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Trilogía Anal - parte 2. La dulce Pamela

en Sexo Anal

SEGUNDA PARTE

Carlos durmió hasta avanzada la mañana y despertó con un fuerte dolor de cabeza, no salió de casa en todo el día y mató el tiempo viendo películas antiguas, a ratos miraba de reojo el teléfono, sin atinar si deseaba llamar a Pamela o escuchar el ring de ese aparato y escuchar la voz de su esposa. Era casi medio día y Dayana no llamaba, Carlos comenzó a ponerse un tanto nervioso cuando al fin sonó el teléfono.

- Hola ?- dijo una voz suave al otro lado...era Dayana

- Hola mi amor ! - respondió Carlos, con un gesto de alivio que obviamente Dayana no pudo ver

- Todo bien ? - preguntó ella con un pequeño dejo de tristeza en su voz

- Si amor, todo bien y tu, estas bien ?, como te fue ayer ? - pregunto él con extrañeza.

- Todo salió bien, nos quedamos a dormir en casa de una amiga de Paula porque ya era muy tarde - contestó Dayana evitando hablar mucho porque la voz le temblaba

- Segura que estas bien ? - preguntó Carlos

- Si, solo que te extraño mucho - respondió Dayana con ganas de morirse, y por primera vez en mucho tiempo sus palabras eran sinceras.

- Yo también te extraño, ya faltan solo dos semanas - dijo Carlos

- bueno! voy a almorzar y por la tarde iré un momento a la oficina. Te llamo en la noche...te am

- Suerte mi amor, ... y cuídate mucho. - respondió Carlos

Ambos se despidieron visiblemente afectados, la distancia los estaba alejando más aún. El celular de Carlos comenzó a timbrar y pensó que tal vez sería Pamela, miró el numero de la llamada y no lo reconoció, paso unos momentos tratando de recordar si ese numero era de alguien que conocía, hasta que se rindió y decidió contestar.

- Hola, quien es ?- preguntó Carlos, pero nadie respondía

- Hola ! - volvió a decir Carlos, con tono enérgico

- Quieres mirar algo excitante ? - dijo una voz femenina al otro lado de la linea

- Que dice ? ... quien habla ? - dijo Carlos

- Mira tu correo ... te va a encantar! - dijo la voz al otro lado del teléfono y colgó.

Toda la cortesía, fraternidad y la amistad de Paula hacia Dayana no fueron gratis, Paula amaba a Joao y había sido su novia mientras él estuvo en Ecuador, y gracias a los benditos aunque mejor seria decir, malditos chismes de corredor que hay en todas las empresas, Paula se había enterado de que su amado e inocente Joao había sido seducido por la vulgar Dayana, y quien sabe, pero al parecer hasta había llegado a saber que tuvieron algo juntos, ya que uno de los peores defectos de Joao era la indiscreción y debido a la pedantería que lo caracterizaba, no se empachaba en contar a sus amigos los detalles de sus conquistas y sus deslices. Paula a pesar de odiar a Dayana la hospedó en su casa esperando y maquinando una forma perversa de hacerle pagar por su sufrimiento, por ese motivo ella consiguió que sus dos amigos hicieran lo que hicieron con la pobre Dayana en la sala de su apartamento, donde había ocultado disimuladamente  una cámara en el librero y lo había filmado todo !, con ese video en sus manos podía dar rienda suelta a sus deseos de venganza. 

