miprimita.com

¿no te pasa? “la otra cara de la moneda” (final)

en Gays

Es día feriado en la ciudad, hoy no hay trabajo, ni clases, es día de descanso, me despierto tarde y siento hambre, sigo con sueño, mi mente es un caos, mi cuerpo hormiguea, caigo en cuenta de que esta no es mi habitación, ni mi casa.

Gael – aaah ya, estoy en casa de Ernesto, joder este idiota es un bestia – lo veo a mi lado dormido y se ve tranquilo, se podría decir que luce feliz.

Recapitulemos que hago yo aquí en la cama de mi primo, desnudo, pegado a su cuerpo y lleno con esos 21 gramos, de los que se rumorea está compuesta el alma. Tendremos que volver una par de meses atrás para llegar a este punto.

Soy Gael y soy el chico más infeliz del mundo, mi madre nos dejó a mi padre y a mí cuando yo apenas era un niño, mi padre a como pudo me sacó adelante, pero sus métodos de sobrevivencia dejaban mucho que desear, el tipo es un vividor. He tenidos 2 madrastras, esta última es la mejor  Ángela es una mujer bella, pero no es tonta, sabe de las andanzas de mi padre y tolera muchas estupideces que él hace, no sé por qué aun no nos ha echado a patadas. Cuando llegamos a esta casa y a esta singular familia fue extraño en todos los aspectos:

No. 1 – Ángela, era la hermana menor de Isela y jamás quiso hijos, su hermana solo tenía uno y él era igual de enigmático que todos ellos y el sobrino único y consentido de Ángela. Igual jamás se ha portado mal conmigo y motivos he dado y muchos, me he portado como un imbécil cientos de ocasiones.

No. 2 – Mi “primo” es divertido, genial, asombroso y malo, me aleja de él supongo que estaba acostumbrado a ser solo y no lidiar con críos como yo. Cuando descubrí su secreto (mi primo es homosexual) lo odie.

No. 3 – Nada es lo que parece en esta familia, cuando intento comprender que es lo que pasa, ellos ya están en otro asunto, son tan confusos, de la nada mi “tía Isela” y el “tío Gerardo”  se mudaron a las afueras, dejaron atrás a Ernesto, que aunque ya es un adulto como lo dejan atrás tan fácil digo si yo fuese él me sentiría abandonado.

Por mi parte estoy acostumbrado a salirme con la mía siempre, tengo el carisma de mi padre, valga soy un jodido seductor, tengo mucha labia, soy un MASTER de pasar el rato, soy un chico popular, tengo muchos amigos y las chicas se me pegan como chicles, pero eso a mí jamás me ha importado, no quiero ser una copia de mi padre y odio lo que él hace, odio la forma en que juega con las personas y las utiliza. Quisiera que todo fuera como al principio, cuando recién llegamos y éramos  “felices” jugando a ser una familia, si hasta un primo tenia, era lo que más me gustaba, cuando conocí a Ernesto y le mire fue como mirar a un superhéroe era maravilloso, siempre era simpático conmigo y me hacia reír montones, no sé por qué de un día para otro dejo de ser lindo y se volvió frio y cruel conmigo, no sé qué hice para que me tratara mal, yo le echaba la culpa a mi padre de seguro eso era, lo había descubierto con alguien. Cierto día cuando salí del colegio mire a mi primo de lejos y corrí gritando su nombre para que me mirara y poder volver con él, tenía mucho que no le miraba y ya lo extrañaba, me gustaba mucho hablar con él, despejaba muchas de las dudas que jamás le preguntaría a mi padre, menos sabiendo como es, cuando me acerque lo suficiente me di cuenta de que no estaba solo, estaba con otro muchacho de su misma universidad, ya antes lo había mirado y me había caído bastante mal, era un pedante y mi primo llego y le planta un beso en los labios al chico este, mi primera reacción fue de asco, la segunda de ira, y la tercera de dolor, un dolor horrendo que partía del fondo de mi alma y se extendía a todo mi cuerpo, no sabía de qué venía ese dolor pero lo odie a él y al otro chico, me jure a mí mismo que el pendejo de Ernesto ya no sería más mi primo y que era igual o más despreciable aunque mi padre, que jodida decepción, jamás confiaría en ningún tipo como ellos.

