Agarre ahora con descaro con mis dos manos su tronco y comencé a pajearlo fuertemente mientras mi boca esperaba en la salida de su cabezón mi desayuno.
Te dije que era cabezón en muchos sentidos y ahora lo vas a ver y notar pues este conejito esta falta de macho y de ser bien follada, parece no te dieron rabo en su justa medida.
Me susurro al oído que tranquila que todo a su justo tiempo, sacando ahora su enorme miembro y guiándolo hasta mi conejito tras quitar su mano de él, introduciéndolo en su totalidad y siguiendo ahora sus embestidas por ese agujero.
La afluencia fue tal, que al sacarla mi chochito manaba y derramaba leche sobrante en abundancia, si bien no me quedaban fuerzas ni para poner la mano y contener aquella sangría.
Bajo agachándose lentamente hasta mis pechos y devoro mis pezones sabiamente hasta hacerme gemir como una loba, mientras su mano jugaba con mis trastienda lubrificando bien con la vaselina.
Lamí, comí, absorbí, sobe, deguste, paladee aquel cabezón jugoso mientras una de mis manos testaba los enormes y peludos huevos que andaban calientes como sacados de una incubadora.
Lo abrió con los dedos sin miramientos y metió la lengua hasta el fondo, retorciéndome de placer sobre su cuerpo a la vez que agarraba aquel rabo ya totalmente duro que apenas podía abrazar con mi mano, pues la circunferencia era tan gruesa que estaba asustada.
Uffffffffffff que pollazo me dio que perdí el aliento con su golpe de cadera, metiéndomela toda de golpe y dejando mi conejito abierto y apretado por aquella enorme tranca que entra y salía como un taladro a ritmo lento pero hasta el fondo.
Gemí como una gata en celo y me moví ahora lentamente para disfrutar de aquel manjar nuevamente, subiendo y bajando a la vez que sentía me reventaba por dentro de lo larga y gruesa que estaba.
Baje buscando su relajado miembro que teste con mis manos, para pasar a usar seguidamente mis labios y comenzar a saborear aquel dormido pero no muerto miembro, que agradecía aquellas sabrosas caricias bucales.
Alternaba mis dos agujeros con una sabiduría y ritmo que me hacía estar gustosamente sometida ante las expertas artes de aquel viejo ciego.
Sentí trabajar por mi trastienda y parecía tenia buena experiencia pues ahora su lengua jugaba y dilataba junto un dedo aquella pequeña y atemorizada abertura, alternando roces y caricias con su estilete al que frotaba para calentar y preparar la penetración.
Tomo un cojín seguidamente poniéndomelo debajo de mi espalda para levantar levemente mi supurante y mojado chochete, y posicionándose sobre mí con su enorme y largo rabo en la mano, restregó su....
Hacía tiempo no me lo hacían en esa postura y se notaba en mi excitación y acaloramiento, pues no paraba de decirle sin miramientos que me follara más fuerte, incrementando aquel viejo macho su ritmo ahora, llevándome a un éxtasis sobre la cama tan brutal que tuve que dar la impresión de estar endemoniada
Como vio la posición le cansaba, me giro ensartada por su rabo poniéndome boca abajo apoyando mi cara sobre la almohada , amortiguando esta los alaridos de placer que por mi boca salían, mientras el apoyándose sobre mi cuerpo por atrás
Mi cabeza se levantó como poseída, golpeando mis brazos sobre la cama para soltar la tensión de aquel enorme placer e instintivamente presione el interior de mis muslos sobre su cara como aprisionándola para que cesara en aquella acometida tan placentera que me estaba dejando fundida y sin aliento.
Sentía el balanceo de sus enormes pelotas y estas parecían golpearme cuando me penetraba hasta el fondo con aquel enorme y grueso pollon que me hizo nuevamente explotar,
Metió el noruego la cabeza del gordo pollon de Alejandro, esperando una embestida colosal de este y suponiendo una que a la vez iba a recibir una estocad por atrás de él, me adelante con sutileza y escabulléndome como una serpiente entre aquellos dos sementales, pase a agacharme entre ellos con rapidez a la vez que con sendas manos agarraba aquellos dos colosos y palpitantes rabos.
Además el vaivén por el trote de la yegua hacia el roce más intenso sobre aquel impresionante bulto que parecía se había endurecido por el apoyo de mi trasero.
Acelero a los pocos minutos e intuyendo una se iba a correr, provoco en mi otro orgasmo, que hizo estremecer los muros de aquella casa, pues los alaridos de placer que dimos juntos al corrernos a la vez eran para asustar a más de un vecino.
Aquellas fuertes y rugosas manos eran tan expertas en las caricias que no pude contener mi placer abriendo aún más mis piernas para que esta jugara con mi conejito sin problema.
Era increíble el aguante de aquel macho jubilado que parecía haber rejuvenecido un par de décadas, pues me pidió levantarme y poniéndome apoyada sobre la almohada me agarro por atrás con su larga y gorda daga para volver a penetrarme mientras ahora con golpes fuertes movía la cama como un poseso.
Tras testar su extrema dureza, pase esa mañana a la acción, y como una amazona que quiere domar a un viejo potro, me subí sobre él y tras agarrarla fuertemente con mi mano, la guie a mi conejo para dejarme caer sobre aquella dura tranca, me la inserte hasta el fondo de mi sexo y comencé una cabalgada salvaje
Ante mi sorpresa me giro poniéndome boca abajo a la vez que introdujo parte de la almohada en mí bajo vientre y posicionándose por atrás comenzó a jugar ahora con su lengua en mi estrechito agujero trasero, al que en segundos sabiamente dilato con la maestría de esta y ayuda de los dedos impregnados en saliva.
Paso por mi mente lujuriosa en segundos aquel cuerpo desnudo al que dote en imaginación de un enorme aparato, pues en una de mis perdidas miradas, vislumbre un rico bulto en sus pantalones, presagiando una, un arma de gran calibre debajo de estos.