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Masajes 2 parte

en Fantasías Eróticas

 

Toda la semana pensando en esas manos, en si se repetiría, me pasaba el dia caliente, mojando mis braguitas, nada me tranquilizaba.

Llego el jueves, sali de la oficina, me había depilado entera, y antes de cerrar la puerta pase por el baño a asearme, estaba nerviosa, pero deseosa, anduve hasta el local oriental, llamé a la puerta y la mujer me abrió con una sonrisa, ya puedes pasar.

Una vez dentro me desnude quedándome en braguitas otra vez, me tumbe y me tape con la toalla, sentía mi corazón latir fuerte, oí la puerta, esta vez sin hablar, se acerco a mi, me acarició la espalda por encima de la toalla, el cuello, y solo pude respirar hondo, se dio por aludido, paso las manos por mi cuerpo, cuando noto las braguitas no tardo en subir la toalla, y con delicadeza, las bajó y esta vez, las quitó, sentí sus manos levantar mis pies mientras las quitaba, eso me puso frenética, no podía pensar en su dedos en mi coño, mis fluidos ya habían caído a la camilla, me puso un antifaz oscuro y me pidió que me girara, puso una almoada debajo de mi cabeza, y me tapo con la caliente toalla. Sentí como levantaba la toalla por los pies dejando mi pubis al descubierto, flexionó mis rodillas y las abrió, acerco su mano en mi sexo y lo masajeó, era su forma de relajarme, en solo unos segundos me estaba corriendo en sus mano, él aprovecho para usar los fluidos para introducir el dedo dentro de mi ano, sentí presión, y luego sentí como su dedo se introducia dentro mientras con el otro haciendo pinza masajeaba el exterior del ano, aun con las contracciones del orgasmo oi como tomaba algo de la mesita y tiraba el aceite, siii diós lo iba a volver a meter, sentía dolor de lo caliente que estaba, se acerco nuevamente, introdujo su dedo otra vez, esta vez mas firme, después de varias entradas y salidas, sentí que era mas de uno, me encantaba, cuando el esfinge ya no daba ningún tipo de resistencia, metio el dildo, lento, notaba cada centímetro de el dentro, se me cerraban las rodillas y él oriental las volvia abrir, note como empujaba fuerte, quedando dentro el consolador, ese cuerpo extraño cada vez era mas preciado dentro de mi.

Me bajo las piernas, me tapo, y acercándose a mi oído me susurró – tener que acostumbrar – ni siquiera respondí, empezó con el masaje en la cabeza, cuello hombros, yo hacia fuerza para que el dildo no saliera, era difícil, cuando tuve que meter mi mano para empujarlo, él dejo el masaje, metio la mano por debajo de mi culo presionando para que lo levantara, y de un empujon lo introdujo dentro, casi vuelvo a correrme, pero no me dejo, dio una palmada a mi pubis dejándome sin aire, prosiguió con el masaje, no sabia que tenia que hacer, él mandaba, empezó a bajar por mi pecho, estaba detrás de mi cabeza, podía sentir su calor y su cintura presionando, su aliento cerca de mi boca, me acaricio los pezones al descubierto, me exitaba mucho, tanto que no quería que parara, de repente abri un poco los labios, estaba salivando, con un dedo acerco a mi boca, lo introdujo dentro olia a mis jugos, jugo con mi lengua, y no se como acabe succionándolo locamente, se separó y fue a la mesita, no veía nada pero oia sus pasos, volvió a mi, me introdujo unas gasas húmedas en la boca, y seguidamente puso algo en mis pezones, como una pinzas, al principio dolían un poco, luego sentí placer, las tiraba un poco, agarro mis manos y las puso detrás de mi cabeza, no rechiste, quito la toalla del todo, me quede desnuda, con las pinzas, con los ojos tapados y la boca abierta por las gasas, bajo sus manos por mi cuerpo, sentía el calor entre las piernas, esta vez fue mas energico, con suavidad, pero más intenso, me levanto las rodillas, y se dirigio a mi ano, restregando sus dedos por mi rajita, eso hicieron que dieran un respingo, tiro un poco del dildo, cuando empezaba a salir lo volvió a introducir, jugo a eso bastante rato, con un brazo levanto mis piernas y eso le facilitaba el trabajo, volvió apretarlo dentro con fuerza, bajó mis piernas, y empezó a masturbarme, sentía esa mano suave y fuerte, y moria de placer con el brazo libre sujetaba mis piernas para que no me moviera, fue entonces cuando sentí que me corria de nuevo, el seguía sin parar, parecía que no daba importancia, siguió asi 4 veces, hasta que poco a poc saco la mano, volvió a levantarme las piernas y tiro fuerte del dildo, no salía, estaba cerrado, con los orgasmos se había cerrado, no le importo, tiro más fuerte y empezó a despuntar de mi ano, aprovecho para rozar mi clotirs una vez más provocándome otro orgasmo, mientras él sacaba el dildo y lo introducia de nuevo, sentía que presionaba mucho, pero sin llegar a doler, se acercó a mi oído, - vamos bien, empieza a estar acostumbrado – no podía creer.

Oí como abria un grifo, yo aun con las piernas flexionadas, dejo algo cerca de mi entrepierna, me dijo -no mover- desengancho las pinzas de mis pezones, y sacó las gasas de mi boca con cuidado, se acerco a mi pubis, y con una esponja me limpió el ano y la vulva, luego meticulosamente seco con una toalla, me tapo con la toalla y me susurro, nos vemos el jueves.

Gracias por vuestros comentarios, habran mas jueves