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Su ex-follamigo me hizo cornudo (I)

en Hetero: Infidelidad

Este relato está escrito en español chileno moderado. Los modismos menos evidentes se aclararán entre grapas [ ]. Esta es una de las primeras historias que publico, ojalá sea bien recibida por los lectores para saber si darle o no continuación.

Hace ya cuatro años que vivo en una antigua casa en el centro de Santiago de Chile, disfrutando el día a día con mi novia, que me visita casi siempre, y otras veces simplemente en soledad. Mi relación con Sofía comenzó, por coincidencia, hace poco menos de cuatro años, cuando apenas me estaba instalando en la casa, y lo que relataré en esta historia es cómo nuestra sexualidad cambió hacia algo que nunca podríamos haber imaginado, algo que le da infinito placer a ella, y una mezcla de placer y dolor a mí.

Sofía siempre ha sido una mujer baja, algo rellena pero de curvas sugerentes. Si bien no tiene un culo despampanante ni especialmente bien formado, es más bien redondo y abultado, y armoniza a la perfección con sus muslos y pantorrillas gruesas y vistosas, que siempre resalta con panties, ligas y minis o vestidos cortos. Sus grandes tetas naturales son, sin embargo, uno de sus mayores tesoros, y ella sabe sacar partido de éstas con escotes que, para mi desgracia, solo luce en la disco o cuando se reúne con sus amigos y, en ocasiones realmente excepcionales, en nuestras citas. Su cara de tez blanca, un tanto promedio, delata poca ingenuidad y mucha experiencia para sus apenas veintiún años, pero por sobre todo mucha picardía. 

Todo comenzó hace aproximadamente tres años, cuando, por una casualidad, me enteré de que Sofía se regocijaba de su pasado sexual. Fue gracias a una conversación que tenía con una amiga por Whatsapp, que pude ver revisando su celular:

Marta: Las cosas de la vida... y bueno, siguiendo con el tema sexual, cuantos orgasmos has llegado a tener amiga? :O 

Sofía: mmm... no me acuerdo a estas alturas xD

Marta: A estas alturas??? O sea que del año que llevas con Jorge no logras recordar??

Sofía: es q u.u ... ya cambiemos d tema..

Marta: Por quéeeeeee???

Sofía: es q fue antes de jorge.

Marta: Pero no te preocupes, tonta! Soy tu amiga, puedes decirme lo que sea!

Sofía: ya ya.. x tu culpa tendre que borrar esta conversacion, si mi pololo [novio] la llega a ver me mata

Marta: Yaaaa menos blabla y cuéntame de una vez!!!

Sofía: jorge no sabe que soy multiorgasmica.. pero con Ignacio, recuerdas? ese imbecil al que ame y que siempre me desprecio... con el llegué a tener 7.. obviamente nunca le he contado a Jorge..

Marta: yaaa... 7?????? y cómo tanto amigaaaa?  qué envidia!!!!!

Sofía: ya marta.. si sabemos q los orgasmos no son todo en una relacion.. simplemente estaba mas joven, mas ganosa, no se, no habia follado antes, todas esas cosas se juntan..

Marta: Yaaaa, pero 7 vs 1?? no habrá algo distinto también?? perdón que te lo diga así tan directamente, pero no follaba el otro más rico, con más ganas? o lo tenía más grande? no sée cuál es el secretooo?? Si uno ya se siente bien imagínate 7!!

Sofía: como voy a borrar la conversacion d cualquier forma.. no importa q lo sepas se q puedo confiar en ti.. el jorge tiene un pene normal, como 15cm grosor promedio etc... el de ignacio no era taan largo (como 20cm) pero era muuuy grueso.. asi q obviamente se sentia distinto cuando el me penetraba.. aparte q jorge se corre como a los 5m

Marta: jajaja amiga, quién hubiera pensado estas cosas, tú y tu relación con Jorgito lindo desmitificada en dos segundos... ahora entiendo por qué a los hombres les preocupa tanto el tamaño!! Así que piensas que por esas cosas tu sexo con Ignacio era mejor??

