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Las aventuras de Sara 4

en Lésbicos

 Maribel y Susana eran dos hermanas de sesenta años que se habían mudado en el edificio de Sara hace unos meses des de que Susana se había jubilado y como no estaba casada, no quería pasar los tranquilos años de la jubilación sola, por eso había invitado a su hermana separada Maribel a compartir piso y disfrutar de la mejor etapa de su vida.(No tenían ni idea de lo genial que iba a resultar esta decisión)

Las hermanas eran unas mujeres bastante gordas pero aun así conservaban vestigios de la belleza de la juventud ya pasada, con el paso de los años se habían amargado bastante, les molestaba el ruido de los niños de la madre soltera del piso de abajo, y sobre todo estaban en guerra total con la vecina alocada de enfrente, hasta ahora habían mantenido una opinión más que reservada sobre el sexo, pero los ruidos que venían de la casa de la golfa rubia, no dejaban lugar a la imaginación.

Volviendo al momento del rellano donde Sara se subió la camiseta de tirantes dejando al aire sus enormes tetazas, Las hermanas sintieron una oleada de morbo y rabia, ante la desvergonzada actitud de la joven que bien podría ser su nieta, si tuvieran hijos. Sara disfrutó de la reacción, sabía que esto no sería tan fácil como engañar y meterse a la cama de la vecina casada de abajo,  estas señoras no se considerarían un objetivo sexual para nadie, el respingo de lujuria subió por todo el cuerpo de Sara y volvió a ponerse a mil.

-Sin vergüenza, pero que pretendes con eso, crees que somos como esos desviados que pecan yendo con esas furcias?

-Entonces no os gusta esto

Y Sara meneó sus tetas de un lado a otro.

-Si tu madre te viera ahora mismo, jovencita necesitas un castigo, y como la pobre de tu madre no puede enseñarte los caminos del señor, lo haremos nosotras, verdad hermana

-Claro que si, esas acciones del diablo te condenaran a una eternidad en el infierno

-Pero que estáis diciendo, creéis que soy sorda? Os oigo y el otro día os vi como estabais morreando os al despediros, mientras creíais que nadie miraba, a mi no se me escapan los signos, detecto coños de lesbianas en todo el edificio.

-Cállate niña, como te atreves a decirnos esas cosas. Vergüenza debería darte

-Entonces vais a dejar la oportunidad de una tarde follando conmigo? Como queráis, pero ya os arrepentiréis

Y diciendo esto, se acerco a las hermanas y puso una mano en cada teta, ya que las viejas no daban el primer paso, Sara tenía que hacer algo al respecto.

-Vamos chicas, nos lo pasaremos bien

Sara no tuvo tiempo de decir más, Susana le cruzo la cara de repente y al ver como la chica se sorprendía, las dos hermanas disfrutaron de ese sentimiento de victoria.

-Vamos a jugar puta rubita de pechos enormes, pero con nuestras reglas, vamos hermana ayúdame a meterla en la casa.

Sara estaba inconsciente a causa del tremendo golpe que había recibido. Las hermanas no tardaron en meter su cuerpo medio desnudo en su casa, la ataron las manos y le pusieron una cinta en la boca para que no gritara.

Cuando la rubia recobro el conocimiento, abrió los ojos lentamente y vio que estaba totalmente desnuda y atada a una especie de sillón con las patas pegadas al suelo. Desconcertada miro a su alrededor y aunque la visión seguía borrosa distinguió a las señoras, estaban vestidas muy raro, llevaban unos albornoces de verano transparentes que dejaban sus cuerpos gordos a la vista y cada una llevaba un látigo corto en la mano. Las dos miraban a su prisionera y sonreían maliciosamente.

-Esto es tu castigo zorra. Llevamos planeando esto durante semanas, ahora te vamos a tratar como la perra que eres, serás nuestras esclava para siempre, pero sabes lo peor?

-Mmrr

Sara no podía hablar ya que tenía la boca tapada con la cinta negra y gruesa

-Lo peor es que podíamos haber disfrutado de ese cuerpazo de cerda que tienes sin plan alguno, eres tan puta que tú misma habrías venido preparada para que te follasemos.

-Vamos hermanita, es la hora, tengo muchas ganas, es que esta muy buena, mira que tetas tiene, y mira mira  tiene mordiscos en las tetas, será de alguna novia suya, te gusta duro eeh esclava?

Entonces las viejas se acercaron una a la otra y a la vista de Sara empezaron a morrease con lengua, después de lametones y chupadas de tetas mutuas, Susana se puso de rodillas con la boca abierta, como si estuviese esperando algo, y Maribel le empezó a escupir en la boca y pegarles bofetadas sonoras, a Susana debía de gustarle y parecía que esto era algo habitual, ya que intercambiaron las posicione varias veces, Sara veía este espectáculo bizarro con una mezcla de horror, repugnancia, morbo.

