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El viejo me monta mejor que a su bicicleta

en Sexo con maduros

  Regresaba a casa de la playa tras varios días  de descaso después de la fogosa visita de ese semental maduro que me dejo marcada y del que espero no demore mucho su nueva visita, aunque me pidió prudencia pues andaba en una media relación un poco borrascosa y de la que esperaba en breve tomar alguna decisión.

   Iba  absorta leyendo  WhatsApp y no me di cuenta de que invadí cruzando sin mirar un carril bici, recibiendo de golpe un impacto   en el muslo que me hizo perder el móvil y medio caer al suelo, pero el que cayó bien fue el que montaba la bicicleta y su perro al que portaba atrás en una pequeña cesta, raspándose la mano con la caída y mascullando por no decir mal bendiciendo a una pero con alguna palabra mal sonante que otra,  por mí   despiste.

  Me disculpe aunque él se fue rápidamente a ver su le había pasado algo a su perro, viendo que a mí no me había pasado nada, pues el pobre animal se había llevado un pequeño susto, pero estaba bien, no tanto como su mano y la maneta del manillar que se había partido en dos.

  Le pedí mil disculpas ya el más tranquilo, preguntándome ahora por mi muslo donde había impactado la rueda de la bici y que se había puesto rojo, así como el móvil que parecía no haberle pasado nada.

 Le dije que estaba bien aunque asustada aun y que sentía mucho no haberlo visto, sacando rápidamente  otro pequeño pareo de mi bolso y cogiéndole la mano se lo envolví para protegerle las raspaduras y la poca sangre que salía por dicha herida.

   Le dije, perdona no me presente, soy Rosa, respondiendo con disculpas también y diciendo se llamaba Roberto, Roberto patoso jubilado, dijo volviendo a reír, pues me había dado cuenta que por su edad rondaba sobre los sesenta y algo, aunque vestía ropa deportiva y al estar en forma aparentaba algo menos.

  Yo iba con un pareo sobre mi bikini pues mi casa estaba cerca y había ido andando a la playa, por lo que le dije que me acompañara a ella que le iba a curar la mano e intentar pegar la maneta con un pegamento extra fuerte que tenía en casa, y aunque se negó en primer momento pues pensaba estaba casada o tendría alguien en  casa y no quería molestar, le dije que no se preocupara, que estaba viuda desde hacía tiempo e  insistí  que era lo menos que podía hacer para compensarle…soltando una pequeña sonrisa por mi comentario, por lo que le pregunte que le había hecho gracia… me dijo, perdona pero me vino un pensamiento con él y por eso me reí… pues al decirme que era lo menos que podías hacer pensé que sería lo más…

  Me di cuenta era un viejo picaron con buen humor, por lo que mi respuesta fue también algo picante, pues le dije que eso ya lo vería después si daba la talla.. La talla de enfermo me refiero, le volví a decir riéndome y mirando de reojo al paquete que cargaba a la derecha en su pantalón de bici y que prometía muy mucho.

  Se rio y me dijo, menuda coincidencia pues aquí por desgracia también otro viudo, que ahora encuentra distracción en la bici y deporte junto  a mi perro.

   Ya en casa y acomodado el perro en la terraza con agua y unos trozos de salchicha me dispuse a curarlo, lavando su curtida y fuerte mano con agua oxigenada viendo la herida era más escandalosa que profunda, si bien se había manchado la camiseta y le dije me la dejara para intentar quitar las manchas de sangre con un quitamanchas.

 Se la quitó  y mirándome y riendo picaronamente me dijo, el pareo también que también se manchó,… quitándomelo igualmente y quedándome en bikini para no ser menos una ante el sin camiseta.

  Me sentí algo acalorada por no decir ruborizada cuando me quede mirando fijamente su torso masculino y muy velludo, preguntándome el si también tenía sangre ahí , pero en tono picaron…alargando mi mano con descaro y tras rozar con mis nudillos su pectoral, le dije, no parece que no era nada.

  Tu bikini sí parece tiene unas gotas aquí…indicándome sobre mi hombro por atrás, por lo que fui ingenua y me gire para que limpiara la mancha, metiendo sus curtidas manos con delicadeza entre los hilos que sujetaban este y soltándolo con cuidado  lo dejo caer ante mi sorpresa, me  quede helada y más cuando sus garfios fueron a mis pechos para agarrarlos con firmeza pero a la vez delicadamente.

  Parece las gotas llegaron aquí dijo, mientras besaba dulcemente mi cuello  pegando su cuerpo a mi espalda.