Carlos paso un tiempo pensando en lo que esa voz le dijo hasta que se decidió a encender su computar portátil e ingresar a su correo personal. La ansiedad lo mataba esperando a que el sistema operativo termine de cargarse, en  cuanto logró abrir su correo, comenzó a escudriñar impacientemente los mensajes más recientes y encontró una correo de una tal "amiga01", lo abrió y observó un archivo de video anexo; obviamente lo descargó, se sentó en el sofá y empezó a mirarlo, era un video porno descuidadamente editado. El video iniciaba con una chica de lindo trasero y bonitos pies, de espaldas a la cámara, cabalgando a un tipo mientras otro se la cogía por detrás, - pobresilla, como le cabe todo eso por el culo ! - pensó Carlos con cierto morbo. El audio no era muy bueno pero se podía oír muy bien los gritos de la muchacha. Carlos creyó reconocer esa voz pero se negaba a aceptarlo, al no ver el rostro de aquella mujer pensó... -que broma de mal gusto !- mientras se relajaba un poco, recostándose sobre el espaldar del sofá y colocando sus manos en la nuca. siguió observando el video tratando de adivinar de que se trataba todo eso, cuando repentinamente se sobresaltó y sé acercó exageradamente a la pantalla, tomo el mouse y retrocedió el video, su rostro estaba descompuesto, se levanto, se puso las manos en la cabeza, caminó por unos momentos hablando solo algo incomprensible, regreso a sentarse y volvió a retroceder el video...no podía creerlo, era Dayana, no había truco, no era un montaje, era ella misma, -maldita mujer! - se repetía a si mismo una y otra vez. Su rostro delataba ira mas que tristeza. Terminó de ver el video y cerró la tapa de su máquina, pensó en llamar a su esposa y contarle todo, pero también pensó tomar sus cosas, ponerlas en una maleta y desaparecer para siempre. Carlos pasó así por largo rato, con la mirada perdida y sentado en el sofá, finalmente reaccionó y se puso de pie, fue hacia el aparador donde tenia el wishky y se sirvió un vaso y luego otro y luego otro, hasta que no quedó nada en la botella, en un fin de semana había bebido todo el licor que no había tomado en un año, se acostó boca arriba sobre la alfombra de la sala, mirando el techo y se quedó dormido pensando en porqué le habían enviado ese video, quien lo había filmado, quien era la misteriosa mujer que lo llamó, por qué motivo habían hecho eso, pero especialmente pensaba qué iba hacer cuando volviera a ver a Dayana.

Durante toda la semana, Carlos casi no habló con su esposa, evitando con cualquier pretexto que sus conversaciones se alarguen demasiado, él nunca la había tratado con esa frialdad por lo que Dayana estaba segura de que algo raro estaba sucediendo, lo que acrecentó su angustia y sus deseos de volver. Carlos fue a trabajar cada mañana como si nada hubiera pasado, no parecía afectado por ningún motivo, se sentía algo extraño ya que a pesar de lo que había visto, no se sentía triste ni enojado, pensaba que debería sentir rabia, pero ni siquiera eso sentía y eso le asustaba, para contrastar sus sentimientos, no dejaba de pensar en Pamela, y ella por su parte, al parecer había decidido revelarse y dejar de ser la chica aburrida y convertirse en la sensual Pamela. Toda esa semana Carlos estuvo tratando de acercase a su dulce y amiga pero ella lo ignoró, impregnando en él un deseo por estar cerca de ella que iba en aumento cada día. Llegado el viernes, Carlos no pudo soportar más y al terminar el día siguió a Pamela a su apartamento, no pensaba desistir hasta hablar con ella. Una vez fuera, frente a la puerta, timbró y esperó nerviosamente.

- Buenas noches ? -, dijo una dulce voz por el inter-comunicador.

- Hola Pamelita, soy Carlos - respondió él

- Carlos ?, hola !, esteee ... espera un momento ya salgo- dijo la dulce chica con su vocecita suave y un poco asombrada.

Fueron dos minutos eternos, hasta que finalmente Pamela abrió la puerta... lucia fantástica, traía puesta un body negro de manga larga con un escote de nylon negro semitransparente, muy revelador; una minifalda apretada de tela jean; pantymedias satinadas color marrón y zapatos negros de tacón alto. Carlos nunca la había visto más sensual.

