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La princesa de papá

en Amor filial

Lo vi a través de mi ventana, era tan fuerte, varonil y se puede decir que hermoso, no sabría decirlo; aunque, de seguro toda hija pensaba que su padre era hermoso ¿verdad? Mi padre era un hombre alto, con grandes hombros y unas piernas tonificadas gracias a las horas de gimnasio que hacia todos los días antes del trabajo; aunque los años no vienen solos, y eso se podía reflejar en que no poseía un perfecto abdomen como lo hace los de 21, ya que, la cerveza reinaba en su vida. Sus facciones eran muy varoniles, nariz perfilada, barbilla cuadrada, tenía unos ojos penetrantes de un rico color miel, y su cabello, que aun que ya salpicado por algunas canas, se podía apreciar un hermoso negro azabache.

Mi padre era un hombre entrado en sus 45 años, inteligente y trabajador. Durante años había creado su propio camino y eso lo hacía más perfecto ante mis ojos, pero nuevamente, todas las niñas vemos perfectos a nuestros padres; aunque yo lo veía más que perfecto, yo lo veía más como un hombre.

¿Cuándo comenzó todo eso?

No sabría decirlo, en casa siempre hemos sido muy liberales y mis padres siempre hablaban de sexo como hablar de religión, no había secretos ni mucho menos tabúes; en especial mi padre que siempre me explico cómo era la vida, para ser más exacto como eran los hombres. Mi madre por su trabajo se le obligaba estar fuera del país, por lo cual mi padre y yo siempre nos quedábamos solos en casa, y aunque nunca paso nada, no significa que nunca lo hubiera deseado.

A la edad de 10 años vi a mis padres teniendo sexo, recuerdo que era una noche fría, mi casa siempre ha sido enorme, aunque solo somos nosotros tres, pues mi madre nunca pudo tener más hijos. En fin, esa noche me levante a buscar unas colchas de más porque la temperatura estaba por los suelos y la chimenea no me daba el suficiente calor. Fui a la habitación donde mi madre tiene todas las cosas del hogar guardadas, y allí encontré unas colchas de lana. Cuando iba de nuevo hacia mi habitación escuche ruidos, al principio pensé que era el viento, pero entre más me acercaba descubrí que provenían de la habitación de mis padres.

Muy curiosa me acerque, los ruidos sonaban como chillidos agudos y tenía miedo que a mi madre le hubiese pasa algo. Cuando logre llegar vi que la puerta estaba a medio cerrar, (mis padres nunca la cerraban del todo, ya que de pequeña siempre me pasaba para su alcoba y era muy enana para alcanzar la manecilla, así que era una costumbre dejarla abierta.)

La habitación estaba bañada por una tenue luz que provenía de la mesa de noche de ellos. Al principio no vi muy bien, pero los ruidos seguían presentes, esforzando un poco la vista vi dos siluetas en la cama; al principio pensé que estarían dormidos, pero no fue así, un movimiento me percato de lo que allí pasaba.

Al frente de mí, en todo el dosel de la cama era mi madre apoyada con sus dos brazos mientras que su culo se alzaba dejando al descubierto un ojete que mi padre lambia con vicio, mis ojos se abrieron, tenía 10 años y nunca había visto tal cosa como esa, aunque por esa época descubrí que al rozar mi coño con la almohada me producía una sensación muy rica. Mi padre le lambia desde el coño hasta su culo y mi madre gemía como perra en celo, al parecer mi padre se cansó de mamarla por lo cual se acomodó detrás de ella y se acarició su pene.

Lo vi hipnotizada. Su pene era grueso y largo, no exagerado, pero si tiene un tamaño que muchos hombres envidiaría, estaba totalmente erecto y apuntaba hacia el cielo. Vi como mi padre escupió en su mano y lo paso por toda su cabeza rozada, y de una sola estoca empotro a mi madre la cual del salir un chillido de placer, mi madre parecía transformada, nada que ver con la mujer recatada que salía de la habitación todos los días, esta parecía una puta de burdel.

