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Mi vecina se quedó mirando

en Voyerismo

Hola. Verás, vivo en un piso con un gran ventanal que da a un patio interior donde siempre hay luz solar directa. No se si es que soy muy pervertido pero me encanta pasearme desnudo por casa, me excita a la par que me siento muy cómodo.

El caso es que un día mientras limpiaba desnudo el gran ventanal desde dentro de casa, me fije que mi vecina de enfrente me observaba desde su balcón mientras tendía la ropa. Yo clave su mirada en ella dos segundos tras los que me hice el despistado, pero la seguía de reojo como delicadamente tendía la colada. Cada vez que ponía uno de sus tangas lo extendía bien para que yo viera la poca ropa interior que ella usaba, eso me empezó a excitar más aún y mi miembro reaccionó al respeto alzándose en erección. Ella lo vio y sonrió pícaramente. Pero yo seguí como si nada limpiando el cristal. Ella terminó con la ropa y volvió a entrar a su casa, yo me entristecí un poco pero no me bajó la alegría y debí hacerlo a mano. Me empecé a acariciar mi sexo... ella volvió a salir de casa.

Esta vez a tomar el aire. Puso una tumbona y se estiró en ella. Iba muy casera, llevaba una camiseta blanca y un pantalón de chándal ajustado, lo que ella no sabía era lo que me llega a poner de cachondo a mi la ropa deportiva. Y allí estábamos, yo con mi cosa entre mis manos y ella tumbada, no pude evitar mirarla más fijamente mientras deseaba quitar esos pantalones de una zarpada y dejarla en tanga para luego apartar su fina ropa y saborear lo que casi siempre esta escondido. Ella también me miraba y eso me excitaba aún más.

Fantaseando fui a buscar gel de ducha, me mojé la mano, y me embadurné la polla con él. Mi mano la recorría con facilidad mientras esta se llenaba de espuma blanca. Yo me pegue al cristal sin importarme volverlo a ensuciar (mas sucia tenia mi mente) ella me miraba descaradamente mientras yo me la jalaba. 

La vecina se fue calentando también, por eso seguía allí mirándome y metió una mano bajo su pantalón con discreción y cierta vergüenza, sin decisión. Pero una vez tenia allí la mano no dudó en aprovecharla y tocarse de lo lindo. Podía yo percibir que se estaba frotando su clítoris un buen rato e incluso note cuando entró sus dedos en su seguramente húmeda vagina. Se metía los dedos al mismo ritmo que yo esgrimía mi batuta, aceleré el ritmo para darme más placer y observar si me seguía. Efectivamente, sus dedos eran mi polla y cuanto más rápido iba yo más rápido iba ella. No quería terminar aquello, así que me mantuve en aquél tempo tan tierno que te hace volar por los cielos sin llegar al orgasmo aún. Ese eterno punto de no retorno. Llevábamos ya un buen rato disfrutando y el placer no tenia fin, pero hay que saber despedirse también así que empecé a masturbarme con fuerza. Estrujando mi pene hasta que se pusiera bien rojo, con rapidez. Ella me seguía hasta que se estremeció y se detuvo sin dejar de mirarme. Yo no tarde en correrme y salpicar todo el cristal de leche, me tocaría volver a limpiar. Le guiñé el ojo, aunque no se si lo vio y me fui a la ducha pues entre jabón, calor y mi lefa, estaba hecho un cromo.