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La primera vez que me follaron (100%real).

en Gays

Tenía yo por aquel entonces unos 20 años recién cumplidos. Mi experiencia sexual era más bien escasa. Sólo un año antes me había atrevido a quedar con un hombre y hasta la fecha nunca hice nada más que mamar y que me mamaran. Ni siquiera había dejado que me besaran.

Era mediado de Septiembre cuando el ocaso del sol temprano nos recuerda que el verano se acaba. Yo estaba en la playa nudista como sólita estarlo casi todos los fines de semana de ese verano.

Soy un chico muy tímido pero el segundo día que fui a la playa enseguida me hice con un grupito de amigos aunque no llegue a tener relación fuera de la playa con nadie. El único sexo que tuve ese verano de ese grupo fue con un chico que no me gustaba mucho pero me caía bien, al cual le hice una pajilla en medio del mar alejados de la costa.

Ese día era diferente. Para empezar la playa ya empezaba a vaciarse. Hacía calor pero un domingo a las 7 de la tarde ya no quedaban muchos por allí. Mi grupo de amigos que conocí en la playa no acudieron ese Domingo y me vi sólo como el primer día que pise la playa.

Me resigne a tumbarme al sol desnudo. Me moje un poco los pies pero el agua estaba bastante fría y no me entraron ganas de meterme. Así que cogí mi toalla y mis chancletas y me dedique a pasear por la orilla. Cada vez se hacía más oscuro y cada vez quedaba menos gente.

Me fui un segundo a mear entre las cañas y mientras meaba me fije que entre las dunas había un hombre dormido y desnudo. Nunca he tenido buena vista pero aquel hombre parecía estar fuerte y tener un buen rabo.

Fruto de mi curiosidad y mi poca vista me adentre por las dunas y llegue a donde el hombre y un poco descaradamente me quede quito mirándolo. Ya casi había anochecido y poco podía verle pero nunca olvidare el tamaño de aquella polla dormida. Fue, es y será la polla más grande jamás conocida por mí.

De repente el señor abrió los ojos y me miro directamente y me dijo algo que no conseguí entender pero por el tono y la expresión de su cara me sonó a: ¿Qué estás mirando?

Le dije perdón y me largue de ahí en dirección a las duchas.

Me estaba lavando los pies cuando apareció el hombre de la polla enorme.

-          ¿Porque has huido así? -Me pregunto el hombre.

-          Te entendí mal, creí que me habías dicho que me largara.

-          Jajaja. - Se rio.

En ese momento, y sólo de tenerlo a mi lado hablando ya estaba empalmado y no había forma de disimularlo pues estaba desnudo en la ducha y la toalla estaba bastante lejos.

-          ¿Te apetece que demos una vuelta?

-          Vale, espera que coja mis cosas. – le dije tímidamente.

Salí de la ducha y cogí la toalla y las chancletas y volví a donde estaba el hombre.

-          Me llamo Roberto. – Me atreví a decirle.

-          Yo Jorge.

Nos miramos y me puse colorado al notar que el bajo la mirada y se quedó centrado en mi polla empalmada.

-          ¿Estas contento no? – Me dijo descaradamente Jorge.

-          Bueno, No le hagas mucho caso, tiene vida propia. – Dije intentando quitar hierro a mi protuberancia empalmada.

-          Que lastima, pensé que era por mí.

-          Bueno, que haya un tío bueno delante, desnudo y con semejante pollazo ayuda siempre a ponerla contenta.

-          Jajaja. Se río el tío a carcajada abierta.

Mientras hablaba yo estaba siguiendo a Jorge, e cual me estaba llevando a donde antes lo había visto semidormido. Mientras caminábamos yo tenía que ir un poco con cuidado por donde pisaba porque ya era prácticamente de noche.

Al fin llegamos al lugar resguardado entre dunas. Estiro su toalla enorme (a relación tamaño su polla) y me indicó que me sentara con él.

-          ¿Eres pasivo? – Me soltó sin anestesia previa.

-          Bueno, nunca he probado a meterme una polla, pero en casa me meto el mango de un cepillo de mi madre y me vuelvo loco.

-          Jajaja, seguro que esta de aquí te volverá más loco todavía. – me dijo entre risas mientras se cogía su monstruosa polla ya empalmada.

-          No creo que esa me quepa, ¿tú te la has visto?, es demasiado grande.

-          ¿demasiado? No creo que sea demasiado.

-          Bueno, habrá a quien le guste, pero eso a mí no me cabe ni de coña.

-          Si no lo has probado, ¿cómo lo sabes?

-          Bueno, lo intuyo.