Mi padre la siguió empotrando con dureza y yo miraba embobada como esa preciosa polla entraba y salía del coño de mi madre, mi madre fue aumentando sus gemidos y pronto tuvo su primero orgasmo, o eso supuse yo, mi padre salió de ella y se bajó de la cama; mi madre como una perra se arrodillo a sus pies y comenzó a comerle ese tronco como una experta ya que se lo metía todo en la boca y le hacía una garganta profunda.

- ¿Quieres leche? – le preguntaba mi padre entre dientes, su respiración era irregular y su cuerpo estaba bañado en sudor. Mi madre siguió chupando hasta que mi padre se vino llenándole la boca de semen que ella trago ávidamente.

Salí corriendo del lugar un poco agitada, mi pecho baja y subía y sentía una sensación extraña en mi coñito aun virgen y sin un pelito. Cuando llegue a la habitación me acosté y no podía dejar de pensar en lo que había visto, nunca en mi vida había visto porno ¡ni siquiera sabía que existía algo llamado porno!

Cuando me acosté sentía algo entre mis piernas, como un calorcito que nunca antes había sentido, así que para calmarlo metí una almohada entre mis piernas y me frote, la sensación se sintió rica y pronto el deseo se sacio… tiempo después me di cuenta de había tenido un orgasmo.

Pasaron los días y fui creciendo, y así lo hizo mi curiosidad; me interese por el sexo y saber cómo funcionaba. Cuando tenía trece descubrí que lo que hacía con la almohada era una clase de masturbación y que era muy común en las mujeres y los hombres. Con el tiempo deje la almohada y pase a tocarme el coño con mis manos, al principio solo frotaba mi clítoris y cuando tenía 15 me comencé a meter los dedos en mi coño, este se mojaba más y las sensaciones eran mejores

También con el paso de los años continue espiando a mis padres y descubrí que sentía cierto antojo por mi padre, pero nunca dije nada; aunque mi padre era muy liberal, nuca me traro de forma diferente de como un padre trata a su hija, pero eso no evitaba que yo viese sus aventuras en las luego me haría una paja en su honor.

Cuando cumplí 15 perdí mi virginidad, aunque es una historia para después. Luego de dar mi virginidad descubrí un mundo de placer y me volví una total puta y una adicta al sexo, quería hacerlo todo el tiempo, y cuando no me masturbaba en cualquier sitio estaba follando; el caso era que quería vivir con algo dentro de mi coño.

Así que con el tiempo desarrolle un deseo con mi padre, siempre que me follaban mis amigotes pensaba que era él el que me lo metía sin parar, siempre que me masturbaba pensaba que era su polla la que me perforaba y tenía unos excelentes orgasmos; aunque con el paso de los años las ganas crecían y ansia de sexo con él.

Pronto cumplí 19 y la niña había quedado atrás, todo cambio y ya era toda una mujer, las téticas de colegiala crecieron y pronto se convirtieron en dos melones que a más de una polla le hicieron gozar, mi culo, aunque no era muy grande, era paradito y duro  y gracias a la contextura de mi madre, fui premiada con una cintura estrecha y unas piernas larga como también un lindo bronceado.

Era domingo y solo estábamos mi padre y yo, mi madre (Ana) se había marchado por un negocio dejándome sola con mi padre, me gustaba cuando me dejaba sola con él ya que toda su atención era para mí, amo a mi madre, pero a veces odiaba que ella era la que podía tenerlo en su cama y no yo, pero ese fin de semana todo cambio.

Era verano y hacía un calor de mil demonios, mi padre estaba lavando el coche mientras que yo organizaba la habitación,  lo veía a través de mi ventana y me maraville de lo guapo que era y lo mucho que lo deseaba, estaba en una camisilla blanca dejando al descubierto dos fuertes brazos, me calenté de solo verlo.

Cuando termine mis labores baje a la cocina y nos hice dos jugos de naranja y salí a darle uno lo cual el me agradeció con una sonrisa, vi que sus ojos siguieron mi atuendo y se detuvo un poco en el escote de mis pechos, eso me lleno de dicha. Me gustaba cuando me miraba o me tiraba piropos, me hacía sentir una mujer sexy.