   Sentí mi cuerpo arder cuando rozo su miembro aun recogido en su pantalón, por mi trasero, haciéndome suspirar y cayendo en su red que sabiamente había tejido.

  Bajo su mano herida hacia mi sexo, frenándola con la mía, llevándola  tras agarrarla, a mi boca para chuparle los dedos con ardor y excitación, mientras con la otra retiro mis braguitas bikini  y comenzó a acariciar con ternura mi conejito mientras mordisqueaba mi nuca respirando agitadamente.

   Tengo ganas de hembra me susurro al oído, llevo tiempo sin follar y no sé si voy rápido, pero ha sido verte en bikini y me puse malo e incontrolable…

   Yo vi tu pecho, le dije, y mi conejo hizo aguas, si no es por la braguita, gotea el suelo y más cuando vi ese paquetón marcado en tu pantalón.

   Llévame a la cama y hazme tuya que estoy muy excitada.

  Me tomo como una pluma sin dejar de besar mi cuello y dejándome caer delicadamente  sobre mi cama, se quitó su pantalón, dejando caer como un péndulo enorme aquel largo y venoso cuerpo que colgaba entre unas preciosas pelotas, estas rasuradas elegantemente dejando por encima de su enorme rabo una buena mata de pelo ya medio canoso que hacia la vista tremendamente sexy.

  Que larga la tienes, solté instintivamente ante su sonrisa, a la vez que se la agarraba para mostrármela bien diciendo, espero se endurezca bien y cumpla con la reina que tiene delante.

   UMMmm eso se encarga una, no te preocupes, semejante manjar no dudo me va a dar una tarde de gloria.

  Le agarre  ahora sus enormes y rasurada pelotas que alabe antes de meterme en la boca su rosada cabeza, regalándome el,  los primeros gemidos de macho en celo que me hizo ponerme más ardiente y cachonda.

  Recorría con mi mano todo su largo miembro sin dejar de saborear su hermosa cabeza a la que mi lengua y labios  regalaban jugosa lubrificación, sintiendo como las venas de aquel largo falo lo inflaban por momentos.

  Ummm tesoro, me estas poniendo cachondo y duro como hacía tiempo no sentía… que buena estas ….tengo ganas de comerte el potorro cuando acabes con mi rabo, me decía entre gemidos..

  Tu sí que estas bueno, me tienes mojada, me tienes loca  si me comes me derrito al instante le dije entre lametones de su largo y jugoso falo.

   Para.. para  me dijo, que me voy a ir si sigues… espera que estoy tan caliente que no aguanto ..Separando mi boca de su rico estilete mientras me tumbaba hacia atrás  y levantándome con cuidado las pernas, se puso en medio y comenzó a degustar mi rosado y húmedo conejito que exploto sin miramientos a las primeras  intrusiones de su lengua.

  Umm balbuceo, parece alguna está más caliente que yo, sin dejar de comer y pellizcarme los pezones con una maestría que a los cinco minutos me hizo explotar nuevamente.

  MMM ahora si toca,veo estas ardiendo, y agarrando su duro y largo rabo  lo froto pícaramente embadurnándolo de mis jugos antes de comenzar a meterlo suavemente.

   Grite de excitación como una posesa al sentir entrar aquel submarino en mis entrañas, dándome un placer inenarrable, clavándole mis pequeñas manos en sus musculoso y duro trasero para que no se escapara  y poder acompañar las jugosas y lentas penetraciones que me estaba dando.

   Me besaba y sobaba mi cuello para luego entrar en mi boca, sintiendo su frondoso y masculino pectoral  rozar con mis pezones mientras sus constantes y rítmicos movimientos de cadera hacían entrar y salir su estilete de mi agasajado conejo.

  Lo vi acelerar la respiración diciéndome que se corría, para ahora tomar más ritmo y comenzar a inundar mi sexo de su pastosa nata, que salía a borbones de aquellos llenos y gordos depósitos a través de aquel duro y largo rabo que  metía hasta el fondo de mi conejito.

   Lo bese con pasión agradeciendo aquel rico polvo me había dado y cuando se echó hacia un lado sacando todo su arsenal de mí, me agache como una loba en celo y agarrándolo antes de que perdiera su rigidez, comencé a comerlo y pajearlo para sacarle las ultimas gotas de aquel largo cuerpo.

   Se retorcido de gusto ante la sorpresa y pasión de mi gesto, mientras mesaba el pelo de mi cabeza como sujetándome para que no cesara en aquella comida.

