miprimita.com

Silvia Juliana (1) Padrastro

en Amor filial

Padrastro

Soy Silvia Juliana, y me dispongo a contar la historia de cómo llegue a ser lo que soy ahora, una mujer deseosa de sexo y todo placer sexual que se le cruce por enfrente.

Ya había pasado un año de la muerte de mi mamá, Juliana, y yo vivía con mi padre adoptivo, Salvador. La vida y la crianza de mi mamá y mi papá adoptivo me habían hecho una mujer fuerte. Pero mi papá estuvo deprimido y bastante débil por un tiempo. Pero yo no podía dejarlo así, con mis atenciones, cuidados y cariños mi papá volvió a parecerse al Salvador que yo había conocido, retomó su trabajo en la editorial y fuimos construyendo una buena vida familiar.

No me atreví aún a entrar a la universidad, a pesar de mi fortaleza, no sentía correcto que mi mamá no estuviera conmigo en mi primer día de clases, así que serví de ama de casa para mi papá. Seguí saliendo con mis amigas de vez en cuando, incluso las lleve a casa varias veces y mi papá las atendía bastante bien, para placer de ellas que no dejaban de comentar lo atractivo que era.

Debo resaltar que desde pequeña fui una viciosa total a la masturbación y a la pornografía, llegando incluso a penetrarme con varios vibradores de mi propia colección, pero, a pesar de mis actividades auto satisfactorias y de ser una chica deseada por muchos, rubia, de baja estatura, de ojos negros, con senos grandes y bien parados decorados por pezones paraditos y de tener una figura bastante sensual, aunque algo más gruesa que los estándares de belleza de, por ejemplo, las modelos; nunca había tenido contacto sexual con un hombre.

Pero eso estaba pronto a cambiar. Salía con un chico que me encantaba y que llevaba un buen tiempo intentando hacer avances conmigo, me decidí a que pasara y empecé a prepararme, fui al centro comercial a comprarme ropa interior para la ocasión, rematé con condones, y a pesar de que el vibrador que tenía escondido en mi cuarto era bastante grande conseguí lubricante. Volví a casa y escuché sonidos del cuarto de mi papá, me acerqué con cuidado y reconocí los sonidos que salían del televisor. Me acerqué con cuidado recordando aquella vez que había visto a mis padres teniendo sexo, abrí la puerta con extremo cuidado y vi a mi papá con sus ojos enfocados en el televisor y con su mano masturbando su verga grande y gruesa, mostrando su cabecita rosada apareciendo y desapareciendo de su mano.

Con el mismo cuidado cerré la puerta, fui a mi habitación, me desnudé, me puse mi nueva lencería, me pinte los labios y me maquillé un poco, me puse mi falda favorita, un collar que me había regalado mi papá y decidí no llevar blusa. Fui caminando con paso decidido hacía la habitación de mi papá y abrí la puerta de par en par, mi papá se asustó y en un solo movimiento dejó de masturbarse, apagó la televisión y se cubrió con una cobija.

-Silvia, no te esperaba tan rápido. –Dijo alterado y sin fijarse en mi vestuario. Cuando ya la sorpresa hubo pasado me observó con ojos gigantescos y me repasó de arriba abajo sin atinar a mencionar palabra.

Le sonreí, fui hacía la cama, me metí entre las cobijas, busqué el control remoto y prendí el televisor, en la pantalla una chica de pelo negro follaba con un hombre de edad. Me recosté en el pecho de mi papá y me concentré unos momentos en la película. Nada demasiado fuerte.

Mi papá estaba aún sin reaccionar y apenas atinaba a tapar su entrepierna con sus manos, le pasé mis manos por su pecho y baje una poco a poco hasta lograr quitar sus manos y tomar yo su pene, ahora flácido por la sorpresa que se había llevado. Me acerqué lento a su oído y después de besarle el lóbulo empecé a masturbarlo lentamente, como había tantas veces practicado con mi colección de vibradores. Luego subí hasta poner mis labios cerca de su oído le dije casi en un susurro:

-La primera vez que me masturbé con un vibrador, lo hice imaginando que eras tú -Su pene empezó a reaccionar para mi placer. –Concéntrate en la película papi – Agregué y baje mi rostro hasta su entrepierna para empezar a chupársela con pasión.

Comencé también a pasar mis dedos encima de mis bragas para generarme placer, lo que me costó gemidos suavecitos que mi papá aparentemente disfrutó, ya que no tardo en llevar sus manos a mis senos. Desabrocho mi sostén, luego me tomó de los hombros y me recostó en la cama, se puso encima mío desnudo y comenzó a besar y chupar mis pezones arrancándome gemido, luego envió su mano a mi vagina y empezó a repasarla, primero por fuera y luego por dentro de mis braguitas. Se acercó a mi oído, imitándome, y me dijo:

-Varias noches te escuchaba masturbándote y me excitaba preguntándome que pasaría si entraba para ayudarte.

Me quitó las bragas por fin y se puso entre mis piernas, guié su pene a la entrada de mi conchita. La metió con facilidad y empezó a bombear cada vez más rápido, logrando que yo emitiera un concierto de gemidos. Al poco tiempo llegué al orgasmo, mi papá me abrazó y beso mi cuello mientras yo me aferraba con fuerza a él hasta que se disipó el orgasmo.

-Ponte en cuatro.  Me dijo y yo obedecí sin dudar.

Se puso detrás de mío, se agarró de mi cintura y empezó a meterlo de nuevo, me dolía un poco pero me aguanté con tal de no detener ese excitante momento. Al poco tiempo me follaba con fuerza, haciéndome gemir:

-Si papi, así, fóllate más a tu hijita.

Sentía su verga entrando y saliendo y a sus huevas golpeando contra mi repetidamente. Entre gemidos llegué a un segundo orgasmo. Mi padre aún no eyaculaba, pero se veía agotado. Me puse encima de él e introduje su verga poco a poco en mí. Sentí cada centímetro entrando en mi mojada vagina. Empecé a cabalgarlo con fuerza y cada vez más rápido, hasta que llegué a mi tercer orgasmo,

Caí a la cama y el de nuevo se puso encima, me abrió las piernas y las flexionó contra mi para empezar de nuevo a follarme.

-Papi –le dije –Quiero que te vengas en mi boquita.

Él sonrió, se salió de mi vagina y puso su verga entre mis tetas, las apretó, me ordenó masturbarme y empezó a follarme mis tetas, yo baje mi rostro para chupar su cabecita que aparecía y desaparecía entre mis senos.

Finalmente la leche empezó a salir y me llenó la boca mientras yo estallaba en mi último orgasmo de la noche. Sentí el sabor salado y la textura de su semen, la pasé haciendo un esfuerzo.

-Gracias papi. – Le dije

-De nada hijita – Me respondió sonriendo justo antes de que yo quedara dormida.