miprimita.com

De turismo por el norte

en Hetero: Infidelidad

No fue hasta después de la hora de comer cuando mi familia llegó a casa, tras la comida, tomando un café comenzaron a contarme lo que me había “perdido”, según mi hermana ella había estado de relax todo el fin de semana, mientras mi esposo y el suyo no hicieron otra cosa que no fuera pescar, entre risas repasamos lo que se había aburrido mi hermana todo el día sola en la casa que alquilamos, inocentes.

Tras una larga sobremesa en la que el tema de conversación no fue otro que las capturas del fin de semana, mi marido se levantó para ducharse pues tenía que currar- y no era él de pedir días libres-, instantes después eran mi hermana y cuñado los que se despedían de mí, no sin antes quedar con mi hermana para la tarde siguiente ir a recoger a mi hija.

Nos encontrábamos en la cocina tomando un café a solas cuando mi hermana me contó lo sucedido en Guadalajara, según me comento conoció a un chaval al que se estuvo tirando durante las largas jornadas de pesca de su esposo y el mío, según me dijo, desde lo sucedido en la fiesta en casa de D. Andrés, se había estado tirando a varios tíos del Gimnasio y a un vendedor ambulante de productos de belleza al que aún se estaba tirando, fue entonces cuando decidí contarle yo lo sucedido con Julio y mis dos amigos morenos.

Mi hermana Encarna pareció sobrecogerse con lo que le había estado contando, sin embargo, desde aquella tarde empezó a maquinar la forma de que ambas pudiéramos perdernos por el norte.

Las semanas pasaban de la forma habitual, mi hermana me había contado un par de experiencias en su gimnasio y yo, por mi parte había recibido la llamada de Julio en un par de ocasiones, en ambas se fue con las manos vacías. Nos acercábamos a Semana Santa cuando el libro Los Pilares de la Tierra le dio a mi hermana una brillante idea: ¿Por qué no nos vamos todos a Burgos? León nos pilla bien cerca y podemos visitar las dos catedrales, los hombres no parecieron ilusionados con la idea, pero para convencerlos utilizó algo que no podían rechazar, la pesca del Siluro.

Aunque en un principio la cosa quedó bastante parada, la tentación de la pesca era demasiado poderosa para ellos, así pues fue mi marido quien sin decir nada a nadie lo preparó todo buscando su interés. Pocos días antes de Semana Santa, en una comida familiar comentó que conocía a unos compañeros de trabajo que alquilaban una casa rural en León con bastante frecuencia, por lo que a través de ellos podríamos ahorrarnos bastante dinero, la primera en apoyar la idea fue mi hermana Encarna, y casi al unísono mi cuñado también la respaldaba, así que ya solo quedaba arreglarlo todo para el jueves de madrugada salir para León.

Podría mentir diciendo que estaba nerviosa por encontrarme con Mamadou o Cristian, o que no sabría cómo reaccionar, el caso es que antes de salir les escribí un WhatsApp: me voy para Sahagún hasta el domingo, voy con la familia pero intentaré quedarme a solas para veros, díselo a tu tío, besos.

Comimos en un restaurante cercano a la casa que habíamos alquilado, después nos instalamos en ella y nos echamos a descansar un rato, salimos a dar una vuelta por el pueblo antes de la cena, pero como estaba casi todo cortado por las procesiones, no metimos a tomar unas cañitas en un bar cercano a la plaza del pueblo, entre cañita y cañita le mandé la dirección de la casa a Sebastián -Su sobrino Mamadou me había dado su número de teléfono- le comente que intentaría quedar con él para el día siguiente.

Cenamos en aquel mismo bar unas raciones, y al café le siguieron un par de copitas, desde allí, por la insistencia de mi hermana y mía terminamos en la discoteca del pueblo, allí pasamos de las copas a los cubatas y poco a poco los hombres se iban acercando a una zona con sofás y mesas que había en la discoteca, una discoteca bastante grande por cierto. Entre los el alcohol y el cansancio del viaje mi marido y mi cuñado permanecieron sentados en el sillón sin hacernos caso a ninguna de las dos por lo que ambas cogidas de la mano, nos dirigimos a la pista.

