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Una merecidas vacaciones familiares II

en Hetero: Infidelidad

Apenas había dejado la taza del café en la mesa cuando me sacaron la bata, los finos tirantes de mi conjunto sexy, habían caído dejando al aire mis pechos, para después llegar hasta mis tobillos, ya completamente desnuda las manos de mis tres amantes recorrían todo mi cuerpo, pronto sus manos dejaron paso a sus leguas, y sus dedos que recorrían toda mi raja antes de introducirse dentro de mi coño, la situación estaba siendo similar a la vivida con mi jefe y sus amigos, pero ahora era mucho más salvaje.

Cuando se cansaron de sobarme chuparme y masturbarme, me sentaron en la mesa, sacaron sus pollas y me las pusieron en la cara. Una a una me las fui metiendo en la boca, notando como terminaban de endurecerse dentro, también me encargue de sus pelotas y de acariciar estas con mis tetas, imaginad la situación, completamente desnuda, sentada en una  mesa con una polla en la boca y otra en cada mano, notando como mis amantes apretaban mi cabeza contra el cuerpo de a quien se la estaba chupando, completamente fuera de mí, lo único que me importaba era sentir aquellos miembros en mi mano y en mi boca, gozar y hacerlos gozar.

David fue quien tomó la iniciativa, y tumbándome sobre la mesa me la clavó en el coño, a esas alturas encharcado, la embestida fue brusca con un empujón final cuando la tenía casi toda dentro, una oleada de placer recorrió todo mi cuerpo, nubló mi vista, y me hizo lanzar un gemido en forma de grito que resonó en toda la casa, cerré los ojos y me abandoné a los deseos de los amigos de mi hija.

La Intensidad de las embestidas iba aumentando, y con ella el placer que sentía, mis alaridos cada vez eran más seguidos y más fuertes, sin importarme quien pudiera escucharlos tras las paredes de aquel apartamento, Carlos decidió apagarlos poniendo su polla en mis labios, polla que introduje en mi boca, acariciándola con mi lengua, las manos de juan guiaron las mías hacia su miembro, comencé a masturbarlo suavemente mientras él masajeaba mis pechos y así llegó mi primer orgasmo, sin duda el mejor que hubiera tenido nunca, mi cuerpo se convulsionó y mis manos y lengua quedaron inmóviles durante varios segundos, David salió de mi coño para ocupar el sitio de Juan Pi, que fue quien se encargó de rellenar el vacío que dejó su amigo, de nuevo otro mete y saca pero esta vez mucho más dulce, aunque no por ello menos placentero.

Carlos me levantó de la mesa ocupando mi sitio, para después hacerme sentar sobre su rabo, poco a poco fui clavándome en ella mientras sus compañeros me ayudaban a coger el ritmo de la follada, después clavé las rodillas en la mesa y echando mi cuerpo hacia tras subía y bajaba por aquella barra de carne, David y Juan Pi, tenían sus pollas a la altura de mi boca, en esta posición no podía meterme las dos en la boca, pero sí que sacaba la lengua acariciando con ella sus capullos. Pasados unos minutos, David se colocó detrás de mí y poco a poco fue apuntando su glande hacia mi entrada trasera, a pequeños empujones la fue introduciendo hasta el fondo, ya allí después de esperar unos segundos comenzó con el vaivén, juan Pi por su parte ya tenía el hueco de mi boca y sin dudar un instante comenzó a follármela, la polla de David en mi culo provocaba que el placer de la de Carlos se multiplicara y de nuevo volví a correrme.

Varias veces fueron pasando cada uno de ellos por mis agujeros, distintas posturas pero siempre con una polla en cada uno de mis huecos, después me volvieron a sentar sobre la mesa y los tres a la altura de mi cara comenzaron a meneársela, no tardaron en llenarme la cara y tetas de leche rica y calentita, mientras con sus pollas recogía los retsos para llevarlos a mi boca David aprovecho para inmortalizarlo con su móvil.