Me paso mis días entre las mentiras de mi padre, los imbéciles de mis “amigos” y las chicas odiosas que solo quieren un poco de diversión, no es que me queje me gusta ser alabado y ser un jodido nene de lujo, pero al mismo tiempo odio a la gente, me siento tan vacío que no da cabida a nada más que a la soledad, siento como si el mundo se derrumba a mis pies, quisiera gritar al mundo que estoy harto de vivir una vida vacía y sin sentido, cuando cada fin de semana vuelve mi primo a su casa (la casa huéspedes que está a un costado de donde vivo) aun sabiendo su secreto, no hago nada contra él, por qué sus ojos se persiguen y me miran directo al alma, soy raro por qué siento su mirada, siempre de lejos, siempre en mi dirección, siempre con dolor en sus ojos. Jamás lo admitiría pero sé que existe algo oculto en sus ojos, algo que me dice que puedo ayudarle y el a mí. Juego a ser DIOS, ya saben creer que puedo todo y el todo me sobrepasa, no aguanto mucho todo esto, las mentiras de papá, las mentiras de Ángela, las miradas de Ernesto, a mis amigos y sus estupideces, a esas niñas que me siguen a todos lados, estoy cansado de todo esto.

El colmo llego un jueves, en mi clase de humanidades me trame en una pelea con el maestro Sánchez , donde hacía referencia en que los hombres homosexuales, eran la cosa más asquerosa que pudiese ocurrir, que no tenían valor alguno que no estaban ahí para conseguir la función propia de un hombre de verdad. Mi compañero Jaime salto y dio un excelente discurso sobre el que ser homosexual no afectaba en nada y todo un buen rollo sobre ello, que basta decir con que Jaime es gay y tiene su pareja un chico que estudia medicina, me levante de mi asiento y le di un aplauso, mis “amigos” me voltearon a ver feo, me jalaron y me obligaron a sentarme, el profesor Sánchez me reprendió por alentar el comportamiento de Jaime y me llamo por lo bajo otro marica más, a lo cual le respondí que no era un marica pero que el siendo un maestro de las ciencias humanas distaba mucho de su ética profesional, el referirse a otros con esos términos. Total que me lleve un reporte por su parte y la amenaza de que mejorara mi comportamiento o me daría pase directo al examen extraordinario, como si eso pudiera doblegar mi voluntad, Jaime me miro feo durante muchos días, no se creía que el chico popular lo hubiese apoyado, la siguiente semana  paso como sin nada, todo volvía a su cauce normal a excepción de que mis amigos seguían cabreados conmigo por defender al marica de la clase, cuando me cuestionaron sobre ello solo les dije que me parecía injusto que lo trataran mal que él no había hecho nada malo, que era estúpido lo que el profe había dicho sobre él y que su comentario estaba fuera de lugar y pues eso dio pie a que me empezaran a mirar raro y me empezaran a molestar por eso y no me cabreo nada, eran sus bromas de siempre y pues Jaime se empezó a acercar a mí, lo cual dio paso a más y más murmullos y rumores los cuales siempre ignore, digo jamás me han conocido en  absoluto y Jaime era un muchacho listo y con sentido común, dejando de lado que sea homosexual me caía bastante bien, mis colegas lo odiaron y le llamaban de mil formas solo por molestarlo supongo que toco alguna forma en mi porque yo me empecé a alejar de ellos y de todas las nenas lindas que solían acosarme a morir, me fui asiendo más cercano a Jaime y conocí a su novio (novio, que extraño era todo ese cuadro, Jaime, Rodrigo y yo) fue un proceso difícil, pero agradable en cierta manera, cuando Rodrigo y Jaime se ponían melosos no me daba asco y volvía mi mente al pasado al momento donde descubrí a mi primo Ernesto haciendo lo mismo y a llegar a conclusiones de el por qué me molestaba tanto, cuando le pregunte a mis dos nuevos amigos el por qué me pasaba eso, se miraron entre ellos y me dijeron que tal vez yo era gay al igual que ellos y que lo que pasaba con el coraje hacia Ernesto eran celos. Celos, yo celoso, ni de broma era mi primo y era un jodido bastardo mentiroso y estos dos maricas querían homosexualizar todo lo que tuvieran a su paso me enoje con ambos y me fui furioso, entonces aproveche la fiesta del siguiente sábado y me fui de parras con los viejos colegas que les extraño ya que llevábamos semanas sin hablarnos ni nada. Ese mismo sábado temprano me tocó ver una de las tantas peleas entre mi padre y Ángela, estaba agotado, para el mediodía ya estaban de rositas de nuevo y todo perfecto, que el lunes partían a las islas canarias a una segunda luna de miel que lo merecían, que esto, que lo otro, basura, eran unos hipócritas y se merecían el uno al otro.

