miprimita.com

Sugar Baby 4. Exhibiendo a Raquel.

en Dominación

La tarde siguiente Raquel y Alfredo se encontraban tranquilamente sentados en un sofá viendo una película. Raquel se encontraba tumbada bocarriba vestida solo con un tanga negro y la cabeza aboyada en las piernas de él que hacía rato mantenía una mano en una de sus tetas. No en plan sexual ni nada parecido, como por gusto.

-¿Qué tienes con mis tetas?, le preguntó ella mientras le miraba curiosa.

-¿Con tus tetas?, jaja. En este momento me relajan, me gusta sentir el tacto de la piel y amasarlas suave de vez en cuando dijo mientras seguía amasándole el pecho lenta y suavemente.

-Vale, le dijo ella mientras volvía a mirar la televisión.

-Sobre la fiesta de ésta noche he encargado un vestido que estará a punto de llegar sino lo ha hecho ya. Te gustará, es muy elegante. ¿Estás muy cansada tras lo de anoche?.

-Algo si la verdad, esa máquina de lo que sea es…increíble, te deja hecha polvo.

-¿Cuántas veces te corriste?.

-Pues no sé nunca las cuento…creo que seis u ocho veces. No sé, sí encadeno orgasmos no sabría decir cuántos tengo y anoche tengo claro que tuve 4 separados pero los otros…no sé, dijo Raquel con total confianza mientras Alfredo le seguía amasando el pecho.

-¿Mejores o peores que con un hombre?.

-Pues difícil decirlo. Más intensos y seguidos si pero con un hombre es más agradable la verdad.

-¿Y el juego de los azotes?. Ya sabes la “simulación” con azotes suaves.

-Bueno alguno fue fuerte, ¿eh?...dijo como reprochándoselo. Eso ya te dije que gustarme no me gustó. O bueno a ver, lo matizo porque en algún momento sentí algo parecido a la excitación, pero no llegué a “ponerme” ni nada parecido. No sé pero no es que me atraiga mucho ni aún doliendo solo como una nalgada.

-Aja, vale. Deberías ir arreglándote a las siete y media viene una peluquera maquilladora.

Y así fue, la maquilladora peluquera llegó puntual sobre las siete y veinte y tras sentar a Raquel en una silla comenzó por el pelo.

-A ver tiene una melena preciosa pero yo la cortaría algo. Como un palmo para dejarla algo por debajo de los hombros para darle un poco de aire al pelo ondulándolo un poco, lo veo más elegante.

-Bueno sí lo ve mejor…vale, dijo resignándose a que le cortara un palmo del pelo.

Tras peinarla la maquilló suavemente y los resultados asombraron a Raquel que tras mirarse al espejo se vio mucho más guapa, más mujer. Tras despedirse de ella subió al dormitorio y encontró sobre la cama un vestido color champán con encajes de un dorado más intenso y una cinta de satén alrededor de la cintura, un tanga brasileño de encaje y color negro de hilo para que no se notase bajo el vestido y unos zapatos de tacón alto muy elegantes. Le extrañó mucho que no hubiese un sujetador pero la incógnita la despejó en seguida.

Al ponerse el vestido la falda, algo elástica, le llegaba a medio muslo. La espalda permanecía al aire casi en su totalidad y el escote en V le llegaba bajo los pechos dejando ver una buena parte de los mismos. Sólo dos tirillas aguantaban la parte de arriba, con lo que sí alguien lo deseaba sólo tenía que echarlas a los lados y toda la parte de arriba caía dejando ver sus pechos.

El vestido era para llevar sin sujetador…y la verdad que tras mirarse en un espejo estaba espectacular, le encantaba. Quizás se notasen demasiado las formas de su culo y enseñase más pecho del que estaba acostumbrada, pero quitando eso le sentaba de miedo. Provocativo y elegante a la vez…espectacular.

Se dirigió al despacho de Alfredo para ver qué le parecía.

-¿Cómo me queda?, dijo sonriente sabiendo que estaba genial.

-Vaya, pues sí que tu personal shopper ha acertado de pleno estás genial.