Desnuda y llena de leche me terminé el café y me fui para la ducha, ya era tarde y mi esposo e hija no tardarían el volver, ya en la ducha comencé a pensar en lo sucedido, la imagen de mi familia de nuevo se venía a mi mente, pero la de David y sus amigos la borraban enseguida, amaba a mi marido, pero no quería renunciar al placer que desde hacía unos meses había descubierto, recordaba la polla de David cuando entraba en mí, y de nuevo volvían a erizarse mis pezones, mi sexo de nuevo comenzaba a humedecerse y noté unas manos que despacio se dirigían hacia él, jugando con mi clítoris, recorriendo toda mi entrepierna, mientras que su lengua recorría mi cuello hacia mi boca donde nos fundimos en beso apasionado, su mano libre abarcaba toda mi teta mientras la de abajo entraba con varios dedos dentro de mí, me inclino hacia adelante y me la metió poco a poco por el culo, los movimientos eran lentos dejándose notar, haciéndome gemir de nuevo de placer, sus manos en mi cintura mientras estaba inclinada hacia adelante apretaban mi cuerpo contra él, mis tetas golpeaban mi barbilla por el movimiento de las embestida mientras las pelotas de mi amante golpeaban la entrada de mi coño. Tras unos minutos de embestidas anales sacó su polla para meterla por el coño, allí estuvo unos minutos más hasta que noté como cuatro grandes chorros de lefa lo llenaban, aquellos torrentes de leche caliente me hicieron correr de nuevo, después de hacernos un selfy me susurró al oído: nos veremos antes de lo que piensas mi zorra, y se marchó.

Apenas había salido de la ducha llegaron  mi hija con su novio y mi marido, juntos nos fuimos a comer y después a pasear por la playa, también estuvimos tomando algo por la noche los cuatro, y el día posterior también lo pasamos prácticamente entero los cuatro juntos. El martes decidí acompañarlos a pescar, - no es que me entusiasme la idea, pero tampoco tenía muchas otras diversiones, además quería estar con ellos, pues esa era el principal objeto de las vacaciones-, nos levantamos hacia las 5 de la madrugada para ir al puesto que según mi familia sería propicio para la pesca y nos dirigimos a lugar seleccionado por ellos, la mañana transcurría amena, entre risas chistes y bromas, todo estupendo menos la pesca claro, ni una sola picada en lo que llevábamos allí.

Serían más o menos las diez de la mañana, cuando mi marido comenzó a  charlar con un caminante que se había acercado hasta donde nos encontrábamos nosotros, mi hija y su novio también parecían conocerle y poco después mi esposo acabó por presentármelo, se llamaba José, era Argentino y había ido a pasar unos días de vacaciones junto con su hijo de 17 años, y para mi sorpresa ocupaban el chalet de al lado nuestro. José se quedó con nosotros  el resto de la mañana, seguimos charlando y riendo pero como en los días anteriores de pesca nada, ante la decepción de mi familia José les  prometió llevarles al día siguiente a un buen lugar de pesca, nos avisó de que habría que andar bastante más pero de que les merecería la pena.

Tras la jornada matutina de pesca, y después de una generosa sobremesa, mi hija y mi yerno se fueron con el coche al centro, mientras, mi esposo y yo decidimos salir a tomar un rato el sol, en las fechas en las que estábamos y siendo día laborable para la mayoría de los mortales, la playa se encontraba totalmente desierta, hasta donde nos alcanzaba la vista no se veía ni un alma, nos dimos un chapuzón juntos y al salir nos tumbamos juntos en la orilla, me puse protector solar en el cuerpo con la ayuda de mi amado y tumbados al sol seguimos con la charla, llevábamos allí un ratito cuando se nos acercó José, pidiendo permiso se sentó a nuestro lado y se unió a la conversación, que pocos segundos después cambió al tema estrella de las vacaciones, la pesca, para la mañana siguiente pretendían salir a las cuatro de la madrugada, al parecer el puesto estaba bastante retirado, y José debería volver pues había quedado con un familiar en Cartagena, les mostraba el lugar y volvía, yo apenas prestaba atención a lo que ellos hablaban disfrutando del sol, y pensando en lo que haría yo sola el día siguiente pues ni de coña me tragaría otra mañana entera de pesca. José me sacó de mis pensamientos dando por hecho que yo también participaría del esa jornada de pesca, y ante mi negativa alegando que yo saldría más tarde a pasear y a disfrutar del paisaje, se presentó voluntario a mostrarme una ruta que según dijo jamás olvidaría, según aseguró, a la mitad de la misma había una cala que casi nadie conocía, además de unas vistas maravillosas, le dije que no se molestara, pero insistió, me pilla de paso hacia el centro no te preocupes.

La conversación de los tres había terminado con una llamada telefónica al móvil de José, se retiró alrededor de 15 minutos para contestarla,  sería más o menos la cinco de la tarde y el sol pegaba con fuerza, José seguía hablando por el móvil y aprovechando que se encontraba retirado decidí volver a ponerme protector solar, para la espalda pedí ayuda a mi esposo, que parecía haberse quedado dormido, me incorporé para llamarlo pero la voz de José me detuvo, no te preocupes me dijo, yo te ayudo, el pobre está cansado de intentar pescar dijo entre risas, y antes de que pudiera reaccionar ya tenía el tubo de crema en su mano, me tumbe boca abajo, y José a mi lado, de rodillas procedió con la crema.