Después las viejas se acostaron al suelo cubierto de una alfombra y hicieron un 69, se pasaban sus lenguas por los anos y se devoraban los coños calientes, Sara podía ver hasta el mas mínimo detalle de todo el espectáculo porno que sucedía a sus narices, las hermanas le lanzaban una mirada lasciva entre cada lametón de coño y gemido que intercambiaban.

-Esto no es para ti, zorra, esto es solo para las  novias, tu serás nuestra mascota.

Entonces Susana desato del sillón a Sara y la arrastró hacia el dormitorio, donde aparte de una cama enorme había un potro y una caseta bastante grande del perro. Aunque no se veía rastro de ningún animal. Había cuencos de comida y otro de bebida para el perro. Sara no distinguió el nombre que había en el collar que había colgado en la pared, de hecho había muchos collares de distintos tipos, además de muchos objetos sexuales, Sara había visto muchos, había varios arneses  que ella misma había utilizado muchas veces en sus juegos pero después había cosas que solo podrían ser sacadas de una película de terror.

La vieja ato a Sara al potro que había en una esquina en frente del enorme ventanal que iluminaba la habitación.

El potro era de cuerpo entero así que Sara tuvo que permanecer de pie, Susana aprovecho y también le ato las piernas al potro.

Sara estaba atada en ese potro de forma de X enorme, tenía las piernas abiertas dejando ver su coño con una espesa mata de pelo rubio. Los brazos también los tenía abiertos y atados.

Entonces las hermanas desaparecieron por un momento, y Sara oyó como la puerta metálica de la entrada se cerraba con varias cerraduras. En unos momentos las viejas aparecieron, esta  vez se desnudaron por completo, quitándose sus albornoces, pero seguían con sus látigos de varias cabezas en las manos.

Un último beso con lengua y para el horror de Sara uno de los látigos cortó el aire suavemente y se estrello en una de las tetas de la rubia.

-Toma putaa. En esa postura parece que tiene las tetas mas grandes verdad hermana

Y la otra hermana respondió castigando la otra teta con su látigo correspondiente, las hermanas se pusieron en marcha, marcaban el ritmo pegando latigazos a cada teta de la lesbiana que tanto habían deseado. Primero una, después otra, cada vez pegaban más fuerte.

Sara sentía el dolor agudo que recorría su pecho y lamento haberse metido con esas psicópatas.

Después de desahogarse, las viejas miraron las enrojecidas tetazas de Sara y después de intercambiar una mirada, se acercaron y se pusieron las manos a la obra, cada una sostenía la teta que la había tocado con las dos manos, la lamian entera, mordían los pezones, las estrujaban y escupían a Sara. Cuando una se cansó de las tetas se puso de rodillas y empezó a darle bofetadas suaves en el coño, después le metía los dedos y los chupaba, de pronto las dos viejas decidieron disfrutar de ese coño delicioso y joven, le metían los dedos en el húmedo coño y después lo lamian de los dedos de una  a la otra. Era un momento bastante extraño. Ver esas señoras mayores arrodilladas y comiéndole el coño por turnos a la joven rubia era una visión de lo más rara.

-Vamos a desatarte putita, pero promete que te portaras bien

Sara movió la cabeza afirmativamente, las viejas le desataron y la rubia cayó de rodillas por haber tenido los músculos tan tensos durante tanto tiempo. Susana aprovecho para ponerle un collar de perro en el cuello y Sara se quedo desnuda y a cuatro patas  con un collar en el cuello y su dueña que tiraba de  el. Maribel se acostó a la cama y abrió bien las piernas, se estaba masturbando mientras su hermana paseaba su perrita Sara por toda la casa, Susana tiraba del collar de Sara como si realmente fuera una perra y le obligaba a arrastrarse a cuatro patas por todo el salón, vaya imagen debía de ser, una viaja gorda desnuda arrastrando con un collar a una chica joven y tetona. Sara estaba siendo humillada como no había estado nunca, Susana le daba azotitos con su látigo y le animaba a trotar a cuatro patas más rápido. Sara sentía el dolor de cada azote y se esforzó para no decepcionar a su dueña. Entonces se pararon delante de un crucifijo que había en la pared, era de madera y además era bastante grande.

-Agáchate más perrita y pon el culo más arriba, mas en pompa, si te comportas como una buena perrita te recompensaré dejándote dormir a los pies de la cama.