-Hola ! ... quieres pasar ? - dijo Pamela un tanto nerviosa. Carlos siempre le había gustado en secreto y lo peor de todo es que ahora él ya lo sabía

- Claro, muchas gracias - respondió él

Carlos entró y apenas la dulce Pamela hubo cerrado la puerta tras ellos dos, él la tomó por sorpresa por la cintura, la aprisionó contra él y la besó apasionadamente, ella forcejeó por unos instantes, pero como era de esperarse, terminó respondiendo apasionadamente a aquel beso.

- Perdóname, perdóname ! - decía Carlos con voz entrecortada, mientras besaba a su amada compañera

- Ya no importa! - respondió ella, mientras ambos se acariciaban con locura.

Sin dejar de besarse, Carlos llevó a Pamela hasta la sala y ambos se derrumbaron sobre la lujosa y suave alfombra blanca de pelo largo que al parecer nadie pisaba jamás. Se desnudaron y se acariciaron delicadamente uno al otro, se exploraron mutuamente con sus manos, sus labios y sus lenguas, sus cuerpos encajaron perfectamente y sus sexos se contonearon al unísono de una melodía que solo ellos escuchaban, se amaron como si no hubiera mañana, los gemidos y jadeos inundaron el ambiente hasta que los dos cuerpos brillantes y sudorosos terminaron exhaustos y abrazados en un fabuloso y apasionado orgasmo. Reposaron muy juntos luego de tan maravilloso y esperado encuentro; se miraron fijamente por un largo rato sin esbozar palabra, parecía como si se estuvieran leyendo la mente. Carlos acariciaba muy suavemente la frente de Pamela mientras pensaba... -donde estuviste todo este tiempo mi dulce niña ?-. Pamela le sonrió al mismo tiempo como queriendo decirle -Siempre estuve a tu lado, por qué nunca me miraste ?-. Finalmente la dulce Pamela rompió el silencio.

 - Te gustó ?- preguntó la muchacha en voz baja, con esa vocecita dulce que la hacia parecer una niña

- Me encantó... y a ti ? - preguntó Carlos a su vez

- A mi también - respondió la muchacha, abrazándose fuerte contra el pecho de Carlos

- Me gustas desde siempre ! ... pero no digas nada, se que eres casado y no quiero arruinar el momento - dijo ella con voz tenue, mientras besaba tiernamente a su amado en los labios. Así pasaron deliciosos momentos recostados en la suave alfombra mientras se confesaban mutuamente dulces y bien guardados secretos.

- Que es lo que más te excita ?... vamos dime ! - le preguntó Pamela a Carlos mientras sonreía pícaramente. Carlos se quedó callado, e hizo una mueca como intentando confesar algo

- En verdad... dime que te excita !  - siguió Insistiendo la muchacha casi a manera de súplica, hasta que Carlos decidió confesárselo

- Cuando usas minifalda con medias nylon me vuelvo loco, tus piernas lucen especialmente hermosas bajo el nylon transparente, hoy por ejemplo me encanto como lucias con esas hermosas pantymedias - respondió Carlos

- Wow, eres un fetichista !- dijo Pamela, con una risita coqueta.

- Solo eso?, vamos dime... que más te gusta?, tienes alguna fantasía ? - volvió a preguntar Pamela insistentemente y con apariencia muy animada. Carlos dudó por un momento, miró al piso y cuando parecía que iba a responder, se acobardó diciendo...-vas a pensar que soy un degenerado !-

- Nooo !, vamos dimeee!- suplicó Paola

- Hummm, no lo sé, eres muy niña como para saber de esas cosas- dijo Carlos, aumentando cada vez más la curiosidad de Pamela

- Esta bien, prometo no escandalizarme, ni juzgarte, ni salir corriendo, pero ya dímelo!- respondió Pamela visiblemente ansiosa

- Esta bien, tu lo pediste, acércate!- le dijo Carlos a la dulce muchacha e inmediatamente ella se le acercó y Carlos le susurró algo al oído, inmediatamente terminó de escuchar lo que Carlos confesó en secreto, se alejó un poco, lo miró de frente y abrió su boca de manera exagerada con expresión de asombro

- Eres muy sucio ! - respondió Pamela frunciendo el ceño y regañándolo, aunque en sus ojos se vislumbraba un brillo muy travieso. En cuanto Carlos quiso decir algo en su favor, ella colocó los dedos de su delicada mano sobre los labios de él, impidiéndole esbozar palabra.

