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Una Noche Inolvidable

en Erotismo y Amor

¡Llevo tanto tiempo sin un polvo! Después de 3 meses desde mi último polvo cada vez estoy más y más necesitada. Cada vez que voy por la calle parece que los tíos están cada vez más y más buenos así que de esta noche no pasa. Antes de bajar al bar de abajo me pegue una buena ducha que me calentó más que calmarme, me puse unos legins negros bien ajustaditos sin tanga ya que no lo iba a necesitar, me puse una camisa con un buen escote, me pinte los labios color rojo, a juego con mi pelo, y ya estaba lista.

Una vez en el bar empecé a fichar a todos los tíos que había y ellos empezaron a ficharme a mí. Uno de ellos me llamó especialmente la atención. Era un chico alto de complexión delgada pero con músculos bien definidos, de barbilla fuerte, con barba de un par de días, ojos verdes y muy serio. Me miró fijamente de arriba a abajo lo que me puso muy cachonda, sin más espera se acercó a mí y se presentó de una forma confiada:

- Hola, soy Alejandro pero mis amigos me llaman Alex- dijo con una voz grave que me dejó helada-

- Ho... Hola..- dije con voz entrecortada-

-Te noto nerviosa- se acercó a mí con una sonrisa picara-

-Vaya parece que hoy vas a por todas- acercándome todavía más para intentar ponerme a su nivel-

- Lo mismo digo pelirroja, ¿Qué hace una chica tan impresionante como tú en un bar como este? - dijo imitando a los famosos actores de Hollywood

- Jajajaja estoy buscando a alguien que me de buena compañía esta noche y tú amigo mío pareces un buen candidato - dije mientras me sentaba en una mesa del bar-

- Por suerte para ti esta noche estaba esperando a una chica a la que hacer compañia.

- Ummm parece que esta noche estábamos destinados a encontrarnos- dije acercándome a su oreja ya que había bastante ruido, gracias a este movimiento pude oler su perfume. Fue el olor más excitante que había olido jamás, era un olor fuerte, muy masculino, que te incitaba a lanzarte a su cuello.

Entre el perfume, su voz grave, sus ojos verdes y la conversación tan erótica que estábamos teniendo empecé a notarme más y más mojada y con los pezones duros como piedras (menos mal que llevaba sujetador). Ya no podía aguantar más así que le dije que se subiera a mi casa a "seguir la conversación "

Ya en mi casa no pude más, me lancé hacia sus labios carnosos y él inmediatamente me devolvió el beso con más pasión todavía. Me acercó a su pecho bien esculpido y me agarró del culo con una gran fuerza haciendo que notase un buen bulto que se volvía cada vez más y más duro. Me cogió de la mano y me llevó a mi cuarto y me lanzó a la cama se y se me echó encima. Me besó el cuello haciéndome gemir débilmente, de repente paró de besarme y me arrancó la camisa de un solo golpe haciendo saltar todos los botones, me desabrochó el sujetador con habilidad y fue directamente a chuparme los pezones y a morderlos ligeramente haciéndome gemir de forma escandalizada. Me incorporé para ponerme encima de él pero me lo impidió sujetándome los brazos y atándome con su cinturón me bajó los legins. Entonces, volvió a besarme el cuello, bajo hasta la clavícula, los pechos, dando mordiscos en los pezones, el vientre, entreteniéndose en mi ombligo, bajando más y más mientras yo gemía y gemía cuando estaba a punto de llegar a la parte que le había estado esperando toda la noche se desvío hacia la parte interior del muslo acercándose a las ingles pero nunca llegando al sitio que yo tanto deseaba. - Por favor...- le supliqué entre gemidos- Hazme correrme de una vez ...- yo ya no podía más iba a explotar incluso antes de que lo divertido de verdad empezase. Entonces él, con esa voz masculina, me dijo - No te correrás hasta que supliques clemencia- En este punto yo solo quería que me penetrase fuerte y profundamente hasta que desfalleciese, así que le dije lo que deseaba - ¡Clemencia, clemencia por favor, follame no puedo maaaaas!- sin darme cuenta el primer orgasmo había llegado. Me quede sorprendida ya que nunca antes había tenido un orgasmo sin siquiera tocarme. Antes de que el primer orgasmo terminase sentí por fin esa lengua que deseaba desde hace tanto. Mientras me lamia el clítoris introdujo dos de sus dedos en mi vagina, una vez dentro sentía que hacía el movimiento arriba y abajo. Lo hacía tan rápido que sus dedos se convirtieron en un vibrador. Yo no podía dejar de gemir y gritar de placer y entonces llegó el segundo orgasmo. Esta vez sentí como de mi coño salia un liquido que no había visto antes empapándome toda la cara. Él se relamió los labios y con esa sonrisa pícara que me había vuelto loca en el bar me di la vuelta dejando mi culo, bien curtido en el gimnasio, al descubierto. Él se acercó a mi culo y empezó a lamerme el ano. Dios que sensación, nunca había experimentado nada igual, eleve mi culo para que le fuera más fácil lamerme y en cuanto terminó cogió ese pene, que me había sido prohibido durante toda la noche, y me penetró como nunca antes me habían penetrado. Embestida tras embestida sentía un tremendo placer que recorría todo mi cuerpo, naciendo de mi coño y extendiéndose hasta los pies, brazos, pechos y nuca. Penetrandome como me penetraba no creía que el placer pudiera ser mayor pero entonces me agarró del pelo como si fuera un potro salvaje al que hubiera que domar ganando todavía más fuerza en sus embestidas. Yo sentía cada vez más y más calor mientras notaba como mi lubricación natural resbalaba por el interior de mi muslo, unas gotas tan calientes que me pusieron la piel de gallina. Entonces él me regaló un último orgasmo todavía más intensos que los anteriores. Mi espalda se curvó, mi culo se elevo, los dedos de mis pies se doblaron y solté un último gemido mientras sentía como él se corría dentro de mí. Lo último que hoy antes de caer desfallecida fue:

- Ahora eres mía pelirroja.