-¿Lo ha elegido Laura?, dijo con sorpresa. Vaya pues si que tiene gusto pero me pone en un apuro. No tengo ni idea de qué hacer con las tetas para que no se me vean tanto pero bueno, también me gusta sentirme atractiva claro. La regañaré de todas formas, le dijo a Alfredo sonriendo y despidiéndose de él al que regaló una esplendida vista de sus piernas, culo y espalda mientras se iba de la habitación.

Ya a las diez de la noche recibieron a los invitados que la encontraron espectacular ellos y algunas de ella y celosas otras. La cena no era sentados en mesas sino de pie en corrillos que se iban formando según las simpatías de unos y otros mientras los camareros les iban ofreciendo canapés y copas de vez en cuando.

El corrillo de Raquel y Alfredo estaba formado por cuatro hombres (uno de los cuales fue sin pareja) y dos mujeres. Los hombres eran de edad parecida a Alfredo, entre 45 y 55 años y las mujeres una señora que aparentaba 40 muy bien llevados y otra también muy bella de 32 años.

-Bueno pues decidnos, ¿cómo os conocisteis?, les preguntó Sara, la señora de 40 años.

-Ah pues fue en Roma en una pizzería muy famosa, se apresuró a tomar la palabra Raquel.

-Pues tienes suerte Alfredo has elegido muy bien, le comentó José, el marido de Sara que no separaba la vista del escote de Raquel.

-Ya lo creo fue verla, quedar para tomar unas copas y empezar la relación, respondió Alfredo.

A unos metros de ellos conversaban un par de hombres que no dejaban de mirar la espalda, muslos y culo de Raquel. Incluso el pecho que, al ser el vestido holgado por los costados, a veces se le veía una buena parte del mismo.

-Vaya con la niña que se ha buscado Alfredo, está de lujo.

-Ya te digo tiene un cuerpazo impresionante, afirmó el otro sin dejar de mirarla.

-¿Te has fijado cómo se le nota la raja del culo con esa falda tan ajustada?, está para comérselo a bocados.

-Ja ja…voy a acercarme a ver qué tal, comentó el otro guiñando un ojo.

Raquel estaba conversando animadamente con los amigos de Alejandro cuándo notó cómo le rozaron el culo. No le dio importancia, en una reunión era muy normal. Lo que ya le pareció más raro fue cuando una mano le cogió una nalga que apretó con cierta fuerza.

Ella se volvió para decirle cuatro cosas al que fuera pero la gente estaba tan junta que no pudo reconocer al que lo hizo.

-¿Te pasa algo?, le preguntó Alfredo.

-Bueno es que me han rozado el culo y después me lo han agarrado pero bien, ¿sabes?, le dijo molesta.

-¡Ah eso!. No le des importancia…y sé amable con mis conocidos, le dijo él susurrándole al oído.

Su respuesta la dejó perpleja.

-¿Cómo que sea “amable”?.

-Pues que te dejes tocar y no le des importancia, son chiquilladas de cuarentones ya sabes.

-Bueno me resulta extraño pero sí eso te parece bien…dijo ella algo molesta volviendo a poner atención a lo que hablaban los demás.

De nuevo se acercó uno de los dos hombres que la miraban y volvió a ponerle la mano disimuladamente en el culo a Raquel que dio un respingo pero, recordando lo que le dijo Alfredo, se quedó quieta dejando que aquella mano indiscreta bajase hasta su muslo acariciándolo por dentro para subir después hasta su vulva tapada por el tanga. La falda elástica a medio muslo no era ningún problema, la mano podía llegar a su vulva sin que se notase demasiado.

-¿Te pasa algo Raquel?, le preguntó Sofía.

-No no, nada gracias, respondió ella que ya sentía como unos dedos trataban de apartar el tanga y colarse dentro de ella. Procuraba mantener la calma mientras pensaba sí juntar más sus piernas, coger la mano sin darse la vuelta y parar aquello o dejarse hacer.

La duda dio tiempo a que el tipo metiese la punta de un dedo dentro de su vagina.

-¡Ah!...exclamó ella al notar el dedo pasar la entrada, no esperaba que se atreviese a tanto.

-Raquel mujer, ¿estás segura que no te pasa nada?, le preguntó esta vez José que se había fijado muy bien en cómo los pezones de ella se habían ido endureciendo bajo el fino tejido del vestido hasta estar ya completamente visibles.