Sofía: nooo, no es q haya sido mejor.. yo amo mucho a jorge y el me da orgasmos ricos de vez en cuando.. pero principalmente cuando usa las manos y la boca y no su pene... la unica vez q he tenido orgamos multiples fue cn ignacio y no creo q eso se repita.. pero no significa q mi sexo con jorge sea malo

Marta: No malo, pero harto peor por lo que veo, jajaja... vamos amiga, por qué no lo reconoces?

Sofía: u.u como mujer lo sabes bien.. y con lo caliente q eres tu marta... q nada puede satisfacer mas a una mujer q un hombre q dure harto. y si a eso le agregas un pene grueso...

Marta: Nunca me ha tocado algo tan bueno como eso amiga, no tengo tanta suerte como tú, jajaja. 

Sofía: tienes razon amiga.. afortunadamente esos recuerdos los tendre para toda la v...

En ese momento, le quité el celular a Sofía, quien no había advertido mi presencia desde hacía algunos segundos. 

Estaba temblando, frío, furioso, una mezcla de sentimientos que no pude siquiera procesar. Todos los momentos sexuales que habíamos tenido, entre bonitos, tiernos, pero también muy calientes... ¿todo una cruel mentira? ¿Tan importante era el tamaño de un pene? Pensaba que todo eso era solo un conjunto de burdos mitos. ¡Es efectivamente un mito! O eso quería pensar. ¿Qué nos esconden realmente las mujeres a los hombres? Voy a terminar con mi novia. ¡Pero la amo de verdad! Aunque nunca he odiado tanto a una persona en mi vida. ¿Es de verdad multiorgásmica? ¿Por qué nunca me lo dijo, siquiera me lo mencionó? ¡Que vuelva a vivir su vida de puta, su vida de mierda! ¡Que vuelvan a hacerla sentir una basura! Ya no estaba para consentirla más en nada, nunca más; eso era lo que pensaba. 

La desterré con la mirada; no había en realidad nada que conversar.

Los días que transcurrieron fueron sencillamente deprimentes. En algún momento, tenía que animarme a hablarle; luego de revisar nuestras fotos, recordar nuestras experiencias, diversiones, todo aquello. Desde luego, siempre omitiendo lo sexual, como una suerte de nuevo tabú. ¿Pero cómo comenzaría a hablarle después de ignorar sus cientos de llamadas perdidas, mensajes de texto y en todas las plataformas imaginables?. Era lo mínimo, en realidad. Era un sufrimiento que, estoy seguro, ella estaba asumiendo de la mejor forma, y que ni se comparaba al sufrimiento que arruinó en aquel entonces mi vida.

Pero no podía serlo por mucho tiempo. Había una gran contradicción en mí: después de analizarlo por varios días, yo no podía vivir sin ella. Y vivir con ella implicaba convivir también con el recuerdo de esos orgasmos, de esa figura, ahora diabólica, que era su ex-follamigo, su mejor y prácticamente único amante; aquel que yo imaginé siempre un mero amigo suyo, tal como ella me había siempre dado a entender, pero que en realidad era mucho más que mi competencia; era sencillamente un ser inalcanzable para mí.

Con las semanas nos arreglamos. Volvimos a hablar de a poco, dejando penas y lágrimas de lado. El olvido no es fácil, pero logré sobrellevarlo con una voluntad férrea, y logré conversar las cosas con Sofía. Ella se transparentó y me contó, como nunca, todo su pasado. Algunas cosas me dolieron bastante, especialmente las veces en que evidenciaba el placer que sintió con otro; pero nada lo suficiente como para siquiera pensar en dejarla. Vivía, como desde un principio, para ella, y lograba satisfacerla en casi todo. Casi. Nuestro sexo ya no era ni tan frecuente ni tan bueno, más por problemas de mi autoestima (creía yo) que por otra cosa. Después de todo, nunca lograría superar la marca anterior.

