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Todo sobre mi madre - P1

en Lésbicos

Mi nombre es Sara y en este relato me gustaría hablar un poco de mi madre cuando yo era más joven. Ella ha tenido mucha influencia en mi vida, ya que he heredado muchas cosas de ella, ya sea físicamente o también de personalidad. Mi madre se llama María y es rubia, bastante alta, de ojos verdes y una delantera muy generosa que gracias a ella, acabé heredando yo. 

Mi madre tenía 20 años cuando me tuvo con mi padre, y yo tenía 10 años cuando se divorciaron. Como muchos niños aquello fue un golpe para mi autoestima, aunque ella aseguró que no era culpa mía. Mis abuelos maternos son muy ricos y prometieron que nos ayudarían en lo que quisiéramos. A pesar de querer yo mudarme con los abuelos, mi madre decididó que era mejor tener nuestro propio piso. Ella tenía 30 años y no iba a dar su vida por acabada. Los próximos años pasaron con meridiana tranquilidad, yo iba a clase y crecía, y ella trabajaba como abogada en un bufete cercano. 

Yo acababa de cumplir 15 años y ella tenía unos 35. Era la mujer más guapa que yo había visto. La imitaba en todo. Quería parecerme a ella y convertirme en una mujer despampanante y inteligente. 

Supongo que era demasiado ignorante en ese momento y pasaba por alto muchas conversaciones que tenía mi madre con sus amigas. En especial. E acuerdo de una de ellas, su nombre era Nadia y era todo lo contrario a mi madre. Era negra, alta y gordita, aunque tenía unas tetas enormes. Supongo que al ser diferente de sus amigas la hacia más recordable para mi. En todo caso ella es importante para la esta historia. Recuerdo muchas cosas de ella. Solía mirarme de un modo extraño, como si yo fuese a estropearle la fiesta de algún modo.

Los viernes se solían reunir en nuestra casa y hablaban de todo un poco. Yo empecé tener mucha curiosidad en esa época y con la ayuda de un amigo de clase que de llamaba David, construí un escondite donde oír y ver todo lo que decían.

David era dos años mayor que yo. Había sido repetidor y ahora volvía a estar en mi clase. No me sorprendió que me ayudase, ya que mostró mucho interés por mi madre. Cosa entendible tratándose de un adolescente que ve a una diosa y se le llenan la cabeza de tonterías. 

Así los dos compartíamos un hobby, yo quería ser como ella y el estaba enamorado de mi preciosa madre.

Normalmente solo escuchábamos cosas sin ningún tipo de aliciente para nosotros. Cosas como el trabajo y la política. Pero de vez en cuando Nadia intentaba sacar un tema algo picante y miraba a mi madre como si le debiera algo. Siempre que Nadia hacía esto, ponía una mano en la rodilla de mi madre. Pero ella tajante decía que en casa no. 

Al principio me llamó mucho la atención la manera en que decía esas palabras. Mi madre tenía miedo de algo. Empecé a sentir desconfianza hacia Nadia. Aunque ella intentaba siempre hacer de mi amiga. Supongo que su intención era ganar mi simpatía. 

Un día lluvioso de marzo de aquel año, llegué totalmente mojada de clase y frustrada me quite la chaqueta empapada, llegaba tres horas antes a casa por haberse suspendido la clase de educación física. 

Enseguida noté que algo extraño ocurría. Olía como a velas y a carne, algo inusual en casa ya que mi madre es vegetariana. Con el corazón en un puño, avancé despacio y recordando las películas de terror y pensando en que hacer. 

Al llegar a la amplia cocina la puerta estaba entreabierta. Habían preparado una cena elegante para dos personas. Había un mantel rojo puesto encima de la mesa y dos velas acompañaban a dos vasos de vino. Casi se me había olvidado que era el cumpleaños de Nadia,  me asaltó una oleada de disgusto. Lo que menos me apetecia en ese momento estando mojada y enfadada era ponerle buena cara a aquella mujer tan desagradable. Respire con cierta dificultad y fui hacia mi cuarto. Iba a dar una patada a la puerta cuando oí ruidos en mi propia habitación. El corazón me dio un vuelco, me quedé en total silencio y avancé muy lentamente. 