En la tarde mire de lejos a Ernesto, llevaba puesta esa chaqueta gris que le quedaba marcada en el cuerpo, siempre me pregunte si hacia algún deporte ya que se mantenía en forma y todo le quedaba genial, desde el uniforme de su trabajo a la ropa informal como la que traía en este momento, su mirada siempre hacia mí con esa expresión de dolor  y melancolía. Siempre me pregunte que paso con aquel tipo con el que lo sorprendí, seguirán juntos, por qué nunca sale los fines de semana como un hombre de su edad, pues con otro hombre como era lógico en su caso.

En la fiesta bebí demasiado, allí estaba Carlos el hermano de la chica del cumpleaños (ni siquiera sabía el nombre de la festejada) pero conocí a su hermano ya que era amigo de unos amigos, total que estaba borracho y mis amigos estaban en la pista improvisada de baile y yo me sentía pésimo me acerque a un baño y por error entre al cuarto de Carlos, me miro sorprendido y me pregunto si me encontraba bien, le dije que no que estaba muy mareado y me llevo a su baño me limpio la cara con una toalla húmeda y me quito la camisa para que me refrescara, hasta ahí todo iba de maravillas, pero (odio los PERO) me empezó a jalar hacia él y yo lo permití, me tenía entre sus brazos y yo solo me reía, supongo que el estar borracho no ayudaba mucho, pero cuando sentí sus labios sobre los míos y abrí los míos para recibirlo mejor, pero algo estaba mal sus labios no se sentían bien y cuando abro mis ojos veo que el que me besa es Ernesto y sonrío como idiota esto es un sueño producto de mi estado de embriaguez, pero Carlos me saca de mi burbuja y me dice que si podemos hacerlo, hacer que le digo, pues acostarnos es su respuesta, ni de broma estas pendejo, lo empujo lejos de mí  y me largo de ahí. Cuando llego al auto la borrachera aún no se me pasa y el terror de saber que puse a Ernesto en su rostro fue lo peor.

Ha pasado tanto desde que deje de hablarle que su voz apenas resuena en mis oídos, pero quiero verle, necesito verle, aclarar lo que creo sentir, me siento distinto (supongo que le quiero, a mi manera, no sé qué manera es esa, jamás me había sentido así)  lo tengo que intentar quiero verle, iba a casa y en vez de tomar la calle de siempre gire en sentido contrario y me dirigía al centro que es donde vive Ernesto e iba a medio camino cuando caí en cuenta de que le diría, no podía solo llegar y decirle a bocajarro lo que sentía, lo que pensaba, además de seguro estaba en mi casa, ya que los fines de semana los pasaba ahí. Di una vuelta en U y perdí el control del auto y me estampe contra un muro, no sufrí daños pero el auto estaba echo pomada del frente, llame a mi padre y vinieron por mi llamaron a la aseguradora, me obligaron a ir al hospital por un chequeo, me castigaron y no permití que suspendieran su viaje, en cambio les propuse quedarme con mi primo Ernesto, Ángela me miro raro y después rio por lo bajo y dijo por mi adelante, suerte con eso, papá la volteo a mirar extrañado al igual que yo, supongo que ella ha sabido todo desde el inicio, incluso sin saberlo yo mismo.