-Sí si, descuida ha sido un mosquito. Respondió mientras el dedo se introducía más profundamente y comenzaba a hurgar dentro de ella provocándole sensaciones encontradas más próximas a la excitación que al desagrado, para sorpresa de Raquel que se encontraba entre un montón de gente que conversaba animadamente mientras a ella le intentaban masturbar.

Y es que tras cinco eternos minutos sintiendo cómo le hurgaban por dentro Raquel ya se encontraba húmeda, con la vulva hinchada y más que receptiva a las caricias del tipo que, notando como la vulva y vagina de ella se empezaban a mojar, se animó a meterle un segundo dedo mientras con otro le acariciaba el clítoris provocando en ella unos pequeños temblores.

Tres minutos después a Raquel se le enrojecía la cara mientras un leve orgasmo le hacía temblar las piernas. Se contuvo todo lo que le fue posible procurando no gemir mientras se mordía el labio inferior y sus manos se agarraban al vestido para disimular todo lo que podía. Afortunadamente para ella el tipo como llegó se marchó y poco a poco se fue recuperando.

-¿Has visto como a la hembra de Alfredo le va la marcha?, ¡se ha corrido entre mis dedos!. Y rápido tú, esa hembra es de las de corrida fácil, jaja…se vanagloriaba el tipo comentándoselo al otro que había flipado viendo toda la maniobra y notado los temblores de ella al correrse.

-Pues será cuestión de aprovechar, jaja, comentó el otro aún perplejo.

Tras algo así como una hora de copas y canapés, la noche se fue animando y algunas parejas ya empezaban a quitarse la ropa y bañarse en la piscina vestidos sólo con ropa interior. Incluso alguna chica que llevaba vestido sin sujetador se animó a bañarse en tetas.

Raquel alucinaba con todo eso. Parecían gente muy liberal en el sexo y veía a parejas jugar entre ellas en la piscina o a otras personas que, ya algo bebidas, tocaban a mujeres u hombres que no eran los suyos o se dejaban tocar.

Durante la fiesta Alfredo y Raquel siguieron con José y Sofía  a los que se unió Ramón, el hombre que aparentaba unos 50 y había llegado sin acompañante.

-Vaya parece que la cosa va degenerando Alfredo, ¡cómo en toda fiesta que se precie!, le comentó José.

-Si así es amigo, cómo debe ser, respondió. Nosotros nos iremos al jakuzzi, estaremos más tranquilos, afirmó dirigiéndose al mismo que se encontraba algo alejado de la piscina.

-Bueno Alfredo, nosotros dos sintiéndolo mucho os dejamos. Son ya las tres de la mañana y volamos a Madrid a las 11.00, dijo José.

-Cuánto siento oir eso pensé que nos acompañaríais…¿te vienes tú con Raquel y conmigo?, dijo preguntándole a Ramón.

-Si claro por supuesto, respondió entusiasmado.

Tras despedir a Sofía y a José y ya al borde al borde del jakuzzi, Alfredo y Ramón se quitaron sus camisas y pantalones claros de lino y se metieron en él vestidos con los bóxers.

Raquel no pudo evitar fijarse en Ramón que teniendo ya los 50 años estaba fuerte luciendo una musculatura propia de un hombre acostumbrado al ejercicio físico con un culo grande y fuerte y unos pectorales prominentes y bien marcados.

-¡Vamos Raquel, anímate!, le dijo Alfredo.

-Bueno es que…a ver es que no llevo sujetador.

-¿Y qué?, comentó Ramón, de eso ya nos hemos dado cuenta todos, se te marcan los pezones a cada racha de aire fresco es normal.

-Va venga, no seas tonta, le animaba Alfredo sentado ya dentro y cubierto por el agua hasta los pectorales.

Tras unos segundos de duda, Raquel se volvió de espaldas, se quitó el vestido dejando ver su espléndido culo y se metió en el agua de espaldas hasta que las burbujas del jakuzzi cubrieron sus pechos.

Se sentó al lado de Alfredo con Ramón al otro lado. Miraban al resto de gente que, mientras algunos se iban ya de la fiesta, otros la continuaban a su manera algo pasados de copas.