Jamás podré olvidar lo que ví allí. Me puse blanca de golpe y el corazón empezó a dar latidos violentos, resonando en mis oídos. Mi madre estaba sentada encima de las enormes rodillas de Nadia, llevaba solo un enorme delantal y un collar de perro. Ví como ella saboreaba lentamente la lengua de Nadia, que gracias a dios estaba vestida. Tenían las lenguas fuera y jugaban con ellas lentamente. Tenían los ojos cerrados y Nadia abrazaba con una mano a mi madre y con la otra zarpa enorme le acariciaba el culo blanco y desnudo. 

Fueron los momentos más extraños y impactantes de mi joven vida, estaba en shock pero algo enorme y muy fuerte empezó a devorarme por dentro. Una excitación sin precedentes, no podía dejar de ver a mi madre con aquella mujer. Era algún trípo de juego erótico? Les daba morbo besarse en mi habitación? Supuse que habían estado conteniendo su "amor" cuando yo estaba delante y ahora la perversa Nadia obligaba a mi madre a cumplir sus fantasias con el pretexto de su cumpleaños. En ese momento me di cuenta de todo. Hacia tiempo que hacían esto. Supongo que cuando yo estaba en clase o también cuando mi madre iba de "viaje" a Madrid por trabajo también se acostaban juntas. 

Una oleada de celos me invadía el corazón, Nadia y mi madre seguían morreandose cada vez más intensamente. La amante de mi madre le escupía en la boca de vez en cuando. Provocando un enorme satisfacción en mi madre. En ese momento dejó de acariciarle el culo y le dio un azote bastante fuerte. Yo di un saltito sorprendida y choqué con la puerta del baño. Se oyó un estrépito pero cuando me incorporé me di cuenta de que la seguía azotando y ahora encima le metía los dedos de la otra mano en el coño ofrecido de mi madre. En ningún momento pararon de compartir sus lenguas y se lamian la saliva con increíbles ansias. Mi madre interrumpía el movimiento de su lengua con unos sonoros gemidos que retumbaban en toda la casa. Esta claro que pensaban que estaban solas. 

Mientras tanto yo estaba experimentando un cúmulo de sensaciones y tenía el cuerpo agarrotado y entumecido de tantas cosas que asimilar. 

Los continuos besuqueos y azotes seguían escuchándose con fuerza, acompañados de los cada vez más altos gemidos de mi madre. 

Yo ya no tuve fuerzas para mirar más aquel espectáculo tan bizarro. Estaba sentada en el suelo del baño llorando en silencio. Muchas cosas se habían roto en mi interior. Cosas que jamás podría recuperar. Había perdido a mi madre a manos de una mujer negra de dos metros. Ella me había apartado y mentido, aunque una parte pequeña de mi se enfadaba por no poder comprender que a lo mejor ella también merecía ser feliz. 

Decidí irme, y les eché un vistazo. Mi madre se había quitado el delantal que estaba tirado en el suelo. Esta vez estaba sentada encima de su enorme novia y esta a completamente desnuda. Seguían besándose con pasión y Nadia le metía un dedo por el culo como se le la follara.  No había duda que eran extremadamente felices juntas. Parecían dos mujeres enamoradas desatando toda su pasión. Las escuché diciendo que se amaban y que siempre estarían juntas. Los te quiero y soy tuya mi amor se escuchaban por parte de mi angelical madre mientras se entregaba a su pareja. 

Me di la vuelta en silencio y salí dando un portazo metálico que resonó en toda la casa. 

Había cambiado tanto todo en una hora que hasta yo misma me sentía extraña. Estaba llegando algo nuevo en mi vida y que iba a cambiarme para siempre...

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