Ernesto estaba molesto, se le miraba, lo traspiraba y aterrado, esos ojos no paraban de voltear y posarse donde fuese menos en mí, llevamos a los viejos al aeropuerto y me llevo a la escuela y de ahí a su trabajo me dio una copia de la llave de su casa, puesto que llegaría más temprano que él  y el quedarme como tarado esperándolo afuera no me apetecía.  Cuando llegue a su departamento me encontré que no había plumas por todos lados, ni posters de divas, ni lámparas exóticas, era el típico departamento de soltero de un hombre en sus 20´s, no se iba preparado para otra cosa, por qué sabía que era gay, pero lo corrobore al abrir su nevera y ver la cantidad obscena de batidos y ensaladas y demás ridiculeces que solo un homosexual podría tener en su refrigerador, tendríamos que ir de compras no comería esta basura, a mí me gustaba la comida, no las porquerías que el ingería. Esa misma noche nos tramamos en una discusión sobre eso, gane el primer round, el día siguiente fuimos de compras, pero aunque se esforzara la comida seguía siendo incomible, se lo eche en cara y por primera vez hablamos sobre su homosexualidad.

Gael – Joder Ernesto  lo que haces es pésimo, para ser un marica, tu comida apesta.

Ernesto – Vale crio de mierda, crees que puedes hacerlo mejor adelante hazlo, pero una cosa si te digo una cosa es que sea un marica como me llamas y otra que vaya a estar aguantando cada pendejada que salga de tu boca. Así que o vas controlando tu puta lengua o te daré una golpiza Gael y no es broma.

Gael – Vale lo que digas, a veces se me olvida que te pones en tus días y te vuelves una nenaza que no aguanta nada.

Ernesto – Y sigues capullo. Sabes no tengo necesidad de aguantar tus palabras, si no fuera por mi tía te daría una patada en el culo y te pondría en la calle así que cállate la jodida boca vale.

Gael – Eso dolió sabes, me haces parecer una carga.

Ernesto – Lo eres al menos para mí, no estoy acostumbrado a que vengan a MI casa y me llamen como se les de su gana, o caso ¿yo voy a la tuya a llamarte como me plazca? No lo hago, por qué te respeto. Tratemos de aguantarnos vale, es solo unos meses.

Si eran solo unos meses pero cada día era peor al anterior, los constantes pleitos por mi parte, la desesperación en su rostro, el dolor que le reflejaban mis palabras, las formas de su desahogo corriendo mucho más rápido y más tiempo que yo que siempre he sido un excelente corredor, al menos en eso coincidíamos ambos éramos buenos deportistas y competitivos.  Supongo que si era una carga y pude haberme quedado en casa solo, siempre lo hacía así, solo que en esta ocasión me había dado cuenta de que Ernesto jamás ponía sus pies ahí cuando no estaban ni Ángela ni papá en la ciudad, así que era mi turno de ver que sentía, si solo era una fase o si lo que me había dicho Jaime era verdad, tenía ganas de quedarme a su lado y aun no sabía el por qué.

A eso de los 3 meses de estar juntos, ya mucho más calmados ambos, sin tantos gritos de ambas partes y en una aparente tregua que solo el buen gusto que tenía Ernesto para las películas, nos había llevado a un buen punto de relajación, él llegaba a casa sobre las 5 de la tarde y yo me ponía a preparar todo para la cena,  siempre supe que hacer en la cocina, supongo que cuando tu padre es un vividor mínimo alguien debe de encargarse de saber cocinar o moriría de hambre. Me gustaba observarle comer, sabía que le gustaba, sus ojos se le iluminaban, pero nunca dijo nada agradable sobre ello y así lo prefería yo también, ya era lo suficientemente embarazoso preparar la comida en la casa de mi “primo” homosexual como para que me alagara con algo. Su sentido del humor es pésimo, es un jodido amargado, pero cuando le suelto alguna respuesta sarcástica sonríe, es leve pero sé que le simpatizo, mientras yo sigo igual o más confundido aun. Todas las mañanas tenemos el ritual de salir a correr juntos, volvemos y corremos a prepararnos para el día y así por todos estos meses, pero eso de que solo tengamos un baño y cada que me vaya a bañar el salga solo con una toalla atada a su cintura y ver su torso desnudo no ayuda mucho a aclararme, sé que he estado con muchas chicas y que el beso de Carlos aunque lo correspondí, no contaba porque pensaba en el yo pensaba en Ernesto, así que no sabía que sentir, que pensar, me gustaba verlo reír, verlo enojado, simplemente verlo, como no hacerlo es un hombre apuesto, alto, de piel algo bronceada, ese cabello corto estilo militar y esa barba que se afeitaba cada 3 días era magnifico, no estaba echo un cuero pero no estaba mal, tenía las proporciones exactas.