Las dos nos divertíamos como hacía tiempo que no lo hacíamos, absortas en nuestros bailes y por la aglomeración de gente nos íbamos alejando más de la zona donde se encontraban nuestros maridos, nuestra forma de bailar no pasaba desapercibida sobre todo para algunos de los jóvenes que se nos acercaban, sobre todo a mi hermana Encarna.

Nosotras solo tratábamos de divertirnos sin hacer caso a ninguno de estos Don Juanes, volvimos a la mesa donde se encontraban los chicos para refrescarnos y ambos seguían sentados donde los dejamos, ahora con ganas de irse, pedimos otros cubatas con la excusa de “la última que esto está muy animado” y volvimos a la pista, no llevábamos bailando ni dos minutos cuando un chico se llevó a mi hermana de la mano, mientras bailaban se iban alejando de donde yo estaba hasta perderse entre la gente, yo me dispuse a buscarla cuando alguien me agarró fuerte de la cintura, al volverme a recriminarle me encontré con Sebastián.

Tras asegurarme de que no estaba a la vista de mi marido le comí los morros mientras nos íbamos a una zona de reservados donde había poca luz, allí nos seguimos comiendo los morros mientras me sobaba entera, sacó su polla que masajeé sin pensar donde nos encontrábamos, su mano en mi cabeza indicaba que quería que le comiera la polla, en otro momento ni lo habría dudado, pero para chupar una polla así como dios manda me pondría perdida de saliva y leche y a ver como se lo explicaba yo a mi marido.

AL ver que no se la chuparía me abrió las piernas me subió el vestido, y apartando mi braga me la fue enchufando poco a poco, su pecho ahogaba mis gemidos cada  vez más frecuentes, el placer que recibía aumentaba con cada embestida hasta que loca de deseo me levanté y sentada sobre su polla brincaba buscando que su leche llenara mi coño, en uno de esos brincos pude ver a Encarna comiéndole la polla al chaval con el que se había ido a bailar, El chaval debió avisarla de que se corría pues despego sus labios del capullo y siguió el trabajo con la mano hasta que el semen saltó chorreando entre sus dedos. Mientras mi hermana se arreglaba la ropa, la polla de Sebastián se vaciaba llenándome de leche.

Mi hermana que me había visto llegar con Sebastián esperó mi salida para irnos juntas al baño, no sin antes emplazar a mi moreno al día siguiente, donde le comería la polla como dios manda para que me llenara la boca de leche. Cuando salimos del baño nuestros esposos nos estaban esperando, nada más llegar a la casa nos metimos en la cama, donde fingí estar cansada para no follar con él.

Fue mi marido el encargado de soltar la bomba en el desayuno, al parecer no se podía practicar la pesca de siluro en esa zona y habían encontrado un viaje con gente del pueblo, pero saldrían después de comer y no volverían hasta el sábado por la noche, nuestro mosqueo fue mayúsculo, tanto que después del desayuno mi hermana y yo salimos por el pueblo solas y los dejamos solos en casa, fue después cuando me di cuenta de que aquello era lo mejor que nos podía pasar, nosotras tendríamos el coche y la casa para hacer lo que quisiéramos, y sin dudarlo escribí a Sebastián.

No quise decirle nada a mi hermana de lo que estaba planeando, y las dos seguíamos super enfadadas, cuando los chicos llegaron a nuestro encuentro, yo traté de quitar hierro al asunto, diciendo que al fin y al cabo el viaje era para que nosotras pudiéramos ver las catedrales y ellos pescaran, añadiendo que nosotras nos quedábamos el coche, y nos debían el puente de mayo para nosotras solas.

Apenas pasaban de las cuatro de la tarde cuando vimos a nuestros maridos montar en jeep cherokee negro, cuando se alejaron entré dentro y me puse a preparar café, fue cuando mi hermana me dijo que acababa de hablar con su joven de la noche anterior y que vendría a tomar café, yo por mi parte le comente que vendrían también un par de amigos.

El primero en llegar fue Javier, el amigo de mi hermana que seguro quería rematar la faena de la noche antes, después llegaron Sebastián y Kali, con el café y las copas llegaron los juegos y entre todos decidimos jugar una partida de póker, para empezar jugábamos con diez monedas y el que perdía pagaba un mandato que los demás escogían.