-Bueno Raquel, ¿qué tal la fiesta?...¿estás asombrada?, le preguntó Ramón que veía claramente cómo las tetas de ella subían empujadas por los chorros de agua dejándolas al descubierto unas veces para volver a hundirse otras.

-No para nada, son gente muy simpática, comentó dando un sorbo a una copa de champán que les había traído el camarero dejando un cubo lleno de hielo con dos botellas. Lo cierto es que ella ya estaba más desinhibida por el efecto de las copas. Tanto como para no importarle lo más mínimo que se le viesen las tetas o que Alfredo le metiese mano bajo el agua teniendo a Ramón justo al lado que seguro que les veía.

De hecho tampoco le importó que Ramón se pegase tanto que sus muslos se rozaban o que de vez en cuando le pusiera la mano sobré el.

Pasada una hora en la que los invitados se fueron despidiendo y tras ordenar Alfredo al servicio que se fuera, bajó las luces de la terraza dejándola casi en penumbras y pulsó un botón del Jakuzzi encendiéndose unas luces debajo del agua que le daban un aspecto dorada a la misma.

-Bueno pues yo voy a ir a la barra del bar a prepararme un ron cola, dijo Ramón saliendo del Jakuzzi guiñando un ojo con complicidad a Alfredo que le devolvió una sonrisa.

-Bueno Raquel pues has estado fantástica, dijo mientras comenzaba a comerle la boca mientras sus manos acariciaban bajo el agua los muslos o el vientre y de paso le quitaba el tanga tirando de él hacia abajo, cosa que ella facilitó subiendo su culo y tirando con una mano.

-Mmmm…ronroneó ella de gusto…¿en serio he estado bien?.

-Genial. Y cuando vi cómo te corrías con los dedos del tipo penetrándote bajo la falda del vestido me puse a mil…le decía mientras bajo el agua acariciaba su vientre y bajaba la mano hacia su vulva sin dejar de besarle la cara.

-Mmmm…¿lo viste y no dijiste nada?...chico malo, le dijo ella mientras metía su mano bajo el agua acariciando el pecho y el vientre de él hasta topar con su largo y grueso pene que salía bastante del bóxer.

-Esto hay que arreglarlo, déjame hacer a mi…dijo ella mientras le empujaba gateando al otro del jakuzzi dejando ver su espléndido, brillante y mojado culo en pompa a Ramón, que a unos 7 metros de ellos no se perdía una. Mientras le comía la boca, Raquel sentó a Alfredo en el borde del jakuzzi, le quitaba el bóxer y cogía su precioso pene con una mano comenzando a frotarlo con delicadeza.

Le gustaba sentir el pene duro como un hierro en su mano y se deleitaba tanteando las formas del glande, el tronco y los huevos. Dejó de besarle la boca para ir bajando por sus fuertes pectorales…su vientre musculado pero sin “tableta”…su pene que comenzó a lamer desde la base para después hacer lo mismo en el glande con la lengua lamiéndolo cómo a un helado.

Ramón desde su sitio tenía unas magníficas vistas de lo que hacían y el cuerpo de Raquel desnudo comenzó a volverle loco, a “ponerle” hasta empalmarse viendo aquella magnifica “grupa” de yegua andaluza.

-Oh…gritó Alfredo de gusto…deja que me tumbe en el césped Raquel, le dijo con la idea de que ella se lo follara allí mismo delante de Ramón que ya se había deshecho de su bóxer y comenzaba a frotarse el pene observando a la pareja desde la barra.

Raquel ya sin el tanga se tumbó sobre él frotando sus cuerpos, restregando sus preciosas tetas por su pecho, aplastándolas contra él, frotando su vientre contra su pene. Lentamente se separó de él, se puso de pie dejándole ver su vulva entre sus muslos, comenzó a agacharse para sentarse en cuclillas y, tras varios intentos dado lo grueso del glande, se metió el pene hasta el útero.

-¡Ahhhhh!...gritó ella de dolor y placer tras meterse el pene hasta los huevos quedando sentada en cuclillas sobre él apoyando sus manos en el césped para poder pasearle las tetas por la cara a Alfredo que apenas podía lamer algún pezón mientras lo hacían.