- ¿Qué te parece si termino aquí y nos damos un chapuzón en la piscina? – mi padre me pregunto intentando mirarme a los ojos, pero cada cierto tiempo sus ojos se iban hacia mi escote.

- me encantaría, papi – dije feliz de que le vería solamente su bañador.

Nos términos de tomar nuestros fresco y yo entre a ponerme un bikini que dejaba muy poco a la imaginación, la mirada de mi padre me había dejado muy caliente, y aunque, de seguro había sido imaginaciones mia me dejo fantasear que tal vez una parte perversa de mi padre me pueda desear.

Baje hacia la piscina y me tumbe al sol, quite las tiras que sostenía mi bra y me eché un poco de bronceador, al tiempo mi padre llego y se sentó a mi lado, vi que su mano tenía una cerveza y con la otra me ofrecía una a mí.

- gracia – dije como tome un sorbo.

- así que mechas, cuéntame ¿Cómo van las cosas en la universidad?

- bien, creo que hice bien al escoger esta carrera.

- creo que si – él dijo mirando mis pechos. Me percate que al haber quitado las tiritas, el bra se me bajo dejando ver un poco de mi pezón, al principio quería subírmelo, pero luego vi que estaba como hipnotizado así que me hice como la que no sabía.

- ¿y cómo vas con ese muchacho? ¿Juan, es que se llamaba? – él pregunto sin dejar de verme donde mi pezón era más que a la vista.

- lo hemos dejado – dije de repente de mal humor.

Juan, fue un novio que tuve, era dos años mayor que yo, y aunque era bien parecido, era un total pendejo en la cama por no mencionar que lo tenía pequeño y ni chupármela sabia, siempre que teníamos sexo terminaba más cachonda de lo que empezaba. Sin embargo, mi padre no dejo pasar mi tono.

- ¿todo bien? ¿Paso algo entre ustedes?

- nada – mentí – solo no somos compatibles por así decirlo – pensé que lo dejaría, pero no.

- vamos mechas, cuéntame, sabes que puedes decirme todo – dude un poco, después de todo era mi padre y aunque él sabía que no era virgen por las pastillas en mi baño, no me sentía como compartir estas cosas con él. Sin embargo, él no quería dejarlo pasar - ¿no confías en mí? – él sabía que si lo hacía por lo cual comencé a contarle.

- es un total inepto en la cama, al parecer nadie le enseño a complacer a una mujer, ni siquiera oralmente – mire su semblante y sus ojos se abrieron, claro, él no estaba preparado para eso.

- bueno, eso fue diferente a lo que me esperaba.

Nos quedamos en silencio un momento, él seguía mirando mi escote cuando pensaba que yo no lo miraba,  podía ver cómo había un pequeño bulto en sus pantalones ¿eso significaba que yo le gustaba? ¿Verdad? Bueno, solo había una forma de saberlo, sabía que era un juego peligroso, pero el que no arriesga no gana.

- ¿cómo es mamá en la cama? digo ¿Qué le gusta que le hagan? – le pregunte. Él se quedó callado y pensé que me diría que estaba loca, pero al parecer respondió con un tono de voz pasivo.

- le gusta el sexo oral se viene como loca cuando se lo hago – mis braguitas se comenzar a humedecer - ¿y a ti? ¿Qué te gusta que te hagan? –

Hay vi mi oportunidad, podría calentarlo y ver qué pasaba, ojala funcionara. Tenía dos opciones, calentarlo a tal punto que perdiera hasta la moral y follarse a su hija, o terminar cachonda y apenada por tener este tipo de conversación con él, solo había una manera de averiguarlo. Me voltee en mi silla y en el movimiento mi pezón quedo al descubierto, mi padre no ignoro esto. Puse cara de viciosa y comencé a decirle que era lo que más me gustaba.

- bueno primero me gustan los maduros, entre 30 y 50, me calienta mucho que me bese en los pechos y sobre todo chupar sus pollas, al igual que me mi madre me vuelve loca un buen sexo oral y sobre todo me encanta cuando me penetran tan duro que me duele caminar al otro día – todo eso lo dije suspirando. Vi a mi padre que en este momento tenía una gran tienda de campaña que estaba intentando ocultar con la toalla y sin apartar la mirada de mis pechos.