Pasó un año desde el incidente, y comencé a convencerme que calidad, como se dice popularmente, tenía que ser mejor que cantidad. Pero la imagen de Sofía siendo embestida durante horas por aquella verga me asaltaba diariamente. A veces, de tanto imaginar la escena, llegaba incluso a excitarme, ¿qué más que quedaba por hacer? Comencé a fantasear y a concentrar toda mi excitación en el placer de Sofía, ya que era consciente de que yo no podía darle un placer semejante y, por lo mismo, sentir algo tan delicioso por mi cuenta. En resumen; convenciéndome de que el tamaño y la duración no solo importan, o al menos para mi novia, comencé a acostumbrarme a la idea de que la naturaleza no me dotó para darle a ella el placer suficiente.

Empecé a llenar mi vida de pornografía, a ver sistemáticamente videos de penes gruesos penetrando a "esposas" o "novias" insatisfechas, muchas veces con sus novios observándolo todo, y también a leer relatos similares a los que ahora escribo. Me hacía pajas largas y llenas de morbo, teniendo los orgasmos más intensos que nunca he tenido. El sexo con mi novia se redujo a una vez cada dos semanas, y eso pareció resultar bien para ambos. Para el mundo, seguíamos siendo la pareja perfecta.

Un día mi novia me pilló unos videos. No me di cuenta hasta que vi el reproductor que, estúpidamente, dejé abierto mientras salí a comprar unas cosas, y que al cerrar reveló tras de sí un archivo de bloc de notas en el escritorio. Se titulaba LEELO. Lo abrí y decía lo siguiente, que copio del original luego de haberlo guardado: "q mierda estabas viendo??? desde cuando ves esos videos??" No sabía como responder, pero se me ocurrió una idea. Escribí, en medio de un ataque de adrenalina, lo siguiente debajo de su mensaje: "desde que supe lo tuyo con Ignacio." Pasó un día. Cuando Sofía volvió a mi casa revisó en algún momento el mensaje y no tardó mucho en responderlo, agregando lo siguiente: "como?? no entiendo.. estas loco? no entiendo nada jorge... acaso qieres q se repita eso?"

Lo cierto es que, si bien no entendió muy bien mi respuesta, algo le quedó. Días después, y al ver que no respondía, agregó al mensaje: "tu silencio me dice q si parece, ah? q eso quieres.. lo q explica cosas como q no has qrido hacer el amor conmigo en tanto tiempo.. estas enojado??". Conocía a Sofía, y sabía que ella trató de disfrazar de ironía ese mensaje. No respondí y esperé a ver qué pasaba. Días después, el archivo fue finalmente borrado por ella. 

No obstante, la sola idea de ver y luego recordar esas palabras me excitó. Sin miedo a exagerar, cuando leí los mensajes mi pene se endureció en cosa de segundos. No podía creer aún el impacto de esas palabras. Comenzó a absorberme la idea de que ella sedujera de nuevo a Ignacio al punto que invadía su Facebook leyendo conversaciones calientes entre ellos de varios años antes de que comenzáramos a salir, en las que le decía que lo odiaba, que era un estúpido, un imbécil, pero que al mismo tiempo le declaraba un "amor incondicional a su verga", que "nunca encontraría un hombre igual en la cama", que tenía el pene "más grueso y rico del mundo", etc. etc. Al principio casi no tenía que tocarme para correrme mientras leía esas conversaciones. Luego, me acostumbré tanto a hacerlo que me corría varias veces al día solo leyéndolas, al punto que un día Sofía me pilló precisamente en el momento en el que eyaculaba mirándolas. 