Ramón desde la barra continuaba frotándose el pene lentamente mientras cogía una tarrina de mantequilla de las que se usan para calentar el pescado en la plancha, se la enseñaba a Alfredo y este afirmaba con la cabeza, cosa que le pasó desapercibida a ella que solo miraba la cara de Alfredo y al cielo cerrando los ojos por el placer que éste le hacía sentir.

Sólo los abrió sorprendida cuando notó una mano grande y fuerte en su espalda. Se giró y vio a Ramón a su lado acariciando su espalda, culo y muslos.

-Pero…intentó protestar.

-Chsssst…relájate Raquel, todo lo mío es de Ramón y lo suyo mío, dijo Alfredo cogiéndola por la cara para que volviese a mirarle a él.

Ella le miró a los ojos pero se dejó hacer volviendo a follárselo mientras sentía como cuatro manos ávidas de deseo recorrían su cuerpo acariciándolo casi con devoción, como si fuera una diosa, como si no existiera otra mujer en el mundo. Caricias que, a veces, se volvían apretones en sus tetas, culo o muslos y a las que ella respondía gimiendo o gritando, ya estaba medio ida.

Tras unos minutos Ramón y Alfredo cambiaron la postura de ella para pasar de estar sentada en cuclillas a tumbada boca abajo sobre Alfredo como si éste fuera un colchón. En esa postura ella pasaba a una actitud más pasiva y era Alfredo el que tenía que follársela a caderazos que le empujaban hacia arriba su hermoso culo.

Culo que Ramón no dejaba de acariciar, apretar hasta hacerla gritar, explorar hasta tocarle el agujero con la yema de un dedo…

-Ah…mmmm…gemía y gritaba ella abandonada al deseo, al placer.

Tras unos minutos así, Ramón hundió sus dedos en la mantequilla llevándolos a la raja del culo de Raquel que comenzó a inquietarse y a mirar hacia atrás. Aún así sólo cuando comenzó a meterle un dedo por el culo ella se tensó y protestó.

-No no…por ahí no, ¿eh?. Dijo asustada. No es que ella no hubiera tenido sexo anal placentero anteriormente con algún chico, pero aquello como que se le escapaba de las manos…no lo esperaba.

-Chssssst, relájate…le dijo Alfredo mientras le agarraba la nuca para que no se moviese y le mantenía el pene hundido hasta los huevos para que tampoco pudiese mover las caderas. Por su parte Ramón, que ya había conseguido meterle un dedo entero, lo sacó tras girárselo y frotar bien por dentro por dentro como explorando sus intestinos para al poco tiempo volver a la carga tratando de meterle dos dedos mientras inmovilizaba a Raquel con su brazo sobre la espalda.

-No no por favor…¡aaahhhh!...así no…gritaba ella consciente de que estaba siendo forzada contra su voluntad mientras notaba como los dedos untados en mantequilla trataban de romper la resistencia de su culo.

Ah…por favor…¡oh!…¡dios no!...¡basta!, se quejaba mientras notaba ceder su culo dejando paso a los dedos que comenzaron a moverse dentro de ella en todas direcciones tocando el pene de Alfredo ya que sólo le separaba del él la piel del recto y la vagina, completamente ocupada por el pene de Alfredo.

Ya con ella rendida y gimiendo por la cruel y minuciosa exploración de sus entrañas, Ramón se tiró un tiempo follándole el culo con los dedos a tope arracándole gritos y quejas que a los dos parecían excitar más ya que la follaban con más ganas.

El escozor que Raquel sentía en su culo la estaba volviendo loca mientras seguía inmovilizada entre los dos cuerpos.

Tras unos minutos así, Ramón le sacó ambos dedos del culo y cambió su posición para quedar de rodillas y colocar su glande a la entrada culo de ella que permanecía como muerta.

-¡AH!...gritó ella volviendo a luchar emparedada entre los cuerpos de los dos hombres al sentir como el glande de Ramón iba rompiendo la resistencia del esfínter exterior para quedarse un rato en el sitio sin tratar de pasar el interior. Algo de sádico debía tener Ramón porque con el glande entre los dos esfínteres dilataba al máximo el culo de ella que sufría notándose la vagina llena y el culo abierto a tope.