-¿lo has hecho con alguien de mi edad? – pregunto vacilante.

- no – le dije – siempre ha sido mi fantasía, pero aún no he tenido la oportunidad de hacer ¿y tú? ¿Tú lo has hecho con alguien de mi edad? – esta conversación se estaba saliendo de su camino, hace mucho había dejado de ser una conversación de padre a hija, para pasar hacer algo más íntimo, algo más prohibido.

- no – dijo mirándome, me mordí el labio, era ahora o nunca.

- ¿y no te gustaría probar? ¿Conmigo?- él me miro por un minuto y negó su cabeza.

- sí, pero no es correcto – musito con su voz baja y gruesa por la excitación que tenía.

Me levante decidida y me termine de quitar la bra quedando a topless, me senté en su silla y el retrocedió con miedo - ¿Quién dice que no es correcto? ¿La moral? ¿La iglesia? ¿La sociedad?

- todos – su poco autocontrol se estaba esfumando, sus manos picaban por tocar mis tetas y sus ojos lo delataban, me deseaba.

- ¿Qué importa ellos? No puede estar mal cuando dos personas se aman porque me amas ¿verdad?

- claro que te amo, pero eres mi niña – tome su mano y la puse sobre mis tetas, él gimió y yo igual, su tacto era tan rico.

- por eso sé que no me harás daño, porque soy tu hija y me amas.

El no dijo nada y continuo sobando mis tetas, sus dedos pellizcaban mi pezón y yo tire mi cabeza hacia atrás gimiendo en el éxtasis, no podía creer que mi padre me estaba acariciando mis tetas. Pronto sentí algo húmedo y vi que mi padre había comenzado a mamar una de mis tetas mientras que con la otra mano acariciaba la otra, estaba perdido, estábamos en un juego que no tenía retorno.

Con mi mano busque su polla y esta estaba dura, se la comencé a sobar a través de su bermuda y jugar con ella, me moría por comérsela.

- ven, entremos, no valla hacer que alguien nos vea – él se levantó y yo salte enredado mis pernas en su cintura, su polla chocaba con mi coño haciendo fricción, era tan rico.

Sin perder tiempo el entro en la casa y yo aproveche y devore su boca, su barba me picaba. Él metió su lengua en mis labios y me comió la boca como todo un experto, sus manos se apretaron a mi cintura friccionando su polla conmigo en busca de alivio.

Llegamos a su habitación y el me dejo caer, me arrodille y quitando sus bermudas deje al descubierto ese rico y perfecto falo paterno del cual me saciaría hoy, lo tome por su punta y comencé a darle tierno besitos; mi padre enredo sus manos en mi cabello y me acercaba más a él, abrí mi boca y me lo metí muy despacio acostumbrando a ese gran tronco que perforaba mi boca pequeña, comencé a chupar y a jugar con sus bolas y mi padre gruñía como un poseso, sus cadera se movían queriéndose enterrar más fondo, chupe mis mejillas haciendo más presión causándole más placer.

- Mechas, para, si no acabare – dijo entre dientes y jadeando, yo por mi parte continue mamando esa polla que tantas pajas me había robado.

- que te detengas dije – él me jalo de cabello y saco su polla de mi boca – quiero correrme dentro de ese precioso coñito y volverte loca de placer.

Me ayudo a ponerme de pie y me quito mi tanga, quede desnuda delante del hombre que había participado en mi creación, el me miro con hambre y lujuria, el me vio como una mujer, como su mujer.

- te probare completica y comenzare con ese coñito que tanto he deseado. - Me acostó sobre la cama que había compartido con mi madre durante 21 años y me abrió de piernas para él. La situación era tan morbosa y erótica, en estos momentos no me importaba nada, ni siquiera mi madre, por mí, ella se podía quedar donde estaba y no regresar jamás si eso significaba que mi padre seria solo mío.