- Sígueme ! - dijo ella. Ambos tomaron sus prendas que estaban esparcidas sobre la alfombra, Pamela tomo la mano de Carlos y condujo a su amado hacia el dormitorio.

- Espérame aquí ! - dijo ella empujando a Carlos y haciéndolo caer sentado sobre la suave cama. Carlos observó como la dulce Pamela caminaba desnuda, meneando sensualmente sus hermosas y delicadas caderas, hacia otra habitación qué asumió era el baño. Pamela cerró la puerta y dejo a Carlos con una terrible expectativa. Mientras ella hacía quien sabe que en el baño, Carlos observaba el dormitorio, era muy bonito y acogedor, la alfombra era de color beige, la cama era amplia y muy moderna, el cobertor color gris y rosa le daba un aire sensual; junto a la puerta había un pequeño sofá, muy acogedor y también lucia muy acolchado y cómodo. La luz indirecta de las lámparas de aquella habitación de paredes blancas era relajante y acogedora. Carlos se estaba poniendo bastante cómodo, cuando la puerta del baño se abrió lentamente y una hermosa pierna cubierta de un nylon color marrón satinado se deslizó hacia fuera, la puerta se abrió un poco mas y apareció la hermosa Pamela, luciendo bellísima,  tentadora y excitante. Se había maquillado y se había peinado nuevamente, sus labios tremendamente rojos como una fresa madura brillaban seductoramente, sus ojos delineados con sombras negras la hacían lucir como una princesa egipcia; se había colocado nuevamente las pantymedias con las que recibió a Carlos esa noche, pero esta vez no traía prenda intima alguna debajo de ellas; calzaba unos zapatos negros destalonados de tacón muy alto; su cabello largo y hermosamente rizado estaba suelto  y caía como una sensual cascada por sobre uno sus hombros haciéndola lucir salvajemente encantadora.

- Puedes venir a ayudarme ? - dijo Pamela con una voz muy insinuante. Carlos, sin pronunciar palabra se levantó de la cama y se dirigió también al baño, entró y miro a Pamela mostrando su curvilíneo trasero, estaba de espaldas a él un tanto agachada apoyada sobre el mesón de mármol del lavamanos. A través de las pantymedias podía apreciar perfectamente la delicada linea divisoria entre las redondas y sensuales nalgas de la bella Pamela.

- Me ayudas por favor ?, no alcanzo a tomar ese frasco - dijo la muchacha con voz de niñita traviesa, regresando a mirar a Carlos de manera insinuante. Él le siguió el juego y se colocó detrás de ella con su miembro muy pegado al trasero de ella.

- Me lo pasas ?, es vaselina, creo que la voy a necesitar- dijo Pamela apuntando a una repisa sobre su cabeza, a la vez que meneaba su trasero y lo restregaba vigorosamente contra el sexo de Carlos. El asombrado y emocionado Carlos ya no aguantaba más, su miembro estaba nuevamente erecto y terriblemente viril.

- Para que la vas a necesitar ? - le preguntó Carlos siguiéndole el juego, mientras con su arma completamente erguida presionaba fuertemente sobre el trasero de Pamela, empujando el nylon de la sensual prenda intima, hundiéndola entre las nalgas de la chica e intentando romper las excitantes pantymedias.

- Es para que me la untes donde prefieras ! - dijo Pamela, también  bastante excitada por el peligroso juego que estaban jugando. Carlos decidió finalmente realizar el primer movimiento de aquella partida que lo estaba enloqueciendo de placer, así que se agachó y con sus dientes rompió las pantymedias de Pamela, tomó su abultado miembro y lo introdujo hasta el fondo de aquella cálida y jugosa vagina, siguió penetrándola rítmica y apasionadamente hasta que ella en su creciente ardor comenzó a emitir unos delicados gemidos. Mientras la penetraba desde atrás, acariciaba fuertemente sus senos y la besaba locamente en el cuello, en la nuca y en los lóbulos de las orejas, Pamela ya no cabía en sí de excitación, volteó un tanto su cabeza y Carlos empezó a besarla apasionadamente en la boca.