Sara hizo exactamente lo que le ordenaban, puso la cara más hacía el suelo y puso el culo caliente más arriba y en pompa. Entonces Susana se acercó al crucifijo, lo descolgó de la pared y la sopesó un momento antes de metérselo a Sara por el coño que le estaba esperando.

Sara dio un grito pero  la parte de debajo de la cruz entro limpiamente en su coño mientras que ella seguía con la cara aplastada contra el suelo. Susana comenzó a darle por el coño con la cruz, como si fuera un consolador, la hundía cada vez más adentro y en su vez le lamia el ano, metía y sacaba la lengua del ano de su joven amante como si se la follara, y eso a Sara le encantó, Susana aceleró su labor, y también le soltó unos cuantos azotes violentos en el culo, a lo que Sara respondió con un aullido.

-Esta lista mi puta favorita?

-Para qué?

Sara acababa de formular la pregunta cuando el consolador improvisado y la lengua de Susana intercambiaron los lugares de penetración, Susana hundía violentamente su herramienta en el ano de Sara y pudo observar como su cara de sorpresa al principio se transformaba en una mueca de desesperación y dolor inexplicable.

La vieja se conformó con unas cuantas veces y se apiadó de la chica, que por otra parte le empezaba a gustar de verdad. Volvió a agarrar el collar y condujo una tambaleante Sara hacía el dormitorio otra vez, al entrar Susana arrastro su mascota hacia la casita de la perra.

-Venga, tienes que comer y beber, te necesitamos con energías, esto está empezando.

Y le señalo el cuenco de agua y comido de perra  que había delante de Sara.

-No pienso comer esto…

La respuesta fue una violenta patada en toda la mejilla, Sara se quedo estirada en el suelo, la patada le había dado en toda la mejilla. Susana volvió a señalar y esta vez la asustada perrita empezó a beber del cuenco, bebía como los perros, con la lengua fuera, no tenía otra opción, seguía con el collar puesto.

-Mira hermana, nuestra perrita aprende rápido, pronto sabrá más trucos.

-Yo le enseño trucos de cama

Respondió Maribel que estaba tocándose el coño con placer viendo como la joven tetona era humillada.

Sara comió un poco de comida de perro y bebió del cuenco del agua, asustada lamentó no tener a nadie a quien recurrir, estaría bien tener a un ser querido en quien pensar, y se le ocurrió que si volvía a salir de ese infierno de viejas locas, le daría una oportunidad a Fatima.

Entonces volvieron a tirar de su collar y Susana le dirigió hacia su hermana, Maribel recibió a Sara entre sus piernas y la apretó contra su coño. Sara se sabía esta parte perfectamente, había comido montones de coños. En casas de extrañas, en fiestas privadas, en orgias había comido coños que no sabía ni de quien eran, en portales y por supuesto había sido una gran experta en su época del instituto.

Sara comía y lamia ese viejo y húmedo coño como si fuera el más apetecible de su vida, Susana mientras aprovecho para ponerse un arnés con consolador y empezó a darle por el culo que tenía en pompa, esta vez Maribel agarró el collar y tiro de el casi ahogándola. Susana intentaba darle más y mas para ensancharle el ano para las próximas aventuras depravadas.

Maribel atrajo la cara de la rubia tetona hacia la suya mientras su hermana se ponía encima y empezaba  a montar a Sara para darle más duro todavía.

Maribel quería sentir la joven lengua en su boca, pero Sara intentaba resistirse y ponía cara de asco, Maribel se enfadó y ordenó  a su hermana que le pegara por detrás. El golpe no tardo en llegar y después de unos segundos de agonía silenciosa Sara se rindió al beso húmedo de Maribel, su asquerosa lengua se deslizó por la boca de la joven, el beso movidito porque todo el cuerpo de Sara se movía por lo tremendos embistes que sufría por detrás por la otra hermana. Las viejas seguían fallándose a la tremenda diosa rubia, ahora Susana le metía la lengua en su dilatado ano.

Después de media hora que Sara estuvo pasando de los brazos de una hermana a la otra, a veces tenía dos lenguas en la boca a la vez, a veces era Susana que tenia la cara entre sus tetas, a veces se veía a si misma haciendo un 69 con la cara enterada en la entrepierna de una de las hermanas.

Al final la viejas se quedaron rendidas pero lejos de dejar escapar su presa la abrazaron en la cama haciendo la cuchara, Susana abrazaba con cariño a Sara por detrás mientras Maribel se quedo cómoda en las tetas de Sara. Las viejas se durmieron abrazadas a Sara y ella lejos de escapar de lo que al principio le había parecido una tortura, sonrió y se quedó dormida….