Lo sentí aspirar mi aroma seguido de un lengüetazo, él comenzó a pasar toda su lengua por mi coño húmedo, cerré los ojos y gemí en el éxtasis, su rasposa lengua hacia maravillas, lo sentí chupar y morder mi clítoris haciendo chillar de placer, uno de sus dedos  se insertó en mí, y luego dos, y luego cuatro, estaba en la séptima nube.

- pero que mojada estas mechas, ¿te gusta? ¿Te gusta como tu papi te come tu coñito?

- me… me encanta – dije agitada.

- que puta eres Mercedes, dejándote follar por tu padre – dijo como me dedeaba con rapidez.

- y que cabron eres tú al querer follar a tu princesita.

Él continuo con su paja hasta que vine en uno de los mejores orgasmos del mundo, mi vision se nublo y mi cuerpo tenía pequeñas convulsiones.

El muy cabron no me dejo ni recuperarme cuando me metió de un golpe su polla a pelo, por primera vez lo hacía sin condón con alguien y era una maravilla. Mi padre comenzó a bombear con ímpetu y a tocar esos lugares mágicos dentro de mí, yo chillaba y me revolcaba sobre la cama mientras que el me daba sin parar.

- ¿te gusta? – él preguntaba entre dientes jadeando.

- ¡me encanta, no pares, Follame, folla a tu hijita! – le gritaba, el bajo sus labios y comenzó a chupar y morder mis tetas.

Pronto la pose del misionero nos aburrió y él se levantó y cargándome me apoyo contra la pared abriendo mas mis pies, su polla entraba sin ningún problema gracias a lo húmeda que estaba, a delante de nosotros vi el tocador de mi madre y una foto de ellos dos, nuestros cuerpo estaba reflejados en el espejo y eso me hizo excitar más, mientras mamá estaba trabajando, su querido esposo le estaba partiendo el coño a su preciosa hija. Mi padre me beso con dureza y exploro mi boca con su lengua, mientras no parada de partirme en dos, pronto la posición se hizo incomoda y me soltó de nuevo en la cama.

- pone en cuatro – lo hice y comenzó a chuparme desde el coño hasta el culo – pero que precioso culo que tenes, un día de esto de lo partiré.

- es tuyo, papi – conteste en voz de niña buena, me termino de comer el ojete y me penetro no sin antes insertar un dedo en mi ano, pico un poco y fue incomodo, pero según iba entrando su polla en mi coño se fue haciendo más agradable. En este punto mis gritos se podían escuchar por todo el barrio, pero no me importaba, me la estaba gozando en grande.

Pronto mi orgasmo comenzó a crecer, un calorcito en mi coño que se esparció por toda mi columna, nunca he sabido como explicar la sensación del orgasmo, pero sí sé que cuando los tengo me dejan sin habla, baje mi mano y comencé a friccionar mi clítoris con rapidez.

- vamos, Mercedes, córrete para tu papi, se una buena chica – mi padre golpeo mi nalga y llegue en un orgasmo tan fuerte que hasta la respiración se me corto.

Mi padre continuo penetrándome con fuerza, una... dos... diez estocadas más y sentí como sus semen caliente se regaba dentro de mi coño hasta mi útero, mi padre, el hombre que me dio la vida se estaba corriendo como un loco dentro de mi sin importarle nada más que yo, yo era todo para él, su amiga, su hija, su amante y muy pronto su mujer.

Cuando termino de correrse salió de mí y nos tiro a la cama, el comenzó a besarme por todas partes y tenía una sonrisa hermosa en su rostro, nunca lo había visto sonreír tanto.

- te amo, Mercedes, eres lo mejor que me ha pasada – él dijo besando por ultimo mis labios y mordiéndolos.

Nos quedamos acostados y después de recobrar fuerza volvimos hacerlo, durante el viaje de mi madre fallábamos todo el día, pero eso son historias para después.

… 

¿Les gusto? Y antes de que digan ‘’Mercedes, es poco creíble’’, pues déjenme decirles que no es real y lo sé :(, pero es mi mayor fantasía en la vida, de follarme a mi padre y quería compartirlo con ustedes, yo me calenté mientras lo escribía y me masturbe muy rico fantaseando, espero les guste y espero recibir sus opiniones, no duden de escribirme a mi correo. Un beso mis lectores calientes.