- Hazme lo que quieras ! - dijo Pamela en un estado de éxtasis y entrega total

- Estas segura de lo que dices ? - le respondió Carlos al oído y con voz jadeante

- Si, segura, hazme lo que quieras -

- Y si es algo muy sucio ? - le respondió Carlos, volviendo a realizar otro movimiento táctico en aquel juego de seducción.

- No me importa, hazme algo sucio, dime algo sucio...hazme lo que me dijiste hace poco al oído ! -, dijo Pamela, entre tanto, Carlos guardó silencio por un momento y sin dejar de penetrarla y sacudirla, volvió a confesárselo...

- Te quiero dar por el culo - dijo Carlos con seguridad. Sin esbozar palabra, Pamela inmediatamente volteó su cabeza y miro a Carlos a los ojos.

- Uyyy, eso suena muy sucio ! - respondió la sexy muchacha, se quedo callada por unos instantes e inmediatamente se agachó  un poco más, con sus manos separó sus nalgas exponiendo el agujerito que se escondía ahí y regreso a mirar a Carlos, invitándolo a colocar ahí su miembro. Carlos no perdió tiempo e inmediatamente tomó vaselina, la untó en su pene y lo deslizó en medio de las nalgas de Pamela frotando vigorosamente el glande de su durísimo miembro contra el  ano de ella. Aquel masaje duró unos instantes y Carlos comenzó a empujar su miembro con cierta fuerza tratando de introducirlo en el apretado agujerito de su dulce amiga, pero el redondo orificio era diminuto y no cedía el paso de su abultado tronco. En un nuevo intento Pamela apretó los dientes y emitió un gemido de dolor, por lo que Carlos se detuvo inmediatamente y le preguntó a Pamela - quieres que me detenga ? -

