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En Busca de la Felicidad (capitulo 2)

en Lésbicos

En Busca de la Felicidad

Casey no sabía que pensar, después de todo, perdió su norte. Creía que su vida sería diferente pero todo su mundo se derrumbó cuando murió su padre. Ya no quería nada. Se recostó en su cama y vio a Steven a su lado—que hago—pensó ella en voz alta, lloro, como cada noche lo hacia, solo para sacar todo lo que llevaba dentro. Demostraba no sentir nada pero la verdad era otra. Se sentía destrozada. Quería arrancarse el corazón de un tirón pero sabía que eso no se podía.

Se levanto de la cama, estaba alterada, no paraba de sollozar y de un impulso dio un puñetazo a la pared con mucha fuerza, no sintió dolor porque uno de sus poderes al estar con Steven era la fuerza, pero sí pudo ver su mano bañada en sangre. Se sentía impotete, quería otra vida, sabia que solo ella podía cambiar lo que ahora pasaba pero sentía mucha presión sobre ella. La empresa de su padre era una Multinacional de Seguros y tdo el peso callo sobre ella después de la muerte de Eduardo. Se dirigio al baño, abrió el grifo y coloco su mano para que el agua limpiara la sangre. Ella solo veía como desaparecia la sangre. Termino y coloco un poco de crema, lo cubrió con una gasa y fue hasta su cama, se dispuso a dormir el poco tiempo que quedaba.

Estaba en el parque donde iba con Steven, corria detrás de su mascota y él jugueteaba con ella, se lanzo en la grama y el perro corrió y salto sobre ella. Lamía su cara, ella se sentía muy feliz. La naturaleza la hacia sentir muy bien y la compañía de su mascota mucho mas. Volteo a ver hacia un lado y la vio, una joven de cabello rojo y ojos azules que hace mucho no veía pero que nunca olvido. Ella la miro y sonrio. Casey se levantó del suelo y fue a su lado—hola—dijo la chica y casey casi se derrite con solo escuchar su voz

El sonido de una alarma la despertó. Casey abrió los ojos algo molesta y apago el aparato que no dejaba de sonar. Steven ya no estaba en la habitación—seguro iría a  hacer sus necesidades—pensó Casey al sentarse en la orilla de la cama. se sentía extraña, por alguna razón ese día debería hacer algo. Sintió rabia al ver que ella misma perdia su tempo, el cual ya no podrá recuperar. Era joven, pero solo recordar a su padre hacía que sus ojos brillaran y cayeran algunas lágrimas —basta—pensó—es hora de trabajar—se levantó de su cama, fue a la ducha, se bañó con agua fría.

 Después de 15 minutos bajo el agua se terminó de arreglar, colocándose un pantalón de vestir negro que hacía ver la figura de las piernas de Casey, una correa marron, tacones negros y su sostén. Sin aun colocar su camisa bajo a preparar café. Steven estaba en la cocina tomando agua

—Hola—dijo él al ver a Casey entrar a la cocina

—Hola—dijo ella acercándose y acariciando su cabeza

Casey pensó que era momento de hacer algo nuevo—Steven. Esta noche…--dudo un poco—quiero que retomemos la misión—dijo ella colocando el café en la cafetera

Steven la miro y sonrió, sabia que debería ayudarla para que volviera a ser la chica encantadora que era cuando la conoció—estoy de acuerdo—pensó y luego sonrio, amaba a Casey—cuando regreses de la empresa estaré aquí esperándote

Casey rio por su comentario, obvio él no se iría a ningún lado—de acuerdo—termino su café y se dirigió a la habitación para terminar de vestirse.

Steven estaba contento, volvió a sentir esa energía que sintió cuando la conoció. Lo cual le confirmo que no pudo haber escogido mejor a la persona indicada.