Recuerdo que ese día estaba paralizado mirando la pantalla, mientras ella se acercaba y veía abiertas sus conversaciones de años atrás con Ignacio, esas palabras que ya había olvidado (no así las experiencias) y que ahora yo veía. Se volteó hacia mí y me preguntó: "¿Quieres que te gorree o solo te gusta el pico?" [¿Quieres que te ponga los cuernos o solo te gusta la verga?]. Yo callé y ella se fue enojada de la habitación. La primera semana no asumió lo que ocurría, pero cuando volvimos a tener sexo parece que sí, porque me gritó cosas como que no le hacía "ni cosquillas" y que "mejor la masturbara, para poder pensar tranquila en Ignacio". Ese fue el primer cambio en nuestra vida sexual: abandonamos el sexo por penetración y todo se redujo a masturbadas impulsadas por fantasías morbosas y que me dolían tanto como me daban placer. Así las cosas, no faltó mucho para que eso se hiciera parte de nuestro diario vivir.

—Amor— me tomó por sorpresa un día—. Oye, espero que no te enojes con lo que te pediré, pero, ¿te molestaría mucho que saliera con Ignacio un día? Su invitación ha estado pendiente un tiempo, pero ya sabes, me daba un poco de miedo preguntarte.

—¿Qué harán, mi cielo?— pregunté, intentando disimular mi molestia y sorpresa ante lo repentino de la pregunta.

—Nada del otro mundo, me invitó a ver una película— respondió Sofía con el tono más neutral posible, mientras yo intentaba mantener la compostura. Sabía que ellos no salían desde hacía más de un año, o sea, desde los primeros meses que comenzamos nosotros a salir, y el solo hecho de que volvieran a verse me llenaba de terror, pero al mismo tiempo de morbo.

—OK amor— respondí finalmente—. Sé que hace mucho no te reúnes con él así que haré una excepción de esta vez— agregué, logrando eliminar cualquier rastro de duda.

—¿Me dejas así, sin más? ¿Segurísimo?— preguntó ella, algo risueña por el control que tenía sobre mí.

—Desde luego. Así rompemos con esa cosa de los celos, el control y somos felices de una vez, ¿no te parece? —pregunté.

—OK... Le avisaré apenas hable con él. Sabías que... ¡eres el mejor pololo del mundo! —me dijo, mientras me llenaba de besos con lengua, de los que yo amaba y ella nunca me daba.

Era miécoles, y no la vi hasta el viernes, día que se reunió con Ignacio. Me pidió que fuera a buscarla luego del encuentro y que nos dirigiéramos después a mi casa a pasar la noche. Decidí tomar la micro [autobús] a eso de las 6pm y le avisé por mensaje de texto que era probable que llegara tarde, pero milagrosamente demoré muy poco tiempo. Llegando al cine media hora después, comencé a buscarla cerca de la sala que me indicó, hasta que, a lo lejos, mis ojos se hallaron son la siguiente escena: Sofía, con una mini cortísima como nunca había usado, ligas y portaligas negras que resaltaban el grosor de sus piernas, una blusa blanca con escote que mostraban gran parte de sus tetas y un exceso de maquillaje poco usual en ella. A su lado se hallaba un tipo con de cara tosca, unos diez centímetros más alto que yo y un cuerpo trabajado; espalda ancha, abdomen plano, bíceps turgentes y antebrazos firmes, vestido y algo bronceado de manera un tanto chabacana. Estaba, a ratos, sosteniéndola levemente por la cintura, de manera algo posesiva, y ambos reían a carcajadas. 

Mientras miraba la escena, asomado desde lejos, no cabía en mí más que celos en un principio; una mezcla de celos e impotencia. ¿Qué iba a hacer yo intentando acercarme de forma autoritaria, teniendo un físico tan promedio y tan bajo perfil, a semejante presencia? En lugar de hacer el ridículo, permanecí quieto, observando con dolor cómo la gran mano derecha del tipo se apoyaba levemente sobre el hombro desnudo de mi Sofía, bajando espontáneamente por sus brazos y terminando de apoyarse en su cintura, obteniendo un leve y jocoso rechazo de su parte para luego volver a lo mismo, mientras su antebrazo izquierdo la rodeaba por el otro lado. Era un tira y afloja muy físico y visual propio de las parejas que están comenzando a conocerse, pero que en este caso, que nunca pasaron la fase de simples fuckbuddies. Luego de unos dos minutos de simple observación, comencé a sentir una sensación completamente nueva, un temblor en el cuerpo producido por el morbo de ver a mi novia en esas manos y de saber hasta dónde era capaz de llegar. 