- No, solamente hazlo muy despacio si ? - respondió ella. Carlos se detuvo, miró hacia la habitación, tomó a Pamela de la mano y la llevó hasta la cama, hizo que se recueste boca arriba, separó delicadamente sus piernas y se zambulló de cabeza en medio de ellas. Se dedicó a besar delicadamente el clítoris de la muchacha por unos instantes,  luego, colocó la punta de su lengua en medio de los labios vaginales de su hermosa amante y presionó  fuertemente hundiéndola dentro de su sexo, mientras con su nariz pegada al clítoris de ella, podía sentir el aroma salvaje de su excitación. Carlos continuó metiendo y sacando su lengua, a la vez observaba de reojo como Pamela se retorcía como serpiente, abandonada al placer que ese masaje le estaba brindando, acto seguido, Carlos hizo deslizar fuertemente y repetidas veces su lengua desde la vulva hasta el clítoris de su amada, Pamela parecía desfallecer de tanto placer. Carlos no iba a dejar que esa deliciosa presa se le escape, así que comenzó a lamer frenéticamente el clítoris de Pamela mientras delicadamente con el dedo medio de su mano derecha frotaba vigorosamente el ano de la chica. En cuanto Pamela sintió el dedo de su amigo sobre su agujerito, dio un respingo por la sensación rara que esa caricia le causaba. Carlos siguió atacando con su lengua por delante y con sus dedos por detrás, y como estaba tan excitado y con el increíble deseo de llegar a la culminación de su fantasía, empezó a penetrar el culito de Pamela con el dedo medio de su mano derecha, claro eso sí,  sin dejar de besar, lamer, morder y succionar el clítoris de ella. Introdujo muy delicadamente el dedo hasta el fondo... - si que está apretado su culito - pensó. Sacó delicadamente su dedo de aquel apretadísimo agujero, pero no por completo, y volvió a introducirlo hasta el fondo. El clítoris de Pamela estaba hinchado muestra del placer que la combinación de esos masajes le causaban. Los besos devoradores sobre su clítoris y aquel dedo entrando y saliendo de su ano, la estaban volviendo loquita de placer. Al ver lo excitada que Pamela estaba con ese masaje, Carlos se arriesgó y comenzó a deslizar también su dedo indice dentro del culo de la chica, y como Pamela no mostraba ningún signo de rechazo, aceleró el ritmo del masaje anal. Siguió y siguió lamiendo aquel delicioso sexo y por otro lado,  ahora sus dos dedos ya entraban y salían a placer del ano de la chica, Pamela gemía y suplicaba que la penetrara. Finalmente, Carlos llevó a Pamela hasta el cómodo sofá. El sé sentó primero y Pamela, de frente a Carlos, separó sus piernas e intento montarse sobre él, pero Carlos la detuvo e hizo una señal con la mano, indicándole que se volteara. Pamela así lo hizo, y Carlos ya sentado, se reclinó hacia adelante la tomó por la cintura e hizo que cayera también sentada sobre él. Carlos colocó sus manos sobre los muslos de Pamela y le separó delicadamente las piernas hasta que éstas quedaron por fuera de las suyas. La verga del macho quedó aplastada en medio de las nalgas de ella, con una mano empujo la espalda de Pamela haciendo que ella se recline un tanto hacia adelante, permitiendo que la durísima verga salte como resorte y salga liberada del peso del trasero de la muchacha. Carlos estaba decidido a culear a esa maravilosa y excitante hembra, así que mientras Pamela estaba sentada sobre sus piernas dandole las espaldas, Carlos tomo con una mano su abultado pene y lo condujo en medio de las nalgas de Pamela hasta encontrar el apretado y resbaloso agujerito. Carlos dejó el glande de su pene semi incrustado en el ano de la chica, tomo a su amada por la cintura y la aprisionó delicadamente contra su pecho, haciendo que su poderoso miembro le dilate el esfínter delicadamente y se abra paso, introduciéndose muy apretadamente dentro de aquel excitante agujerito, en cuanto la espalda de Pamela estuvo reposando sobre el pecho de Carlos, ella sintió como aquel duro miembro se había deslizado resbalosamente dentro de su cavidad anal incrustándose hasta el fondo.