La tarde transcurría entre risas y copas y poco a poco los mandatos se iban subiendo de tono, me levanté a la cocina a por mas hielo para las copas y Sebastián se prestó a ayudarme, en principio supuse que quería follarme en la cocina pero luego me di cuenta de que era una maniobra para dejar a mi hermana sentada entre él y Kali, al llegar a la mesa, Sebastián le pidió a mi hermana que ocupara la silla que él tenía para así no tenerla que molestar al salir, el gesto parecía de los más inocente y mi hermana accedió sin más, seguimos jugando entre risas y Kali tuvo la idea de subir las apuestas, porque no jugamos a striptpoker, como nadie se opuso a la idea comenzamos con el juego.

Llevábamos un par de rondas jugadas si mucho que contar algún calcetín, algunos zapatos y la camiseta de Kali estaban sobre la mesa, pero poco más, lo que si notaba era la cara de mi hermana muy colorada, por lo que comencé a fijarme más en aquella jugada. Sebastián y Kali se miraban continuamente por lo que supuse que iban a hacer algo, aquella ronda la Sebastián que se levantó para dirigirse al centro de la sala y quitarse los pantalones ante nuestras atentas miradas, sin embargo, antes de que este consiguiera desabrochar su pantalón, AAAHHHHHHHH, nuestras miradas se dirigieron a mi hermana que se encontraba medio recostada en la silla con dos dedos de Kali metidos hasta el fondo mientras el chico no había perdido el tiempo y ahora su lengua jugueteaba con sus pezones.

Aun flipados por lo que estaba pasando Sebastián también entró en escena acercándose a Encarna con la polla bien dura y poniéndosela en los labios, polla que ella aceptó sin miramientos, Kali saco los dedos del coño de mi hermana para sacarse la polla y acercársela a la cara, mi hermana por su parte acepto también aquél mástil alternando su mamada. El primero en retirar la polla de la cara de mi hermana fue Sebastián, después la levantó de la silla y sentándose él en ella obligó a Encarna a ir clavándose poco a poco en aquella barra de carne.

La cara de mi hermana con aquella tranca reventando su interior era todo un poema, primero el dolor que reflejaban sus ojos fue dejando a un placer sin igual que ya le había dado su primer orgasmo, Kali seguía disfrutando de la boca de Encarna mientras aprovechaba para sobarles las tetas que botaban al ritmo de los saltos que ella daba. Javier también alucinado por lo que estaba viendo se había acercado a mí, mientras se la meneaba sin quitar ojo a su nueva amiga.

Ahora era la polla de Kali la que perforaba le perforaba el chocho, mientras ella totalmente desnuda y tumbada en la mesa trataba de chupar la polla de su otro amante, por su cara estaba convencida de que había tenido al menos otro par de orgasmos, yo estiré mi mano y me puse a pajear a Javi que no tardó en llenármela de leche y que yo lamí como no podía ser de otro modo.

Sebastián recostó a mi hermana sobre la mesa y abriéndola las piernas se la metió hasta el fondo del coño, con sus dedos jugaba con el agujerito trasero de mi hermana que comenzaba a ser consciente de lo que se le venía encima, comenzó a escupir sobre el agujero del culo de Encarna y a meter primero uno después dos y hasta tres de sus dedos en aquel agujero trasero después los saco para perforarlo con algo más duro y más gordo.

Después de mucho esfuerzo y dolor la polla de Sebastián entraba hasta las entrañas de mi hermana que ahora por fin comenzaba a gozarla un rato más de bamboleo con Sebastián en el culo y de nuevo cambio, Sebastián volvió a sentarse en la silla donde se acomodó a mi hermana para enchufársela por el coño, cuando la tuvo dentro dio un par de empujones y paró para que Kali pudiera perforar su culo, tras un rato alternando las pollas la pusieron de rodillas para llenarla de leche, pero al negarse a abrir la boca para recibirla me la llenaron a mí

Sebastián y Kali se ducharon y marcharon pues según nos dijeron no podían dejar el garito solo pero nos dijeron que fuéramos al día siguiente a tomar algo allí, mientras lo decía Sebastián apretó mi culo diciendo, mañana te toca a ti y dándome un profundo morreo se marcharon.