Casey por último, se maquillo un poco, arreglo su cabello color miel el cual era corto, coloco en su muñeca un reloj que su padre le había regalado por su cumpleaños número 15, el cual trajo de Londres. Recordó ese día y continúo alistándose. Por último se colocó una camisa manga larga, morada, que le quedaba ajustada al cuerpo. Al salir de la habitación cogió su abrigo y las llaves del vehículo. Se subió a su Lamborghini y arranco a toda velocidad hacia su empresa.

Iba sumergida en sus pensamientos, sabia que debía cambar muchas cosas, pero más que eso pensó en su sueño, no era la primera vez que soñaba con esa chica y eso le causaba curiosidad. Rió al recordar que cuando era más joven todo le causaba curiosidad.

Estaciono su vehículo y bajo de él, agarro algunas cosas y presiono el boton para activar la alarma. Al pasar por la entrada saludo al seguridad y él sonrió al ver que Casey venia de buen humor, eso le encanto. Casey camino hasta el elevador, presionó el botón para llamarlo, se abrió y ella subió, apretó el numero 6, el último piso, en donde se encontraba su oficina y empezó a cerrarse la puerta. Ella se sentía diferente y quería recuperar su vida.

Llego a su piso y se dispuso a caminar hasta su oficina, volteo a saludar a una señora que pasaba el trapeador por el suelo y cuando volvió su vista al frente PUFF—joder—dijo Casey en voz alta viendo su camisa, estaba furiosa, alguien tropezó con ella y derramando café en su camisa. Cuando levanto su vista se le paralizo el corazón. Todo el mundo quedo perplejo al ver la escena

—discúlpeme de verdad, lo lamento, no fue mi intención, no la vi, de verdad—la chica estaba roja y no dejaba de disculparse, había un chico a su lado, él solo quedo boquiabierta al ver a quien habían bañado de café

Casey resoplo—no se preocupe—y siguió caminando hacia su oficina, que en la puerta tenía un letrerito que decía—PRECIDENCIA—todos seguían atónitos con lo que paso, y quedaron viendo a la joven que provoco el acciidente.

Casey cerro la puerta y no lo podía creer, estaba molesta pero por haber ensuciado su camisa, no con la chica—como es esto posible—pensaba mientras veía por la ventana a la muchacha que discutía con el chico a su lado—quién eres?—pensó casey. En eso suena el teléfono de la oficina—diga—respondió Casey

—licenciada, disculpe que la interrumpa, pero acabo de llegar y me entere del accidente, hay algo que pueda hacer por usted—dijo su secretaria algo disgustada

—sí. Necesito que vayas a mi casa, tomes una camisa, la que sea y me la traigas inmediatamente—pensó un poco—tambien necesito que me averigues quien es la señorita que aventó su café sobre mí

—enseguida licenciada—y colgó el teléfono. Marta era la secretaria del señor Eduardo, y ahora de Casey. Una Mujer de unos 40 años pero que para nada los aparentaba, era muy hermosa y elegante. La mujer se fue lo más rápido que pudo por la prenda para Casey ya que aparte de ser su secretaria en la oficina, también era su asistente personal.

En la empresa todos comentan sobre lo ocurrido, pues sabían cómo era el carácter de Casey y eso la pudo haber puesto de muy mal humor.

Por otro lado estaba Carlos saliendo de la empresa asustado con Alicia a su lado

—O por dios—dijo ella espantada—es tu jefa? La dueña? Presidenta?—Alicia quería morir

—Si—dijo el—pero hablare con ella amor. Tranquila, todo estará bien—y le dio un corto beso en los labios de despedida antes de entrar nuevamente en la empresa.