Tras hacerla sufrir un poco, pasó también el segundo esfínter entrando el pene en el culo de Raquel que no paraba de quejarse. Después comenzó a follárselo con movimientos suaves al principio y más rápidos conforme se iba excitando.

PLOP……PLOP….POLP….sonaba cuando el cuerpo de Ramón chocaba con el espléndido culo de ella que no paraba de retorcerse ya que el esfínter exterior le escocía mientras el interior le dolía. Sentía los dos penes dentro de ella llenando su vientre por completo y una sensación de cómo sí le revolvieran las tripas.

-Ah…ah…hijos…¡AH!…hijos de puta…les dijo ella que nada podía hacer aprisionada entre los dos que la follaban frenéticamente por los dos lados agarrando a veces con fuerza su culo y sus tetas.

Pasados unos minutos, tanto Ramón como Alfredo tomaron una actitud distinta y comenzaron a follarla más suavemente besando sus hombros, su boca que ella al principio retiraba para dejarse besar ya más calmada, acariciaban su culo, sus tetas, sus muslos…

Poco a poco Raquel fue notando cómo el dolor en el culo cambiaba a un “escozor leve y dulce” que, unidas a las sensaciones que recibía de su vagina y clítoris, saturaban su cerebro de sensaciones extremadamente intensas y placenteras. Tanto que pasados seis minutos y sin poder evitarlo, su cuerpo respondió a esos estímulos con un fuerte orgasmo que comenzó con unos espasmos vaginales.

-Ah…ah…¡oh Dios!...ahhhhhh…escaparon los gemidos de su boca mientras su cuerpo comenzaba a temblar y los espasmos se extendían desde su vagina a su ano, muslos y vientre mientras continuaba corriéndose.

A los chicos eso les excitó bastante pero aún necesitaban más tiempo para correrse, especialmente Alfredo que apenas podía mover su pene dentro de ella al soportar el peso de Raquel y Ramón.

La tardanza en correrse ellos hizo que ella, al no dejar de ser estimulada, encadenase otro orgasmo que la llevo de nuevo a agitarse y retorcerse gritando cómo una loca mientras Ramón aceleraba las enculadas próximo a correrse.

-Oh….oh…ohhhhh….comenzó a correrse dentro del culo de Raquel que ya estaba tan hecha polvo que casi ni se movía.

Ella no sintió los chorros de semen que llenaban sus intestinos, no hay sensibilidad en ellos, pero sí los espasmos del pene de Ramón al correrse y quedarse tumbado sobre su espalda como muerto aplastándola a ella y a Alfredo que había notado en su pene perfectamente tanto las corridas de Raquel como las de Ramón, tanto se juntaban los dos penes dentro del vientre de ella.

Tras unos segundos Ramón se dejó caer al césped quedando tumbado bocarriba mientras resoplaba buscando aire.

Raquel, aún empalada por el pene de Alfredo, se irguió un poco mirándole a la cara. Después sonrió, le besó y volvió a ponerse sentada en cuclillas sobre él follándoselo hasta que se corrió dentro de ella apretando con fuerza sus tetas.

Una vez terminó él de correrse, Raquel se tumbó boca arriba a su lado con una mano sobre el vientre y las tetas subiendo y bajando empujadas por sus pulmones que buscaban aire. Por la vagina salía como un manantial de semen que bajaba entre sus muslos y culo para terminar cayendo al césped.

Pese a la sorpresa inicial y el inicial rechazo a lo que enteramente era sexo forzado, lo cierto es que había disfruta y se sentía satisfecha aunque  sexualmente algo saturada y con el culo escocido.

-¡Dios…qué fuerte!, pensó en voz alta mirando las estrella del cielo. Tras recuperarse se levantó y se dirigió a la piscina a darse un chapuzón.

Antes de llegar a ella se dio la vuelta exhibiendo desnuda su impresionante cuerpo y gritó:

-Bueno qué chavales, ¿no os apetece un chapuzón?...estáis hechos polvo, les sonrió como si no hubiese pasado nada tras lo cual se zambulló en el agua con un estilazo digno de una sirena.

 CONTINUARÁ...creo.