-          Hacemos una cosa. Yo te intento poner cachondo y te preparo y luego tu sólito intentas metértela, y si entra eso que nos llevamos.

-          Podemos intentarlo, pero te digo de antemano que eso no me cabe.

-          Tú déjate llevar.

Y valla si me deje llevar.

Primero me beso el cuello, ahí ya me derretí y caí como puta en celo. Despues me me beso en la boca, no tuve oportunidad de rechazar aquel beso, me pillo de improviso y la verdad es que me gusto. Mi primer beso y con un desconocido. Nuestras lenguas empezaron a jugar entre ellas como si se conocieran de toda la vida. Yo no podía dejar de gemir y el sabía ya en ese momento que podía hacer conmigo lo que quisiera.

Me magreo todo el cuerpo y me pajeo un poco, pero se notaba que lo que deseaba era mi ojete, así que no se ando por las ramas y su mano fue directamente a mi culo. No se muy bien porque mi culo es tan bueno y no sé cómo puede dilatarse tan fácilmente e incluso lubricar, pero no le costó nada meterme un dedo.

Era la primera vez que alguien me metía un dedo por el culo y el placer era sublime. Di un salto con un pequeño soplido de gozar a lo que respondió con un movimiento fuerte. No aguante mucho y empecé a gemir como una zorra y me puse encima de él. Sin soltarme el culo me empezó a comer los pezones. Yo estaba en la gloría y él lo sabía.

De un dedo paso a dos y mis soplidos le animaron a colocar un tercero. Jamás hubiera podido pensar que cabían tres dedos en un ojete y mucho menos en el mío. El placer era descomunal y a esas alturas estaba dispuesto a llegar al  final.

Quitó la mano de mi culo y con mucha rapidez cogió un condón de su mochila y en menos de un segundo ya se lo había colocado. El muy cabrón sabía que esta era su noche.

No había lubricante y no pensé que hiciera falta pero por sí las moscas escupí en su polla y restregué mi saliva por todo el condón. Me senté encima de su polla, levanté mi culo y dirigí su enorme falo a mi ojete.

Jorge se veía tan guapo tumbado bajo de mí, con las manos detrás de la cabeza mostrándome sus axilas de macho ibérico. Su pecho apretado y estirado y aquellos abdominales marcados. Todo en él era perfecto y yo no aguantaba más.

Poco a poco tire hacía abajo y note como de fácil entraba aquella polla. No podía creer que mi primera vez fuera a ser tan fácil.

Ya está, ya la tenía dentro. Note un poco de dolor sólo al final cuando entro el último trozo (normal pues era bestialmente grande). Ese pequeño dolor me paralizo unos segundos y no me atreví a moverme mucho.  El supongo lo notó y me cogió de la cabeza y me la acerco a la suya y empezó a besarme desenfrenadamente y yo con ese agarre no pude más que dejar escapar un poco aquella polla.

Ya había arrancado. Ya sabía lo que se sentía de verdad cuando te folla una polla así que no pude parar. Primero poco a poco volví a bajar (sin parar de gemir)  para luego subir, después bajar y volver a subir. Al quinto sube y baja ya estaba en la gloría y se notaba que mis movimientos eran cada vez más rápidos.

-          No vallas tan deprisa, que si no, no voy a aguantar mucho. – Me dijo susurrando.

Sabía que debía hacerle caso, pero mi cuerpo me pedía que no parara y pase olímpicamente de sus palabras y aceleré a un ritmo  imposible de soportar.

-          Me corro, me corro... oh … ME CORRO – Terminó por chillarme Jorge.

-          AHHHHHAHAHAHAHHHHHHH…A.AHHHHH

Nada más note que su polla se hinchaba y empezaba a correrse mi cuerpo exploto en una magnifica corrida descontrolada casi sin apenas tocar mi polla.

El pobre Jorge acabo lleno de leche, desde su pelo hasta su ombligo había un rastro de una leche blanca y espesa como nunca antes había salido de mi cuerpo.

Después de unos minutos diciéndome lo mucho que había disfrutado nos empezamos a despedir. No nos cogimos los teléfonos y no volvimos a venos nunca. Y creedme cuando os digo que me he arrepentido mucho de no saber de él. Y ahora que han pasado como unos 10 años no recuerdo de él nada más que el tamaño de  su polla, así que aunque me lo encuentre de cara en la calle no sabría reconocerle a no ser que me enseñase la polla.

Por cierto, Jorge es un nombre inventado pues no recuerdo el suyo. Si tú crees ser el protagonista de esta historia 100% real ponte en contacto conmigo.