ALICIA

Es una joven de 23 años que acababa de culminar sus estudios en la universidad de Leyes de Madrid, pero no ejercía. Se fue a vivir con sus padres en Barcelona, apenas con dos meses allí ya su padre le preguntaba que cuando presentaría a un novio, ella se aterro, sabia que le gustaban las mujeres pero aun no podría decirlo, al menos hasta que no conozca a alguien que la haga dar ese paso. Su padre era un coronel del ejersito y conocía perfectamente su actitud, por eso prefirió callar, días después se reencontró con Carlos, un novio que tuvo en el colegio cuando eran unos chavales. Empezaron una relación y asi Casey calmaría las cosas en casa con su padre. Antes de que Alicia se marchara a Madrid para estudiar en la universidad, le ocurrio algo que nunca pudo olvidar…

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Estaba en el parque con sus padres tomando un helado y caminando,  vio a un cachorro muy lindo persiguiendo su colita. Alicia se acercó a él y lo acaricio—hola pequeño—el cachorro jugueteaba con ella y le encantaba. Alicia amaba a las mascotas—que lindo—decía ella haciendo puchero. De repente el cachorro sale corriendo a una dirección y lo siguió. Vio a una chica en el suelo sobándose la cabeza, el cachorro se puso a su lado y comenzó a ladrarle. Alicia se puso al frente de la chica y esta empezó a abrir los ojos

—Hola—dijo la chica mirando a Alicia

—hola—respondió ella—te encuentras bien?—pregunto Alicia. Se sentía extraña a su lado, era hermosa y su sonrisa le encanto. Esos ojos verdes la hipnotizaron.

-                     ALICIA—escucho a su padre llamarla y se marchó del lado de la hermosa chica

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Alicia solo recordaba esos ojos verdes y hermosa sonrisa. Pero era algo casi imposible volver a verla, ya habían pasado más de 4 años desde ese encuentro. Ahora había algo que le preocupaba, el accidente que ocurrió en la empresa donde trabaja Carlos, lo quería y le preocupaba que lo pudiesen despedir. No pudo ver bien quien era la mujer a la que le arruino la ropa pero sí pudo sentir una tención fuerte al ver que todo mundo quedo asombrado con lo que paso. Alicia condujo hasta su casa. Al llegar ya sus padres preparaban la mesa para almorzar

—como os fue con Carlos?—dijo su padre sentado en la mesa

—bien. Padre—pensó un poco antes de continuar—me gustaría empezar a trabajar. Quiero independizarme—tomo asiento al lado del señor

—me parece bien. Que tenéis en mente?—pregunto él atento a su hija

—aun nada, pero buscare—dijo ella culminando con el tema.

Después de almorzar, Alicia se fue a su habitación y se acostó en su cama. Escribió un mensaje a Carlos para preguntarle si todo andaba bien y se durmió.

CASEY

Al otro lado de la ciudad estaba la empresa Multinacional de Seguros donde todos trabajaban sin distracción, por algo era la mejor empresa de seguros de España. Carlos estaba en el segundo piso donde trabajaban los vendedores y ya se había corrido el rumor de que su novia derramo café sobre la jefa. Él solo no decía nada, prefería no continuar con esos tontos rumores.

 A pesar de la actitud de Casey, todos la querían, ella no era mala, solo un poco dura pero siempre fue la mejor jefa, igual que el seños Eduardo. Carlos la conoció cuando eran unos chavales, estudiaban en el mismo colegio pero Casey nunca anduvo con amigos, por eso a él tampoco le prestó atención. Aunque antes se le veía mucho más feliz que ahora, pensaba Carlos.

Ya en la oficina presidencial, Casey se dedicaba a trabajar. Tecleaba en su computadora pero por más que trataba, no podía concentrarse, aparte de que sentía lo mojado y pegajoso de su camisa no dejaba de pensar en la chica causante de ese momento.

El sonido de unos toques en la puerta la sacaron de sus pensamientos—adelante—dijo ella imaginando quien podría ser, se abrió lentamente la puerta y entro Carlos

—permiso licenciada. Me gustaría hablar un momento con usted—ella cerro su laptop y lo observo

—siéntate. Y dime, que ocurre?—dijo ella tranquila

—gracias—tomo asiento. Respiro hondo y dijo—licenciada, primero quiero decirle que  soy Carlos, uno de los chicos del piso de venta—dijo él estirando su mano

—mucho gusto Carlos, creo que ya sabes quién soy yo—dijo ella estrechando la mano del joven