Cuando un sábado que salimos a correr como siempre, pensaba en que haría de desayunar cuando  unos tíos borrachos nos llamaron un cientos de cosas ofensivas, me cabree porque una cosa es que sí, mi primo era gay pero otra es que aguantemos que nos ofendan, y se lo hice saber a Ernesto que solo me miro divertido y me dijo que no fuera un nene que él ya estaba acostumbrado a todo eso y demás pero seguía cabreado que cuando ya nos íbamos nos volvieron a insultar y explote me les fui encima y Ernesto solo reía y me trataba de apartar, no sé por qué de la nada me mando de un empujón bastante lejos y comenzó a darles de golpes a los dos tipos, en cada puñetazo que Ernesto les daba les decía que nadie, nunca, jamás ni hoy ni mañana dañaría a su pequeño tesoro, al niño de su vida, a su amor, que él no dejaría que nadie me dañara jamás, así tuviese que sufrir el por ambos, fue cuando me percate de el corte que tenía en el brazo, era apenas un rozón pero seguía sangrando y eso explicaba el empujón que me mando bastante lejos del sujeto con una navaja.  Eso resolvió todo, esas dudas que me corroían quedaron claras y lo que me dijo Jaime quedo total y completamente claro, era verdad yo lo amaba, no sé cómo o desde cuándo, supongo que tenía razón Rodrigo el novio de Jaime que eran celos lo que me motivaron a odiarlo de cierta forma, así que tenía tanto que pensar, tanto que aclarar conmigo mismo que no podía mirarle de frente, pero todo se torció, Ernesto pensó que era por él, que sus palabras me habían horrorizado y que no quería tenerlo cerca, lo cierto es que si estaba horrorizado, pero era por mí y mis sentimientos hacia él, sentimientos que nunca había sentido por nadie jamás, todo aquello que llenaba mis expectativas y me hacía ser mejor, era como si hubiera estado dormido esperando por este momento y no sabía cómo sacarlo a flote. Cuando escuche pegado a su cuarto que quería largarse entre en pánico, no podía permitirlo, lo acababa de encontrar y ni siquiera nos habíamos besado, ni dicho lo que tenía que decirle, Jaime al contarle lo que había pasado me dijo o tomas lo que te da la vida hoy o lo perderás para siempre, y justo eso estaba haciendo al meterme a su habitación a reclamarle que no se fuera que no me dejara, que las cosas no eran como él pensaba. Tuve que contarle lo que había pasado con Carlos y la forma en que estaba cansado de fingir algo que era más que evidente.

Gael – Tócame, quiero que sea verdad lo que siento en cada momento, quiero ser tuyo y que tú seas mío, odie verte besar al idiota ese amigo tuyo, dime que ya no lo vez más.  

Ernesto – No, ya no le veo, hace años que no sé nada de él. No sabía que fueses celoso.

Gael – Ni yo, pero sé que algo se atoro en mi pecho ese día, solo que nunca tuve que ponerle un nombre.

Ernesto me tomo ese día bajo sus brazos y me hiso sentir que el dolor también conlleva placer, no sabía lo que me esperaba pero Jaime me había aconsejado un poco cuando se lo dije, fue bastante diferente a todo lo que estaba acostumbrado pero Ernesto fue considerado conmigo, me hiso ver que mi cuerpo era un instrumento de placer y fue asombroso la forma en que nuestros cuerpos se acoplaron una y otra vez hasta que me venció en cansancio y quede en calidad de muñeco sobre el colchón, aun así sentí cuando Ernesto se acurruco a mi lado y me besaba el rostro, sentí las cálidas lagrimas que derramo sobre mi cuerpo, sentí sus manos tocando mis mejillas y sentía su calor en mi cuerpo, era abrazador, quería moverme y estirar mis dedos y tocarlo también pero estaba demasiado cansado.