Noté el frío del abundante chorro de crema que José dispuso en mi espalda, poco después sus manos comenzaron a extenderla, sus manos acariciaban en círculos las parte superior de mi  espalda, se tomaba su tiempo para que mi cuerpo absorbiera bien al producto, yo por mi parte gire mi cabeza hacía donde se encontraba mi marido, estaba tumbado boca abajo con la cabeza mirando hacia donde yo estaba pero completamente dormido.

José seguía con su labor a mi espalda, ahora estaba en mi cuello y hombros, e intentaba llegar al costado opuesto de donde se encontraba, ahí no llego dijo, y sin decir nada más se colocó encima de mí dejando la parte baja de mi  trasero entre sus piernas, apenas tuve tiempo de reaccionar cuando sus manos ya masajeaban mi costado izquierdo, después pasó al derecho, hasta aquí todo correcto, pero cada vez se acercaba más hacia mis pechos, llegaba hasta casi rozarlo y volvía a bajar sus manos, así varias veces hasta que rozó una de mis tetas, esto ya está dijo levantándose, y girándose hacia mis piernas, ahora se encontraba en la parte inferior de mi espalda y cada vez que intentaba llegar a la parte inferior de mis piernas, se inclinaba hacia adelante apretando el bulto de su bañador contra mi piel, masajeo mis piernas hasta llegar a los muslos, aquí se entretuvo bastante más, sus palmas recorrían la parte interior del muslo llegando casi hasta mi ingle, yo no decía nada, permanecía con los ojos cerrados, abriéndolos de vez en cuando para comprobar que mi marido dormía.

Me asusté al escuchar un ruido que venía de mi lado, efectivamente era mi marido que se había movido girando la cabeza hacia el otro lado, José también se dio cuenta del movimiento, y pasé de sentir el bulto de su bañador a sentir un pedazo de carne que rozaba la piel de mi espalda, sus manos ahora acariciaban mi culo, y lo hacían por debajo del bañador, apretaba mis cachetes y recorría toda la raja del culo hasta llegar a mi coño, mi respiración se estaba volviendo cada vez más agitada, y mi coño comenzaba a mojarse, José volvió a levantarrse y a aponerse de rodillas a mi lado, esta vez en el lado opuesto, entre mi marido y yo, que seguíamos tumbados boca abajo, apartó uno de mis muslos y se centró en acariciar mi coño, con su mano libre llego hasta mi pecho que lo masajeó por encima del bikini, intentaba sacar la teta pero no podía, su otra mano seguía en mi entrepierna ahora intentado meter un dedo dentro, yo deseaba abandonarme a sus actos, sin embargo cerré mis muslos, con mis ojos le señale hacia donde se encontraba mi marido, el pareció entenderlo, y acercándose hacia mi cara sacó ahora con las dos manos uno de mis pechos, según estaba colocado su polla aún semi erecta quedaba a la altura de mi boca, cada vez que él se movía esta golpeaba mis labios, deseaba abrir la boca y meterla dentro pero mi marido estaba al lado, debía de cortarlo antes de que se me fuera de las manos, pero era imposible, no podía.

Las manos de José intentaban de nuevo llegar hasta mi coño, al hacerlo dejaba su polla apuntando hacía la arena, pero también prolongaba más su contacto con mis labios, yo ya no aguantaba más estaba muy caliente y me había decidido a chupar aquella polla, abrí la boca y saqué mi lengua, pero apenas había tocado con ella la polla de José, un estornudo nos sobresaltó, me quedé como estaba con los ojos cerrados, como si estuviera dormida, después de guardar mi pecho en su copa del bikini, José consiguió rodando llegar hasta el agua y lograr esconderse, ajeno a lo que había sucedido mi marido me llamo empujándome suavemente del brazo, vamos nena que nos hemos dormido dijo.

Cuando llegamos a casa aún no habían llegado mi hija y su novio, mi marido subió a ducharse para después irnos a cenar, yo esperé a escuchar el agua caer, cuando lo hizo, me quité el bikini, entre en el cuarto de baño y ante su mirada atónita le agarre la polla, comencé a masajearla hasta que poco a poco se fue poniendo dura, mi esposo flipaba con lo que le estaba pasando, pero se dejó hacer, cuando la tenía más dura me la metí en la boca y comencé a chupársela, no tardó en correrse dentro pero en vez de sacarla tragué y seguí chupando, cuando se volvió a poner dura le pedí por favor que me follara, me metió dentro de la bañera, me inclinó hacia delante como me habían hecho dos días antes y me folló como nunca lo había hecho