—si—dijo él más tranquilo—quería disculparme por lo que ocurrió hace algunas horas. Mi novia ha venido a saludarme. Se me ocurrió comprarle un café y mostrarle la empresa—Casey no mostraba ninguna expresión, pero si retumbo en su mente cuando Carlos dijo que la chica era su novia—iba distraída y no se dio cuenta cuando usted venia. De verdad lo lamento—dijo él apenado

—tranquilo Carlos. Sé que no volverá a pasar. Ya puedes retirarte—dijo ella tranquila

—gracias licenciada por atenderme. Feliz día—salió de la oficina cerrando la puerta.

Casey no sabía que pensar, la chica con la que soñaba era la novia de uno de los empleados de la empresa. No lo podía creer. Sabía que era ella, la chica del parque, la misma con la que soñaba, la que amaba sin conocer, pero lo sentía, porque su corazón solo vivía en esos sueños. Lo sentía cada noche. Lo supo desde el primer momento que la vio.

Ya de regreso a la empresa estaba la extravagante Marta, una mujer que trabajo un año con Eduardo y después de su muerte se enteró que su hija se haría cargo, pero nunca imagino que la hija fuese una chica atractiva y sexy como lo era Casey. Desde ese día Casey se convirtió en el amor platónico de Marta pero ella solo disfrutaba del sexo, no le gustaban los compromisos y Casey sí que sabia como complacerla. También era muy responsable con su trabajo y por esa razón llevaba en la empresa más de 5 años.

Al llegar a la empresa fue directo a la oficina de Casey.

Toco la puerta y luego paso—hola licenciada—dijo la mujer cerrando la puerta con seguro

—hola—dijo Casey sin apartar su mirada de la pantalla de su computadora. Marta se dirigió hacia donde estaba la chica y cerro su computadora

—pero mire como la dejaron—dijo divertida y con malicia al ver la camisa de Casey

—debo cambiarme—dijo Casey sin mucho ánimo

—yo la ayudo—dijo la mujer poniendo de pie a casey

Marta desabotono lentamente cada botón de la camisa de Casey, le encantaba su torso, sus brazos, toda ella la excitaba—tiene un poco de café aquí—dijo la mujer agachándose para pasar su lengua por su abdomen. Casey al sentir la lengua caliente de la mujer recorrerla no pudo evitar excitarse. La agarro por el rostro y la levanto, inmediatamente comenzó a besarla apasionadamente, la mujer suspiraba en su boca. Casey coloco sus manos en el trasero de la mujer y esta quería más. Empezó a quitar la correa de Casey pero ella se lo impido. La cargo apretando sus glúteos y la sentó en el escritorio. La mujer coloco sus manos en el cuello de Casey sin dejar de besarla y rodeo su cintura con sus piernas, era un beso caliente y descontrolado. Marta amaba ese sabor que caracterizaba a Casey, dulce y electrizante.

Casey quito rápidamente la camisa de la mujer y de un tirón desapareció su sostén. Comenzó a chupar y morder los pezones de Marta y ella solo gemía por la manera como Casey le comía las tetas. La chica se despegó de los senos de la mujer y mientras le daba un último beso, bajo su falta y la tanga de la mujer dejando a su merced un sexo depilado, al bajar su cara podía sentir su olor y calor que provenían de ella. Se la comió como solo Casey sabia, Marta se retorcía de placer y no tardó mucho en correrse.

Casey se puso de pie y se dirigio al baño que estaba en su oficina. Lavo su cara con agua y jabón. Paso un paño húmedo por su abdomen y al salir pudo ver como Marta terminaba de arreglarse, le paso la  camisa a Casey para que se la colocara y mientras la chica abotonaba los botones de la misma, Marta le regalo una sonrisa de satisfacción

—licenciada, a las 4pm tiene junta con la Señora Iai—dijo ella quitando el seguro de la puerta

—la italiana?—pegunto Casey sentándose frente a su escritorio

—si—respondió marta saliendo y cerrando la puerta de la oficina