- Aaaaaahhhh- gritó la chica al sentir ese bulto carnoso inundando completamente su trasero. Carlos, como queriendo impedir que escape, con su brazo izquierdo la rodeó por la cintura a la vez que conducía su mano derecha hacia el sexo de la muchacha. Pamela reclino su cabeza hacia atrás sobre el hombro izquierdo de Carlos, tenia los ojos cerrados y la boca entreabierta, mientras sentía como esa poderosa verga le inundaba su virgen y delicado culito. Carlos no quería por ningún motivo que su dulce amante dejara de sentir el placer que ya estaba experimentando así que con su mano derecha buscó el borde de las pantymedias a la altura del ombligo y la deslizó  entre el apretado nylon y la suave piel del vientre de Pamela, acariciándola suavemente hasta encontrar el hinchado clítoris de la tierna muchacha. Carlos acariciaba vigorosamente con masajes circulares el delicado y carnoso pupito de Pamela sin dejar de menear sus caderas de adelante hacia atrás, logrando con eso que su pene se deslice delicadamente dentro y fuera del ano de su amante. Pamela seguía con su cabeza caída hacia atrás reposando sobre el hombro de Carlos, sus manos apretaban fuertemente el brazo que la aprisionaba por la cintura. Ella respiraba agitadamente y toda expresión de dolor había ya desaparecido de su rostro delatando únicamente excitación por aquella sensación electrizante que le causaban los dedos de la mano de Carlos masajeando su mojado clítoris, en conjunto con la suave fricción que ese duro tronco carnoso ejercía entrando y saliendo copiosamente de su apretado culito, Pamela estaba tan excitada qué decidió comenzar a jugar el mismo juego de Carlos y muy delicadamente empezó a menear sus caderas haciendo que el miembro de Carlos penetre su ano con mayor fuerza. Ahora era Carlos quien estaba perdiendo el control por tanto placer, soltó la cintura de Pamela y con ambas manos le agarró los delicados senos apretándolos con fuerza. Ambos cuerpos se movían al mismo ritmo, Pamela empezó a gemir muy excitadamente a la vez que meneaba sus caderas con más y más fuerza, él por su parte no dejaba de apretarla fuertemente por los pechos. Carlos deseaba poseerla de mil formas posibles y tenia una en mente, así que tomó a Pamela por la cintura y ambos giraron sobre el sofá, movimiento con el que inevitablemente la verga de Carlos se salió del apretado y cálido agujerito donde se alojaba. Carlos se levantó del sofá, tomo a Pamela por las manos e hizo que también ella se pusiera de pie, inmediatamente la cargo en sus brazos llevándola hasta el filo de la cama, la recostó boca arriba con el trasero al borde, se coloco de pie frente a ella y con cada mano tomo fuertemente los delicados tobillos de la muchacha y levanto esas hermosas piernas hasta que los muslos de la chica casi topen sus propios senos. Carlos tenia ante si el hermoso y poblado sexo de Pamela y ni hablar de ese lindo trasero que parecía querer seguir engulliéndose  la dura verga de su amante. Carlos no perdió tiempo, tomo su pene, colocó el glande sobre el cerrado agujerito de Pamela y lo empujo fuertemente y sin delicadeza, enterrándolo por completo en el ano de la hermosa chica que yacía jadeante y con los ojos cerrados. En aquella posición el miembro de Carlos parecía enterrarse aún mas adentro, haciendo que en cada empujón Pamela gritara y se sacudiera como queriendo escapar. Los pies de la dulce muchacha eran delicados y hermosos, Carlos le quitó los zapatos de tacón dejando que cayeran al suelo y empezó a besar aquellos sensuales piececitos mientras con sus manos la aprisionaba fuertemente por los tobillos. Carlos arremetía contra el traserito de Pamela cada vez con más fuerza y en cada golpe los delicados senos de la muchacha se bamboleaban como pequeñas gelatinas, metía y sacaba su pene frenéticamente del apretadísimo culito de la chica hasta que no pudo resistir mas y comenzó a soltar su ardiente descarga, - Aaaaaahhhh ! - gimió la muchacha al sentir como el caliente líquido escapaba del pene de Carlos en el interior de su culito. - espera! ... espera! ... no me la saques todavía- dijo Pamela con voz agitada mientras posaba las manos sobre su propio clítoris y se lo acariciaba con locura, él  comprendió, soltó uno de los tobillos de la muchacha y rodeando aquella hermosa pierna con su brazo, colocó también su mano sobre el clítoris de su amada Pamela ayudándola a frotar de manera ardiente aquel delicado e hinchado pupito.

- ahh, ahh, ahh, ahh ! -  gritaba Pamela al ritmo en que cada violenta sacudida de Carlos, le enterraba el pene en el culo hasta los testículos. Carlos no pudo aguantar más y dejó que todo el espeso y ardiente liquido que manaba de su pene finalmente se escape por completo e inunde el interior del ano de Pamela, y ella, al sentir nuevamente esa cálida descarga en su interior, gimió y emitió un callado grito de placer apretando fuertemente los puños como si quisiera defenderse de algo. Eso fue todo, la muchacha ya no pudo mas y explotó mojando la mano de Carlos con su cálidos jugos internos, ambos habían tenido un maravilloso y unísono orgasmo. Carlos permanecía inmóvil, de pie al filo de la cama acariciando las hermosas piernas de Pamela mientras su pene iba perdiendo volumen y se deslizaba delicada y resbalosamente fuera del delicado y castigado culito de la encantadora y tierna muchacha.

Continuará ...