   Perdió fuelle aquel largo apéndice aunque lucia enorme aun, y sin cesar en la comida, baje hasta sus afeitadas pelotas y las deguste con tanta pasión que le hacía levantar la cadera de gusto.

   Volví a agarrar por el tronco aquel gorda y larga cola, para con balanceos medios cómicos golpearme la boca y cara con ella… la ansiaba, la deseaba, quería no parar de comerla, estaba sabrosamente  morcillona y jugosa, haciendo la pasión puesta en la degustación que aquello  no se encogía, pareciendo retomar por momentos algo de dureza, aunque no la suficiente aun para sentarme y cabalgar sobre ella. 

  Recordé que a algunos hombres el comerle por debajo de sus hermosas pelotas le hacía rejuvenecer  el miembro rápidamente, por lo que tras varios minutos degustando aquello, le hice subir un poco las piernas y levantando con delicadeza con un mano ese par de afeitados huevos, pase con mi lengua a jugar por debajo de ellos, en esa costura que lleva hasta su ano, al que vi también afeitado comenzando a jugar también en aquel agujero.

    Apenas escuche balbucear…. “Tesoro eres única, que ardiente y cachonda eres, dios que buena eres” notando al mismo tiempo con la mano que sujetaba el tronco de su largo pollon, como este se endurecía rápidamente.

  Había dado en la tecla justa para ponerlo rápidamente en forma ante su sorpresas, pues mirando su miembro, dijo… no me lo creo que este así ya…. Ven aquí, súbete aquí tesoro..

 Agarrándome para que me subiera sobre él, y sentándome mientras me introducía su miembro nuevamente duro y largo, me puse como una loca amazona  desbocada a cabalgar sobre aquel macho, mientras gritaba y me agarraba a su pecho peludo como si la crin de un potro salvaje se tratase, saltando como una posesa sobre su largo estilete que me hizo explotar salvajemente, si bien me hizo perder fuelle tan explosivo orgasmo, sus fuertes manos ahora guiaban  mi cintura el ritmo y la monta, moviéndome como una muñeca sobre él, sintiéndome ensartada hasta el fondo de mis entrañas pero gozando como nunca.

   Me llego otro aún más intenso  a los cinco minutos de esa gloriosa doma que estaba recibiendo, haciendo balancear mi cuerpo casi inerte ahora sobre él, aunque el sabiamente con una de sus manos agarro uno de mis pechos, manteniéndome medio erguida. 

  Vio que mi ímpetu inicial había decaído por tan jugosos y rápidos orgasmos, por lo que paso a tomar la iniciativa, y dejándome caer hacia atrás, alargo su cuerpo cruzado y  haciendo una cruz con el mío  y mientras mantenía mis piernas en  alto, me penetraba sin  pausa y con armonía, fijando su mirada ahora en la mía, que intentaba levantar la cabeza para ver como entraba y salía aquel taladro de mi sexo.

  Hacía tiempo no me lo hacían en esa postura y se notaba en mi excitación y acaloramiento, pues no paraba de decirle sin miramientos que me follara más fuerte, incrementando aquel viejo macho su ritmo ahora, llevándome a un éxtasis sobre la cama tan brutal  que tuve que dar la impresión de estar endemoniada, pues mi cuerpo y mis brazos golpeaban la cama con espasmos tras la llegada de aquel colofón orgásmico que le hizo contagiar  y correrme en mi nuevamente.

  Quede extenuada y fundida sin aliento ni fuerzas sobre mi cama, con lo ojos entornados por la relajación de todo mi cuerpo, sacando el su largo y sabroso estilete de mi inundado conejito lentamente,  a la vez que sonriendo dijo.. Ahora no bajas nuevamente a comerlo …..No pudiendo una ni contestarle…aunque esboce una pequeña sonrisa de agradecimiento.

  Oímos el perro ladrar, y es que el pobrecillo lo habíamos dejado solito y abandonado en la terraza, por lo se levantó y fue a ver que le sucedía.. Volviendo a poner agua pues parecía según dijo la había volcado.

  Regreso y me quede absorta mirando aquel cuerpo masculino desnudo viniendo hacia la cama, con el balanceo de aquel largo y colgante péndulo, que me hizo fijar la mirada  como salida y con descaro, si bien el  sonriendo, dijo: no lo mires que este no da más de si hoy, pero no te preocupes que cuando lleve el perro a casa y le ponga de comer y lo deje en su caseta, vengo a invitarte a cenar y después ya veremos si se anima o no….

  Pero eso se lo cuento en otra narración si quieren y si les gusto mi caliente experiencia…

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