Y así estamos ambos aquí sobre su cama, desnudos, amándonos. Mirando su cuerpo me percato de que se le cayó el vendaje que tenía donde los tipos estos le hicieron daño, el solo recordarlo me hace temblar, ¿qué sería de mi vida ahora sin él?, tendré que plantearme un nuevo futuro, como le dije anoche que ahora yo era suyo y el mío, no me cabe en la cabeza de que otra forma seguir viviendo una vida sin sentido, con alguien que no sea el, le reclame que se hiciera responsable sobre mí, pero yo también tengo que ser responsable de él, así es como funcionan las parejas, ambos tendremos que ceder para que lo nuestro funcione, no sé cómo se lo tomara papá pero me tiene sin cuidado, sé que él me ama, supongo que siempre lo supe, su mirada reclamaba la mía y nunca lo supe ver, me ha tenido mucha paciencia, y pues yo soy un cabrón que las creía que las podía todas, pero esto me sobrepaso,  sé que es un buen hombre, pero también puede ser un tirano, es divertido he conocido en estos meses al verdadero Ernesto y dista mucho de ser perfecto pero lo que he visto me encanta, esas manías que tiene, el hablar con el mismo, el tomarse los jugos directo del envase, el cómo tararea los temas de las películas, el empeño por ser siempre el que diga la última palabra y lo cabreado que se pone porque nunca le hago caso. Pero eso es solo nuestro, que sabrá el mundo de todo, si solo yo lo noto o solo a mí me importan.

Me levanto con cuidado y me tambaleo, joder, me duele el cuerpo, sobre todo la parte posterior, eso de ser señorito que pesadilla, Javier me había advertido, pero cuando le vea le daré un par de  golpes, por no advertirme que dolería tanto durante y después, me dirijo a la ducha y me meto en ella con el agua mega caliente que se calme un poco el dolor, cuando  siento unas manos en mi cintura, me quedo quieto y se mete completo junto a mí me abraza y me llama por mi nombre, cuando estoy a punto de contestarle lo escucho, está llorando.

Gael – ¿Que pasa Ernesto? Está todo bien, no fui tan pésimo.

Ernesto – No seas pendejo Gael, sabes que me excedí, no sé por qué no huiste al despertar, sabía que eras virgen y aun así lo hice demasiadas veces y tú no ponías queja alguna ¿Por qué no lo hiciste?

Gael – Sabia que sería doloroso, tengo un amigo sabes, se llama Jaime es gay y tiene su novio me gustaría que los conocieras, son geniales ellos me han guiado en este proceso, sabía que la primera vez podría doler pero estaba preparado para ello, quería sentirlo, el saber que era ser completamente de alguien y no me queje porque me gusta sentir tus labios sobre los míos, el calor que desprende tu piel, tu olor.

Ernesto – Eres un chico asombroso Gael, te amo mi pequeño.

Gael – Cállate que me da pena, pero también te amo Ernesto.

 Cuando amas a alguien, no importa mucho que esperes,  si esa persona siente lo mismo hacia ti, eso le he descubierto con Ernesto, el espero por mí por mucho tiempo, y está bien le amo. Tenemos que intentar descubrir quiénes somos y que queremos, tenemos que ser felices, aun con miedos y pesares y amarte tal cual eres, sin temor. Entre el odio y el amor que cambia, nada es solo una barrera de negación a lo que somos, lo tenía que intentar y ha salido mejor de lo que esperaba, ahora tengo a un hombre que me ama y que amo he intentamos ser felices, a nuestro ritmo, con nuestros fallos y aciertos, dos cómplices de aventuras, dos hombres que se aman.

GRACIAS POR LEERME.

Este relato va dedicado a Jonathan Javier que me ha echado porras desde el inicio :D gracias peque (RECUERDA, VIVE SIN TEMOR, NO TE PIERDAS EN EL CAMINO A TI MISMO, ES LO PEOR QUE PODRIA PASARTE).

A Daniel D. que su vida me ha inspirado a que este segundo relato salga a flote, TIO ERES LA HOSTIA, gracias por ese POWER que le pones a todo lo que haces y me contagias.