Pero tenía que aprovechar la oportunidad. En un momento, me pareció que Sofía quiso deshacerse definitivamente de la excesiva territorialidad de Ignacio explicándole algo con rostro de preocupación, probablemente que yo venía en camino. El tipo, en toda su estupidez, logró entender el mensaje y aproveché de acercarme para salir rápido de esa extraña situación. Lo saludé primero a él, y me devolvió el saludo con un apretón de manos de fuerza desmesurada, que me dejó con un dolor terrible por varios minutos. Luego le di a Sofía un beso en la boca que intentó desviar un poco. Nos tomamos de la mano y miramos a Ignacio para despedirnos.

—¡Fue genial verte, ridículo!— le dijo Sofía a Ignacio con un tono de complicidad y de afecto casi familiar, sumado a una sonrisa y un brillo en los ojos poco común en ella.

—Lo mismo digo, Sofi— respondió, mientras le daba el beso de despedida—. Y, por favor, trata de que las próximas veces que nos reunamos sigas vistiéndote así como tan maraquita [una forma de decir puta], que echaba ya de menos tus piernas y...— bromeó, pegando la vista en su escote—....bueno, ya sabes— concluyó, desatando carcajadas en ella, en él mismo y mi sonrisa algo forzada—. Es que imagínate, tu pololo es muy buena onda contigo para dejarte así, yo a mi mina [novia] ni cagando la dejaría salir de esa forma —agregó en torno burlón y algo desafiante—. Pero bueno, ¡cada uno con lo suyo, jajaja...!

—Solo porque se porta bien le dejo salir así, ¿cierto Sofi? —le pregunté esperanzado, para ser interrumpido inmediatamente.

—¿Bien? Uff... parece que no conoces a tu polola, compadre. No deberías dejarla sola tanto tiempo...— remató Ignacio para terminar de destruir mi dignidad.

—¡Ya, cállate!— agregó Sofía ruborizada y también algo sorprendida, pues no esperaba que Ignacio fuese tan lejos.

La conversación duró unos minutos más, y para no ser patético respondí en la medida de lo posible todas las ironías de Ignacio, que me hicieron sentir bastante estúpido. Antes de despedirse de nosotros, Sofía me pegó un codazo de manera disimulada, susurrándome un "acuérdate...", y eso me recordó que tenía que invitarlo a mi casa el día siguiente a cenar. Él aceptó de inmediato, como si supiese de antemano sobre ello. Cuando por fin se fue, dejándome nuevamente la mano destruida, me dirigí a Sofía bastante aliviado y recuperando algo de territorio, y nos dirigimos a un lugar algo apartado y con menos gente para conversar.

—Agradable tu amigo, me cayó bien. Le gustan las tallas [bromas] pesadas, ¿ah? Pero es perfecto para ti... digo, como amigo, obvio— le respondí riéndome—. Debo decirte que me sorprende bastante tu facha, ¡hace mucho que no te veía así! Me agrada muchísimo, mi amor... supongo que a Ignacio también le gustó.

—Obvio que le gustó, tontito... si él es quien más ama cómo me visto. Está bien eso, ¿cierto amor?

—Por supuesto, mi cielo —respondí ya idiotizado por el rumbo que estaba tomando mi relación.— Simplemente no pensé que te pondrías algo tan vistoso y que tantas veces te pedí que usaras...

—Jajaja, tontooo, pero si ya sabes que a Ignacio lo merece más que tú... al final, ¿quién es el que está siempre conmigo? Tengo que dejar felices a mis amigos también. Además, con lo fea que es la polola del Ignacio, el pobre ni siquiera tiene la oportunidad de ver algo decente.

