habitación del hotel. Me quedé dormida casi de inmediato. En esas estaba, cuando escuché un golpe fuerte en la puerta, después un "vas a despertar a la niña", de mamá. Ya me habían despertado. Ellos entraron y comenzaron a besarse. No me moví, para aparentar que seguía dormida. Mi mamá se acercó a la cama y prendió la lámpara para ver si, en efecto, estaba dormida, iba a tocarme la frente cuando mi papá la agarró por atrás, la abrazó y le dijo "¿ves?, no se despertó, está bien dormida". Acto seguido, papá cerró la puerta de la habitación y de inmediato comenzó a besar a mi mamá por todo el cuerpo. Comenzaron a quitarse la ropa mientras se seguían besando y yo no entendía como para qué querían quedarse sin ropa. Ya desnudos, caminaron hacia la otra cama, mi papá fue recostado por mi mamá y entonces ella se subió encima de él. Ahora sé lo que significa que una mujer monte a un hombre, que cabalgue sobre su verga y sienta toda la emoción y pasión de tener un falo caliente, duro y grueso dentro de la vagina. Pero en ese momento me dio un poco de miedo.  

El hecho de que sólo fueran alumbrados por las luces exteriores, y que hubieran apagado la lámpara, me permitió entreabrir los ojos para mirar lo más que se pudiera. Agregada la vista, también el oído e incluso el olfato se apuntalaron para escuchar, oler y verlo todo. Hoy puedo decir que fue monumental. Mi madre arriba de mi padre, montando cada vez con más velocidad, con más ímpetu, mientras mi padre no paraba de hacer breves gemidos y de decirle cosas sucias, que en ese momento no entendí, pero ahora lo veo como algo que eleva la calentura al por mayor. Mi madre le tomó las manos mi papá, que estaban en su cintura, y las llevó a sus senos como seña que necesitaba y exigía sus manos ahí. Mi papá respondió y comenzó a masajear las tetas de mamá, cosa que la prendió aún más y se movió como potranca desbocada, hasta que mi padre no pudo contenerse y se vino (ahora lo sé) dentro de ella. Lo que para mí pasó como un grito de dolor, pronto se duplicó cuando mi madre aún seguía moviéndose, mi papá regresó sus manos a la cintura, y mi mamá se pellizcó uno de sus senos mientras que con la otra mano descendió por el pecho de mi padre. Pronto el resto de su cuerpo estaba cara a cara, aún encima del suyo, y empezó a mover sus glúteos, en movimientos que mi papá pedía detenerse, pero mi madre no hizo caso y los hizo con mayor violencia. Hubo un momento en que mi madre se detuvo, sus movimientos fueron más lentos, al grado en que en uno de ellos mi madre gritó de dolor (ahora sé que fue de placer) y bajó del cuerpo de mi padre para recostarse a su lado. Mi padre le dijo que debían vestirse por mí, recogieron su ropa y se durmieron al poco tiempo. Yo también caí dormida minutos después. Desde entonces, no he vuelto a ver a mis padres igual.  

Así fue cómo los vi por vez primera. En esta ocasión, al parecer ya habían terminado, y yo también había terminado de hablar con aquel desconocido, con quien hablaba por correo. Apagué el celular y me dispuse a masturbarme hasta quedar satisfecha, y lista para dormir. Aún habían bastantes días para disfrutar, como lo hacían mis papás, de las vacaciones. 

Vianny