—Me alegro que pienses en él también, linda. ¿Y cómo estuvo la peli, de qué se trataba? —atiné a responder, sin creer aún lo que estaba pasando.

—Con suerte miramos la pantalla, amor, jajaja. Era algo de acción, ya sabes, las cosas que le gustan a él. Intentamos comenzar a verla, pero el muy estúpido... al darse cuenta que la sala estaba casi vacía, comenzó a molestarme y finalmente no pudimos concentrarnos— respondió con voz baja, para que la gente no escuchara, con el mismo tono pícaro que usaba para calentarme con sus fantasías—. En la casa te cuento más... lo único que te puedo decir para que estés tranquilo es que a Ignacio le encanta masajearme y acariciarme, hacerme sentir bien, porque me estima mucho como amiga...—dijo finalmente, dándome un beso enorme con olor a menta que me empalmó por varios minutos, y que también me llamó mucho la atención considerando que ella odia la menta.

Cuando llegamos a mi casa, comimos y nos acomodamos en el sofá, Sofía me lo contó todo.

—Qué bien se siente hablarte en libertad sobre esto, amor. De verdad eres como el pololo que cualquier mujer podría desear. Bueno, te cuento todo como pasó... y como acabo de recibir un lindo regalo hoy, te masturbaré como a ti más te gusta —me dijo con sonrisa malévola, mientras yo me quitaba la camisa y me bajaba pantalones y ropa interior. A continuación, rodeó mi pene, ya casi del todo erecto, con una de sus manos, y con la otra me tapó por completo la boca con firmeza, para que yo no pudiese replicar nada ante lo que estaba a punto de contarme. Casi textualmente, me dijo algo así:

—Bueno, como te venía contando, el motivo por el cual no vimos la película es que... con tan poca gente en el sala, al maricón de Ignacio se le ocurrió comenzar a hablarme al oído con esa voz de mierda que sabes que me derrite... me preguntó por qué andaba tan puta vestida, por qué le quería "calentar la sopa" mostrándole todo. Yo le dije que lo quería, que era mi mejor amigo y que tenía confianza para andar así con él. Se notaba que estaba muy caliente, porque apenas le dije todo eso acercó su cara rápido hacia mi pecho y me comió el escote, lamiéndome esa línea larga entre mis tetas y preguntándome si también había confianza para hacer eso; todo con una mezcla de desesperación pero también de delicadeza que me mojó al tiro [inmediatamente]. Mientras hacía eso, y yo le respondía "sí" mil veces, jadeando, me agarró un muslo con una de sus manos gigantes y comenzó a acariciarlo, cada vez más cerca de mi entrepierna, mientras me sacaba una teta y me estimulaba el pezón, primero con la lengua y luego chupándome y lamiéndome toda —me contaba Sofía mientras agarraba mi pene hecho una roca y lo soltaba a ratos para que no me corriera tan rápido— ...obviamente, después llegó a mi cara, y nos dimos un puro beso con lengua que duró varios minutos, fácilmente el más largo que he dado en la vida. Mientras besábamos, su mano ya estaba por arriba de mis calzones [bragas] acariciándome por fuera la vulva, mojándome sin parar... yo tenía que hacer lo mismo, así que llevé mi mano a su paquete y comencé a acariciarlo por fuera. ¡Estaba taaaaan duro amor! Uff, y cuando lo toqué por debajo de los pantalones, tuve que comenzar a masturbarlo de inmediato, es que... te juro que mi mano se movía sola. El caliente de mierda después me pidió que le bajara un poco los pantalones y el bóxer...¿y cómo crees que tenía la verga? La mierda que estoy tocando es como la mitad en grosor y taan corta al lado de la suya... Apenas comencé a masturbarlo... adivina qué pasó. ¿Crees que se corrió él, acaso? No amor, me corrí YO, me corrí con solo tocarle el pico mientras él me masturbaba. Y obvio, lo siguiente que pasó fue que tuve que mamárselo, porque la película ya estaba terminando y tenía lograr que se corriera. Acerqué mi cabeza y rodeé su verga con mi boca, me costó un poco por lo gorda que la tiene, pero luego él empujó mi boca hasta que literalmente me follase la garganta. Me encantó que me tratase como una puta que tenía que satisfacerlo, y te juro amor... sentir la cabeza de ese pene VIOLÁNDOME la garganta, mientras él me tomaba del pelo y seguía masturbándome... eso hizo que tuviese otro orgasmo, más fuerte que el anterior... NUNCA pensé que podría disfrutar tanto chupar una verga, te lo prometo. Al final, y luego de como una hora y tanto desde que empezamos, mis juegos de garganta y lengua funcionaron, y mientras tenía la cabeza de su pene en mi boca él se corrió monumentalmente, llenándome de leche y obligándome a tragármela... Cuando mis labios sintieron cómo ese tronco rico bombeaba sin parar, te prometo que estuve a punto de tener un tercer orgasmo, y no te imaginas con las ganas que quedé de que follármelo ahí mismo. Pero era muy tarde y tú ya ibas a llegar, así que tuve que lavarme la cara que quedó impregnada con su olor fuerte y aceptar una pastilla de menta para disimular el olor en mi boca...

Viendo que yo estaba a punto de explotar, Sofía, que me había soltado el pene durante casi todo el final del relato para evitar que me corriera, volvió a agarrarlo y a taparme la boca, masturbándome rápido y provocándome en segundos una eyaculación grosera, que llenó mi abdomen de semen.

—Eso fue lo que pasó, amor —me dijo sonriendo, mientras me miraba colorado, jadeante, lleno de semen—. Y ya sabes que ya no quiero nada de esa mierda que acabas de botar. Desde hoy te lo limpias tú mismo —replicó mientras yo me paraba al baño a limpiarme.

Apenas salí, se dirigió nuevamente a mí.

—Amor, ya sabes que mañana viene Ignacio y que de verdad quiero que todo salga muy bien. Tienes que esforzarte en cocinar algo muy rico para nosotros y atendernos muy bien. Como vive tan lejos, allá en Puente Alto, le dije que se quedara a dormir acá, así que ordena bien la pieza que está hecha una mugre. Si te queda tiempo aspira la casa porque el suelo está muy cochino, yo me acostaré un rato porque estoy muy cansada —me dijo, mientras yo me apresuraba a comenzar la faena nocturna—. ¿Sabes que te amo mucho, cierto, Jorgito? —me preguntó, por primera vez en mucho tiempo con un tono honesto de preocupación— Todo esto lo hago por ti, porque yo sé que te gusta... pero sabes que en el fondo te amo más que a nadie...

—¿Me amas más que a Ignacio, amor? ¿Él no te produce nada de nada, solo un deseo sexual?

—Estar con Ignacio me hace sentir puta... creo que solo por eso me gusta. Pero fuera eso es un imbécil, feo, que no tiene ni una gracia... solo se dedica a hacer deportes y a ser un creído [ególatra].

—¿O sea que nada de nada? ¿Ni siquiera un cosquilleo en la guata [estómago]?

—Bueeeeno, sí, debo reconocer que cuando lo vi después de tanto tiempo algo me produjo. Pongámoslo así, estoy enamorada de su cuerpo, y obviamente amo su pico también, pero no a él en sí. Me encanta que sea grande, ancho, que no pueda terminar de abrazarlo, que me levante con tanta facilidad, que lo tenga tan grueso, me... uff... en fin amor, solo me gusta en un sentido físico. Pero a ti te amo en serio, amo cómo eres, que es lo más importante.

—OK mi cielo... entonces terminaré de ordenar las cosas. Y ya sabes, ¡yo también te amo mucho a ti!

Continuará...